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El ángel y el Demonio por Helsic

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Notas del capitulo:

El amor no se busca... Cuando menos piensas él te encuentra... aunque a veces... Se demora mucho ¿verdad? Entonces cometes estupideces en nombre de una falsa ilusión...

{Helsic }


 

El Ángel y el Demonio
capitulo 37
~ El secreto de LeeTeuk ~

 

 

Luego de que el abrazo pareció demasiado largo, LeeTeuk se hizo a un lado y tomó papel higiénico del botiquín de primeros auxilios que todo salón de la escuela tenía, entonces KangIn se percató de que el tarrito de vaselina había salido de ese mismo lugar, un tanto incómodo se limpió toda evidencia con el papel higiénico y comenzó a organizarse la camisa arrugada. En ese momento el móvil de LeeTeuk sonó rompiendo el silencio del lugar, KangIn observó con curiosidad como el líder salía del salón para poder hablar. ¿Acaso no quería que escuchara la conversación? Se preguntó KangIn terminando de organizarse y le siguió hasta el corredor.

 

- Si… si… aún estoy con él… ¿Que? ¡Maldición!...¡Ni se te ocurra!- Gritó LeeTeuk y apenas vio a KangIn atrás suyo se apresuró a terminar - Tengo que colgar… ya me inventaré algo… adiós -

 

- ¿Pasa algo Hyung? - Preguntó KangIn intrigado. LeeTeuk negó con la cabeza pero parecía nervioso.

 

- Nada importante - Respondió guardándose el móvil en el bolsillo.

 

- ¿Quién era? - Preguntó con firmeza KangIn, si no había nada que ocultar, no veía el porque no respondería a esa simple pregunta.

 

- ¿Por qué eres tan curioso? - Lo evadió el líder - Te aseguro que no es nada importante - Finalizó y al ver que el rostro de KangIn se oscurecía agregó - Vamos… te invito… ¡a mi casa! -

 

- ¿A tu casa? ¿Ahora? - Preguntó KangIn sin poderlo creer.

 

- Así es… ¿Qué hay de malo con eso? Mi madre cocina genial, ya verás, almorzaremos en mi casa - Exclamó LeeTeuk y comenzó a caminar decididamente por el corredor. KangIn lo siguió guardando un par de pasos de distancia, de repente todos los besos y las caricias que habían compartido en el salón, fueron solamente eso, simples contactos físicos. Él seguía sintiendo ese negro abismo entre los dos a pesar de que hubieran trascendido un poco en la relación.

 

Aún no puedo comprenderte. Aún no se que pasa por tu mente Hyung. Y quizás nunca me permitas saberlo. ¿Realmente quieres conocerme? ¿Realmente quieres que esto funcione?

 

KangIn caminó en silencio tras LeeTeuk, salieron de la escuela y no hablaron mayor cosa hasta que tomaron el tren. 20 minutos después ambos estaban llegando a una bonita zona residencial con casas pequeñas pero con acogedores jardines bien tenidos. El mayor se detuvo frente a la suya, de color mostaza claro. El jardín estaba especialmente bien cuidado y se imaginó a la señora Park regando sus plantas todos los días luego del desayuno. El líder abrió la puerta con sus llaves y al entrar en la sala, la señora Park les divisó desde la cocina y pegó un grito con la sorpresa. Lo que sólo hizo más obvio el hecho de que LeeTeuk en realidad no lo había planeado. La señora Park salió a recibirlos limpiándose las manos en su delantal con una sonrisa esplendida, como la de su hijo.

 

- Hola mamá, he traído a un Dongsaeng a almorzar - Anunció LeeTeuk, KangIn se apresuró a saludar a la señora Park con una profunda venia. - Acaba de graduarse del colegio - Explicó el mayor.

 

- No… no quiero ser una molestia - Exclamó  KangIn apenado por la expresión de la madre de su Hyung.

 

- Claro que no cariño - Dijo ella y le sonrió - Ponte cómodo y ya les llamaré para almorzar -

 

- Iremos a mi habitación - Anunció LeeTeuk y condujo al menor por un corredor hasta el fondo, hacía una puerta blanca de madera.

