El angel y el demonio Segunda parte
Capitulo 19
“Hermanitos”
Era la primera vez que estaban realmente sólos, pensó LeeTeuk al verle aparecer en la habitación. Todos los días su habitación estaba llena de personas, sus familiares y por supuesto los otros miembros de Super Junior y amigos de la SM. KangIn había venido en otras ocaciones, pero no habían tenido oportunidad de hablar directamente porque siempre había alguien más con ellos. Así que técnicamente esa era la primera vez que estaban los dos sólos después del accidente. KangIn se acercó a la camilla y se quedó de pie al lado de ella contemplando a LeeTeuk quien estaba sentado, recostado en las mullidas almohadas blancas del hospital. Se veía más palido que nunca y más delgado, casi famélico. Le habían operado el rostro, el medico dijo que la cirujía plástica había sido exitosa y que la cicatriz se borraría progresivamente. Así que ahora LeeTeuk lucía una venda limpia sobre la frente, tapándole una parte de su ojo derecho. Estaba ojeroso además, como si no hubiera dormido bien durante todos esos días.
- ¿Cómo estás?- Preguntó KangIn con una sonrisa y LeeTeuk sonrió inmediatamente como respuesta.
- ¡Muchisimo mejor! - Exclamó eufórico – No se porque aún continuo aquí, me siento fenomenal, creo que podría regresar a casa y continuar mi recuperación allí, es más , creo que no necesito los medicamentos, me siento estupendamente –
Cuando LeeTeuk terminó de hablar, KangIn se acercó más y se sentó en el borde de la cama, lo miró fijamente a los ojos antes de continuar.
- No tienes que fingir conmigo Hyung – Murmuró KangIn y entonces fue como si sus palabras hubieran roto un vidrio invisible, el rostro de LeeTeuk se transformó lentamente y sus ojos revelaron una terrible angustía.
Eso era cierto. No había necesidad de fingir para Youngwoon. Durante toda esa semana se había mostrado firme, optimisma y lleno de energía, cuando EunHyuk y Hangeng habían llorado en el borde de su cama, había sido él quien los había consolado y les había dicho que todo estaría bien. Cuando sus padres le habían mirado con preocupación y lágrimas, había sido él quien los había consolado y les había hecho sentir que todo estaba bajo control, que él era fuerte y que aquello no era nada del otro mundo, sólo un accidente, cosas que pasan en la vida y que simplemente hay que afrontarlas con la cabeza en alto. Pero con Youngwoon no había necesidad de fingir. Él era la única persona que lo conocía como era en realidad, había desnudado no sólo su cuerpo, sino también su alma para él.
Entonces los ojos se le llenaron de lágrimas y le ardieron dolorosamente mientras las dejaba correr por sus mejillas, su cuerpo se estremeció entre sollozos y lloró como un niño pequeño, como había deseado llorar en todo ese tiempo, lloró asustado, porque no se creía sus propias palabras, no creía en nada de lo que le decía a los demás, tenía miedo de que todo fuera acabar ahí, tenía miedo de continuar, pensaba en la muerte todo el día y eso le dolía, era como una puñalada en el pecho que con cara respiración se entierra más y más haciéndote más daño. Miles de interrogantes se aremolinaban en su mente con cada minuto que pasaba encerrado en ese desagradable lugar, aislado de todos, del mundo.
Sintió la mano de KangIn acariciándole el cabello suavemente, sus dedos enrroscandose delicadamente entre las finas cedas, LeeTeuk continuó llorando sin articular ninguna palabra, sólo llorando, sacudiéndo los hombros espasmódicamente, con la cabeza baja, llevándose las manos a la cara para ocultar su rostro húmedo.
KangIn lo atrajo hacía si, hacía su pecho y lo abrazó. Un abrazo que había estado necesitando con más intensidad que la misma droga que curaba sus heridas. Que el mismo suero que ahora le suministraban por vía intravenosa. LeeTeuk lloró contra el pecho de KangIn humedeciéndo su corbata y la tela de su camisa. Y KangIn se mantuvo sólamente en silencio permitiendo que el otro se desahogara.
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Luego de media hora, LeeTeuk se había secado las lágrimas con el dorso de su mano, sentía como si un enorme peso hubiera desaparecido de sus hombros. Y KangIn no se alcanzaría a imaginar lo agradecido que estaba de haber podido desahogarse así.
