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Mi Felicidad Y Mi Pecado por Nessa Yaoi

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Capitulo II – Solo Tú Y Yo

Mientras el rubio dormitaba abrazado al peluche del que decía se parecía a su hermano mayor, en la otra habitación el moreno se devanaba los sesos pensando como impedir que su querido cachorrito cayera en manos del Nara.
- “¿Qué es lo que tienes en la cabeza, Naruto? ¿Pretendes darle el si a ese imbécil? No te dejare, esta noche estaré pegado a ti como la caspa al cabello”
Pensaba el moreno mientras permanecía desnudo sobre la cama acariciando su miembro a la vez que recordaba el momento pasado en la bañera, momento en el que se había reprimido al máximo, y del que necesitaba desahogarse o reventaría, los dedos bajaban y subían suave y lentamente a lo largo de su miembro mientras murmuraba el nombre del ojiazul, quería prolongar lo más posible el placer que sentía al imaginar que era la boca de su hermano y no sus propios dedos los que acariciaban su hinchado pene.
- Hermano, quería saber… ¡Por dios…! C-Cielos… - grito el ojiazul al toparse con la escena más erótica que había visto en su vida.
- ¡Demonios, Naruto! ¡Como se te ocurre entrar sin llamar! – cubriéndose con la sabana.
- ¿Por eso quisiste cambiarte de habitación? Debe ser alguien bastante especial para conseguir ponerte en ese estado, disculpa la interrupción – serrando la puerta.
- ¡Maldición! – lanzando la almohada contra la puerta.
- “Itachi…” – con su frente pegada del otro lado de la misma.
Ambos permanecieron en sus respectivas habitaciones hasta que llego la hora de regresar al colegio para disfrutar del baile antes del comienzo oficial de las vacaciones de verano, el ojiazul permanecía inmóvil frente al armario tratando de decidir que ropa ponerse para el acontecimiento y su cita con Shikamaru, dos pájaros de un solo tiro, después de largo rato pensando que era lo más apropiado para ambas situaciones, se decidió por un vaquero negro ajustado y una camisa azul marino transparente y sin mangas, peino su cabello y luego sacudió su cabeza para que quedara más natural, no le gustaba usar perfume más allá del desodorante y jabón de baño, ya listo para la acción salió de su habitación y se dirigió al salón, no sin antes…
- ¡Ya espabila, Itachi! ¡No quiero hacer esperar a Shikamaru! – tocando en la puerta frente a la suya, el moreno escuchaba las palabras como si fueran golpes mortales en su corazón.
- ¿No tenias algo más provocativo que ponerte? – pregunto con ironía y celos parándose frente al menor.
- Esa es la idea, ¿No crees? Hare que a más de uno se le salgan los ojos de las cuencas, ya lo veras ¡Esta noche, es mi noche! – tomando su chaqueta y saliendo a la calle.
- ¿Tu noche? ¿Qué se supone que significa? Lo más que harás será tomar ponche hasta enfermarte, como la última vez – dijo con sarcasmo el moreno mientras caminaban hacia la escuela.
- No me lo recuerdes, pensé que moriría – haciendo cara de asco – A lo que me refiero es que, y ya lo decidí, esta noche saldré de mi concha y perderé la cabeza… y quien sabe si alguna cosa más – sonrojándose ante sus propias palabras.
- Dices tonterías, y con respecto a lo de esta tarde… - refiriéndose a su fallida masturbación de consolación.
- Yo soy el que tiene que disculparse, hermano, no debí entrar a tu habitación sin avisar, lo siento – bajando la cabeza.
- No tiene importancia, no estaba haciendo nada que tú no hallas hecho ya – poniendo su brazo sobre los hombros del menor, éste miro al otro lado avergonzado.
- ¿Naruto…? – agachando su cabeza para ver a los ojos azules.
- ¿Pensarías que soy un mojigato si te digo que no? – Itachi no pudo reprimir una carcajada al escucharlo - ¡No te rías de mi! Itachi – grito molesto - Esta noche pienso cambiar eso… dejare de ser el estúpido e inocente Naruto que todos conocen, es hora de mi estreno en el mundo del erotismo – llegando a la zona de la piscina de competición donde se llevaría a cabo el baile, ya que el gimnasio era demasiado caluroso en verano.
- Al fin llegas, Itachi – dijo acercándose a ellos la pesada acosadora de siempre.
- Te dejare con la que llena tus fantasías sexuales, yo iré a buscar al de las mías – quitando el brazo de Itachi de sus hombros con pesar.
- ¡Naruto! Rayos… – apretando sus puños con la intensión de seguirlo, cosa que le fue imposible ya que la acosadora lo tenía bien agarrado.
- Déjalo que se divierta, aun es un niño – dijo pegándose al moreno como un sello – Creí que me dejarías esperando toda la noche, mi amor – con voz melosa.
- Has el favor de soltarme, que yo recuerde no te invite como mi pareja al baile – alejándola de él.
- Es cierto, pero creí que… sabes que yo te quiero mucho, Itachi – acercándose de nuevo para volver a ser igualmente rechazada.
- No tienes ninguna posibilidad conmigo, mi corazón pertenece a alguien más, ahora si me disculpas… - retirándose en busca del verdadero dueño de su amor y deseo.
- “¡Aaahh, maldita sea! ¡Como desee arrancarle los ojos a esa estúpida! Es ella por la que suspirabas esta tarde, ¿No es así, hermano? Hubiera querido ser yo el que estuviera en tu mente cuando te acariciabas y gemías… verte así fue tan excitante, tu cuerpo sudoroso, los agiles movimientos de tu mano cuando…”
- ¡Hey, Naruto! Mi amor – dijo Shikamaru abrazándolo – Estas hermoso, más que de costumbre diría, te esperaba más temprano - tomándolo de la mano y caminando hacia los jardines cerca de la piscina.
- Lo siento, me quede dormido – dijo sin entusiasmo alguno.
- Pero ya estas aquí, es lo que importa – acariciando la mejilla del ojiazul, la suave música proveniente del área de la piscina daba al ambiente un toque romántico y acogedor - ¿Quieres que te busque algo de beber?
- Espera, solo abrázame – pegándose al cuerpo de Shikamaru.
- Sera un placer – rodeándolo con sus brazos – Sabes que haría cualquier cosa que me pidieras, mi lindo rubio – estrechándolo más aun.
- ¡Naruto! ¿Qué es lo que estas haciendo? Ven aquí – arrancándolo de los brazos de Shikamaru - ¡Y tú, regresa al agujero de donde saliste! No quiero que vuelvas a tocarlo – echando fuego por sus ojos negros.
