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El ángel y el Demonio por Helsic

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El Ángel y el Demonio
capitulo 36
~ ¿Quieres jugar? ~

 

 

LeeTeuk le observó unos instantes y KangIn notó como sus mejillas tomaban un delicioso color carmesí ante la sugerencia.

 

- ¿Aquí? Estás… ¿Loco? - Exclamó LeeTeuk luego del beso, retrocediendo un poco aún sentado en el pupitre. - No podemos hacerlo aquí… -

 

Te tengo.

 

- ¿Quién dice que no podemos? - Preguntó KangIn jugueteando con la corbata del otro, sintiéndose cada vez más seguro de si mismo conforme LeeTeuk se mostraba cada vez más intimidado. Al parecer esa era la respuesta, cuando podía dominar y mantener el control de la situación, podía conducir las cosas y la vergüenza no lo cohibía.

 

- Yo - Exclamó LeeTeuk con firmeza - Yo, tu Hyung digo que no podemos - Agregó y se quedó mirándole a los ojos fijamente. Las mejillas aún seguían coloreadas, pero su expresión era de absoluta firmeza. KangIn no pudo evitar sorprenderse y preguntarse, como lograba recuperar el control en cuestión de segundos. - Convénceme - Finalizó el mayor con una sonrisa sardónica.

 

¿Me estás retando Hyung? ¿Quieres jugar con tu DongSaeng?

 

KangIn se apoyó contra el pupitre y se inclinó hacía adelante para alcanzar el cuello de LeeTeuk. Aspiró su aroma, ese día llevaba una suave colonia con olor a pino, deseó morder la piel, chuparla y degustarla pero se contuvo, acercó sus labios a su oreja y mientras con su mano izquierda bajo hasta la entrepierna del mayor posándola ahí, sobre el erguido bulto expectante.

 

- La verdad es que… no hay mucho que convencer - Exclamó odiosamente mientras apresaba el miembro del mayor por encima de la tela del pantalón de lino negro. LeeTeuk dejó escapar un leve suspiro cuando esa mano hizo contacto con su parte íntima. KangIn se sorprendió de que estuviera tan duro, si apenas le había besado, él mismo no estaba tan excitado, no tanto como él, aunque no tardaría en estarlo si las cosas continuaban así. - ¿Tan rápido estás…? - Agregó permitiendo que sus labios rozaran la oreja de LeeTeuk con cada sílaba. - Pervertido -

 

KangIn se alejó un poco para poder apreciar lo que sus palabras habían logrado y observó con satisfacción el rostro avergonzado de su Hyung por primera vez. A decir verdad en otras ocasiones le había visto sonrojado, pero nunca había tenido completamente el control de la situación. El rostro de LeeTeuk era una perfecta máscara de ángel, con su mirada anhelante que se desviaba hacía un lado intentando ocultar su vergüenza sin éxito, sus mejillas tan rojas, contrastando con esa piel blanca y ese cabello negro como el petróleo que caía en mechoncitos sobre los costados de su rostro.

 

Vamos a jugar un poco Hyung. ¿Qué te parece?

 

El menor desabrochó lentamente los botones de la camisa blanca de su Hyung y aflojó su corbata negra, luego sumergió sus manos en esa palidez, acariciando su pecho fuertemente, como si quisiera grabar con sus manos la textura de esa piel, alcanzó sus tetillas y las pellizcó descaradamente, arrancándole suspiros a LeeTeuk quien mantenía los ojos cerrados. KangIn degustó la piel exhibida, mordisqueándola con maña, deleitándose con el sabor ligeramente salado, lamiéndolo con gula, apresando esa sonrosada carne entre sus labios como si fuera un dulce afrodisíaco.

 

Y lo era. Todo en LeeTeuk era afrodisíaco.

 

LeeTeuk abrió los ojos suavemente y sus manos volaron hacía KangIn como despertando de un letargo, tomaron su rostro y lo levantaron con la suavidad que lo caracterizaba y sus labios se encontraron nuevamente en un beso. Esta vez más apasionado que el primero, esta vez era LeeTeuk quien peleaba por llevar el control del beso y le envolvía con su lengua y labios como un torbellino loco, mientras lo besaba las manos del mayor se ocuparon de desabotonar la chaqueta y la camisa blanca del uniforme, pronto la piel de KangIn también quedó exhibida y brilló con la luz que los bañaba desde el ventanal. LeeTeuk le acarició el pecho, pero no fue brusco como KangIn había sido, fue suave.