- Gracias – Murmuró LeeTeuk y miró el rostro triste de KangIn. Se encontró con la preocupación en ese rostro y se odió así mismo por causar ese tipo de sentimientos y preocupaciones en su mejor amigo.
- Estaba muy preocupado por ti – Dijo finalmente KangIn – No sabes lo angustiado que me sentí cuando EunHyuk me llamó – Se detuvo unos instantes y lo abrazó con más fuerza – Dios... tenía tanto miedo de perderte –
- Pero aquí estoy – Exclamó LeeTeuk y sonrió tenuemente.
- Si, estás aquí, estás bien y te pondrás mucho mejor pronto – Afirmó KangIn con seguridad – Y todo volverá a ser como antes –
- Me pregunto si... – Comenzó LeeTeuk pero se detuvo, KangIn se quedó mirándolo como a la espectativa, el mayor pareció dudar lo que diría a continuación y le costó dejar que las palabras salieran de su boca – Si... realmente meresco estár aquí... es algo en lo que he estado pensando en estos días –
- ¿A que te refieres?- Preguntó KangIn, limpiándole una incipiente lagrimita solitaria que amenazaba con resbalar por su mejilla.
- Me refiero a si... no debería ser yo quien estuviera en el lugar de KyuHyun – Explicó LeeTeuk, KangIn se sorprendió con la revelación y se quedó mirándolo extrañado – En ese momento... quize protegerlos... pero no pude, KyuHyun estaba allí inconciente y yo... yo no podía hacer nada – Agregó y la voz volvió a quebrársele pero no salieron más lágrimas, al parecer ya había llorado demasiado.
- Hyung, no había nada que tu hubieras podido hacer en ese momento – Afirmó KangIn.
- Lo se – Asintió el mayor – Maldición, se que no hubiera podido evitarlo... pero... ¿Porqué estoy yo aquí y KyuHyun está aún en cuidados intensivos? – KangIn abrió la boca como si tuviera una respuesta para esa pregunta pero el mayor continuó - ¿Acaso meresco estar con vida? –
- Supongo que es cuestión del destino... eres un chico con suerte – Trató de explicar KangIn. LeeTeuk negó con la cabeza frenéticamente.
- No, no, no es sólo cuestión de suerte... ¿Cómo crees que me siento al saber que KyuHyun está tan mal? – Preguntó y sus ojos negros miraron a KangIn como queriéndo traspasarlo con la mirada – Cuando me siento aliviado por estár vivo, por estár aquí sin ninguna fractura... entonces me odio a mi mismo, me siento infinitamente mal, pienso en KyuHyun y... no tengo el derecho de estar aquí, debería ser yo quien estuviera en cuidados intensivos, debería ser yo... porque era mi responsabilidad... yo... yo –
- Jungsoo... – Lo interrumpió KangIn y le depositó un suave beso en el cabello, sintió su aroma natural mezclado con el anticéptico del hospital – Yo... me alegro infinitamente de que tu estés aquí conmigo ahora, de que no estés allá adentro, soy feliz al saber que estás fuera de peligro... ¿Eso me convierte entonces en alguien egoísta? No, Hyung, también sufro por KyunHyun, simplemente a cada uno le toca enfrentar su propio destino y hay cosas en las que simplemente no podemos interferir –
LeeTeuk se quedó en silencio luego de escuchar las palabras de KangIn, el beso en su cabello le hizo sentir como un niño pequeño y también le dio seguiridad. Como si en los brazos de KangIn nada malo fuera a pasarle nunca. Sintió un taco en la garganta, quería llorar de nuevo, pero sus ojos estaban secos ya, quería gritar, quería y huír de ese lugar melancólico. Quería que KyuHyun estuviera perfectamente bien, quería verlo sonreír y caminar.
- Gracias – Susurró LeeTeuk de nuevo. – Gracias por venir a verme... – Finalizó apesadumbrado, era sábado, pasaban las siete de la noche, KangIn debería estar divirtiéndose con su novia y no acompañando a un patético y convaleciente enfermo en un hospital. – Realmente me siento mejor, pero no tienes porque quedarte mucho tiempo, entiendo que debas pasar tiempo con tu novia, sería lo mejor en una noche como esta... - ´
- Hyung – Lo interrumpió KangIn poniéndole un par de dedos en los labios para que se callara – Ya pedí permiso a los médicos para quedarme esta noche contigo –
- ¿De...de verdad? – Exclamó entre la sorpresa.
- Si – Aceptó el menor y le sonrió con ternura – Quiero cuidar a mi hermanito – Finalizó.
