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ALAS ROTAS por Hyoko_chan

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Notas del capitulo: ¿Que decir? Solo que es un poco la historia de Quatre...
Cuando por fin me di cuenta que era un ser humano…
Era demasiado tarde…
Ya había perdido mi lugar en el mundo…
Me había convertido en un fantasma…

Decir que la vida de Quatre ha sido fácil sería un error, decir que alguna vez ha sido realmente, sería un error aun peor, después de procrear 29 hijas de probeta, los esposos Raberba Winner decidieron tener un hijo de forma natural aunque fuera algo demasiado peligroso para la madre, el nacimiento de Quatre cobro su precio: la vida de su propia madre.

Su padre se encerró mucho tiempo en su mundo, sin querer acercarse a su hijo, era demasiado parecido al amor de su vida, el mismo cabello rubio, los mismos ojos azules, pero al final conquisto su corazón, pero tenia tanto miedo de perderlo como a su esposa, y allí fue cuando comenzó la única vida que Quatre ha conocido.

Jamás le fue permitido salir de su casa, una enorme mansión a las afueras de la zona industrial y de comercio de la ciudad, siempre obtenía todo lo que quería,, era solo cuestión de pedir y de inmediato alguien se encargaba de cumplirle sus deseos, excepto uno: salir al mundo exterior, aquella casa era su mundo, su jaula de oro, su padre estaba demasiado asustado de perderlo, que insistía en no exponerlo a los peligros de afuera… Y el hecho de ser apenas un pequeño, el menor de la familia no le ayudaba mucho.

Cuando tuvo la edad de ir a la escuela, su padre le asigno varios profesores particulares, así su pequeño no tendría que salir, a pesar de eso, como todo niño, añoraba ver por si mismo lo que solo en fotografías podía conocer, pero también se dio cuenta de que estos deseos traerían consecuencias a los demás.

Esto lo descubrió en su cumpleaños número 13, su hermana mayor por un par de años, decidió regalarle un viaje a una feria que se había instalado a unas cuantas calles de la casa. Fueron las mejores cuatro horas de su vida, pero toda aquella felicidad producida se esfumo cuando puso el primer pie en su hogar, su padre lo esperaba entre asustado y furioso, ya había hecho que la policía comenzara su búsqueda (recordemos que es rico y poderoso), en cuanto vio a su hijo comenzó una letanía de cosas que pudieron haberle sucedido asustando a Quatre… Su hermana… fue la última vez que vivió en la mansión, la enviaron a los mejores colegios fuera del país ahora solo venia en navidad, así no volvería a poner en peligro a Quatre…

Pero el señor Raberba sabia que según las costumbres su hijo seria su próximo heredero, que tarde o temprano tendría que enfrentarse al mundo, por eso, a pesar de sus demonios internos, a los 18 años Quatre entro a la Universidad a estudiar mercadotecnia, pero era demasiado tarde, después de tantos años encerrado en aquel lugar, protegido de cualquier cosa, hicieron que su cuerpo se volviera frágil como una pequeña pieza de porcelana, que se adaptara a las paredes que lo custodiaban, cuando llego a la escuela, no pudo soportar dos meses, cuando ocurrió que a la salida de una de sus clases se desmayó, el primer síntoma de lo que seria una larga tortura…

Llego a Santa Cecilia con la esperanza de que allí pudieran tener una cura para su enfermedad, una de las válvulas de su corazón estaba mal… día a día debilitaba mas su corazón, sin embargo solo existía una salida: intervención quirúrgica, a su padre se le revolvieron todos los recuerdos de su difunta esposa, no podía permitir que otro ser que amaba se fuera, así que solo se realizaría la operación si el cuerpo de Quatre lo resistía. Los médicos hicieron lo posible por convencerlo, pero eso no ocurrió…

Los meses pasaron, lo único que podían hacer por Quatre era medicarlo para darle mas tiempo de vida, y aunque esta se le escapaba cada día, parecía ser el mismo chico que había entrado algunos mese atrás alegre, cariñoso y lleno de esperanza.