 

Con esa suavidad que tanto lo desquiciaba.

Desesperantemente suave…

 

Esa suavidad que le hacía desear más y más. Que no le dejaba detenerse por más que quisiera. Oh Dios, las caricias de LeeTeuk eran tan perfectas, tan exactas, le hacía desear todo de una vez. Todo.

 

Las manos del mayor bajaron hasta acorralar su entrepierna erguida y desabotonaron el pantalón para sumergirse y poderle acariciar directamente. Un débil sonido que desquebrajó el silencio de la habitación salió de los labios de KangIn cuando la mano (hábil mano, perfecta mano) comenzó a tomar ese ritmo que lo enloquecía.

 

- Hyung… - Murmuró suavemente observando el rostro apasionado de LeeTeuk. - Lo haces demasiado bien - Exclamó sintiendo que nuevamente perdía el control de la situación. Pero era inevitable, las sensaciones le abrumaban por completo, no le permitían pensar.

 

- Sólo… porque es para ti - Respondió LeeTeuk en un susurro cerca de su oído.

 

Entonces KangIn decidió que no podía permitir que se repitiera la misma historia, debía complacer también a su Hyung como él le complacía. Siempre terminaba llegando primero, esta vez sería al contrario. Con disimulo le quitó la corbata negra a LeeTeuk y en un descuido del mayor tomó sus dos manos con fuerza y las amarró rápidamente con la corbata.

 

- ¿QUE? ¡¿Qué haces?! - Chilló LeeTeuk sorprendido frente a la inesperada acción, ahora sus manos estaban fuertemente atadas y KangIn sumergía las suyas dentro del pantalón del mayor para tomar su miembro. - ¡Suéltame! - Se quejó intentando zafarse sin éxito.

 

- Cállate niña - Le ordenó KangIn mirándole a los ojos fijamente - Lo deseas tanto como yo -

 

- ¿A quien estás llamando niña? - Se quejó LeeTeuk molesto, intentando golpear a KangIn con sus manos atadas - Deja de decir tonterías y suel…ahhh… ahh - La frase quedó inconclusa porque los labios de KangIn aprisionaron la punta de la entrepierna del líder y su lengua le lamió dedicadamente.

 

Era la primera vez que KangIn lo hacía, pero supuso que no sería muy complicado, si LeeTeuk lo había hecho para él antes, sería un poco injusto que él no lo hiciera también, así que abrió más la boca y se lo engulló por completo, arrancándole un gemido bastante audible a LeeTeuk. Comenzó a subir y a bajar lamiéndolo a su paso con dedicación, escuchando como la respiración del mayor se volvía cada vez más acelerada. Degustando el sabor de su piel.

 

Entonces fue cuando lo escucharon. Era el murmullo de unas voces. Alguien se acercaba, escucharon los pasos por el corredor, en medio del silencio KangIn escuchó voces femeninas, la puerta del salón estaba abierta, por eso podía escucharlas.

 

- ¡Al..alguien viene! - Exclamó LeeTeuk entre la excitación y el pánico. - Van a vernos… - Agregó y KangIn tuvo la impresión de que esa última frase no había sido del todo de horror, había excitación en las palabras de LeeTeuk.

 

¿Te excitan los peligros eh? Te excita saber que podrían vernos…

 

Las voces se escuchaban cada vez más fuerte, inclusive KangIn las distinguió, una de las chicas era su exnovia y la escuchó decir “Este era el salón”. KangIn dejó de lamer a LeeTeuk y lo miró con lujuria, tomándolo fuertemente de la camisa y halándolo para bajarlo de la mesa. Con brusquedad lo condujo al armario de madera donde se guardaban los útiles escolares. Era amplió para guardar los uniformes y materiales escolares, con suerte cabría una persona. Empujó a LeeTeuk hacía la oscuridad del armario y luego se metió tras de él aprisionándolo con su cuerpo, pegándose a él lo más posible para poder cerrar la puerta. Pero la puerta no cerraba, por más que la empujaba la puerta no cerraba por completo.

 

- Mierda - Murmuró KangIn apartando una caja hacía un lado apretándose más contra su Hyung que gimió suavemente aunque KangIn no supo si de placer o de dolor y finalmente la puerta cerró.

 

Se escucharon pasos entrando en el salón, parecían ser tres chicas, pues podían distinguir sólo tres voces, si habían más personas no estaban hablando.