- ¡Estas rebasando los limites, Itachi! ¿Quién eres para decidir por él?
- Soy su hermano, que es más de lo que tú serás jamás – dando un paso adelante con los puños serrados.
- Es cierto, eres su hermano, pero eso no te da derecho a decidir con quien puede estar y con quien no… yo no desistiré, ¿Comprendes? Ya va siendo hora de que te hagas a la idea de que no siempre puede estar a tu lado para manejarlo a tu antojo, Itachi – atendiendo a la amenaza corporal del mayor.
- ¡Ya basta! Ya paren los dos, quiero estar solo… - mirando de uno a otro.
- De ninguna manera voy a consentirlo – agarrando del brazo al ojiazul y jalándolo hacia la salida de la escuela.
- ¡Estera, Itachi! Demonios… – pateando el suelo.
El mayor llevaba de la mano al rubio sin que éste dijera una sola palabra en todo el camino, con la cabeza baja y lagrimas surcando su rostro llegaron de nuevo a su casa, el ojiazul entro arrastrando sus pies hasta el salón donde se dejo caer en el sofá con uno de sus brazos tapándose la cara, Itachi se quito la chaqueta y la tiro descuidadamente en el espaldar del sillón parándose luego frente al menor.
- ¿Estas contento ahora? Eres un egoísta, niegas mi felicidad mientras que tú… - sin apartar el brazo de su cara.
- Querías entregarte a ese idiota… ¿Nada más que para probar que se siente ser tomado por alguien? Primero se muere él y te haces viejo tú, ¿Comprendes? Y no me importa si me odias, insultas, golpeas o lo que quieras, él no va a quedarse contigo mientras yo viva, jamás te tendrá… ni ningún otro – acercándose al sofá.
- ¡Ese no es tu asunto! No interfieras en mi vida – levantándose furioso y encarando al mayor – …l me ama… ¡¿Entiendes eso?! Me ama… – empujando a Itachi hasta una de las paredes del salón.
- ¡¿Y solo por eso vas a entregarte a él?! Contéstame – intercambiando las posiciones de los cuerpos dejando al ojiazul contra la pared y sujetando sus muñecas por arriba de sus hombros.
- Lo que haces es absurdo, si no es él… eventualmente será alguien más – mirando los ojos negros.
- Ni él, ni nadie, porque yo… - besando furiosamente los labios del menor, mientras restregaba su cuerpo al del asombrado ojiazul, sus manos subieron de las muñecas a los dedos entrelazándolos con los del rubio, al separarse…
- I-Itachi… ¿Pero qué…?- con el estupor pintado en su rostro.
- Perdóname, perdóname, no se que me paso, lo siento, Naruto – corriendo hasta su habitación.
- Hermano… ¿Por qué lo hiciste? - con la mano en su boca se dejo resbalar por la pared hasta quedar sentado en el suelo.
Luego de unos minutos y de haberse recobrado de la sorpresa se metió a su cuarto y se echo en la cama tratando de entender que era lo que había pasado momentos antes, la ilógica y descabellada reacción de Itachi le hacían imaginar mil cosas sin que ninguna le pareciera aceptable y natural, la férrea oposición del moreno a que tuviera una pareja a la cual amar, se salía de los limites de lo que un hermano haría para proteger y cuidar, por mucho que lo pensaba, la conclusión a la que podía llegar era solo una, una que se tornaba imposible por no decir pecaminosa, pero tenia que saber, las cosas no podían quedarse así nada más.
- “Tienes que decirme la razón de todo esto, Itachi… quiero saber que pasa por tu cabeza y en tu corazón, si sientes por mi lo que yo, caeré con gusto al infierno contigo, no me importa nada más” – acariciando sus labios al recordar el ardiente beso del moreno, luego de pensarlo bien cruzo el pasillo hasta la puerta que lo separaba de lo que podría ser la felicidad para ambos.
- Hermano… - abriendo la puerta y caminando unos pasos dentro de la oscura habitación.
- Sal de aquí – dijo la sombra sobre la cama.
- Pero…
- ¿Qué no escuchaste? Te dije que salieras.
- Pero yo quiero… - sin moverse.
- Sal… o no respondo por lo que pueda pasarte, Naruto – sentándose en el borde de la cama.
- Solo quiero que me aclares que fue lo que paso antes y… - negándose a salir sin una respuesta.
- ¿Aclararte, que? ¿Decirte que el tenerte cerca me descontrola? ¿Que tú sola presencia me desquicia hasta el punto de perder la cordura? Que deseo tu cuerpo hasta la saciedad, besar tus labios hasta borrarlos, dejar marcas de mi boca en toda tu piel, escucharte gemir mi nombre al hacerte mío – caminando despacio hacia el menor – Es algo extraño viniendo de mi, ¿No es así? Suena sucio y desquiciado, además de pervertido… ya que somos hermanos – agarrando por los brazos al menor y llevándolo hasta el pasillo – Ahora vete, antes de que olvide que somos de la misma sangre – serrando la puerta tras él.
- Itachi… “Yo también te amo, ¿Por qué? ¿Por qué tenia que suceder esto? ¿Acaso estamos malditos? Ambos sufrimos por el mismo pecado, ya que también te deseo con toda el alma… tengo que salir de aquí o seré yo el que pierda la cabeza” – metiendo una muda de ropa en su bolso de deportes – Hermano, ya que quieres estar solo, pasare la noche con Shikamaru – dirigiéndose a la puerta de salida, las palabras del ojiazul retumbaron en los oídos del mayor que rápidamente lo intercepto antes de llegar a la salida y lo arrastro hasta el salón.
- ¿Qué crees que estas haciendo? No iras a ninguna parte y menos a casa de ese… - empujándolo al sofá – Solo quédate en tu habitación, no me hagas esto más difícil de lo que ya es, Naruto.
- ¿Tienes miedo de que me entregue a él? Podría ser la solución a todo esto, estoy seguro de que así dejarías de lado esa obsesión que tienes conmigo, porque solo es eso… una obsesión – provocándolo a actuar en consecuencia.
- ¿Quieres enloquecerme? ¿Que pierda la poca cordura que me queda? ¿Qué quite el freno de mi calma y te obligue a ser mío por la fuerza? No me provoques, Naruto – colocando sus manos en el respaldo del sillón a ambos lados de la cabeza del ojiazul.
- Ahora eres tú el que se comporta como un niño, hablaremos después, ¿De acuerdo? Ya veraz que todo será diferente cuando despiertes en la mañana, Itachi – echando a un lado los brazos del moreno y levantándose para ir de nuevo a la salida.
