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¿Cómo Conocí a Sasuke Uchiha?
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Capítulo I: Fourth Avenue Café•
Era un hermoso día en la ciudad de Tokio, Japón. El sol estaba a todo su esplendor, mas la fresca brisa matutina evitaba la sensación de quemazón en la piel a causa de los fuertes rayos UV.
En una de las tantas cafeterías al Oeste del distrito Shinjuku un fuerte alboroto se armaba a causa de un nuevo cliente. Todos en dicho establecimiento no podían evitar el voltear a ver a dicha persona.
—Oh por dios, chicas, ¿Ya vieron quién acaba de entrar? —Preguntó una chica con cabello castaño, amarrado en dos chongos a los lados, a sus compañeras de mesa.
Todas giraron en sus asientos y dirigieron la vista a la entrada de la cafetería.
— ¿Quién? —Preguntó una chica rubia con ojos color violeta azulados.
— ¿Cómo que quién? ¡Allá! —señalo la misma chica castaña.
—Yo no veo nada Ten-Ten, ¿estás segura de que—la rubia no pudo terminar la pregunta ya que sus ojos, por fin, habían captado al objeto de atención de su amiga.
—Cierra la boca Shion, se te va a salir la baba —la bromeó TenTen al ver el estado de shock en el que estaba sumida su mejor amiga.
— ¡Oh por dios! No será… —
—Así es, Karin. Es Naruto Namikaze. El hijo menor del matrimonio Namikaze, conformado por: Minato Namikaze y Kushina Uzumaki. Es el heredero de la compañía multi-millonaria Rasengan.
Naruto Namikaze: Un joven rubio de 23 años de edad. Poseedor de un par de ojos azul zafiro, un cabello rubio - dorado, corto y alborotado, una piel bronceada y una sonrisa de $10 millones de dólares.
—Es tan… ¡guau! —soltó Shion tras salir del trance en el que estaba.
El chico en cuestión sintió las penetrantes miradas de las tres chicas y volteo a verlas para después dedicarles una de sus inigualables sonrisas y saludarlas con la mano. Ante dicha acción las tres adolescentes no pudieron más que sonrojarse y lanzar un pequeño grito grupal.
El chico, por su parte, solamente sonrió ante tan inocente acción y siguió su camino hacia la barra del local.
— Buenos días, Naruto —lo saludó la camarera. Una rubia despampanante de cabello largo amarrado en una coleta alta y ojos azul cielo.
—Ino, muy buenos días —le devolvió el saludo el joven, junto con una linda sonrisa, que hizo sonrojar a la joven.
La chica tomo una libreta, que se encontraba junto a la caja, junto con una pluma y se disponía a tomar la orden del chico, cuando este la interrumpió.
—Lo mismo de siempre Ino, por favor —se le adelantó el rubio al ver las intenciones de la joven por preguntarle que deseaba ordenar.
—Claro, enseguida se lo traigo —informó la chica para después partir directo hacia la cocina.
El rubio se dirigió a una mesa del local que se encontraba junto al gran ventanal, consiguiendo tener una buena vista de la calle.
Mientras Naruto se encontraba viendo un punto fijo en la calle la campana del local sonó, anunciando que alguien más había ingresado al local. No era algo fuera de lo común, gente va y gente viene; sin embargo, algo hizo voltear al ojiazul a la entrada, y lo que vio lo dejó maravillado.
Un apuesto hombre se encontraba ingresando al local, con un cabello color azabache y ojos del mismo color. Poseía una piel sumamente clara, blanco marfil, que a simple vista se notaba suave al tacto. Su complexión era delgada, más no débil, a través de ese traje negro de etiqueta se notaban los músculos de sus brazos y espalda, dando a conocer que el hombre en cuestión hacia ejercicio. A su alrededor se notaba un aire de elegancia y galantería, junto con un toque de arrogancia; su forma de caminar era segura y altiva, mas con unos movimientos suaves y precisos, dejando entrever la noble educación que recibió en su infancia. Le calculaba unos 25 o 26 años, un par mayor que él.
