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Dorogoy por Liss83

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Aquellas fueron las dos horas y seis minutos más largas y tortuosas de su vida. Sin embargo cuando las luces se prendieron lo único que pudo hacer fue seguirlos a una distancia razonable.


Zemo los vio salir del Jamaica Multiplex Cinemas, los niños estaban súper activos mientras cruzaban la calle para ver entrar al McDonald de la zona. James siguió a los niños que corrieron entre la gente hasta llegar a una mesa con vista a la calle, mientras Sam hacia los pedidos. Se le unió unos minutos después sonriendo al ver como sus hijos hablaban sin parar.


Los niños no paraban de hablar sobre lo increíble que había sido la película, Joaquín imitando al hechicero como Karli a la bruja Escarlata mientras sus padres reian. Sin embargo en algún momento Joaquín miró hacia la calle, antes de apegar su rostro al vidrio


- ¿No es ese tu amigo papá? – preguntó el niño y toda la familia miro en esa dirección – el que estaba contigo cuando fuimos al baño


- También estaba en nuestra sala – dijo Karli – yo lo vi


- Estaba oscuro – dijo su hermano – ¿cómo lo viste?


- Pues con los ojos – dijo la niña con tono de burla


- ¡Tú no eres Wanda! – protesto Joaquín – no tienes súper poderes


- Claro – dijo Karli con tono de burla – y tú eres el hechicero supremo


- No peleen – dijo Bucky


- Espérenme aquí – ordeno Sam poniéndose de pie – ahora vuelvo


- Amor... – dijo Bucky tomándole la mano


- Tranquilo ¿sí? solo le voy a preguntar si necesita ayuda para ubicarse en la ciudad – dijo Sam inclinándose a besar los labios de su esposo – te amo con locura. Vigilen que papi no se coma mis papas fritas – y le guiño el ojo a los chicos haciéndolos reír mientras robaba una del plato de su esposo antes de alejarse


Salió del restaurante tranquilamente, se fijó que la luz peatonal este en verde y cruzo la calle. Guardó las manos en su pantalón a medida que avanzaba hacia el este por la Parsons Bulevar hasta una pequeña tienda cerrada media oculta por la oscuridad. Sabía que estaba allí aunque la penumbra aún no lo dejara verlo. Respiro hondo para tranquilizarse y sonrió para mirar hacia atrás, hacia la ventana por donde su familia lo veía a la diiistancia. Avanzo otros pocos pasos hasta estar frente al hombre


- Nos volvemos a ver – dijo Wilson


- Sam yo...– dijo Zemo


- Mira – dijo Sam tratando de controlar su voz – Sé perfectamente quien eres, conozco la historia y todas sus consecuencia. Y también me quedo muy clara la razón por la que estás aquí – Zemo quiso hablar pero no lo dejó – te juró que te entiendo. Es el hombre más maravilloso del mundo. Es... mágico. Entiendo porque quieres reconquistarlo. Si estuviera en tú lugar haría exactamente lo mismo. También me pararía frente a ti y te rogaría, si fueses necesario de rodillas, para que te hicieras a un lado. Haría...


- Por favor Sam – suplico el sokoviano – James es...


- Mi esposo – siseo Sam callando al otro hombre – mi compañero. La persona con la que formé una familia. y con tal de protegerlo estoy dispuestos a cualquier cosa ¡aléjate Zemo! Es la única advertencia que haré ¿Está claro? – el otro hombre alzo las manos en señal de paz mientras asentía


- ¿Está todo bien por aquí? – dijo un oficial desde una patrulla


- Si oficial – dijo Sam sin dejar de mirar al otro hombre – solo saludaba a un viejo amigo


- ¿Señor? – le pregunto el policía a Zemo


- Todo bien – dijo este – solo hacía mucho que no nos veíamos


- Mi familia me espera en el restaurante – dijo Sam señalando hacia la ventana hacia donde su familia lo miraba atenta – fue un gusto verte amigo... cuídate – y golpeo su brazo de una manera medianamente ruda, por lo que Zemo solo sonrió – buenas noches oficial – y girando sobre sus talones regreso junto a su familia