 

- Si, este era el salón - Exclamó la voz de su Ex novia. - Aquí veíamos casi todas las clases -

 

- Unnie (Hermana) - Dijo otra voz más joven - Recoge tus cosas y vámonos, Papá nos espera -

 

- Esta bien, No estoy muy segura, pero creo que lo dejé en el armario - Exclamó ella y los pasos comenzaron a hacerse más cercanos.

 

Mierda, ¿Cómo saldremos de está? Pensaba KangIn entre asustado y emocionado. Ella abrirá la puerta en cualquier momento y nos encontrará aquí, con los uniformes a medio poner, mi Hyung amarrado y yo contra él.

 

A la mierda todo… que se de cuenta.

 

Movido por la adrenalina que la situación le provocaba, su mano viajó buscando el miembro de LeeTeuk que aún continuaba erguido y comenzó a acariciarlo de nuevo, adquiriendo una velocidad adecuada. Deliciosa.

 

- Youngwoon…ahh… no…no lo hagas - Suplicó LeeTeuk inmóvil contra la pared interior del armario, el rostro de KangIn estaba ahora en su hombro su respiración golpeaba su cuello y su oreja.

 

- Shhh No hagas ruido - Le susurró KangIn sin dejar de acariciarlo - ¿Quieres que nos descubran? - LeeTeuk se quedó en silencio, bueno si eso podía considerarse silencio, sus suspiros y su respiración podrían haber despertado a los mismísimos muertos.

 

De nuevo se escucharon las voces.

 

- ¡Unnie! - Llamó la voz más joven - ¿Qué es esto? -

 

Su exnovia quien ya había puesto una mano sobre la puerta de madera del armario para abrirla, se giró en redondo.

 

- Aquí… está húmedo - Dijo la tercera voz - En… en este pupitre - Agregó.

 

KangIn apretó más fuerte el miembro de LeeTeuk y aumentó su velocidad. LeeTeuk gimió entrecortadamente.

 

- ¿Habrá una gotera en el techo? -  Dijo la voz más pequeña.

 

- Guácala… que asco… No lo toques… eso no es agua - Se quejó su ex novia. - ¡Ohh mira… pero si es mi cartera! -

 

KangIn sintió la humedad mojando sus dedos levemente, LeeTeuk iba a correrse ahí mismo y esas chicas continuaban en el salón ignorándolo todo.

 

Vamos… córrete Aquí, quiero verte enloquecer…

 

- Que tonta, la habías dejado bajo la mesa - Exclamó la tercera voz - vámonos que tu padre nos espera -

 

- ¡Ehh… espérenme! - Finalizó la voz de su Ex y luego escucharon muchos pasos.

 

- ¡OH DIOS! Ahhh… - Gritó LeeTeuk y su cuerpo tembló por completo, se tensionó deliciosamente contra KangIn mientras expulsaba todo ese elixir de vida, conforme duraba el intenso orgasmo.

 

- Pervertido - Volvió a murmurar KangIn cerca de su oído cuando su mano quedó completamente bañada por los fluidos del otro y un suspiro desgarrado se escapó de los labios de LeeTeuk. - Ahora es mi turno -

 

Unos segundos después, KangIn abrió el armario y respirar el aire del salón fue chocante después de estar ahí encerrado con el olor de LeeTeuk envolviéndolo todo. El menor caminó hasta la puerta del salón y se asomó para cerciorarse de que no hubiera nadie más. Luego volvió a entrar y cerró la puerta tras de si, no era bueno tentar a la suerte otra vez. LeeTeuk quien tenía una expresión de absoluta sumisión, se estaba subiendo la cremallera del pantalón trabajosamente (aún tenía las manos atadas). KangIn se acercó a él y le condujo hasta una de las mesas otra vez, pero esta vez fue KangIn quien se sentó sobre una de ellas, una vez allí volvió a besarlo.

 

No tuvo que pedírselo, pues el mayor comprendió el mensaje y mientras le besaba tomó el miembro de KangIn con las manos aún atadas. Resultaba incómodo hacerlo con las manos juntas gracias a la corbata y LeeTeuk cortó el beso y lo miró con reproche.

- ¿Quieres que lo haga bien o no? - Le reclamó traviesamente. KangIn no tuvo más remedio que soltar el nudo que había hecho con la corbata. - Cierra los ojos - Le pidió LeeTeuk. KangIn obedeció y entonces sintió que el mayor le amarraba la corbata como una venda en sus ojos.