Pero eso cambio cuando su familia dejo de visitarlo, su animo empezó a decaer, se volvió triste, solitario, callado incluso a veces un tanto agresivo… Lo único que lo hacia vivir eran los medicamentos que le permitían tener fuerzas como cuando estaba en su jaula de oro… ahora también estaba en una jaula, esta vez una jaula blanca… De eso ya han transcurrido dos años…

La enfermera intenta darle de comer a Quatre

-Ya te dije que no quiero, ¿Por qué no te vas?- Quatre se mete debajo de sus cobijas, tiene dos días sin comer pero no le interesa, tal vez muerto estaría mejor

-Come de una vez, por la fuerza o por tu voluntad pero vas a comer

-Lárgate –Quatre grito, cuando sintió como la enfermera le quito las sabanas que lo cubrían, toma su rostro fuertemente y lo obliga a comer, pero Quatre escupe la comida- ¿Por qué no entienden que ya no quiero seguir con esta vida? ¿Por qué no simplemente me dejan morir?- Pensó sintiendo como las lagrimas comenzaban a acumularse en sus ojos, como diario lo hacían desde hace mucho tiempo

Pero antes de que la enfermera pudiera hacer algo mas se abre la puerta, Quatre voltea solo un instante, ve a otra enfermera acompañada de un hombre alto, de cabello castaño y ojos verdes…

-Voy por sedante- Grito la enfermera molesta, Quatre se asusto, ya no quería estar dormido, ya no soportaba estar en este lugar

-Siempre es lo mismo con el joven Winner- Murmuro la enfermera que acababa de llegar sin algún signo de compasión. El rubio sonrió, ¿Hace cuanto que no lo llamaban así? Ni siquiera se dirigían a él, seguramente, era el nuevo doctor y su bata blanca lo confirmaba. Aquel hombre lo observo algunos segundos, ya iban a sedarlo cuando por fin escucho la voz del doctor.

-Ya no mas sedantes- Dijo el medico de forma enérgica. Quatre no entendía lo que ocurría ¿Por qué?

-Pero…- Dijo la enfermera que traía la jeringa

-¿No escucharon? No más sedantes, salgan de aquí

Las dos enfermeras no se movieron de su lugar asombradas por la actitud del nuevo doctor

-Dije ahora- El doctor levanto la voz, haciendo reaccionar a las enfermeras quienes salieron de inmediato. Quatre escondió su cabeza entre sus rodillas en el rincón mas alejado de su cama, no quería que aquel medico lo viera así, después de tanto tiempo alguien se preocupaba por su miserable vida.

Cuando de repente sintió la mano del medico sombre su hombro - Tranquilo, las enfermeras no te harán nada- escucho que decía el doctor.

El rubio levanto su mirada encontrándose con los ojos verdes del doctor, quien sonreía cálidamente, como nadie lo había hecho en aquel lugar…

Por mero instinto Quatre se alejo de el levantándose y parándose en un rincón. Lentamente el doctor se puso de pie, sonrió con tristeza, aquel jovencito se veía tan asustado y desorientado ¿Qué ocurría aquí? Se quedo a unos pasos de él.

-Soy Trowa Barton, seré tu nuevo doctor- Una diminuta sonrisa apareció en el rostro del medico. Quatre solo lo observo en silencio- Por favor regrese a su cama joven Quatre, no se ha alimentado- Revisa los documentos que le entregaron solo un instante, pero no encuentra el registro- Bueno no importa, solo se que se ve bastante débil, vamos regrese a su cama…

-¿Por qué?- La voz de Quatre es apenas un susurro

-Por que esta débil

-No- Quatre agito su cabeza- ¿Por qué me ayudó? – Nuevamente las lágrimas aparecieron, Quatre se odio por eso, no quería la compasión de nadie, mucho menos la lastima de aquel doctor.

-Eso es simple, soy tu medico tengo que cuidar de ti- Se acerco aun mas, lo tomo ayudándole a ponerse de pie, Quatre se deja hacer, cuando están mas cerca Trowa susurra- Además eres un ser humano ¿no?

Quatre abrió mucho los ojos, sonrió levemente, era cierto era un ser humano ¿Hacia cuanto tiempo que lo había olvidado? Tanto que ya ni siquiera el propio Quatre lo creía.

De forma delicada Trowa lo llevo hasta la cama, acomodo las mantas –Se que no quiere comer, por hoy complaceré sus deseos, mañana temprano vendré a revisarlo ¿Esta bien?- Quatre solo hace un asentimiento de cabeza- Entonces hasta mañana joven Quatre- Trowa se despide de su joven paciente.


Notas finales:

Ojala les haya gustado... a partir de aqui comienza la verdadera historia Ah lo olvidaba... Espero sus comentarios


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