Dolió pero Zemo corroboró la historia del moreno ante el oficial. Simuló irse del lugar, pero desde la sombra vio a la familia comer entre risas y juegos por casi dos horas. Cerca de la ochos de la noche los vio salir del restaurante y dirigirse hacia la 160st, para entrar en Laz Parking. Caminaron por el primer piso hasta llegar al Chevrolet Impala color negro. Los niños subieron en la parte trasera, mientras Sam se acomodó tras el volante y Bucky en el asiento del copiloto. Al salir ninguno noto al hombre parado en la entrada del estacionamiento


El teléfono de Zemo sonó mientras veía alejarse a la movilidad. Que ganas de detenerlo, tomar a Bucky y llevárselo muy lejos donde nadie los volviese a separar


Su teléfono volvió a sonar y respiro hondo mirando aun hacia el lugar donde la movilidad ya se había perdido


- Perdón, tuve un problema – dijo ya estoy en el lugar. ¿Dónde nos vemos? ¿tienes su dirección?


_____________________


Cerca de la media noche la Bucky salió del baño de su habitación después de apagar la luz. Se acercó a la ventana para correr la cortina cuando los brazos fuertes y morenos de su esposo rodearon su cintura mientras le besaba el cuello haciéndolo cerrar los ojos mientras sonreía


- Eres lo mejor que me ha pasado en la vida – dijo Sam bajando por su clavícula


- Tú también eres lo mejor que me pudo pasar en la vida – dijo Bucky disfrutando de las atenciones llenas de devoción – tú y los niños


- ¿Estás bien? – pregunto Sam apoyando su barbilla en el hombro de su pareja


- ¿Lo preguntas por Helmut? – dijo Bucky


- Sé que nunca me dijiste su nombre completo, y yo nunca asocie el nombre con el de mi amigo – dijo Sam – pero me contaste...


- La violencia que él ejerció sobre mí, tanto física como mental, fue brutal – dijo Bucky –, golpes, gritos... violaciones..., y tampoco fue muy saludable que digamos la relación que después tuve con Rumlow. Tú fuiste... el sol radiante que salió detrás de las nubes y alejo la tormenta


- Ósea que ya no soy – dijo el moreno haciendo un puchero y poniendo ojitos de perro abandonado


- Fuiste, eres y siempre serás mi tierra, mi aire, mi sol, mi luna, mis estrellas, mi universo entero - dijo Bucky girándose entre sus brazos sin salir de ellos – te amo Sam Wilson. Por cierto desde ayer te quiero contar algo pero no se ha presentado la oportunidad


La lluvia empezaba a caer suavemente en las calles neoyorquinas. Desde las sombras que los arboles proyectaban sobre una de las calles de Harlem, Helmut Zemo con lágrimas en los ojos veía como Sam abrazaba a Bucky por la cintura y lo hacía girar varias veces en medio de las carcajadas del menor, antes de volver a ponerlo de pie sobre el suelo y arrodillarse frente a él para basarle el vientre con devoción, luego ponerse de pie otra vez y capturar sus labios en un beso apasionado mientras empezaba a quitarle la ropa.