- ¡¿No entendiste lo que dije?! No quería que fuera así… – jalándolo del brazo y tirándolo en el sillón con su cuerpo encima de él – Naruto… mi amor – sujetando las manos del ojiazul por arriba de su cabeza y besándolo desesperadamente.
La nula resistencia y ávida boca del menor, hicieron que Itachi se detuviera en el acto al ver con sorpresa, y totalmente confundido la inesperada recepción de su beso por parte del menor, fijo sus ojos negros en los azules tratando de adivinar el porque de su sumisión.
- Dilo de nuevo, Itachi… dime que me amas, suena tan diferente cuando eres tú quien lo dice, son las mismas palabras de Shikamaru, pero dichas de tu boca… hacen que mi corazón palpite como loco – con una mirada brillante en sus ojos de ensueño.
- Naruto, tú… dios - serrando sus ojos.
- También te amo, Itachi – soltando sus manos y rodeando el cuello del mayor.
- ¿Estas consciente de que esto es…? – pegando su frente con la del rubio.
- ¿Prohibido? No me importa lo que pase siempre y cuando este contigo.
- ¿No te arrepentirás después? Lo que sentimos el uno por el otro es como un día claro antes de una tormenta espantosa, aun así… ¿Quieres dejarte llevar por el furioso viento? Mi pequeño…
- Si nos tomamos de las manos, ningún viento podrá arrastrarnos por muy fuerte que sea la tormenta.
- Puedo soportar lo que sea, soy capaz de cualquier cosa… si eso hace que seas solo mío, ser el dueño de tu futuro, que todo tú me pertenezca por siempre y para siempre… dios mío, Naruto, no sabes cuanto he sufrido por el miedo de perderte, miedo de que te enamoraras de alguien más, noches enteras sin dormir pensando en ti, en acariciar tu cuerpo, beberme tu boca, que enloquecieras al poseerte… gimieras mi nombre – tomándolo en sus brazos y dirigiéndose a su habitación.
Lo deposito sobre la cama con suavidad colocándose de rodillas a ambos lados del cuerpo del ojiazul, observo como sus mejillas se sonrojaban mientras él se quitaba la ropa ante sus ojos, la mirada brillante del rubio lo excitaba sin limites, ya que eso sobrepasaba lo que siempre veía en sus sueños eróticos cada noche, ahí estaba, carne, huesos, piel verdadera que acariciar y sentir entre sus manos, ya no era un sueño o ilusión, la verdad se anteponía en su percepción de que al fin ese tembloroso cuerpo seria suyo de ahora en adelante para amarlo y disfrutarlo al máximo, luego de quedar como Adán, sin la hoja de parra, comenzó a desnudar al ojiazul para dejarlo en las mismas condiciones y empezar con lo que seria el primer encuentro de sus cuerpos bajo esas circunstancia, muchas veces habían estado desnudos uno frente al otro, pero nunca con esa clase de caricias intimas entre ambos.
- Itachi… tengo miedo – murmuro el rubio, sabia perfectamente como se acoplaban dos hombres al hacer el amor e imaginaba que seria algo naturalmente doloroso.
- Lo se, ¿Quieres que me detenga? Aunque te confieso que a estas alturas me será imposible, mi amor… he esperado mucho por esto – chupándole el cuello con avidez mientras sus manos viajaban por la erizada piel.
- No… no, yo también quiero sentirte, r-resistiré por ambos – comenzando a jadear por las inquietas caricias.
- Soy yo… él que ya no resiste un segundo más el entrar en ti – mordiendo los erectos pezones del rubio.
- Mmmm… Ahhh… h-hermano – mordiéndose los labios por el placer.
- No lo digas, no quiero escuchar esa palabra – bajando su boca hasta el pene del menor – Solo soy Itachi… tú Itachi – metiendo con placer en su boca la ansiosa hombría del ojiazul.
- Ohhh… I-Itachi… - arqueando el cuerpo ante el placer que le producía las lamidas de la lengua caliente de su hermano.
Pocas masturbaciones bastaron para que el rubio se derramara gritando entre espasmos el nombre del mayor para el deleite de éste, que tragando el liquido en su boca, acerco sus labios a los del menor para fundirse en un apasionado beso.
- ¿F-Fue muy… r-rápido? Lo siento, yo… - avergonzado ante su poca resistencia.
- Fue grandioso, a pesar de ser tu primera vez, hare que mejores con el tiempo, ya veras… te volveré loco como tú a mi – abriendo una de los cajones de la mesita de noche.
- ¿Qué es eso? Itachi… - al ver el tubo en las manos del mayor.
- Algo que te ayudara para lo que sigue – poniendo un poco del contenido del tubo en sus manos y frotándolas entre si – Relájate…
Con las manos llenas del resbaladizo líquido, el moreno llevo una de ellas a la entrada y la otra a su propio pene, los pegajosos dedos entraron fácilmente y sin resistencia dentro del estrecho túnel, comenzando a moverlos sin dificultad entre las paredes haciendo gemir sin control a su dueño, Itachi se encendía cada vez más al observar el rostro de placer del menor ante sus caricias internas, el sensual espectáculo de ver retorcerse el cuerpo de su hermano con tal erotismo hacia que los movimientos de su mano en su pene cada vez fueran más rápidos y enérgicos, decidió parar para no eyacular antes de estar dentro del tan deseado y hermoso cuerpo que hacían que sus fantasías nocturnas fueran un chiste.
- ¿E-Estas listo? V-Voy a entrar, mi amor – sacando sus dedos del interior del rubio para invadirlo con algo mucho más grande y delicioso.
- ¿Q-Que esperas? Dame… Ahhh… dame más… si… - gemía pidiendo el rubio.
El moreno coloco las largas piernas sobre sus hombros y comenzó con lo que había deseado desde siempre, introdujo suavemente la punta de su pene en la entrada, y ayudado por el resbaladizo lubricante, llego hasta el fondo sin dificultad alguna, y sin daño para el menor, haciendo del dolor y acoplamiento algo pasajero y sin traumas, mientras dejaba que el ojiazul se acostumbrara a la intrusión, lo atrajo hacia si para abrazarlo y besarlo mientras acariciaba con ternura su piel y decía palabras dulces en su oído.
- Dime cuando quieres que empiece a…
Antes de que pudiera terminar la frase, el rubio levanto sus caderas hasta casi la punta del pene del mayor para luego dejarse caer enterrándolo de lleno en sus entrañas, el placer recibido por el moreno casi lo deja sin habla.
- N-Naruto… - agarrándolo de las caderas.