- Pero... pero... ¿Y Sohee? – Preguntó LeeTeuk regocijado con la sonrisa y las palabras del menor, la felicidad lo estaba embargando inesperadamente como hacía mucho tiempo no la sentía.
- Ya no habrá más Sohee – Comentó KangIn y suspiró largamente antes de revelarle la noticia – Terminamos –
- ¿Qué...? – Exclamó el mayor abriendo los ojos con la sorpresa - ¿Por qué? ¿Qué fue lo que pasó? –
- Bueno, ella me terminó – Aceptó KangIn y se encontró con que todo ese orgullo de macho que semanas antes había sentido, desaparecía en ese momento, nada era más importante que la salud de su Hyung y sentirse como un ‘perdedor’ no tenía ninguna relevancia, por lo que encontró que contárselo a LeeTeuk no lo hacía sentir humillado – Y con justa razón... no fui más que un cerdo egoísta – Aceptó al fin. LeeTeuk se quedó mirándolo firmemente, sus ojos negros parecían dos guigarros esculpidos con un cincel.
- ¡Serás bruto! – Exclamó LeeTeuk y lo golpeó débilmente con el puño derecho, el que tenía la aguja que conducía el suero al lado de la cama. – No sabes como tratar a una mujer – Agregó.
KangIn iba a reñirle por eso, pero se encontró con la sonrisa de LeeTeuk.
LeeTeuk sonreía como un ángel, como un ángel de verdad.
Estaba feliz...
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Esa noche, KangIn y LeeTeuk hablaron de muchas cosas, como siempre los temas de conversación no se agotaban. Resultaba tan fácil hablar con LeeTeuk, pensaba KangIn, todo era tan sencillo cuando estaba a su lado, no sabía como podía haber cambiado esa tranquilizad y esa felicidad que sentía cuando estaba a su lado, por un par de pechos. No sabía como había llegado tan si quiera a pensar que otra persona podría ofrecerle lo mismo que su Hyung le ofrecía. Hablaron y hablaron hasta muy tarde en la noche, quizás más de las 12, entonces una enfermera entró en la habitación y le pidió a KangIn el favor de que le permitiera descanzar.
- Aunque se recupere rápidamente, debe descanzar con propiedad, es una orden del médico, o de lo contrario no podrá quedarse esta noche – La enfermera era increiblemente grande, parecía más una nevera que un ser humano. Y realmente no saban muchas ganas de desobedecerla.
Así que cuando se fue, ambos dejaron escapar risitas complices,como dos niños que acaban de hacer una travesura.
- Bueno al parecer mi Hyung debe descanzar – Comentó KangIn poniéndose de pie, tomó la sábana de la cama y arropó a LeeTeuk como si estuviera acostando a su hijo, le acomodó las almohadas y se cercioró de que todo estuviera en orden. Sintió el impulso de besarlo, pero algo en su interior le decía que era demasiado rápido, que todo vendría a su devido tiempo, quizás por lo menos cuando pasara un poco la conmoción del accidente.
- ¿Y mi cuento? – Preguntó LeeTeuk haciendo que su voz sonara como la de un niño de 4 años – Quiero mi cuento o no podré dormir – Agregó. KangIn rió y se sentó en la cama vacía continua, estaban tan sólo separadas unos 30 centimetros.
- Había una vez un niño tonto llamado Jungsoo – Comenzó KangIn, LeeTeuk frunció el ceño – Jungsoo era muy torpe y siempre quería hacerse el fuerte, pero un día mientras caminaba por el bosque un enorme demonio rojo apareció de repente, hechaba fuego por la boca y tenía una cola larga llena de espinas, entonces Jungsoo tuvo mucho miedo y lloró como una niña, entonces apareció Youngwoon el respetado y legendario caballero de la orden del fenix, caminando con su armadura dorada... –
- Aigo...¡pudrete! – Se quejó LeeTeuk y se giró en la cama dándole la espalda, KangIn rió con ganas y se acostó en su cama. LeeTeuk sonrió mientras miraba la pared blanca que tenía frente así.
Al día siguiente, cuando la enfermera pasó en su revisión matinal a los pascientes, vio a LeeTeuk dormido plácidamente en su cama, su mano agarrando la mano de KangIn, sus dedos entrelazados como una pareja. KangIn dormía en la otra cama.
La enfermera sonrió, no supo porque, pero esa escena la enterneció completamente.
Continuará...
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