OMG. Capitulo 17! Quien lo diría! Como pasa el tiempo *-* es increible que después de cuarenta y tantos capitulos de la primera parte todavía continue escribiendo esta historia xD, pero ya vamos para los 20 capitulos again xD dios, cuando me pongo a escribir no siento el tiempo LOL
“El Angel y el Demonio”
segunda parte
Capitulo 17
“Cuestiones del destino”
Luego del incidente con su novia, Sohee decidió castigarlo con un par de semanas sin sexo, ni siquiera sin un beso. KangIn se sintió sumamente ofendido con la medida, no por el hecho mismo de que no hubiera sexo, sino porque le parecía un tanto desconsiderado de parte de ella que no pensara en las necesidades de él. Porqué al fin y al cabo eran pareja y las parejas hacían ese tipo de cosas. Además, no le había pedido nada del otro mundo, muchas mujeres lo hacían, hasta él lo había hecho... y valla si lo sabía hacer bien. Pero volviendo al tema de Sohee, si ella lo quería, si a ella le gustaba él tanto como decía, no le debería importar hacer algo como eso. Había estado pensando en el asunto casi todos los días, cuando la veía en el trabajo e intentaba ser cariñoso con ella, Sohee lo rechazaba o lo miraba indignada. ¿Acaso esperaba una disculpa?
KangIn realmente no sentía la necesidad de disculparse. No había hecho nada malo, quizás debía ser ella quien debería reconocer que había sido injusta con él. Pero Sohee era testaruda, tan testaruda como todas las mujeres cuando se trataba de temas como ese. Era como una guerra de sexos. ¿Que debería hacer?. Se encontró pensando en ello cuando estaban preparandose para un nuevo performance de Rokugo, ¿Que harían los chicos en su situación? Pensó, y de inmediato las opiniones de ellos vinieron a su mente sin necesidad de preguntarles.
Probablemente SungMin diría, mientras comía algúna cosa dulce.
“Untate algo rico y dulce en él... ya sabes, quizás asi no le de asquito”
Típico en SungMin, mezclar cosas dulces con todo lo que hacía en la vida.
EunHyuk diría
“¿Para que quieres que te lo haga con la boca? ¡Conformate con lo que te da! Hyung, yo llevo tanto tiempo sin novia que hasta me conformaría con sólo metérla...”
Típico en EunHyuk y su frustración gracias a ver tantas peliculas porno con DongHae.
ShinDong diría:
“A veces hay que hacer sacrificios hasta en la cama, dile que si no te lo hace con la boca te tirarás de un puente”
Típico en Shindong que no tomaba nunca nada en serio.
HeeChul diría:
“¿Que clase de hombre eres? Demuéstrale quien manda: o me la chupas o te pierdes de todo esto nena!”
Típico en HeeChul, pensar sólo en si mismo era su mejor solución la mayor parte del tiempo.
Y LeeTeuk diría... ¿Que diría LeeTeuk? Se quedó pensando entonces la voz real de LeeTeuk interrumpió sus pensamientos, estaba de pie frente a él y vestía el saco rojo que le correspondía en Rokkugo.
- ¿Funcionó? – Preguntó LeeTeuk con una sonrisa, su hoyuelo apareciendo en su mejilla suavemente.
- No... no funcionó – Aceptó KangIn abatido – Me llamó “cerdo” y me golpeó –
- Ah... es esa clase de chica – Suspiró LeeTeuk y se alzó de hombros –
- ¿Crees que debería hablar con ella y pedirle disculpas? – Preguntó KangIn.
- A veces hay cosas que no cambian en una persona – Comentó LeeTeuk y meneó la cabeza – Así intentes hablar, hay cosas inherentes a la naturaleza de una persona que no podrás cambiar... pero no pierdes nada con intentarlo, te servirá para valorar que tan lejos puedes llegar en la relación –
- ¿Te refieres a que tan lejos llegar en la cama?- Preguntó KangIn confundido.
- No... – LeeTeuk rió y le palmeó la espalda como si fuera un niño pequeño – Me refiero al corazón, que tan lejos puedes llegar a amarla – Luego de esto LeeTeuk se alejó porque HeeChul lo llamó a gritos pidiéndole ayuda con el micrófono que se le había enrredado en una de las pinzas con las que sostenía su complicado peinado.
Y ahí estaba KangIn, sintiéndose una vez más como ese niño adolescente que años atrás había conocido a un Hyung muy maduro y a la vez muy torpe. Volvió a sentírse exáctamente igual, revivió en ese segundo lo que había sentido cuando por primera vez LeeTeuk le había hablado con ese tono maduro, mostrándole, enseñándole que la vida iba mucho más allá de lo que él creía ver con sus propios ojos. Ahí estaba de nuevo LeeTeuk aún através del tiempo, aún a pesar de las circustancias, aconsejándole, ayudándole a descubrir lo que realmente quería.