- ¿T-Te gusta… a-así? Ahhh… - repitiendo el movimiento mientras echaba su cabeza hacia atrás con sus ojos casi en blanco.
- Dios… Ah… Mmm, es… Ah… d-delicioso – ayudando al menor en su sube y baja – E-Estas tan caliente – apretando las nalgas del menor.
Las penetraciones del rubio sobre la hombría del mayor fueron en aumento hasta casi sentir que perdía la cordura, el ojiazul jadeaba y gemía al igual que el moreno mientras éste pasaba su boca de un pezón al otro con total descontrol, momentos después explotaron en un sublime orgasmo lleno de autentico placer, los cuerpos cayeron sobre la cama como dos sacos tirados con descuido, mientras recuperaban la respiración, y el control de sus cuerpos, no dejaban de acariciarse mutuamente.
- ¿C-Como lo hice? ¿Me darías un diez? O tal vez… - pasando sus manos por la espalda del mayor.
- ¿Bromeas? Te pondría un cien, nunca pensé que siendo tu primera vez… - acariciando la mejilla del menor – Hasta siento miedo de…
- Ni siquiera lo pienses, jamás había hecho algo semejante… nunca, pero he leído y visto sobre ello, el internet puede ser algo bastante educativo, ¿Sabes? aprendes cosas que nunca imaginarias – mirando pícaramente al moreno.
- ¿Cómo cuales? Muéstrame, no pensaste que esto seria todo, ¿O si? Esta noche no te dejare dormir… te amare hasta que me quede sin fuerzas – pasando su mano por el miembro del menor.
- Entonces… ¿Qué te parece esto?
El rubio hiso que se acostara mientras se colocaba sobre él a cuatro patas, en sentido contrario a la boca del mayor, lo que se suponía era ideal para un sesenta y nueve, ya en posición, el menor introdujo en su boca el pene del mayor y comenzó a masturbarlo lentamente haciendo que éste se estremeciera de pies a cabeza, Itachi procedió hacer lo mismo para también darle placer al otro y así disfrutar juntos del placer mutuo, luego de un rato…
- Detente, Naruto, no quiero correrme en tu boca si no dentro de ti, quédate así – saliendo de debajo del menor y colocándose de rodillas a la altura de su trasero.
- ¿Seré el perrito?
- ¿También lo viste en internet? Cachorro obediente, ¿Eh? Esta es una de tantas posiciones a las que te someteré – introduciendo de una sola vez su pene en la entrada.
- ¡Ah! ¿Pues cuantas conoces? Además de las usuales, claro esta – poniendo su frente sobre las sabanas y aferrando sus dedos a ella.
- ¿Conoces el Kama-Sutra? – dándole la primera embestida.
- Ah… ah, ¿N-No es… ah… para hombres y mujeres? Ah…Ah…Ah – pregunto entre arremetida y arremetida.
- T-Tengo mi propia adaptación para ti, cachorrito – apretando las caderas hasta dejar marcas mientras enterraba su bestia dentro de la cálida guarida.
- No… ah… no me digas – babeándose sobre la sabana.
- Ahhh… así es… m-mi cachorrito hermoso – sacando su miembro por completo – Y pienso probarlas todas contigo, voy a enloquecerte de tal manera, que no desearas estar con nadie más.
- Pero no hoy, o me dejaras hecho polvo, pero me agrada la idea – sonriéndole ampliamente al moreno.
Sin pérdida de tiempo, y antes de que su pene explotara por la ansiedad, Itachi hiso que medio cuerpo del menor se deslizara boca abajo hacia el suelo, dejando el otro medio con las piernas estiradas sobre la cama, luego se bajo de ésta y se coloco de pie entre el medio cuerpo en el suelo, con el trasero del rubio en el borde, unto lubricante de nuevo en su pene y colocándolo en la entrada lo introdujo por completo, luego sujeto los muslos con sus manos y comenzó a embestirlo en contra flecha, podríamos decir, ya que su posición era contraria a lo que usualmente se hacia, entraba y salía sin detenerse mientras los gemidos del menor aumentaban cada vez más, lo que le decía que el disfrute era aun mayor que del modo convencional, ya que la fricción entre las carnes era más intensa y enloquecedora, esta vez ninguno de los dos podía pronunciar palabra debido al arrollador placer que estaban sintiendo, luego de unos minutos ambos se corrieron gritando el nombre del otro, a pesar de haberse corrido completamente, el moreno seguía con su erección como si hubiera tomado Viagra, le levanto del suelo y lo puso boca abajo en la cama con el cuerpo pegado completamente alas sabanas, se coloco encima al tiempo que introducía de nuevo su pene dentro y aferraba fuertemente sus brazos por debajo de los hombros para atraerlo cada vez que lo embestía como si no hubiera un mañana para ellos , mordía, chupaba, y besaba la espalda del menor como queriendo que el sabor de esa piel nunca se le fuera de su boca, el rubio más perdido en la inconsciencia que despierto, suspiraba fuerte hasta que se corrió por ultima vez esa noche, el cansancio y la fatiga habían hecho mella en el cuerpo no acostumbrado a tal ejercicio.
- ¿Naruto? Hora de esperarse – saliendo de su interior y acostándose a su lado – Mi niño adorado, te dejare descansar hasta mañana… cuando comenzaremos de nuevo con algunas otras poses de placer… tenemos que recuperar el tiempo perdido, ¿No te parece? Mi amor… - acurrucándolo entre sus brazos y serrando los ojos, él también necesitaba dormir para recuperar energías.
Ocho de la mañana, el timbre del teléfono sonó despertando al mayor de los Uzumaki, se levanto despacio para no despertar al cuerpo a su lado y desnudo como estaba fue hasta el salón atender la llamada.
- Quien será el que anda molestando tan temprano… familia Uzumaki – contestando el molesto aparato.
- Itachi, hijo… - se escucho del otro lado.
- ¡Mama! ¿Cómo han estado? ¿Pasa algo? Madre… - sintiendo que los nervios comenzaban a atacarlo.
- ¿No es lo que yo debería preguntarte a ti? Itachi… ¿Cómo esta Naruto?
- Pues… aun duerme, recuerda que estamos de vacaciones.
- ¿Sucede algo? Te noto nervioso, hijo – ese sexto sentido que toda madre tiene.
- ¿P-Porque lo dices?
- Itachi, te conozco, eres mi hijo… se perfectamente cuando intentas ocultarme algo.
- Tal vez… si hice algo… dios, perdóname yo… - balbuceo con lágrimas en sus ojos.
- Se lo dijiste… ¿No es verdad? Le dijiste a Naruto que lo amas… ¿Cierto, hijo?
