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Una sombra entre nosotros... por Kitana

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Han pasado tres días sin que se presente en casa, sin que llame por teléfono al menos para saber de su hijo. Me siento tan derrotado... es terrible, sencillamente terrible saber que no solo no he podido contra el recuerdo de Camus, sino que ahora hay alguien más en su vida... sencillamente no lo puedo creer. Milo se arrepintió de haberme dicho la verdad al ver mi reacción, pero supongo que tarde o temprano me habría enterado de esto, de una forma o de otra.

En este momento me encuentro arrodillado sobre la duela de la sala tallando como si la vida me fuera en ello, pensando en lo que debo hacer, en que debo decirle cuando vuelva a casa. No puedo evitar llorar un poco mientras tallo cada centímetro de la duela pensando en que me equivoqué, ¿qué fue lo que hice mal, donde estuvo el error? Pero no encuentro ninguna respuesta y a cada instante me pongo más y más furioso, si no sentía nada por mí, ¿para que se casó conmigo? Yo era perfectamente capaz de salir adelante solo con mi hijo. Lo único que hemos conseguido estando juntos es un matrimonio de apariencias en el que nada es lo que parece, estamos muy lejos de ser la feliz pareja que todos piensan, él no es el amante apasionado que solía ser, ahora simplemente me toma por compromiso, porque es lo que se espera de él de vez en cuando. Y yo tengo un grave problema, mi matrimonio se desmorona y yo podría estar embarazado de nuevo... simplemente no sé que hacer, estoy furioso, dolido y lleno de resentimiento.

No sé que hacer, no sé que pensar, no sé que es lo que debo sentir. Son las once. Debo ir al médico. Nunca había estado tan nervioso, ni siquiera cuando sospechaba de mi primer embarazo. Pero todo es tan diferente ahora... entonces creía que él me amaba, o al menos que estaba intentándolo... ahora ya no sé ni que debo creer. Hyoga es un idiota...

Tomo las llaves de la camioneta y salgo del departamento. Mentiría si dijera que no me siento furioso. Detesto la idea de ser el esposo engañado, es que esto no tenía porque pasar... no sé que me duele más, sí el hecho de que este viendo a alguien más o el que se haya casado conmigo sin sentir nada por mí.

Al fin llego al consultorio del médico que me atiende desde niño, un viejo amigo de mi padre, Dohko Shinkansen.

- Buenos días Shun, ¿cómo te sientes hoy? - me dice Dohko con esa enorme sonrisa que parece no desvanecerse jamás de su rostro.

- Buenos días Dohko... pues creo que me siento bien, en realidad estoy muy nervioso, ¿tienes mis resultados?

- Sí. - dice y comienza a buscar en su escritorio. Me extiende un pequeño sobre que tomo con cierta reticencia. - Felicidades Shunny, estás embarazado. - dice Dohko sin dejar de sonreír, su sonrisa se borra en cuanto ve la expresión de mi rostro, estoy llorando. - Pero... ¿qué te sucede? Deberías estar feliz.

- Debería, lo estaría si mi matrimonio no fuera un fracaso y mi esposo no me engañara con otro.

- Shunny, no creo que eso sea cierto, Hyoga es algo... problemático pero no lo creo capaz de engañarte. - Dohko ha rodeado el escritorio para arrodillarse frente a mí.

- Pero lo es... ¿te das cuenta? Simplemente no es un buen momento para tener un bebé...

- No estarás pensando... ¿o sí?

- Por supuesto que no, jamás haría algo semejante... es solo que no sé como va a tomarlo él... con toda seguridad va a enfadarse. No hemos hablado de tener más hijos y en realidad él... él no es el padre que yo hubiera querido que fuera con Darien.

- No te adelantes a los acontecimientos, solo díselo en cuanto llegue a casa y verás que se pone feliz. - no me atrevo a rebatirle, Dohko piensa que todos los matrimonios son como el suyo con Shion, ellos si que son una pareja feliz. Se casaron hace 15 años y siguen tan enamorados como entonces... Hyoga y yo jamás tendremos eso.

Me despido de Dohko, ¿qué hacer? ¿seguir su consejo y decirle a Hyoga en cuanto llegue a casa? Supongo que es lo mejor, no tiene caso ocultárselo, tarde o temprano lo sabrá. Solo que no tengo idea de cuando volverá Hyoga.

