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Situaciones Encontradas por oliver_espectro

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Capítulo 02 Cuestión de Honra La llegada a La India había sido agradable y el viaje no había sido tan largo después de todo. O al menos no tanto como se hubiese esperado. Había llegado a un hermoso pero sencillo aeropuerto pintado de color rosado de bienvenida por doquier... y luego de eso había tomado un taxi que le dejase en el primer sitio económico donde pudiese quedarse a dormir. Después de todo lo que estaba haciendo era una locura, no solo un gasto de tiempo y de emoción, sino que... ¿también lo sería de dinero?. Al menos se tendría consideración en eso. Pero algo si le quedaba bien claro, si aún encontrándolo en La India y viendo que había sido capaz de ir solo para encontrarle, Shaka no se encantaba  y le daba la tan anhelada oportunidad de estar junto él, era porque definitivamente Shaka era un anormal.... y talvez tenía algo de razón con eso. Claro estaba que había un pequeñísimo detalle...Sabía que estaba cerca del Rio Ganges pero... donde exactamente. No tenía ni idea... -         Yo definitivamente soy mas anormal... –Se dijo a si mismo suspirando. Mientras dejaba sus maletas en el cuarto donde se quedaría a dormir. Un cuarto algo oscuro y caluroso con una sola ventana. Por la cual podía verse pasto expandirse hasta quien sabe donde... donde algunos animales descansaban y pastaban por ahí... -         MUUUU... –Se sobresaltó cuando escuchó ese sonido tan cerca, además de voltear y encontrarse a un pequeño becerro en el marco de la entrada a su cuarto. ...Esto era inaudito.Desde que llegó había visto a las vacas andar por donde quiera, haciendo a diestra y siniestra pero... ¿él aún siendo extranjero también tendría que calarse esa molestia? Su pensamiento se borró por un instante. Era un tierno becerro.Es decir, era bastante pequeño y curioso... pues en seguida se encontraba explorando la habitación con algunas cosas regadas, oliendo y probando gran cantidad de ellas. Aioria creía que esa locura era particular en las cabras, no en los becerros. Pero animal en fin... Observó como olía y probaba todo y notó también en eso que algo colgaba de su cuello.-         Vaya... parece que a ti no solo te dan libertad sino cosas valiosas... –Comentó viendo el collar dorado que guindaba en el cuello del becerro.Algún niño debía habérselo puesto desconociendo el valor que tenía o talvez como ofrenda, pensó Aioria, ¿quien sabía?. El becerro se acercó extremadamente confianzudo y posó su cabeza  en las piernas de Aioria quien le veía sentado en la cama. Y cuando el animal hizo esto no pudo evitar reír un poco y acariciarle...Tan manso, al parecer acostumbrado al buen trato. Acariciando el corto y áspero pelaje que cubría la piel del animal, sintió una extraña sensación.Frío, cansancio...Bajó la mirada y observó que aquel animal también le observaba con un brillo curioso en los ojos, extraño... vidriosos, puros, inocentes, cual niño. El animal bajó mas el rostro esquivando las miradas pero el siguió acariciándole sin saber.Sin saber... -         No puedo dormir.Le comentó una voz en un susurro bajo que le asustó, movió el rostro para encontrar aquellos ojos y aquel rostro con la mirada y se dio cuenta de que estaba acariciando los largos cabellos violetas, de una mujer de espaldas......Acostada, a su lado. La mujer respiró y se volteó para encararle. Unas sábanas blancas cubrían su cuerpo desde sus pechos hasta mas abajo. Mientras que él ladeaba el rostro para observarle. La vio sonreír y mostrar ese mismo brillo curioso pero hermoso en los ojos.-         ¿Te pasa algo? – Le preguntó con dulzura al chico, confundido.Miró hacia el frente y hacia los lados, vislumbrando el toldo en el que se encontraban encerrados. -         No lo sé... – admitió también con una voz pausada y calmada. – Solo que a veces... siento... que estoy en el lugar de otro... El sonido de unas manos chocando de golpe contra el colchón, y el de éste mismo sonando ante un movimiento hizo que volviese el rostro hacia su acompañante donde notó que la chica había cambiado completamente de ánimo y se disponía a levantarse molesta.-         ¿Qué... que pasa?-         ¡Lo dices por mi marido ¿verdad?!. – Dijo la mujer encarándolo molesta. – Ahora vienes y te sientes como un ladrón que le ha quitado la mujer a un hermano.