Oh, KangIn, no eres más que un idiota.
Su corazón latia con fuerza aún después de que el mayor se hubiera ido a ayudar a HeeChul, el tiempo parecía haberse detenido sólo para que él pudiera entender el verdadero contenido oculto de esas palabras.
“Hay cosas inherentes a la naturaleza de una persona que no podrás cambiar...”
Si y hay sentimientos que tampoco puedes cambiar, así pasen meses o mil años, así estés con otra persona, así el resto del mundo cambie, continuan allí.
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Llegó abril, la primavera estaba en su apojeo y Super Junior Trot había sido tan exitoso que ninguno se lo podía creer, La racha de buena suerte mantenía a todos con un increible buen humor, inclusive los miembros que se encontraban inactivos durante ese tiempo, compartían ese triunfo y felicidad esbozando siempre grandes sonrisas y ayudándo a los otros en lo que necesitaran. El trabajo de KangIn en el Star King terminó y nuevos proyectos prometían bienaventuranza al grupo y a él mismo individualmente.
Su relación con Sohee había mejorado muchísimo después de seguir los consejos del líder, era perfecta, es más, contemplaba la posibilidad de pedirle su mano en matrimonio para mitad de año. Y así estarían unidos para el resto de la vida, hasta que la muerte los separara.
¿A quien engañas?
Se dijo KangIn la noche del 19 de Abril, cuando regresaba a casa luego de sus actividades. Nada de eso es cierto. Las cosas con Sohee no pueden ir peor. Suspiró dejándose caer en el gran sillón cuan largo era y se quedó mirándo el piano que aún continuaba destrozado en el rincón. La madera estaba tan astillada y las teclas en tan mal estado, que parecían una macabra boca abierta de un mounstro con afilados dientes disparejos. El piano le recordaba no sólo los golpes que LeeTeuk le había dado esa noche, sino el estado en el que se encontraba su relación con él. Durante los primeros meses KangIn había creído que las cosas se pondrían peor, que el mayor lo castigaría con el látigo de la indiferencia, esa horrible indiferencia que LeeTeuk había empleado contra él en muchas ocaciones en el pasado, recordó por ejemplo la vez en la que lo había besado por primera vez, su novia había estado coqueteando con LeeTeuk y KangIn creyó que estaba saliendo con él, que extraña manera de resultar besando a tu mejor amigo, en esos momentos había dudado si debía besarlo o golpearlo, pero la semana siguiente, LeeTeuk había dejado de hablarle ignorándolo por completo. Había sido horrible, recordaba el menor, pero no tan horrible como cuando a final de ese mismo año, habían peleado por el contenido de la agenda que KangIn había prácticamente robado sin su permiso.
Era curioso, pero esta vez, el silencio no había durado mucho, después de todo, LeeTeuk había cambiado con él y había vuelto a ser el mismo de siempre. Y KangIn no sabía que dolía más, si la indiferencia que había experimentado en el pasado, o la actitud agradable y cariñosa del presente. Una cosa si era cierta, LeeTeuk había madurado con el tiempo, ya no era el mismo niño que antaño olvidaba las cosas con frecuencia y se tropezaba con todo. Tampoco era el mismo niño que huía de los problemas detrás del velo de la indiferencia sólo por un beso o por una libreta. Ahora era un hombre, un hombre que había sido capaz de golpearlo lo suficientemente fuerte como para partir el piano, lo suficientemente hombre, como para terminar todo contacto con él y aún así ser capaz de aconsejarlo cuando lo había necesitado.
En otras palabras, KangIn se preguntaba si no estaba cometiendo el error más estúpido de toda su vida.
Las cosas con Sohee estaban mal y KangIn estaba 100% consciente de que era por su culpa. La había descuidado completamente. Él pequeño incidente en la ‘cama’ había servido para descubrir que no estaba dispuesto a sacrificar las cosas que le gustaban por otra persona y no porque él fuera un cerdo egoísta, sino porque ella simplemente le gustaba.
Pero nunca llegaría a amarla.
Había comenzado a sentirse progresivamente desinteresado en la relación desde que se había dado cuenta de que él era el único que accedía a todas sus peticiones y caprichos y que ella, se daba el lujo de complacerlo o no, cuando quería. Las cosas ya no eran como antes, el fuego y la emoción que había sentido al comienzo, cuando quería descubrir todo de ella, se extinguía lentamente y aunque tenía la oportunidad de hecharle más madera y avivarlo, no sentía interés alguno por hacerlo. Aunque ella siguiera al parecer interesada en él, KangIn sentía que las cosas nunca volverían a ser igual y que era hora de probarse así mismo y darse cuenta de si era tan hombre como LeeTeuk para afrontar esa nueva situación con ella.