Después de recoger a Darien en el colegio y hacer algunas compras, volvemos a casa. El auto de Hyoga está estacionado afuera. Así que al fin decidió volver a casa. No puedo evitar sentirme más tranquilo, llegué a pensar que le había ocurrido algún tipo de accidente, pero aún así no puedo dejar de sentirme furioso por lo que Milo me dijera hace unos días. Darien y yo entramos a la casa. Dejo que mi pequeño vaya a su cuarto a jugar con Snow y yo me dirijo a la habitación que Hyoga y yo compartimos. Camino lentamente, sospechando que seguramente lo encontraré sentado en el sillón junto a la ventana contemplando la fotografía de Camus... nunca había dolido tanto... quizá ese otro es aún más parecido a él que yo y por eso es que están juntos.

- Hyoga... - murmuro al verlo de espaldas a la puerta metiendo apresuradamente su ropa en una maleta, ¿qué esta pasando aquí?

- Creí que tú y el niño llegarían más tarde. - dice sin dejar su labor.

- ¿Qué se supone que estás haciendo?

- Me voy.

- ¿Cuándo piensas volver?

- No pienso volver. - dice sin siquiera mirarme. No puedo creer que este haciéndome esto, que nos este haciendo esto.

- ¿Estás diciéndome que me dejas?- le pregunto intentando mantener la calma.

- Shun... tú sabes que yo nunca pude amarte... hice lo mejor que pude pero... no te amo. - dice mirándome.

- No tienes que decírmelo, lo sé, lo he sabido cada día de nuestro matrimonio. Lo único que veías en mi era un reflejo de él... de Camus, ¿no es cierto?

- Shun yo...

- Ya no tiene caso que mientas Hyoga, ambos lo hemos sabido siempre. Te descubrí hace años, pero me aferraba a la esperanza de que llegaras a amarme por lo que soy y no por mi parecido con él. Pero veo que me equivoqué...

- Shun... no era mi intención...

- Deja de disculparte, tus disculpas en este preciso momento no me sirven de nada. No me importa porque me dejas, no voy a retenerte y no quiero que te sientas obligado hacia mí en ninguna forma. Voy a tener otro hijo, y no te lo digo porque espere que eso vaya a retenerte a mi lado. Solo te lo digo porque quiero que lo sepas, porque supongo que como su padre mereces saberlo.

- Nada te va a faltar Shun, ni a ti ni al bebé que esperas... te lo prometo.

- No prometas lo que no puedes cumplir. Sé que a mis hijos les faltará su padre, no solo a este bebé, también a Darien porque aunque has estado con nosotros todo este tiempo, ha sido como si no estuvieras. Siempre te ausentabas en su cumpleaños, te perdiste tantas cosas de su vida, cosas que no volverán a suceder. Por un momento pensé que con este nuevo bebé sería diferente, que él si te tendría a ti como no te hemos tenido ni Darien ni yo.

- Shun... no me hagas esto más difícil.

- No pretendo hacer las cosas difíciles, solo quiero que estés enterado de cómo me siento en este momento. Siempre me callé, siempre dejé que te encerraras en tu mundo, que siempre me compararas con él. Nunca te dije que me molestaba que quisieras hacer de mí una copia de Camus. Siento que nunca me has visto como una persona real, sino como la sombra de él. Y ahora te vas, te vas y me dejas con un hijo y otro en camino, dices que nada nos faltará a mí y al bebé pero ni siquiera mencionaste a Darien.

- Shun, este no es el mejor momento de hablar acerca de lo mal padre que he sido.

- Si no es ahora, ¿cuándo? Sé que a mí nunca me amaste, pero ¿qué culpa tenía él? - no puedo evitar ponerme a llorar, esto es demasiado para mí. - No te preguntaré porque me dejas, de sobra lo sé, solo te pido que hagas lo posible por no abandonarlo también a él. Es tu hijo y te necesita. No te pido que no me dejes, no podría... me he dado cuenta de que yo no significo nada para ti...

- Shun, yo te tengo cierto afecto, pero no puedo amarte.

- ¡Eso ya lo sé!

- No hagas esto más difícil. - dice el ver que no dejo de llorar.

- No trato de hacerlo difícil, ¿qué quieres que haga? Yo si te amo, a pesar de todo, yo sí te amo. Pero eso no es suficiente para ti. Te dejo para que arregles tus maletas. Imagino que querrás el divorcio para poder hacer de tu vida lo que te plazca, no voy a oponerme. - le digo y salgo de la habitación para ir a esconderme a la cocina. No puedo más, me desplomo en una silla a llorar, si a llorar, me siento tan estúpido, ¿cómo pude creer que esto iba a funcionar? Fui un iluso al pensar que él de verdad podía sentir algo por mí. Lo escucho salir del departamento. Ni siquiera se ha despedido de Darien... no sé que esperaba de él. Es obvio que ni Darien ni yo significamos nada para él... ¿y mi bebé? Supongo que tampoco. Un nuevo bebé... debería estar feliz... pero no lo estoy.