 

De nuevo, KangIn tuvo la sensación de estar entrando a un lugar demasiado privado, la habitación de LeeTeuk era un lugar en el cual podría apreciar más cosas de su personalidad, de su pasado, de su visión de las cosas. El mayor abrió la puerta y ambos entraron. KangIn observó la estancia con curiosidad y lo primero que llamó su atención, fue una piano negro en la esquina, no era un piano de cola como el del colegio, era mucho más pequeño, pero seguía siendo un piano con todas las de la ley, sobre el piano habían varias partituras organizadas en pequeños libros, algunas de ellas manuscritas con tachones y comentarios por los lados. En el centro estaba una cama no muy grande de sábanas esplendorosamente blancas con un par de peluches y mullidos cojines sobre ella. (Un gato con un ojo descocido y algo que parecía un pingüino muy gordo) Al otro lado, es decir a la izquierda, había una mesa con algunos libros, cuadernos, lápices y demás elementos escolares organizados pulcramente. En la pared los chicos de H.O.T les miraban con sus perfectas sonrisas y un poco más allá BoA les sonreía coquetamente desde su póster.

 

- Este es mi cuarto - Exclamó entonces LeeTeuk luego de cerrar la puerta. - ¿Qué te parece?

 

- Está… demasiado ordenado - Comentó KangIn sin disimular su sorpresa - Sería bueno que tu habitación también mantuviera en este estado -

 

- No tengo tiempo de arreglar la habitación - Se quejó LeeTeuk con un puchero - Soy un hombre ocupado -

 

- Uhh si claro… ocupadísimo - Se burló KangIn sentándose en la cama, tomando el Pingüino de peluche entre sus manos.

 

- Si fueras líder lo entenderías… ¡Oh que lástima que no lo seas! - Comentó LeeTeuk lanzando su puya contra KangIn quien fruncía el ceño.

 

KangIn hizo una mueca y lo amenazó con el Pingüino, pero todos sabemos que una amenaza con un muñeco de peluche realmente no intimida a nadie. LeeTeuk rió con ganas y se detuvo cuando escuchó la voz de su madre llamándolo desde la cocina.

 

- Ya regreso, seguro necesita que le ayude con algo - Exclamó LeeTeuk - Estás en tu casa - Agregó y salió por la puerta cerrándola rápidamente.

 

Entonces KangIn se quedó sólo en medio de ese espacio íntimo y se sintió como un intruso. Observó a su alrededor desde la cama, todo ese lugar transmitía la personalidad de LeeTeuk, olía a LeeTeuk, todas sus cosas lo reflejaban a él.

 

Es como estar dentro de ti…

 

Se levantó y se paró frente al piano, depositó sus dedos sobre las teclas y el sonido que estas propusieron, nítido y dulce lo asustaron. No podía tocarlo, era como si lo estuviera ultrajando. Se metió las manos en los bolsillos para evitar la tentación y observó las inteligibles partituras ralladas. KangIn había aprendido a leer partituras en la academia y esas que tenía frente a él eran realmente complicadas, las notas parecían laboriosas hormigas negras caminando por las líneas del pentagrama. Iba a dejar el piano para sentarse nuevamente en la cama y entonces fue cuando divisó el bolso rojo que LeeTeuk siempre cargaba para todos lados. Sus manos le picaron entre los bolsillos por la curiosidad, miró hacía atrás, la puerta continuaba cerrada… Echar un vistazo no haría daño a nadie ¿verdad?.

 

Tomó el bolso en un arrebato y se sentó en la cama con él, al abrirlo lo encontró lleno de papeles y libros. Habían dos carpetas plásticas con papeles y un libro, cuya portada decía “Líderes del mañana”, arqueó una ceja y leyó la pequeña descripción que traía en la solapa:

 

“La mayoría de las empresas sufre de exceso de gerencia y falta de liderazgo. Este clásico de la literatura de los negocios, comunica la esencia del liderazgo y las características que distinguen a un líder.

- Técnicas de comunicación y motivación efectivas.
- Cómo escuchar bien y persuadir a otras personas.
- Métodos para tener buenas relaciones humanas.
- Cómo hacer críticas constructivas.
- Cómo las metas y el entusiasmo le pueden ayudar a triunfar “

 

KangIn arqueó las cejas y observó la cantidad de papelitos que separaban distintas páginas, probablemente LeeTeuk sacaba notas de allí para ponerlas en práctica, algo que realmente no esperaba encontrarse, pero le gustó saber que se lo tomaba en serio. De inmediato recordó las innumerables veces en las que lo había juzgado mal y había pensado que todo se lo tomaba a la ligera, ¡siempre parecía tan torpe! Pero sosteniendo ese libro en sus manos se daba cuenta de que el mayor realmente se esforzaba por lograrlo. Volvió a poner el libro en su sitio y siguió esculcando el interior hasta que encontró la libreta.