-         ¡No!. ¡No, Saori yo no me refería a eso!-         ¿Ah no?. ¿Entonces a qué te referías? – Dijo brava sin creerle aún del todo. Con el rostro arrugado. Con un movimiento de cuello buscó mirar a otro sitio y perdió la mirada unos instantes. – Pareciera que solo piensas en ti al decirme eso... no tomas en cuenta la deshonra que es para mí ... o que sería para mí ser descubiertos. Le tomó de las manos y buscó su mirada.-         Pero te lo he dicho y te lo repito. – Dijo ella apretándole. – A mi no me importa nada mi honra si al menos te tengo a ti... ¡huyamos!-         Saori...-         ¡Huyamos de aquí y vayámonos lejos de los demás!-         No...-         ¡Busquemos alguien mas que acepte que tenemos derecho a elegir y...!-         ¡No, Saori! – Le habló el chico alto. – No. La muchacha mantuvo su mirada enlazada con la de él un instante mas mientras su repentino aire eufórico bajaba y entraba al mas bajo y depresivo.-         ¿Lo ves?... – dijo y pausó. – Tú no tienes tanta decisión como yo, no arriesgas tanto como yo... que soy capaz de dar mi vida y mas que eso de ser necesario. Tú en cambio seguro piensas... dejarme en algún momento y buscarte otra mujer... una que esté soltera, y por quien no tengas que luchar...-         Sabes que no podemos dejarlo todo así de sencillo... Saori negó con el rostro decepcionada, triste.-         No sabía que eras tan cobarde Seiya... no sabía... Se cubrió el rostro y trató de no hacer sonidos al llorar.El chico de cabellos castaños miró hacia el otro lado de la tienda, con pesadez, con vergüenza porque tuviese razón, fuese un cobarde, un miedoso, pero no quería perderlo todo. Sus amigos, su familia, su reputación...No había necesidad.No la había siempre y cuando ellos pudiesen ser, amantes. -         ... Entonces esto no debe seguir.Habló Saori con convicción, mientras un sonido tranquilo se oía a espaldas de Seiya. El chico volteó con pesar sabiendo de qué se trataría y observó como ella tomaba del piso y estiraba con su brazo el collar dorado con diamantes que le hubiese regalado... la joya mas valiosa que tenía, una prenda muy querida de su fallecida madre... -         Llévate esto de nuevo y demos todo por terminado. – La chica se secó los ojos, Seiya aún no tomaba la prenda. – Ni tú, ni yo, ni mi esposo... nos merecemos...-         Saori.. ¡pero tú no lo amas!-         Talvez el amor si se hace con tiempo como dicen todos. Y con la honra de servirle a quien me ha pedido como esposa...-         ¡No puedes...!-         ¡Seiya!. – Le calló con su voz. – Si puedo y es mi decisión. – Habló con dureza. – No voy a seguir dando a alguien que no pueda devolver todo lo que le doy... Dejó caer la prenda en sus manos.-         Adiós. Seiya bajó el rostro y observó aquel collar dorado.Las lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos a la par que veía como aquella mujer se vestía y maquillaba justo antes de salir de aquel lugar, inexpresiva. Con capítulo cerrado. Como si esto nunca... hubiese existido...Así sería. Ella era una gran manipuladora...Y otra vez, lo estaba logrando. Seiya sintió su pecho apretarse con aquel collar contra su pecho, sintiéndose impotente y confrontado. No quería dejarla ir... ¡No quería!. Era momento de que él tomase una decisión, aunque ella ya hubiese tomado otra.El chico se levantó de la cama se colocó su ropa, tomó aire y en mas de un sentido se apretó los pantalones. Esa noche, le demostraría a Saori que él era con quien debía estar, por siempre.  Como siempre, habían niños jugando y corriendo por doquiera y alguna que otra madre persiguiéndoles y gritándoles entre regaños y ruegos que por el amor a los santos parasen. Habían varias fogatas encendidas a lo largo del campamento, algunas personas asomadas en las puertas de sus toldos charlando, comiendo y bebiendo, mientras que otras permanecían ya adentro descansando o cocinando. Algunas gitanas bailaban al compás de una pequeña banda improvisada por algunos jóvenes de la tribu, quienes sonaban panderetas, flautas y hasta percusiones... -         Una joya preciosa... para una mujer aún mas preciosa.Se oía la voz siempre galante de un hombre un poco mayor que la chica, mas no demasiado. Un chico alto y fornido, hermoso y de largos cabellos y ojos azules... un tentador candidato a próximo líder de la tribu, quien habría una pequeña cajita con un hermoso anillo con un topacio de adorno.-         Oh Julián no... no debiste, yo no necesito que...