Vuelvo a la habitación. El sitio es un desastre. Con lentitud comienzo a recoger las cosas que Hyoga ha dejado tiradas en el suelo. Ha dejado muchas cosas. Será mejor que las empaque y las lleve a algún lugar donde estén lejos de mi vista. ¿Qué le voy a decir a mi hijo? Dioses... esto es demasiado.

He terminado de empacar las cosas que Hyoga dejó aquí. No pienso buscarlo, supongo que lo mejor que puedo hacer es intentar comenzar de nuevo... aunque no tengo idea ni de cómo podría hacer eso... y lo peor del caso es que no puedo hacer sino llorar. ¿De que le sirvo así a mi hijo? No puedo simplemente dejarme caer ahora, no con un hijo que espera que cuide de él y un bebé en camino.

Salgo de la habitación y me dirijo a la cocina, me había olvidado de darle de comer a mi pequeño. Darien esta en su habitación con Snow. ¿Cómo voy a decirle que su padre no volverá jamás? Además tengo que explicarle el asunto de su nuevo hermano o hermana... dioses, esto es demasiado para mí. No puedo creer que él me haya abandonado, que nos haya abandonado a los tres. El timbre está sonando, ¿quién puede ser? 

Me dirijo a la puerta, al abrir me encuentro con el rostro sonriente de Milo.

- Hola Shunny, ¿te encuentras bien? - dice al notar que he estado llorando.

- No... él me dejó... - Milo no dice ni una palabra, simplemente me abraza.

- Lo siento... de verdad lo siento. Quizá en parte yo he tenido la culpa.

- No, por supuesto que no es tu culpa. Él lo decidió sin que yo le dijera nada acerca de su aventura. Esta tarde cuando llegue con Darien del colegio él estaba empacando para irse. - hemos entrado al departamento. Milo me mira con cierta desolación. Comienzo a contarle todo lo sucedido, le cuento de mi embarazo.

- Pero, ¿cómo ha podido dejarte estando embarazado? ¡Ese desgraciado me va a oír! - dice Milo furioso.

- Déjalo. Lo que le digas seguramente no va a cambiar nada. Prefiero que las cosas sigan su rumbo, lo que si quiero pedirte es que me ayudes a encontrar un trabajo, necesito alimentar a mis hijos.

- Que el desgraciado de tu marido los mantenga, tu tienes que cuidarte, estás embarazado Shun y según sé los embarazos como el tuyo son bastante delicados. - dice Milo sosteniendo mi mano.

- Lo sé Milo, pero no quiero depender de él.

- Sí es lo que quieres... está bien. Deja que haga unas llamadas y en unos días tendré noticias para ti, ¿de acuerdo?

- Gracias Milo.

- ¡Qué no haría yo por mi sobrino favorito? - los dos reímos. Milo es así, capaz de sacar a cualquiera de la más profunda depresión, tiene una habilidad especial en ese aspecto. Milo se quedará a comer con nosotros, mi niño lo ha invitado. Parece que se llevan muy bien.

- ¿Sabes? Tienes un hijo maravilloso. - me dice Milo después de que ha llevado a Darien a dormir. Milo decidió quedarse toda la tarde con nosotros a pesar de mis protestas, no ha querido dejarme solo.

- Es un niño muy tierno...

- Igual que tú. Recuerdo que cuando Camus y yo éramos novios siempre ibas de chaperón, era divertido. Yo nunca tuve hermanos pequeños, ya sabes, Shaina es mayor que yo, y jamás tuve hijos.

- No me digas que no te has vuelto a enamorar después de Camus. - él niega con la cabeza.

- No. Sentía que lo traicionaba, algo tonto, ¿no crees? No sé, pero estoy seguro de que si yo hubiera muerto él no habría hecho lo mismo. - dice con una sonrisa algo triste. - Me engañaba... yo sospechaba, pero no tenía ninguna prueba... por eso nunca le dije nada. Poco después de su muerte encontré unas cartas, cartas de amor que yo no le escribí, las firmaba un tal Remy. Supuse que era un seudónimo, el francés de ese tipo era malísimo. - él no me mira, gracias al cielo que no lo hace porque si lo hiciera ya no podría seguir escondiendo la verdad. - No me gusta pensar en eso, yo lo amaba y quiero creer que él también a mí. Lo prefiero así.

- Tú has sufrido mucho Milo.