El rubio se quedó tan embobado viendo al hombre, que no se dio cuenta de a qué hora le habían dejado su café en su mesa, ni mucho menos de cuando la camarera le había dicho algo. Solamente fue consciente de las cosas al momento que el hombre frente a sus ojos volteó a verlo y le dedicó una sonrisa —la cual no supo descifrar si era de arrogancia, orgullo o simple coqueteo—provocando un sonrojo en sus mejillas y que se quedara todavía más embobado con el azabache.
Sus ojos se abrieron ante la sorpresa de que dicho joven se encaminara hacia él. Volteó disimuladamente hacia los lados para ver si había una mesa desocupada cerca o si había alguien que lo estuviera saludando, pero no, solamente se encontraba él en esa área, ya que la única mesa cercana se encontraba llena de muchachas que no pasaban de los 16 años, y sinceramente dudaba que el chico se fuese a sentar en dicho sitio. Entonces… ¿qué hacía caminando hacia ahí? ¡¿Acaso iba hacia él?
Todas sus preguntas internas fueron respondidas cuando el azabache se paró frente a Él y le pregunto si podía hacerle compañía.
—Um, claro —le respondió, saliendo del shock en el que se encontraba sumido, dedicándole una cálida sonrisa.
El azabache se sentó en la silla que estaba frente a él y se le quedo viendo fijamente.
—Soy Sasuke —dijo el azabache mientras extendía su mano a modo de saludo.
—Naruto —contestó el rubio rápidamente, estrechando la mano del otro.
El tiempo transcurrió rápidamente para Naruto, que se sentía sumamente cómodo junto a Sasuke, además de que ya lo estaba comenzando a conocer y era una persona sumamente agradable. A los ojos de los demás, tal vez era un poco huraño y mal humorado, ya que en una ocasión en que Ino se acercó para ofrecerles algo interrumpiendo su conversación —no intencionalmente— se ganó por parte de Sasuke una mirada sumamente fría y una contestación de lo mas forzada. Los minutos pasaron rápidamente, hasta que a Sasuke le entro una llamada a su celular.
—Sí… Ajá, ahorita voy para allá. Hasta luego. —Dijo cerrando la llamada y volteando a ver al chico de ojos azules. —Lo siento mucho Naruto pero me tengo que ir, no me di cuenta de la hora, y surgió una complicación en el trabajo— se excusó el moreno.
—No te preocupes Sasuke, de todos modos, ya me tenía que ir —respondió el rubio tratando de esconder su desilusión por tener que separarse del pelinegro.
El moreno, más tranquilo, se permitió formar una diminuta sonrisa en su rostro y salir del local, no sin antes pagar la cuenta de ambos. El rubio salió momentos después, luego de haberse despedido de Ino, y se encaminó a su casa.
Cuando estaba cruzando a la otra calle sintió un fuerte escalofrío, como si algo malo le fuese a suceder a una persona, y justo en ese momento se le apareció el rostro del azabache con el que momentos antes había estado conversando.
"Sasuke…"
Desechando el absurdo pensamiento, pensando en la gran posibilidad de que el azabache se haya marchado en su auto, el rubio siguió su camino hacia su Mercedes sls amg azul Barbie metálico, aparcado a la vuelta del local.
Al mismo tiempo, a dos cuadras de allí, en dirección contraria a la que Naruto había tomado, un carro se encontraba avanzando a una velocidad exagerada y cierto moreno se encontraba cruzando la calle. Lo último que alcanzó a escuchar el azabache fue el sonido de las llantas tratando de detenerse para después sentir como era fuertemente lanzado varios metros lejos por el fuerte impacto que había recibido. A partir de ese instante todo fue negro para los ojos de Sasuke.
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[[Continuará...]]