- ¿Y tú como sabes…? Dios mío… - tapando con vergüenza su boca.
- Tú padre y yo siempre lo supimos, nunca pudiste ocultar tus sentimientos por él… aunque te esforzabas mucho en eso – decía su madre con voz suave y tranquilizadora.
- Me merezco cualquier castigo que decidan darme, pero por favor… no me aparten de Naruto, lo necesito más que a mi vida – dijo con firmeza en su voz.
- Estábamos conscientes de que esto pasaría tarde o temprano, no te culpo por amarlo, hijo, a decir verdad, vimos muchos niños antes de adoptar a Naruto y…
- Espera un segundo, ¿Dijiste adoptarlo? ¿Naruto es… adoptado? – No pudiendo creer lo que escuchaba, aunque eso aliviaba la carga sobre sus hombros y conciencia.
- Así es, Itachi, queremos que salgas de una vez por todas de ese infierno en el que has estado viviendo, hijo, por eso decidimos decirte la verdad con respecto a Naruto, es un buen niño, te juro que… cuando lo vi, ya no pude despegar mis ojos de él al igual que tu padre, Naruto tiene algo especial que hace que cualquiera que lo trate llegue a quererlo sin darse cuenta… es tan lindo y sensible, ustedes fueron siempre muy unidos, y tú tratabas con todas tus fuerzas apartar a cualquiera que quisiera acercársele, te ponías furioso cuando se escapaba para jugar con sus amigos, ¿Lo recuerdas, hijo? Más que furioso estabas celoso de que alguien lo apartara de ti.
- Madre…
- Tu humor cambiaba al pasar de los días, eso nos preocupaba mucho, te aislabas de nosotros con un solo pensamiento en tu mente, tus ojos lo seguían a todas partes a las que iba… acumulabas todo ese pesar y sufrimiento en tu corazón al pensar que no podías tenerlo solo para ti, ahora dime… ¿Cómo tomo Naruto tu confesión?
- Podrás imaginártelo, al principio tuvo miedo… hasta que dijo que también me amaba, es irónico, ¿No lo crees? Si lo hubiera sabido antes… no sufriría tanto.
- Lo se, hijo… lo se.
- ¿Por qué se decidieron a adoptarlo?
- Tuve muchas dificultades para quedar embarazada de ti, hijo, un segundo embarazo no era viable para mi, no queríamos que crecieras solo, y Naruto era la perfecta compañía para ti.
- Y vaya que lo es, lo adoro, madre, siento que sin él… esto no seria vida.
- Escucha, quiero que vayas a mi habitación y busques un sobre con tu nombre escrito, allí encontraras el certificado de adopción de Naruto, quiero que se lo muestres, hijo… por favor, volveré a llamar en unos días, cuídense mucho, hasta luego, Itachi - cortando la reveladora llamada, podríamos decir.
- En su habitación… – murmuro corriendo hasta allí.
Tal como su madre había pedido, abrió el cajón y saco el sobre con su nombre, lo primero que cayo en sus manos fueron unas llaves, seguido de un certificado de nacimiento y adopción de su hermano menor, los ojos negros comenzaron de nuevo a derramar lagrimas, pero esta vez de alegría, al comprobar que Naruto y él no llevaban la misma sangre corriendo por sus venas, eso los liberaba del pecado que creían estar cometiendo al enamorarse y entregarse el uno al otro, junto con los certificados había un documento de propiedad a nombre de los dos, documento que los acreditaba como dueños de un pequeño departamento a dos calles de su actual morada, todo no podía ir mejor para ellos, tenían su amor y un nido propio donde darle rienda suelta a su mutua pasión.
- Mi vida entera no alcanzara para agradecerles, mama, papa… nos han hecho los hombres más felices de la tierra – dando un beso al sobre que contenía la redención y salvación para ambos.
Regreso a su habitación y guardo el sobre entre sus cosas personales, luego se dirigió a la cocina para preparar un suculento desayuno al bello durmiente que aun yacía en la cama, estaba tan contento que tarareaba una canción mientras cocinaba y pensaba de que forma hacerle el amor a su adorado cachorrito rubio cuando despertara, alisto la bandeja con el desayuno y regreso al lado de su eterno amor.
- Despierta ya, mi dormilón – dijo echándose sobre el menor después de dejar la bandeja sobre la mesita.
- Unos minutos más… - pidió medio dormido aun.
- Por supuesto que no, bebe, desayunaremos y luego a la ducha… pareces una croqueta envuelta en harina – ya que a causa de los fluidos corporales tenia la sabana pegada a su piel.
- Tengo el cuerpo adolorido, es tu culpa, ¿Sabes? Tú y tus poses raras… - sentándose para comenzar a desayunar.
- No te quejes, también lo disfrutaste bastante… gemías y jadeabas como un loco – con mirada deseosa.
- Ya cállate, esto de ser el de abajo tiene sus desventajas, apuesto que a ti no te duele nada – bebiendo su jugo de naranja.
- Claro que si, me duele aquí… - señalando su hombría – Por desear estar dentro de ti de nuevo – guiñándole un ojo.
- Mi pobre traserito… - haciendo cara de lastima.
- “Mi” traserito, amor, anda, vamos a la ducha, adelántate – recogiendo la bandeja para dejarla en la cocina.
- Quitare las sabanas primero, esto es un desastre – viendo las manchas en la tela.
- En mi armario hay un paquete de sabanas que soñaba usar estando contigo, pónselas a la cama – dijo desde la puerta de la habitación, el rubio tomo el paquete.
- ¿Negras? Vaya gusto el tuyo – al desenvolver el paquete.
- Es el color perfecto para que tu hermoso cuerpo destaque sobre ellas, ¿No crees?
- Pervertido… en el buen sentido, claro – sonriendo.
- Tonto – dejando la habitación.
Luego de rehacer la cama, el rubio se metió en el baño y dejo que el agua acariciara su adolorido cuerpo mientras pensaba en lo sucedido la noche anterior, las manos de Itachi recorrieron su espalda al hacerle compañía bajo la ducha.
- ¿Por qué no la bañera?
- Mmmh… digamos que me cuesta sentarme como me gustaría, parezco un recién operado de hemorroides… cielos – pegando su frente a la pared.
- Que chistoso, yo me hare cargo – agarrando la esponja para bañar el cuerpo que lo traía completamente loco.
- Itachi… lo que hicimos… - susurro.
- Si te digo que todo esta bien… ¿Me prometes que te sentirás mejor al respecto? Confía en mí, mi amor – acariciando la piel con la esponja.