 

La libreta era una pieza rectangular un poco más grande que la palma de su mano extendida, la carátula era de un azul desteñido y parecía como si un ratón le hubiera mordido los bordes se veía muy vieja, aunque en ese desorden en el que mantenía el contenido del bolso no era de extrañarse que ‘pareciera’ más vieja de lo que era. La abrió por el principio.

 

Aquello era una bitácora.

 

Aunque había teléfonos anotados descuidadamente en las esquinas y frases al zar sobre técnicas de liderazgo, notó que era una bitácora porque había fechas al comienzo de los párrafos largos. Inició la lectura.

 

“Hoy hemos comenzado la práctica y finalmente he conocido a todos mis Dongsaengs, estoy muy ansioso. Aunque aún hay una gran barrera entre todos nosotros, espero tener la oportunidad de conocerlos mejor.

 

KangIn pasó un par de páginas y volvió a leer mucho más adelante pues vio que el mayor mencionaba a los chicos una vez más.

 

“Los chicos son muy agradables, estoy tan feliz de haberles conocido, es como si la soledad que había en mi corazón comenzara a disolverse lentamente, les estoy abriendo mi corazón, como nunca antes había hecho con otras personas… todo marcha perfectamente a acepción de ese chico…”

 

KangIn arqueó una ceja con interés.

 

“Ese idiota llamado Youngwoon. Creo que es la persona más insoportable que haya conocido en toda mi vida ¡y encima tiene a una preciosa novia! ¿Cómo es que los idiotas inmaduros como él consiguen que las chicas lindas les persigan como locas?”

 

KangIn frunció el ceño molesto, sintiendo que una vena le latía en la cien. Así que eso era lo que LeeTeuk pensaba de él. Pasó un par de páginas más adelante y encontró comentarios que el líder había hecho sobre los demás miembros y todos eran positivos y alentadores, las palabras que le dedicaba a cada uno de los miembros eran inspiradoras y conmovedoras, pero cuando llegó a su comentario, lo encontró lleno de tachones.

 

“¡Youngwoon es intolerable! Eh intentado todo lo que ha estado a mi alcance para mostrarme amable y para que comience a verme como su líder, pero es imposible, sólo piensa en si mismo y no en el crecimiento del grupo”

 

KangIn estrujó la agenda ligeramente entre sus dedos y sus manos temblaron con la fuerza que intentaba contener, pero continuó pasando páginas y leyendo.

 

“Youngwoon, Youngwoon… últimamente sólo escribo de ese tonto Dongsaeng… ¿Por qué no puedo dejar de pensar en él? ¡Maldición! Y con lo mucho que detesto verle… he tenido que fingir todo este tiempo con una sonrisa cordial cuando me importa una mierda lo que suceda con él… creo que estoy llegando a mi límite, no quiero volver a hablarle…”

 

En este punto, KangIn se planteó si sería buena idea continuar leyendo. Por un lado la curiosidad lo picaba como el aguijón de un abejorro, pero por otro lado comenzaba a sentir un nudo en la garganta, ese mismo nudo que vaticinaba rabia, dolor y muchos otros sentimientos no agradables.

 

“Nos hemos besado… ¡Dios esto es una locura! Es la estupidez más grande  que he hecho en mi vida ¿Cómo he llegado hasta este punto? ¿Cómo es que he caído en su estúpido juego? No me gusta esta sensación… quisiera golpearlo en la cara, patearlo hasta cansarme… quiero hacerle daño… quiero que me deje sólo… lo odio”

 

KangIn no se dio cuenta en el momento, pero esas palabras lo estaban hiriendo mucho más de lo que hubiera esperado y las lágrimas se manifestaron en sus ojos haciéndoselos arder, entonces escuchó unos pasos, alguien se acercaba, afanosamente en medio del susto y los sentimientos encontrados, se guardó la agenda dentro del saco del uniforme y puso el bolso en su lugar. Unos segundos después LeeTeuk abrió la puerta, parecía cansado.

 

- Oh… lo siento mucho Dongsaeng… Mi madre me envió hasta el Super mercado a comprar unas verduras que faltaban para terminar el almuerzo ¿Tienes mucha hambre? - Exclamó desde la puerta. KangIn parpadeó furiosamente para evitar que las lágrimas siguieran acumulándose ahí.