 

- ¿Qué haces? - Preguntó KangIn, intrigado, sintiéndose de repente más indefenso una vez ciego.

 

- Jugar contigo - Respondió LeeTeuk y KangIn no pudo ver su sonrisa maliciosa.

 

KangIn se quedó expectante y por instante que pareció un tanto largo, no sintió nada y se preguntó que estaría haciendo el mayor, su corazón latía con fuerza frente a la expectación, aunque se sentía inseguro frente a lo que pudiera pasar, de alguna forma le emocionaba no poder ver que hacía el otro. Ahora los demás sentidos se le habían agudizado intentando adivinar que ocurría. Entonces sintió la yema de un dedo que le recorría el rostro, dibujaba su perfil como un pintor y se detuvo en los labios, para meterse de lleno en su boca. KangIn lamió ese dedo morbosamente y escuchó una risita de LeeTeuk.

 

Acto seguido sintió una lengua que rozaba sus labios, estiró el cuello para tomar esa boca y besarla, pero LeeTeuk se retiró y no se lo permitió, luego volvió a acercarse y lamió sus labios suavemente. KangIn intentó besarlo, pero una vez más el líder fue más rápido y no llegó a besarlo. Escuchó una suave risita de nuevo. El mayor abrió su camisa blanca de par en par y luego mordisqueó la barbilla de KangIn y comenzó a dibujar con su lengua un camino desde ahí, hasta su pecho, deteniéndose en la manzana de adán para mordisquearla suavemente. Una vez en el pecho lo dibujó a punta de besos y sus labios aprisionaron sus tetillas una y otra vez, humedeciéndolas cada que las chupaba con delicadeza. Luego llegó el turno a su ombligo, lo besó y aspiró su aroma como si fuera un pozo infinito e íntimo. KangIn gimió anticipándose a lo que vendría a continuación.

 

Los labios de LeeTeuk se cerraron sobre la punta de su miembro arrancándole un grito.

 

- Shhh… ¿Quieres que nos descubran? - Preguntó LeeTeuk traviesamente, entonces lo engulló por completo, saboreando la piel, lamiéndola haciendo que KangIn se aferrara al borde de la mesa para no caerse.

 

Nuevos suspiros acompañados de su agitada respiración se escucharon en medio del sepulcral silencio del salón. Le chupó una y otra vez, conduciéndolo lentamente al éxtasis y a la demencia. Entonces cuando creyó que le faltaba poco y se correría, el mayor se detuvo. Escuchó como sus pasos se alejaban y se sorprendió al escucharle abriendo algo que parecía una caja metálica al otro lado de la habitación. Quizás en otra situación, o en otro contexto, aquello le hubiera provocado miedo, pero en ese momento estaba tan excitado que lo que fuera que el mayor estuviera haciendo no le importaba siempre y cuando pudiera continuar disfrutando sus caricias.

 

Escuchó pasos, él se acercaba de nuevo, sintió que unos brazos le rodeaban y que luego unos labios tomaban su boca. Correspondió el beso con gula, con desespero. LeeTeuk le bajó los pantalones hasta los muslos y KangIn sintió el frío del metal del pupitre contra su piel. El líder le separó las piernas suavemente y el menor sintió que algo le humedecía su entrada secreta. Dio un respingo sin saber que era aquello, intentando adivinar que era lo que ahora deliciosamente se esparcía por toda la zona y le permitía a LeeTeuk meter un dedo con facilidad.

 

- ¿Hyung…? - Llamó entre jadeos imaginando lo que vendría a continuación. Por unos instantes sintió miedo puesto que recordó el dolor que había experimentado la primera vez, sin embargo también recordó el placer y el morbo que le provocaba el hecho de pensar que LeeTeuk estuviera dentro de él. De repente se encontró deseando el momento en que lo metiera.

 

Aquello no era un deseo, era una necesidad…

 

- ¿Puedo hacerlo? - Preguntó de repente LeeTeuk presionando ligeramente con la punta de su miembro la entrada lubricada.

 

- ¿Y que harías si dijera que no? - Respondió KangIn con una sonrisa maliciosa.

 

- Te convencería para que dijeras que si - Exclamó inmediatamente el mayor frotándose descaradamente contra KangIn, enviándole corrientazas eléctricos por toda su columna vertebral.