-         Silencio. Saori... por favor solo acepta lo que te doy. No es bien visto que una esposa no valore los regalos de su esposo. – Comentó chantajista sonriente y robándole un fugaz beso frente a todos. Saori se mantenía tan reservada, como siempre solía serlo junto a él.Aunque ahora eso tuviese que cambiar...Seiya no se había llevado la prenda y ella decidió usarla esta última vez como cierre de su pasado. Cierre de un amor. Fin de Seiya, y comienzo de su vida como esposa, como mujer... A partir de ahora el amor de Julián hacia ella sería correspondido, y sería ella quien buscase besarle y atenderlo todos los días. Después de todo ese era su deber como mujer y como esposa. La chica de ojos violetas miró a toda la expansión de la tribu, o al menos de lo que sus ojos lograban ver... pero no le vio por ningún sitio. Debía estar encerrado llorando..Ella sabía. Sabía que él la quería. ¡Que la amaba con todo su ser!.Pero hasta el día de hoy ese ser, no había sido capaz de asumirlo con valentía. Y ya ninguno de los dos se merecía esto, sus ojos se aguaron una vez mas, pero la mujer tomó aire y trató de mantenerse, no debía formar espectáculos junto a su esposo. -         ¡Saori!La voz de su esposo, Julián, la sacó de todo pensamiento. Él se había parado y ahora hablaba frente a todos, en eso que era una gran fiesta gitana... Él solía hacer eso... hablar en público. Tenía esos dotes de líder que tarde o temprano le harían patriarca. Pero que hacían a Saori sonrojarse y sentirse traidora en lugar de orgullosa y contenta por su marido. -         ¡Ésta noche dedico ésta fiesta y su alegría a ti!. – Dijo con convicción y satisfacción. – Y ésta canción... también es para ti. La banda, la cual había dejado de sonar durante sus cortas palabras volvió a trabajar haciendo presentes unos sonidos suaves. Saori rió por cortesía. Julián hizo lo mismo. Pero un segundo después alzó una ceja al oír una voz que no reconocía como la del vocalista, y al sentir que aquella música no era la que él había preparado. Seiya salió de entre algunos gitanos... cantando tan alto como su entrenado diafragma y sus emociones le permitían... <<Hay cosas que no se pueden olvidar y tú eres una de ellas
Hay noches que son irrepetibles, me consta
Hay días en que la vida se nos muestra bella
Y otras veces nos carga pesares en onzas.

Dudo que se me olvide que hasta mis dedos han sido tuyos,
Creo que recordaré siempre el sonido de tu respiración,
Siento como si aquí tuviera el sabor de tu boca
Y El dolor de afincarte con mi cuerpo mi emoción.

Tu sonrisa tierna y matadora,
Tus palabras llenadoras pero vacías
Tus abrazos divinos,
Tu mirada perdida,
Tu mirada profunda, tu mirada deseosa...
Mi mirada en tu mirada,
Mi sabor en tu boca,
Mi pensamiento en tu mente y el tuyo en el mío,
Las palabras sobrantes, el silencio dominante
El momento vivo y fascinante.

No... dudo que pueda olvidarte.
Y me atrevo a decir,
Dudo que puedas Olvidarme.>>
 Los versos habían estado aceptables, pensó Julián.Y aunque no fuese Seiya el chico quien había contratado para recitarlos junto con la música, creía que Saori los tomaría muy bien y estaría igualmente encantada, no todo habría salido tan mal... Eso pensó Julián hasta que... -         Por eso Saori... vente conmigo... vente y olvidémonos de todo como debimos hacer hace tanto tiempo. La vergüenza de Julián y la incredulidad se hizo pública.La gente comenzó a murmurar sin entender...¿Esos eran los versos y las palabras que Julián le dedicaba a su mujer?. ¿Qué trataba de decir con eso de olvidémonos de todo y con hacer algo desde hace tiempo? Los ojos de Saori no pudieron contenerse ésta vez. Y sonrió por un mínimo instante para luego temblar sin control. Eso... ¡eso era lo que siempre había querido!.Que Seiya tomase la fuerza suficiente para huir de todo esto junto a ella... y estar juntos... juntos para siempre. Tomarla una noche y escapar a hurtadillas... Le había demostrado su valor del cual ella ahora no volvería a dudar......pero ahora su miedo y su tristeza era otra... no debió haber hecho eso frente a Julián. Igualmente no podía dejarlo solo, volvió a sonreír mientras lloraba y con la poca voz que tenía susurro. -Yo también te amo... Seiya... – ¡Eso fue suficiente para terminar con la ya tentada paciencia de Julián!.Era el colmo...Le habían roto el corazón y la reputación de un solo tiro. En un solo instante... Era más de lo que un HOMBRE podía permitir. Julián tomó una lanza que estaba cerca. -         ¡Cuidado Seiya!. – Gritó Saori alarmada. La gente comenzó a gritar, mujeres y hombres mayores buscaron alejar a los niños del lugar ahora vuelto un peligro. Seiya sacó una navaja de su bota y amenazó ligeramente con ella. -         Eres un desgraciado que me ha deshonrado frente a todos...