- Eso no importa. Eso ya pasó. - dice intentando sonreír. - Ahora lo que importa es que tú tienes que salir de esto, no sé como lo haremos pero esto se resolverá, te lo aseguro. Creo que mejor me voy a casa o Kanon comenzará a llamar a los hospitales, desde que volví no hace sino preocuparse por mí, se lo agradezco pero pienso que exagera un poco.

- Él siempre te ha querido mucho.

- Solo no se lo digas a Saga o se pondrá celoso. - Milo se ríe, me gusta su risa, siempre me ha gustado ese gesto tierno en su rostro...

Milo se despide, ¿por qué no me casé con un hombre como él? ¿por qué tuve que enamorarme de ti Hyoga?

Me meto a la cama pensando en que mi vida esta a punto de cambiar radicalmente. Supongo que es cuestión de tiempo para que Hyoga me pida el divorcio. No lo retendré a mi lado, si desea divorciarse yo no me opondré en ningún aspecto. No tiene caso permanecer al lado de alguien que a todas luces no desea mi compañía. Eso debí entenderlo hace mucho. Debí saber que esto sucedería tarde o temprano.

Aun con la conciencia de que él jamás me amó, no deja de doler... tenía todas mis esperanzas puestas en él y es horrible darme cuenta de que no eran sino ilusiones y que ahora él me deja no por un recuerdo sino por una persona de carne y hueso, me deja porque ha sido capaz de amar a otro que no soy yo.

Me despierto. Abro lentamente mis doloridos párpados solo para darme cuenta de que de nuevo estoy solo y que esta vez es definitivo. Me quedé dormido. Estoy retrasado media hora. Quizá debería tomarme las cosas con un poco de calma, al menos por hoy...

Me levanto de la cama y me dirijo a la habitación de mi hijo, Darien está sentadito en la cama abrazando a Snow, el cachorro le lame el rostro.

- Buenos días cariño.- le digo con la mejor de mis sonrisas fingidas.

- ¿Y el tío Milo?

- Él tuvo que irse a su casa a dormir, si no su hermana y sus primos se iban a poner tristes.

- Pero yo quería que él se quedara, quería que me enseñara el truco de la moneda, ¿él vendrá hoy?

- No lo creo, Milo tiene que trabajar.

- ¿Y nosotros podemos visitarlo?

- Tal vez, pero no hoy, hoy iremos a casa de tu abuelo, ¿qué te parece?

- ¡Muy bien! Hace mucho que no visitamos a mi abuelito.- dice mi niño sonriendo. Mi pobre Darien, ni siquiera se imagina lo que está sucediendo.

- Darien, tengo algo que decirte...

- ¿Qué cosa mami?

- Vas a tener un hermanito...- digo en voz baja, al menos es un avance...  lo otro se lo diré después. Antes quiero hablar con mi padre.

-¿Un hermanito?

- Si mi niño, en unos meses tendré un bebé.

- ¡Qué emoción! Tengo que contarle a Leo, él también tuvo un hermanito.

- Ah si el sobrino de Milo, ¿ustedes son amigos?

- Sip, Leo es muy divertido, aunque no tanto como Milo.

- Pequeño, después del colegio seguimos conversando, ahora hay que darnos prisa, tenemos que ir al colegio, ¿recuerdas?

- Si mami. - dice mi niño y me abraza para darme un beso en la mejilla.

Salimos del departamento a toda prisa, apenas tenemos tiempo de llegar al colegio.

Conduzco lo más rápido que puedo. Al llegar a la entrada del colegio me encuentro con Saga, el primo de Milo.

- Hola Shun. - dice y me sonríe, trae a Leo de la mano.

- Hola Saga, ¿cómo está Kanon?

- Muy bien, reponiéndose aún del parto, pero el médico dice que él y nuestro nuevo bebé están bien. Milo me dijo lo que pasó... lo siento.

- No te preocupes por mí, voy a estar bien, esta tarde hablaré con papá.

- Sabes que cuentas con nosotros para lo que sea, eres como de la familia. Me despido, tengo que ir a trabajar. - Leo y Darien entran al colegio y yo subo a mi camioneta mientras Saga sube a su auto. Sé que lo que me espera no es nada fácil, pero me esforzaré por olvidar a Hyoga y todo lo que él significó para mí.

Ahora sé que mis hijos solo me tienen a mí. Hyoga no volverá a mi vida... lo sé.

Notas finales: Espero que les guste, por cierto, ¿quien podría ser el tercero en discordia por quien dejan a Shunny? El próximo sábado se sabrá. Un besototote y cuidense mucho, gracias por leer y por todos los comentarios que han tenido a bien dejarme, gracias gracias y más gracias.

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