 

- Hazlo - Murmuró KangIn con las mejillas encendidas, pero de alguna manera, estar vendado y no verle el rostro a LeeTeuk le daba menos vergüenza.

 

LeeTeuk lo introdujo lentamente, tan lento como la primera vez y para asombro de KangIn no le dolió. Por lo menos no como imaginó. Por supuesto sintió una ligera molestia y un pequeño ardor, pero sólo duró mientras se acostumbraba a tener ese intruso ahí, cuando el líder comenzó a moverse entrando y saliendo lentamente, la molestia desapareció y sólo quedó el placer. LeeTeuk comenzó a moverse con más fuerza y más rápido, embistiéndolo sin consideraciones, tomando el miembro de KangIn con su mano y acariciándolo al tiempo en que se movía. De nuevo los jadeos llenaron el silencio de la habitación y el constante sonido de la mesa al chocar contra la baldosa con cada nueva arremetida de KangIn.

 

- Me prometiste que… la… próxima… vez… - Comenzó a decir KangIn entre jadeos - Me… dejarías… hacerlo -

 

- Y te cumpliré… - Respondió LeeTeuk gimiendo - Algún día… - Finalizó y se acercó al rostro de KangIn buscando sus labios, besándolos una vez más. - Haré todo lo que me pidas… -

 

KangIn iba a exigirle que se lo permitiera en ese momento, pero una oleada de excitación le dejó mudo, se aferró a la mesa sintiendo que se acercaba peligrosamente al éxtasis de nuevo, tan maravillosamente rápido como sólo esa combinación de movimientos que LeeTeuk le otorgaba podía lograr. De nuevo iba a llegar primero. Se aferró a la espalda de LeeTeuk pegando su cuerpo más a él, haciendo la penetración más profunda, besándolo con avidez cuando su cuerpo se tensionaba y alcanzaba el orgasmo ineluctablemente. Se aferró a LeeTeuk como si fuera a caer desfallecido y por unos instantes se perdió en un mundo blanco e infinito donde el placer lo embargaba todo.

 

Minutos después, sintió que su interior se llenaba de ese cálido elixir producto del orgasmo de su amante. LeeTeuk mordió su cuello con fuerza, casi haciéndole sangrar cuando alcanzó el orgasmo y se vació dentro de KangIn con ímpetu.

 

Se quedaron allí abrazados, sus respiraciones aún agitadas por el ajetreo previo, la piel sudorosa pegándose a las camisas de algodón. Se volvieron a besar, esta vez fue un beso más calmado, más tranquilo. LeeTeuk le quitó la corbata y por unos instantes KangIn se deslumbró con la luz que penetró en sus ojos apenas los abrió. Observó el rostro de LeeTeuk, sonreía con expresión cansada.

 

- No puedo creer… que lo hallamos hecho aquí - Comentó LeeTeuk bajando un poco el rostro con modestia. - Eres increíble… nunca se que esperar de ti - Finalizó.

 

- Tomaré eso como un cumplido - Exclamó KangIn un tanto adormecido. - Me debes una -

 

- ¿Eh como es eso? - Preguntó LeeTeuk abotonando descuidadamente la camisa de KangIn.

 

- Acabo de cumplir tu fantasía - Explicó KangIn dejándose vestir como un príncipe a quien sirven - Me sacrifiqué por ti -

 

- Ah… lamento mucho que no lo hallas disfrutado… pero esos gemidos sonaban tan reales… ¿Cómo lo haces? - Comentó LeeTeuk con expresión indignada.

 

- Todo lo fingí para complacerte - Afirmó KangIn - Para cumplir tu fantasía -

 

LeeTeuk lo besó. Y fue tan inesperado que KangIn se quedó unos segundos sin corresponder el beso aunque este no duró mucho. Luego del beso, vino un nuevo abrazo. Esta vez, LeeTeuk escondió su rostro en el cuello de KangIn.

 

- Gracias - Le susurró cerca al oído. Y KangIn supo que quizás de las muchas cosas que LeeTeuk le hubiera podido decir durante el tiempo en que llevaban de conocerse, aquella simple palabra era una de las más sinceras de todas - ¿Sabes? Ya no tengo tanto miedo - Finalizó LeeTeuk abrazándolo un poco más.

 

 

Notas finales:

Continuará…

 

Notas de Helsic: (*A*)/~ sex at the school! Wii~ Gracias x leer :’D


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