- Creo en ti… nunca me abandones, Itachi – abrazándose al mayor.
- Jamás… - besando apasionadamente al menor mientras lo pegaba a la pared para que el contacto de los cuerpos fuera mayor.
Luego del intercambio de saliva, el moreno lo giro de cara a los azulejos, separándole las piernas se puso de rodillas de cara a las blancas nalgas, y abriéndolas con sus manos introdujo su lengua en la entrada del menor haciéndolo excitarse de inmediato, después de juguetear por un rato con su lengua en el interior del ojiazul, su miembro ya estaba listo para sustituir en el orificio a la sin hueso.
- Aquí voy – separando las nalgas e introduciendo su hinchado pene.
- Ah… lo esperaba con ansia – echando sus manos hacia atrás para agarrar las caderas del mayor para atraerlo con fuerza en cada embestida.
- Ahhh… es todo tuyo, m-mi tesoro – arremetiendo contra el delicado y hermoso cuerpo.
- Ah… Ah… Ah… I-Itachi… Ah… t-te amo – clavando sus dedos en la carne de su amante.
- Oh, amor… d-dilo otra vez – acelerando sus embestidas.
- ¡Te amo! ¡Te amo! ¡Te amo! Ah… Ah… mi amor – manchando los azulejos con su esencia al sentir la del moreno bañar su interior.
- Y-Yo también a ti – chupándole el cuello para reafirmar las marcas de la noche anterior, marcas que lo acreditaban como único dueño de aquel cuerpo y amor.
- Dios… siento mi cuerpo pesado – apoyando la espalda en la pared mientras el agua seguía corriendo por su cuerpo.
- Y eso fue solo el entremés – acariciando el pecho del menor.
- Entonces dejemos el plato fuerte para más tarde, estoy cansado – echándose en los brazos de Itachi.
- Dentro de poco podrás seguir mi ritmo, cachorrito – terminando de bañarlo y envolviéndolo con una toalla - ¿Quieres volver a dormir? – llevándolo en sus brazos hasta la cama.
- ¿Tú que crees? – dejándose caer de lado sobre las sabanas de seda negra mientras el moreno secaba su cuerpo y cabello.
- Te dejare en paz por un rato – echando a un lado la sabana para que el rubio se acostara a descansar.
- ¿Solo por un rato? Eres insaciable, ¿Sabias? creo que si jugara dos partidos seguidos, no estaría tan cansado – serrando sus ojos al poner la cabeza en la almohada.
- Chico de poco aguante – besándolo en la frente salió de la habitación serrando la puerta tras él.
Entre el desayuno, el sexo, y el baño, pasaron un par de horas, eran casi las diez de la mañana cuando Itachi decidió llamar a la gente del aire acondicionado para que se encargaran de la reparación, no porque no le gustara ver al ojiazul desnudo por toda la casa a causa del calor, ya que el ambiente era bastante irritante hasta para el mismo, mientras esperaba se puso a ordenar un poco como todo buen criado que se preciara de serlo, media hora después de la llamada el timbre sonó sacándolo de sus cavilaciones.
- Que rapidez – murmuro abriendo la puerta – Eres tú, ¿Qué quieres? – pregunto a Shikamaru al verlo parado en la entrada.
- Ver a Naruto, esta aquí… ¿No es así? ¡Naruto! – grito con fuerza el Nara.
- Deja el escándalo, ¿Quieres? molestas a los vecinos – reclamo medio serrando la puerta tras él.
- Si no quieres un verdadero escándalo, será mejor que me dejes pasar, Itachi – mirándolo seriamente amenazador.
- ¿Tengo alternativa? De acuerdo, también quiero hablar contigo, pasa – haciéndose a un lado permitiéndole la entrada.
- ¿Dónde esta él? Ayer, en el baile, te comportaste como un poseso, quisiera pensar que no fuiste capaz de lastimarlo, ¿Cierto? – sentándose en uno de los sillones del salón.
- Jamás haría algo así con Naruto – tomando asiento en la otra esquina del sillón.
- ¿Y que es, exactamente… lo que si harías con él? Itachi…
- El amor, de hecho… ya lo hice, Shikamaru – los ojos del Nara se abrieron con furia en su mirada – Naruto es mío… todo mío por derecho – dijo Itachi sin cambiar su expresión de triunfo.
- ¡Estas loco y enfermo! ¡¿Cómo pudiste…?! Dios… - levantándose para encararlo.
- Deja de gritar o lo despertaras, esta muy cansado después de…
- ¡Cállate! Debería matarte a golpes… ¡Es lo que te mereces, demente! – apretando sus puños frente a la cara de Itachi.
- Estas en lo cierto, estoy loco… pero loco por él, por sus besos, su piel… su cuerpo, el que ahora me pertenece, y seguirá siendo mío por siempre – explicaba con voz tranquila y sosegada, al fin que tenia toda la razón para ello.
- ¡No quiero escucharte más! Quiero ver a Naruto, y no me iré hasta que lo haga – tomando asiento de nuevo en el sillón.
- Como gustes, pero tendrás que esperar a que despierte, ponte cómodo – levantándose atender la puerta, los técnicos del aire acondicionado habían llegado, lo que le daba una muy buena excusa para no tener que seguir hablando con el Nara, aunque sabiéndose ganador, lo disfrutara de lo lindo.
Luego de una hora, el aparato para deshacerse del calor estaba listo y funcionando, Itachi fue hasta su habitación y cubrió con una manta al menor puesto que la sabana no seria suficiente para darle calor con el nuevo y frio ambiente.
- Itachi… - murmuro entre sueños el ojiazul.
- Aquí estoy, mi amor, duerme – pasando su mano por el cabello rubio.
- ¿Crees que puedes salirte con la tuya? Cuando tus padres regresen… - amenazaba el Nara al ver entrar al moreno de nuevo en el salón.
- Nos mudaremos, estaremos solos Naruto y yo… podremos amarnos sin que nadie interfiera.
- ¿Podemos? ¿Estas opinando por Naruto también? No creo que…
- ¿No te lo dije? Disculpa la omisión… Naruto también me ama.
- No es cierto, mientes, simplemente no puede ser, ustedes son hermanos, por dios santo.
- Lee esto – dándole el sobre que había traído de su habitación.
- ¿Qué es? – con el sobre en sus manos.
- Si quieres saber, léelo… solo así entenderás porque digo con toda seguridad que Naruto me pertenece solo a mi.
- ¿Es cierto lo que dice aquí? No puede ser… entonces ustedes no son… - luego de leer el contenido de los documentos en el sobre.