-         ¡Lo lamento!. Pero quiero que ésta sea la prueba, de que el amor no se puede hacer... ¡el amor nace!-         ¡CÁLLATE MALDITO INFELIZ!. ¡No tienes idea de lo que es el amor!. ¡Solo piensas revolcarte con ésta mujer indigna!. Que ya ha mostrado su verdadera cara... Los ojos de Julián también se mostraban desorbitados de tanta furia y se aguaban expresando su tristeza también semi contenida. -         Pero ya entenderás la razón de por qué esto no se hace hombre... El cabellos azules se lanzó contra Seiya tratando de enterrarle aquella lanza de filo puntiagudo. El chico de cabellos castaños logró moverse rápido lo suficientemente a tiempo para esquivarle. De verdad eran unas emboscadas con furia... ¡Julián había perdido el control!. -         ¡Cuidado Seiya! – Solo gritaba Saori alarmada buscando con palabras detener a un Julián sordo. Una vez mas Julián movió la lanza con toda su fuerza tratando de incrustarla en el abdomen del amante de su mujer, logrando rozarle y cortarle por un costado pero ésta vez Seiya tomó la lanza con una mano y halándolo hacia si buscó acercar a Julián y cortarle con su navaja.Mas no fue tan fácil el hombre se movió como pudo y Seiya solo logró rasgarle el rostro con la navaja soltando la lanza. Julián guardó distancia. Seiya se mantuvo atento no solo a él... sino a los hombres alrededor. Un hombre con grandes influencias como Julián tenía esbirros por doquier... pero entendían que ese combate era entre hombres. Y que ni Julián ni sus sirvientes permitirían que éste no tuviese la oportunidad de limpiar su honra matándolo él mismo con sus propias manos. -         ¡Eres un cobarde que ataca a traición!.-         ¡Di lo que te de la gana!. Yo solo peleo por amor.-         ¡Entonces también muere por amor!... Un hombre tomó a Seiya por los brazos a su espalda. Eso si había sido tomarlo a traición.Julián tomó impulso con su brazo y la lanza y juntó todas sus fuerzas para empujar aquella arma e incrustarla en la carne, ésta vez no habría escapatoria... -         ¡SEIYAAA!-         ¡SAORI NOOO! El grito que se escuchó en la tribu fue descomunal. Nunca se había escuchado una mujer sufrir tanto, aquella lanza había caído justo en su abdomen. -         ¡NO! – Gritó Seiya.-         ¡Saori! – La llamó también Julián alarmado al ver lo que había hecho. Seiya no supo como lo hizo pero pegándole con el codo en el abdomen al hombre que le sostenía pudo liberarse de su agarre y caer junto a Saori... buscó sacarle esa lanza de la barriga. -         ¡No me dejes Saori!. ¡Resiste!. ¡Resiste! La chica comenzaba a toser sangre, era inútil, no saldrían vivos de ese lugar. Cuando al fin logró sacarle la lanza, sintió un fuerte golpe a sus espaldas o mejor dicho en la zona trasera de su cabeza, haciéndole caer casi inconsciente al suelo al lado de Saori. Julián le había golpeado un fuerte pedazo de madera y ahora respiraba frenético aunque cansado. -         Ambos me la van a pagar. – Dijo entre dientes histérico. Seiya apenas pudo escuchar su voz distorsionada...La visión que él tenía era ya borrosa, y amenazaba con perderse en cualquier momento. Miró a su lado y vio como el cuerpo de Saori era levantando del suelo mientras la joya dorada y ensangrentada caía al piso. Luego sintió como unos brazos también le tomaban a él acostado del piso... Y una última imagen antes de perder la conciencia...La de una inmensa fogata que se encontraba en el medio de la tribu. -         MUUUU!!! El mugido del becerro hizo que Aioria saliese de aquella horrible sensación abruptamente. Ya había visto lo suficiente y pareciese que el animal lo sabía... ya que una vez Aioria había vuelto en si el animal le dio la espalda y salió corriendo como si ahora volviese a ser un becerro normal. Aioria estaba sudado... muy sudado...Su piel le ardía como si hubiese estado en el mismo sol......Talvez, lo estuvo. Llevó su mano a su frente y luego sobó su pecho tratando de volver su respiración a la normalidad. Luego... Mejor luego analizaba mejor, qué era eso otro que acababa de vivir...

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