Pero cuando pensaba en la idea de ‘terminar’ esa relación, el orgullo de su toro macho interior le obligaba a pensar en que eso sería el equivalente a ‘perder’ a ’rendirse’ era como permitirle a LeeTeuk ganar. Era como regresar como un perro con el rabo entre las piernas y decirle; “Tenías razón Hyung, ahora ríete todo lo que quieras”
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Esa noche, LeeTeuk y EunHyuk tenían a dos invitados especiales en el Kiss the Radio, ShinDong y KyuHyun habían ido al programa y como era de esperarse, todo había salido perfecto y el tiempo compartido había sido ameno y desestresante. Al líder le gustaba cuando todos estaban juntos, la energía de los 13 miembros siempre lo hacía sentir renovado, era como si con tan sólo verlos a todos sobre el escenario, le diera la fuerza que necesitaba para tomar el micrófono y cantar. Ahora en el kiss the radio, sólo estaban dos de ellos, pero eso bastaba para que se sintiera a gusto y feliz. La sensación era extraña a la vez, estaba feliz por comparir ese espacio con KyuHyun y ShinDong, pero al mismo tiempo su corazón lloraba silenciosamente.
Como lo había venido haciendo desde meses atrás. Desde el momento en que había terminado con KangIn.
No podía evitarlo, aunque ya se hubiera acostumbrado a la nueva situación y aunque todo aparentemente estuviera bien, su corazón lloraba en silencio y atesoraba los momentos compartidos con su Dongsaeng como piedras preciosas de un tesoro que nunca jamás volvería a ser suyo.
- Tus ojos se ven tristes – Dijo una voz fenemina, LeeTeuk alzó el rostro y se encontró con una de las chicas que trabajaban en el programa radial.
- ¿Eso crees? – Preguntó él y le sonrió.
- No es lo que crea... es lo que se nota en las fotos – Dijo ella mientras sostenía la cámara profesional con la que todos los días les tomaban fotos con los invitados que acudían al programa.
Los ojos nunca mienten. Pensó LeeTeuk un rato más tarde cuando se subían a la Van para regresar al apartamento. Los ojos son los espejos del alma... o eso dicen.
La noche estaba oscura y fría y LeeTeuk deseaba llegar pronto a casa, eran las 12 y media de la noche, quería recostarse en la cama y dormir, olvidarse de todo y entregarse a los brazos de morfeo. Pero el destino le tenía preparada una sorpresa muy diferente a lo que él estaba visionando mientras miraba por la ventana descuidadamente un asiento atrás de KyuHyun.
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KangIn se estaba quedándo dormido frente al televisor encendido ya con el pijama puesto cuando su celular comenzó a sonar estrepitosamente, despertándolo paulatinamente, a ciegas tanteó la mesa y tomó el telefono entre sus dedos, la voz de EunHyuk lo sorprendió, pero fueron sus palabras lo que realmente le helaron la sangre.
- Hyung... ¡Hyung! Hemos sufrido un accidente... Hyung, KyuHyun-ah, KyuHyun-ah – Se interrumpió su voz se quebró por el llanto, a lo lejos se escuchaban gritos y ruidos inconexos – Tengo miedo... – Entonces alcanzó a escuchar un la risa de LeeTeuk al fondo, una risa que no encajaba con la voz quebrada de EunHyuk, una risa que bien podría ser nerviosa o demente, pero en ninguno de los dos casos era algo que definitivamente KangIn hubiera deseado escuchar.
- ¿Y la ambulancia? ¿Llamaron a la ambulancia? – Preguntó KangIn azorado
- No ha llegado aún, LeeTeuk-shii, tiene mucha sangre... hay sangre por todos lados – Agregó EunHyuk, su voz temblaba, nunca lo había escuchado así y no era para menos.
- ¡¿QUÉ LE PASÓ A JUNGSOO?! – Gritó KangIn y sin darse cuenta ya estaba de pie en medio de la habitación, se llevaba la mano a la cabeza con desesperación mientras caminaba por la sala. Entonces la comunicación se cortó luego de que a lo lejos se escuchara el débil sonido de una sirena.
KangIn se quedó mirándo su teléfono movil como si este le pudiera dar una respuesta a sus ciestiones. Su respiración estaba ajitada y su corazón latía como una locomotora fuera de control.
- ¡MIERDA! – Gritó con frustración y tiró el movil que voló por los aires y calló en el sillón. – Mierda, madita sea... Dios no... –
Se encontró austado como un conejo a punto de ser devorado por un lobo, temblando como si hubiera pasado tres días sin dormir sólo tomando café oscuro.
No puede ser no, no puedo perderte, no... no puedes hacerme esto...
Continuará...