- Exactamente, Naruto y yo no somos hermanos de sangre, solo somos dos hombres que se aman, y desean vivir juntos por el resto de sus vidas.
- ¿Por qué nunca me lo dijo?
- Por la sencilla razón de que no lo sabe, incluso yo acabo de enterarme, lo que fue una liberación bastante arrolladora, debo decir.
- ¿Te acostaste con él antes… o después de saberlo?
- ¿Cuál es la diferencia?
- ¿Qué cual es la diferencia? ¿Estas escuchando lo que dices?
- Hubiera pasado de todas formas, sabiéndolo o no, Shikamaru… ¿Quieres que Naruto sea feliz?
- Si… pero conmigo – bajando su cabeza con pesar – Ya lo se, se que a quien ama es a ti, y supongo que… tendré que conformarme con seguir siendo su amigo… no tienes la intención de prohibírselo, ¿Cierto?
- Siempre y cuando te portes bien – con una sonrisa.
- Te lo prometo – devolviéndole el gesto – ¿Vas a decírselo?
- Claro que si, a su tiempo.
- No tardes mucho, vivir creyendo estar haciendo algo indebido… no es sano, Itachi.
- Lo se, tranquilo, se lo diré hoy mismo.
- Bien, será mejor que me retire, tienen muchas cosas de que hablar – caminando hacia la puerta – Ahora que se tu verdad, comprendo muchas cosa que antes me parecían extrañas en tu comportamiento hacia él, tus celos y desconfianza hacia mi o cualquiera que se le acercara, también puedo comprender tu sufrimiento por todo eso, cuídalo bien, amigo – dándole la mano como despedida.
- Sabes que lo hare.
- Por supuesto que si, ¿Quien mejor que tú, eh? Hasta la vista – dejando en manos de Itachi a su amor imposible.
Luego de despedirse del Nara, Itachi regreso a la habitación a ver al ojiazul, se quito la ropa, se recostó a su espalda y le susurro al oído.
- Hey… ¿Cuánto más vas a dormir, marmota perezosa? Despierta ya, tengo ganas de ti – metiéndose bajo la manta.
- Tengo frio – encogiéndose y pegando, sin querer, su trasero al miembro del mayor.
- Se como solucionar eso de inmediato, mi amor – colocando la pierna del menor sobre su cadera y exponiendo la parte del cuerpo que lo hacia viajar más que cualquier droga.
Sin más ni más se introdujo dentro del, ya habituado, túnel haciendo que el menor se despertara por completo, inmediatamente comenzó a embestirlo sin cuartel, poco a poco los gemidos del rubio fueron en aumento mientras mordía la almohada a causa de lo duro de las penetraciones y al dolor de las sentidas paredes por la fricción, aun necesitaba la ayuda del lubricante para poder gozar la unión sin dolor de por medio, algo que el moreno había pasado por alto.
- I-Itachi… d-duele…
- Perdóname – saliendo del interior del menor – Lo siento, pero… te deseo tanto que olvide… enseguida lo arreglo – buscando en la mesita de noche un tubo diferente al anterior – Esto ayudara.
¿Qué es? – pregunto con curiosidad.
- Algo que te me servirá para penetrarte sin problemas, y al mismo tiempo, te curara cualquier daño que tengas en tu deliciosa cueva haciéndote sentir mejor – echando una buena cantidad en su pene, y otro poco en la entrada del menor.
- Se siente fría… Mmm… me agrada, ¿Cómo sabes tanto de esto? – pregunto con sospecha – Me habías dicho que nunca habías… - arrugando el rostro mientras empujaba a su hermano mayor de sobre la cama y se sentaba en su estomago.
- Si no llega a ser por esta crema milagrosa, mi pene ya no tendría piel – guiñándole un ojo al menor.
- ¿Eh? No comprendo – tan despistado e ingenuo.
- Es tu culpa, verte me encendía tanto… que me masturbaba varias veces al día, cachorrito… eres tan sensual y deseable – agarrando el pene del menor con una de sus manos - ¿Quieres saber que se siente ser el seme? – fiando su mirada en los ojos azules.
- ¿Qué? No… yo no quiero… me gusta que estés dentro de mi.
- No me refiero a eso, definitivamente no soy uke.
- ¿Entonces?
- Acércate un poco más – atrayendo el pene del rubio a su boca – también sirve para el mismo propósito, no es tan gustosa como un trasero, pero… quiero que la pruebes – pasando su lengua por la punta del erecto pene del ojiazul.
El rubio metió su pene dentro de la boca del mayor y comenzó a embestirlo hasta casi atragantarlo, el mayor hacia presión con sus labios sobre la fina piel para que la resistencia de entrada y salida fuera mayor, y así darle el máximo placer a la primera experiencia del rubio en ese sentido, mientras el ojiazul daba sus ultimas embestidas antes de correrse, Itachi apretaba sus nalgas mientras lo ayudaba en el proceso.
- Ahhh… Yaaaa… - derramando su esencia en la caliente boca mientras sujetaba con fuerza sus manos de los hombros del mayor.
- Mmmm… tu semen sabe delicioso – tragándolo sin dejar derramar una gota.
- Eso fue… fantástico, ¿P-Podría hacerlo alguna otra vez? – con el cuerpo totalmente sudado y cara de satisfacción.
- Todas las que quiera, siempre y cuando… nunca cambies de parecer y quieras… tú sabes – refiriéndose a que el rubio le tomara demasiado gusto al asunto y quisiera cambiar de agujero.
- Eso nunca, el placer de que tú me poseas es mucho mayor e increíble, tonto.
- No sabes cuanto me alivia escuchar eso, ahora… - insinuando que era su turno.
El rubio se coloco de espalda al rostro del moreno y…
- Espera, quiero que lo hagas mirándome… verte tu rostro cuando te penetras a ti mismo… dios, me excita aun más – mordiéndose el labio mientras lo observaba con ojos lujuriosos y llenos de deseo.
El rubio se puso en cuclillas como el que se dispone hacer sentadillas dejando que el mayor posicionara la punta de su pene en su entrada, luego entrelazo sus dedos con los de Itachi y se penetro de una sola vez, la crema untada en el miembro de Itachi y en su entrada facilito la penetración en un cien por ciento, rápidamente comenzó a subir y bajar sobre el grueso pene sin dificultad alguna proporcionando el máximo de placer sin dolor, luego de un rato en su sube y baja…
- N-Naruto… q-quiero que te gires de espalda… sin sacar mi pene de tu interior – pidió el mayor – Después acuéstate sobre mi.
