El Ángel y el Demonio (Segunda parte) por Helsic

El ángel y el demonio segunda parte.
Capitulo 24
"Condiciones"

Esa noche en el hotel, KangIn se quedó observando a LeeTeuk en la semi penumbra de la habitación. La luna redonda como una pelota de queso, brillaba alegremente en el cielo azabache e iluminaba paulatinamente el recinto llenándolo todo con una delicada caricia azulosa. Ese rostro pálido de ángel olvidado por un dios sin nombre, yacía ahí sentado en la cama luego de que hubieran regresado cansados de caminar casi por dos horas. KangIn se acercó lentamente, con dos contradictorios sentimientos en su pecho, quería besarlo, sentir sus labios más que a cualquier otra cosa en el mundo y a la vez quería huír. Tenía miedo de ser rechazado como las últimas veces. Y esta vez, luego de haber puesto sus sentimientos al denudo no sabría como reaccionaría ante un rechazo más.

Lentamente sus rostros quedaron frente a frente, excasos centímetros separando sus labios, sintió la tibieza de la respiración del mayor haciendole cosquillas debajo de la nariz. Cerró los ojos y dejo que sus labios rozaran esa entrada prohibida desde hacía mucho tiempo para él. Esa boca capaz de generar rudas palabras que se enterraban como cuchillos en el pecho, esa misma boca que besaba como los dioses. Movió los labios lentamente para aprisionar los de su Hyung, no hubo rechazo, por lo menos no aún, pensó mientras tímidamente su mano izquierda se posaba en el cuello de su compañero, para empujarle un poco hacía adelante y de esa manera hacer el beso más profundo.

Abrió su boca y lamió los labios aún sellados de LeeTeuk, paseó su lengua suavemente acariciándolos, degustando el sabor de esa piel rosada y carnosa, deseando locamente que se abrieran para él. En el silencio de la habitación, su propia respiración parecía atronadora, abrió los ojos tímidamente, ¡Dios, estaba temblando como la primera vez! un sudor frío bajaba por su espalda como si estuviera desactivando una bomba nuclear 10 segundos antes de que el conteo fatal terminara. Cuando abrio los ojos, descubrió que el líder tenía los suyos cerrados, su rostro estaba relajado, simplemente ahí, ausente de expresión.

No había rechazo. Aunque tampoco hubiera alguna otra cosa... pero bueno, un paso a la vez.

Entonces LeeTeuk abrió los ojos, sus pupilas negras y redondas como opalos se posaron fijamente en los suyos. Una conexión que pareció durar infinitamente aunque solo fueran unos segundos, KangIn se quedó quieto, contuvo la respiración, LeeTeuk abrió sus labios, pero no para besarlo, sino para hablar.

- ¿Quieres follarme? -

KangIn no supo si fue la frase en si, la proposición misma y lo que connotaba o el hecho de que hacía demasiado tiempo que no escuchaba esa palabra salir de la boca de su Hyung, lo que causo su caricaturesca reacción de sorpresa. LeeTeuk sonrió, rió bajito conteniendo lo que hubiera podido ser una risa de bruja loca.

- S-s-s..¡si! - Tartamudeó reponiendose de la impresión (inclusive había retirado la cabeza hacía atrás como si hubiera visto un gusano gordo y feo) aquello definitivamente había sido inexperado. Aunque la respuesta era obvia.

LeeTeuk se sentó con propiedad en la cama, si hubiera tenido gafas se las habría ajustado profesionalmente en la nariz. Se llevó una mano al mentón meditando la cuestión, para luego dedicarle una escrutadora mirada a KangIn quien seguía observandolo en medio de la sorpresa.

- Entonces... tendrás que portarte bien - Comentó LeeTeuk, como quien habla de la politca de Irak o de cualquier otro asunto del diario vivir. - Por que, como bien sabes no soy un chico fácil -

KangIn quizo reír. De hecho se llevó una mano a la boca para contener su risa. ¿Que era eso? el muriendose de los nervios por darle un beso y de repente, LeeTeuk comenzaba a jugar.

- Mis días de chico malo terminaron hace ya un buen tiempo - Le respondió KangIn intentando parecer serio - Por cierto, unos 6 meses de mi vida que no me interesa para nada revivir o recordar - Aclaró, obviamente refiriendose a su relación con Sohee.

- Es verdad - Aceptó LeeTeuk y se puso de pie, su rostro de reflexión absoluta, ceño fruncido, puchero y la mano en el mentón - ¿Pero quien garantiza que realmente hayas aprendido la lección?-

- ¿Que? Cual lec... claro que aprendí la lección, ¡estoy aquí contigo! - Se apresuró a comentar KangIn con los ojos bien abiertos. LeeTeuk le dedicó una mirada por encima de su hombro con fingida indignación.