Cerro los ojos y giro el rostro, no quería ver lo que iba a suceder. Dolía demasiado. Respiro hondo y se giró completamente, sacó su celular y marcó un número. Cuando le respondieron, solamente dijo "en quince minutos en la entrada al Astoria Park sobre la Kennedy. Regresamos hoy mismo a Sokovia" colgó y guardó su teléfono. Miro por última vez el balcón en el cual había estado la pareja. Ya no había luz en la habitación. Conteniendo un sollozo se alejó del lugar lo más rápido que podía. Había sido un imbécil y ahora su derrota era contundente y definitiva


 


__________________


 


La lluvia había quedado atrás y el sol empezaba a levantarse, prometiendo un día con altas temperaturas. Vestido con un pantalón de lino negro y una camiseta blanca que dejaba a la vista lo bien que lo había pasado la noche anterior, Bucky salió para recoger el periódico y la correspondencia. Era domingo y los niños aún no se levantaban. Sam había salido a correr temprano, pero no debía tardar en llegar. Durante los próximos meses esa sería su rutina. Cuidar la casa, a los niños, y sobre todo, él bebe que llevaba en su vientre hacia mes y medio. Se lo habían confirmado hacía dos días y no había podido darle la noticia a su esposo hasta la noche anterior. Sam había enloquecido de felicidad, y había tenido que controlarlo o el siguiente jueves cuando fuese a su primer control le dirían que esperaba quintillizos


Amaba la simplicidad de su vida. Amaba la familia que había formado. Amaba su trabajo como publicista. Y amaba que en ese momento unos brazos fuertes y morenos rodearan su cintura mientras unos labios traviesos dejaban besos suaves por su cuello, haciéndolo sonreír tontamente


- ¿Algo interesante en el correo? – pregunto Sam


- Me asaltaron antes que lo vea – gimió Bucky


- Te noto algo sensible – le susurro Sam al oído mientras le acariciaba el vientre


- ¿Tú crees? – gimió James echando la cabeza hacia atrás – tenemos que contarle a Sarah


- No – dijo Sam de manera contundente


- Si – dijo James en el mismo tono


- No – insistió Sam


- Lo haremos – comunicó Bucky


- Dije que no – dijo Sam frunciendo el entrecejo


- Y yo dije que si – dijo Bucky levantando levemente la barbilla en un acto de superioridad aunque se le empezaba a dibujar una sonrisa


- ¿recuerdas que si Sarah me castra nuestra diversión no volverá a ser la misma, cierto? – dijo Sam haciendo una mueca mientras Bucky lanzaba una carcajada antes de buscar morder sus labios suavemente sin tener que girarse


- Prometo recuperar esa parte de ti y llevarla al hospital para que vuelvan a unir a tu cuerpo – dijo Bucky con picardía


- Muy gracioso – dijo Sam


- ¡Papi, tengo hambre! – grito Karli desde algún de la casa


- Le toca cocinar a papá – respondió Joaquín desde otra parte


- Pero a papá no le salen bien los hockey – protesto la niña


- ¡por Dios que pulmones! – dijo Sam elevando el rostro al cielo


- ¡lo heredaron de ti! – se defendió Bucky


- ¿No te pusiste atención anoche, cierto? – dijo Sam sonriendo – si nos demandan por no dejar dormir al vecindario será tú culpa


- Idiota – dijo Bucky golpeándolo suavemente aunque sonreía sonrojado – oye hay algo más aquí – dijo mirando hacia el fondo del buzón – a ver – metió la mano y saco una rosa roja con una nota pegada que decía "siempre te esperare, Dorogoy"


- Ese... - empezó a decir Sam separándose de su pareja


- No Sam, no. Olvídalo – dijo Bucky deteniéndolo – no importa – y haciendo una bola la nota y flor la tiro al basurero – vamos los niños nos esperan. Solo ignóralo. Tarde o temprano entenderá que no hay sitio para él aquí. Vamos


- Te amo – juro Sam robándole un beso


- Y yo a ti – escucho como respuesta y regresaron a la casa, no sin antes una inspección masiva de Sam a los alrededores


Sentado en uno de los sillones de un vuelo comercial, Helmut Zemo miraba por la ventanilla. El vuelo a Sokovia era largo pero sabía que no podría conciliar el sueño. De que valía la posición que había ganado en los últimos años, si había perdido lo único que le importaba. Había perdido a James Buchanan Barnes. Y con eso lo había perdido todo


 


 


FIN


 


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