El rubio se sentó por completo sobre el miembro dentro de él y giro su cuerpo tal cual la petición del mayor, Itachi rodeo con uno de sus brazos el pecho del ojiazul, y puso su otra mano entre su propio pene y la entrada del rubio para que cuando lo embistiera su pene no se saliera del túnel a causa de la resbaladiza crema, el moreno comenzó a mover su cuerpo como si tuviera un ataque de ansiedad, luego de las primeras arremetidas, cambio su mano por la del rubio en la entrada de retener su pene encerrado dentro del resbaladizo túnel, eso también le daba la oportunidad de masturbar el miembro del menor al ritmo de sus embestidas, mientras eso sucedía le mordía el cuello y chupaba con sonoros gemidos la mejilla de su tesoro.
- Ahhh… N-Naruto… me v-vuelves loco… mi amor… Ah… Ah… u-un poco… Oh… un poco más – acelerando el ritmo.
- T-Te amo… Ah…Ah… mi I-Itachi… ¡Ahhhh! – soltando su semen sobre su vientre.
- ¡Naruto! – llenando con su semen las entra del cachorrito.
- S-Si sigues así… vas a acabar conmigo pronto – descansando su cabeza en el hombro del mayor.
- Mmmh… tendré que alimentarte bastante bien entonces – metiendo su lengua el la oreja del menor.
- ¿No bañamos? Pero solo el baño, eh – como pidiendo algo de descanso.
- Pides imposibles, no puedo frenar mi insaciable deseo por ti, cachorro – haciendo que se levantara lo agarro por la mano para ir a ducharse.
- Que desastre, otra vez hay que cambiar las sabanas – observando la cama al salir de la habitación.
Después de otro pequeño raund de sexo en la ducha ambos decidieron que era tiempo de llenar sus hambrientos estómagos.
- ¿Pizza?
- No, quiero algo caliente… olvida lo que dije – al ver la cara lujuriosa del mayor - ¿Qué nunca te cansas? Cielos… pareces un robot al que nunca se le acaba la pila… o algo por el estilo – sentándose a la mesa.
- Demasiado tiempo acumulado, mi amor – abrazando por el cuello al menor.
- Comprendo, pero parece que quisieras ponerte al día de una sola vez… piensa un poco en mi pobre trasero – sentado sobre una nalga en la silla.
- Eso hago todo el tiempo… pensar en algo más me da dolor de cabeza – revolviendo el cabello rubio.
- Que gracioso, ¿Podrías preparar ramen? Me muero de hambre – estirando sus brazos con su barbilla pagada sobre la mesa.
- Para mi niño lo que pida – colocándose un delantal – Ah, lo olvidaba… mama llamo ésta mañana – tratando de sonar casual.
- ¿A-Ah si? ¿Y que dijo? – pregunto con un nudo en su garganta.
- Quería saber como marchaba todo, pregunto por ti… le dije que estabas muy cansado después de haberte echo el amor – dijo mientras cortaba los ingredientes para el ramen.
- ¿Qué le dijiste, qué? ¡Oh, por dios! ¡Oh, por dios! Quiero morirme… - con las manos en su cabeza y los ojos desorbitados.
- Tranquilízate, Naruto, ellos… ellos lo sabían – abrazándolo para calmarlo – Sabían que yo te amaba, que te amo con toda el alma – besándole la frente.
- Itachi… tengo miedo, miedo de no poder mirarlos a la cara nunca más – refugiándose en los brazos del mayor.
- Escucha, tengo algo que despejara tus miedos y remordimientos, mi tesoro – sacando del bolsillo de su pantalón el sobre que contenía la salvación para ambos – Ten.
- ¿Qué es esto? Itachi… - tomando el sobre de manos del mayor.
- Solo tienes que leerlo – continuando con la preparación del ramen.
El ojiazul abrió el sobre que contenía el certificado de adopción y las llaves, el documento de propiedad del departamento para ambos aun reposaba en el cajón de la mesita de noche en la habitación del moreno, los ojos azules leían lentamente el papel en su mano mientras las lagrimas resbalaban por las mejillas del menor.
- ¿Adoptado… fui adoptado? Nosotros no somos… ¿Tú… lo sabias? - mirando a los ojos negros.
- Acabo de enterarme al igual que tú.
- Ya veo… no soy un Uzumaki de verdad – dejándose caer en la silla al tiempo que el papel caía de sus manos al suelo.
- ¿Naruto?
- Estoy bien… por una parte me alegro de que sea así, pero…
- Esta sigue siendo tu familia ahora más que nunca, yo soy tu familia ahora… tu pareja, tu amante… tu amor – abrazándolo de nuevo.
- Lo se, eso me hace muy feliz… tu eres todo lo que necesito – besando los labios del mayor - ¿Qué abren estas llaves? Mirando las piezas metálicas sobre la mesa.
- Esas, mi querido cachorrito, son un regalo de nuestros padres.
- De los tuyos querrás decir.
- Naruto.
- Lo siento, es que todo esto… demasiada información para asimilar de una sola vez.
- Nada ha cambiado, mis padres siguen siendo los tuyos por derecho, te aman aun más que si fueras de su propia carne y sangre, hasta diría que más que a mi, eres tan fácil de amar, ¿Sabias? – sonriendo mientras hacia un guiño cómplice.
- Es lógico, soy más lindo que tú – sonriendo ampliamente.
- ¡Hey! Ven aquí, maleducado – haciéndole cosquillas.
- ¡No es cierto lo que dije, tonto! Eres lindo, cascarrabias, celoso, y sobre todo, completamente mío – enganchando sus brazos en el cuello del mayor – Las llaves, aun no me has dicho para que sirven.
- Para abrir lo que será nuestro nido después de que papa y mama regresen de su viaje – apretándolo por la cintura al ojiazul.
- ¿Nido? ¿Quieres decir que tú y yo…?
- Viviremos juntos, un lugar para nosotros solos, ya te imagino caminando desnudo por todo el lugar, y conmigo detrás de ti todo el tiempo… será excitante – rozando su nariz con la del menor.
- Exagerado pervertido… ¡Hey! ¿Qué paso con el ramen? Bájame, Itachi, tengo hambre – al ser alzado por el mayor para llevarlo a su habitación.
- También yo – serrando la puerta tras él.
El rito de amor comenzaba de nuevo, al igual que sus vidas en pareja, su amor mutuo, y el consentimiento de las dos personas más importante para ellos, de las cuales tenían su apoyo y bendición.


Fin.
Nessa Yaoi.
Notas finales: ¡Hola a todos! ¿Que tal el final? Comentarios plisssss...
hasta otra ocasiòn
besossss para todos y chaito.
Nessa Yaoi.

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