- No, no has aprendido nada - Dijo volviendose hacía él, de repente una sonrisa maliciosa, levantó una pierna y posó la planta de su pie desnudo, suavemente sobre la entrepierna de KangIn - Has sido un chico malo y los chicos malos siempe reciben un castigo tarde o temprano -

La inesperada acción lo cogió completamente desprevenido y KangIn se demoró unos momentos en procesar la información y en notar lo increiblemente erótico que ese simple gesto había sido. LeeTeuk tenía las manos en los bolsillos, lo miraba con suficiencia y por unos instantes, KangIn divisó ese LeeTeuk de antaño, ese mismo que le había causado tantos dolores de cabeza cuando recién se habían conocido.

- Castigame... - Rogo KangIn.

¿Un momentó, rogó?, Si, rogo. Rogo desvergonzadamente con una voz que no pareció la suya. Con un anhelo que sabía había permanecido todo el tiempo dentro de él durante todo ese tiempo en el que no lo había besado ni sentido. Una sumisión que no recordaba tener en algún lugar de su cerebro.

- Por supuesto - Respondió el otro y ese mismo pie que se había mantenido sobre su entrepierna (ahora dura) lo empujó gentilmente en el pecho, KangIn se dejó caer contra la cama con todos los sentidos puestos en ese chico que siempre lograba sorprenderlo sin importar la situación.

LeeTeuk caminó al rededor de la cama como un gato que contempla a su desprevenida presa, la mano aún en el mentón, deleitandose con la situación, disfrutando de su momento de gloria. Suponía KangIn mientras lo seguía con la mirada llena de espectación.

- De ahora en adelante, limpiarás nuestro cuarto, me dejarás usar la gorra negra y pagarás siempre nuestra comida - Exclamó LeeTeuk con las manos en la cintura.

KangIn saltó en la cama.

- ¿Porque la gorra negra? - Se quejo el menor - El negro no te queda bien eres un ángel ¿lo recuerdas? los angeles no usan gorras negras... - Reflexionó KangIn.

- Bueno, ¿Quieres follar o no? - Exclamó LeeTeuk alzando una ceja.

- Si - Murmuró KangIn con una media sonrisa.

LeeTeuk sonrió también.

- ¿Es todo? - Preguntó KangIn, LeeTeuk negó lentamente con la cabeza y luego se arrodilló en la cama frente a él, se acercó lentamente y quedó sobre KangIn quien instintivamente se dejó caer hacía atrás de nuevo. Sus respiraciones se encontraron de nuevo, esta vez no hubieron más palabras, KangIn estiró el rostro para besar esos labios, pero LeeTeuk retiró el rostro y sonrió mientras posaba su dedo indice en los labios del menor, KangIn besó ese dedo, lo besó suavemente y luego lo chupó descaradamente, manteniendo su mirada fija en LeeTeuk, imaginando que aquella era otra parte de su cuerpo. El mayor se sentó sobre su cadera y sintió el duro miembro de KangIn presionandolo, comenzó a moverse suavemente, mandándole descargas eléctricas a KangIn con cada movimiento, incitándolo, haciendole recordar que habían pasado más de 6 meses desde la última vez. El mayor le quitó la camisa y le sostuvo las manos con fuerza por encima de su cabeza.

¿Así que ahora me quieres dominar Hyung?

Los labios de LeeTeuk bajaron suavemente por su cuello, dejando un rastro de fuego, un cosquilleo inevitable que solo hacía que le doliera su entrepierna atrapada injustamente en su pantalón. Con la rodilla, el mayor comenzó a frotarlo descaradamente, enloqueciéndolo de placer aún sin ni siquiera tocarlo realmente. Lo mordió en el pecho y su lengua húmeda jugueteó con su tetilla, arracándole un suspiro, haciéndole cerrar los puños con fuerza.

KangIn lo tomó por la cintura y lo pegó contra su cuerpo, quería contacto, contacto directo, maldición, quería tocar ese cuerpo de perdición, recorrer todos esos lugares que se sabía de memoria, pero al parecer LeeTeuk no tenía la misma idea en mente, porque se safó del abrazo de KangIn para volver a ponerle las manos sobre su espalda. KangIn lo miró con curiosidad.

LeeTeuk le desabrochó el pantalón, el sonido de la cremayera rasgó la habitación y el frio de la brisa marina acarició su piel una vez su miembro fue liberado de la prisión y se levantó erguido y duro. La mano de LeeTeuk jugeteó con su vientre, torturandolo por lo que pareciéron minutos antes de que esos dedos mágicos se encaminaran hacía abajo, hacía ese lugar prohibo que nadie más había tocado en su ausencia. Un gemido se escapó de sus labios cuando esos dedos entraron en él.

- Ahh...- Murmuró y se mordió los labios cuando esos dedos comenzaron a marcar un ritmo suave, alcanzando ese punto en su interior que lo llevaba al borde de la locura. Su miembro palpitaba añorando las caricias que el mayor se negaba a darle, dios, como deseaba que esa boca se posara sobre él. - Hazlo con tu boca... quiero sentir tus labios, hazlo... -

- Haré lo que quiera - Opinó LeeTeuk sin detener sus caricias, KangIn lo miró con los ojos entre abiertos. Por fin entendiendo a lo que el otro se había referido con 'castigarlo'. - Lo haré cuando yo quiera -

Bueno KangIn, acepta tu castigo como un hombre y deja de rogar como niña.