 

- No…  - Respondió simplemente.

 

- Vamos, mi madre ya tiene todo listo - El mayor salió y KangIn lo siguió como un autómata.

 

La mesa estaba servida con humeantes tazas de sopa de pasta con verduras y otros pequeños platos con trocitos de pescado. KangIn se sentó y dio las gracias por la comida. La señora Park comenzó a hablar sobre el almuerzo y lo que había estado haciendo en la mañana antes de que llegaran, pero el menor no le prestaba real atención, mientras comía la comida (deliciosa por cierto) en su mente las palabras leídas en la libreta de LeeTeuk se repetían en su cabeza una y otra vez como un mantra.

 

“Quiero hacerle daño…”

 

La señora Park continuaba hablando, LeeTeuk hablaba también y él sólo se limitaba a asentir con la cabeza y a sonreír tontamente aunque no entendiera de que

demonios hablaban

 

“Quiero que me deje sólo…”

 

La comida terminó y la señora Park se llevo los platos a la cocina. Entonces KangIn se dio cuenta de que LeeTeuk lo observaba atentamente mientras él continuaba ensimismado.

 

“Lo odio”

 

Alzó el rostro y la única palabra que se le vino a la mente mientras observaba ese rostro pálido era el adjetivo “Mentiroso”. Sucio mentiroso, asqueroso mentiroso…

 

- ¿Te sientes bien? - Preguntó LeeTeuk leyendo su rostro sombrío y meditabundo, quizás sintiendo la rabia en su aura - ¿Te molestó algo? - Agregó en un tono más preocupado.

 

¡Ohh claro que me molestó algo! Me molestó darme cuenta de que eres el más grande los hipócritas… me molesta saber que he estado comportandome como un patético idiota…

 

- No pasa nada - Comentó fríamente. - La comida estaba deliciosa, sólo estoy un poco cansado - Agregó levantándose de la silla.

 

Dios tenía que salir de ahí. Si no lo hacía iba a golpear ese rostro de ángel delicado, lo iba a moler a golpes y la señora Park tendría que llamar a una ambulancia cuando terminara de decirle unas cuantas verdades a su Hyung. ¡Oh de repente la palabra Hyung le supo como a queso podrido en la boca!

 

- ¿Eh? ¿A donde vas? - Preguntó LeeTeuk al notar como KangIn se dirigía a la puerta.

 

- Tu madre ha sido muy agradable Hyun… JungSu - Exclamó con la mirada fija en el suelo - Pero… estoy cansado y quisiera regresar al apartamento -

 

LeeTeuk abrió mucho los ojos, quizás porque pocas veces lo llamaba ‘Jungsu’ o quizás por otra razón que desconocía, de cualquier modo, el mayor le cerró el paso y se interpuso entre él y la puerta.

 

- ¡Puedes descansar aquí! - Exclamó aturdido el mayor, había preocupación en su expresión, pero a KangIn la palabra ‘Mentiroso’ continuaba taladrándole la cabeza como un pájaro carpintero. - No te hagas el difícil Dongsaeng - Agregó esta vez, con una sonrisa, recuperando el control de la situación lentamente.

 

Hipócrita sonrisa…

 

- Vamos Dongsaeng - Insistió LeeTeuk con su nueva sonrisa perfecta, con su máscara de Hyung perfecto - Quedémonos un rato más aquí…-

 

“Te odio…”

 

LeeTeuk le pasó un brazo por la espalda y KangIn sintió como volvía a caer en ese maldito torbellino que se llamaba Park JungSu. Ese torbellino que lo envolvía aturdiéndole los sentidos, de nuevo cayendo en el poder de sus sonrisas, de sus palabras, de sus gestos.

 

“…quisiera golpearlo en la cara, patearlo hasta cansarme…”

 

El mayor lo condujo de nuevo a su habitación. Era como estar entrando en las mismísimas puertas del infierno pero sin Cerberos, el perro de tres cabezas. De nuevo la habitación fría, indiferente, tan llena de él. De nuevo estaba atrapado sin salida.

 

 

Continuará…

 


Notas finales: Notas de Helsic: 37 CAPITULOS omg. Ahora si es el fic más largo q he escrito en mi vida xD ¡Muchas gracias a todas por leer ;A;!

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