KangIn asintió suavemente con su cabeza.

Sumisión.
Hacía tanto que ese concepto había desaparecido de su mente.
Sumisión.
Por Jungsoo, sería tan sumiso como él quisiera, haría cualquier cosa por él.

Entonces sintió como los dedos se retiraban de allí e iba a protestar, cuando algo mucho más grande los remplazó, presionando la entrada húmeda. KangIn abrió los ojos sólo para deleitarse con la mirada llena de lujuria de su compañero, esa mirada no había visto en mucho tiempo, una sonrisa que invitaba delicadamente a la demencia.

Caminemos juntos por el borde del abismo, bailemos juntos en el borde del abismo Hyung...

- Metelo ya, maldición... - Rogó de nuevo. LeeTeuk se lamió los labios eróticamente antes de empujárse hacía adentro, aferrándose a las caderas de KangIn, arrancándole un grito de placer y dolor.

Un dolor que había olvidado hacía mucho tiempo y que desesperadamente necesitaba sentir. Una deliciosa convinación mazoquista que temió nunca volver a sentir, pero en ese momento el orgullo y el ego habían dejado de existir, en ese momento el no era 'KangIn' el era Youngwoon, un chico que no tenía que aparentar frente a nadie, un chico a quien sólo le importaba correrse porque tenía al amante más sexy del universo.

LeeTeuk comenzó a moverse más rápido, más fuerte, sin importarle si su compañero se había acostumbrado a ese intruso o no, se enterró en él con todas sus fuerzas ignorando los gemidos inteligibles del otro, disfrutando de sus expresiones, de dolor o de placer, no podía distinguirlas, pero daba igual, ambas cosas venían siendo lo mismo en ese momento.

KangIn se vió obligado a llevar su propia mano a su miembro, quería alcanzar el orgasmo con su Hyung y humillarse era parte del juego o del castigo, de cualquier forma, lo único en lo que podía pensar en esos momentos era en todo el morbo que le producía sentir a su Hyung dentro de él. Ver ese rostro excitado y demencial extremeciendose con cada estocada en su interior. Se acarició un par de veces y se sintió casi a punto de llegar, su respiración y su corazón corrían a cien kilometros por hora.

- Jungsoo... - Gimoteó desesperado - Ahhgh...- gritó.

LeeTeuk se inclinó sobre él y se detuvo.

- ¡Mierda! - Se quejó KangIn sin pensarlo, abrió los ojos saliendo del ensueño, justo cuando estaba a punto de correrse, maldición. Pero encontes se encontró con el rostro de LeeTeuk, había algo oculto allí.

LeeTeuk besó sus labios. Por primera vez en más de seís meses. Lo besó y su beso fue suave, fue tranquilo y estuvo tan emotivamente cargado, que fue como si hubiera explotado una bomba de azucar de colores en sus bocas. KangIn cerró los ojos, mientras todo se detenía a su alrededor, mientras envolvía a ese chico entre sus brazos, disfrutó del beso y quizo llorar, quizo morir...

- Y la última condición es.. - Murmuró LeeTeuk separando sus bocas, KangIn lo observó y recordó las condiciones previas, limpiar la habitación, la gorra negra y pagar la comida.

- Haré cualquier cosa que me pidas - Lo interrumpió KangIn, el sudor le había pegado el cabello negro contra la frente - Te llevaré a donde quieras, cocinaré para ti, compraré lo que quieras... -

De nuevo unos dedos se posaron sobre sus labios para silenciarlo.

- Sólo... ámame en serio - Murmuró LeeTeuk, su máscara de control quebrándose en esos segundos de vacilación - Ámame de verdad -

El corazón de KangIn explotó en mil pedazos que subieron por su garganta arrancándole la respiración, sus manos volvían a temblar mientras se dirigían a ese rostro perfecto de ángel, atrajo ese rostro contra el suyo, besó el inicio de su cabello y aspiró esa deliciosa convinación de lavanda con limón de su champu. Luego juntó su frente con la de él, LeeTeuk lo miraba fijamente y había tristeza en sus oscuros ojos.

Había miedo.

Ese maldito miedo que KangIn sabía era su culpa. Suspiró cuando sus narices se rozaron y sus alientos jugaron por unos instantes.

- Siempre ha sido en serio y siempre ha sido de verdad - Respondió, antes de besarlo con renovadas ganas, LeeTeuk correspondió el gesto y la pasión los envolvió una vez más.

Nunca en su vida había sido tan sincero como en ese momento, pensaba KangIn mientras continuaba el beso y LeeTeuk comenzaba de nuevo a moverse, encendiéndolo automáticamente como si se tratara de un muñeco de batería. Esta vez fue la mano de LeeTeuk la que acarició su miembro enloqueciéndolo. Haciendo que sus pensamientos se convirtieran en una especie de denza neblina blanca, sin coherencia y sin sentido. Sólo la sensación, sólo Jungsoo, su Jungsoo.

Se corrió con fuerza y unos momentos después también LeeTeuk. Sus manos permanecieron entrelazadas todo ese tiempo...