Miró los ojos negros del azabache que se veían serios y firmes, parpadeó varias veces como esperando a que la información llegara a su cerebro y le corroborara que se trataba de un juego del azabache, pero nada, no comprendía.
- ¿Qué…? – titubeaba - ¿A qué te refieres ttebayo?
Sintió ganas de golpearlo al escuchar esa pregunta, definitivamente la palabra “dobe” no lograba definir lo que realmente era ese rubio.
- Que estoy embarazado – repitió pero bajando un poco la voz, lo que menos deseaba era que los otros idiotas comensales supieran de su estado – espero un bebé… vas a ser papá… estoy en gestación… me dejaste premiado… no sé, llámalo como quieras – terminó de decir mirando como esos ojos azules se abrían de par en par.
Silencio, sentía su corazón palpitarle de forma rápida como si se le quisiese salir del pecho, estaba nervioso y no dejaba de ver cada una de las muecas que el rubio hacía mirando hacia la nada, tragó saliva sabiendo perfectamente que no fue la forma correcta de decirle la noticia pero ya lo había echo, no había marcha atrás.
Naruto suspiró antes de que comenzara a reírse fuertemente llamando la atención de la mayoría de los que estaban comiendo en Ichiraku.
- Nunca creí… que tuvieras sentido del humor teme – decía entre sus risas mirando al azabache que al escuchar sus palabras se había quedado más pálido que de costumbre.
Sintió rompérsele algo en su interior al escuchar esas palabras ¿Acaso el rubio no le creía? Sintió furia combinada con tristeza a tal punto que no pudo evitar sentir humedecérsele los ojos.
- Nee… en serio teme ¿qué te pasa? – dijo más tranquilo el rubio parándose y tratando de acercársele.
- Eres un idiota
Sasuke respiró profundamente y abofeteó al rubio al tratar de tocarle y sin mirarlo salió del establecimiento para luego comenzar a correr lo más que podía a su casa tratando de alejarse del Uzumaki.
El rubio parpadeó desconcertado y confundido por lo pasado, posó su mano sobre su mejilla sintiendo dolor, le había dolido a pesar de que no había sido con mucha fuerza porque sino hubiera acabado estampado en la pared.
- Sasuke… - dijo sacando dinero de su bolsillo y sin contarlo lo dejó en la mesa para luego salir del local corriendo ¿Qué mierda le pasaba al Uchiha?
Corrió por unos momentos sin rumbo hasta que decidió ir primero a su departamento a buscarlo, después de todo desde hace varias semanas que ambos habían estado viviendo en el departamento del rubio como pareja que eran.
Subió como alma que lleva el diablo abriendo la puerta con tanta fuerza y rapidez que casi la saca, entró y buscó por todos lados al azabache pero nada, no estaba. Se dejó caer en el sillón intentando comprender ¿qué había pasado? ¿Por qué abofetearle? Nada tenía sentido, por primera vez que no había echo nada intencionalmente, solo se había reído de lo que Sasuke le había dicho lo cual era normal pues lo dicho por el azabache era totalmente ilógico ¿o no?
Estar embarazo ¡por Dios! Su Uchiha era un hombre no una mujer, sería imposible que estuviera embarazado, si hasta la idea sonaba tonta y hasta ridícula; entonces ¿por qué de la actitud del azabache? ¿Por qué decir una broma así y luego actuar como ofendido? No entendía, no había lógica alguna.
Pero también estaba el otro lado del problema, Sasuke no era alguien muy social y menos divertido o gracioso, a decir verdad odiaba las bromas entonces ¿por qué le haría una? El azabache lo había mirado con tristeza y furia eso era obvio pero más tristeza porque sino sus ojos se hubiera teñido del rojo del sharingan.
“Análisis” el chico había dicho algo de análisis cuando lo abrazó por la espalda, sin contar con los extraños síntomas: mareos, naúseas y a veces hasta había devuelto lo que comía; síntomas raros y bastante parecidos a los que la pelirrosa había tenido a comienzos de su… de su embarazo.
Abrió los ojos como platos parándose al instante y sudando frío, ¿acaso podía ser qué…?
¿Era posible? ¿tal vez…?
- No puede ser – se dijo antes de salir corriendo hacia la mansión Uchiha, debería estar allí porque sino estaba entonces no tenía idea alguna de su paradero.
Llegó exhausto por la rapidez en que había estado corriendo, caminó por el antiguo y deshabitado barrio de aquel poderoso clan buscando la casa, o mas bien dicho la mansión de azabache, la reconocería sin problemas ya que era la más grande y la que por lo menos parecía habitada por alguien.
Corrió a la puerta y comenzó a golpearla con fuerza sin dejar de gritar.
- ¡Sasuke! – gritaba tratando de abrir la puerta pero estaba asegurada - ¡ábreme!
Sabía que estaba allí, podía sentir su chakra pero parecía que no tenía la mínima intención de abrirle la puerta y dejarlo entrar ¡maldito bastardo!
- ¡SASUKE! ¡se que estas allí! – golpeaba con mayor énfasis sintiendo ya un poco de dolor en su mano - ¡no me pienso mover hasta que hablemos!
No tuvo respuesta, lo cual aumentó su enfado haciéndolo perder la poca paciencia que tenía.
- ¡Ábreme de una vez o pienso tirar la puerta abajo!
Fue lo último que dijo antes de formar un rasengan con facilidad en su mano derecha y lanzarlo contra la puerta, pero al instante en que trató de rozar la madera una barrera rodeó la mansión y al entrar en contacto con la energía del rasengan una fuerte corriente eléctrica recorrió el cuerpo del rubio lanzándolo hasta la otra pared provocando un resquebrajamiento de esta.
- Duele – dijo parándose a la vez que se sobaba las costillas, ¡demonios! hace una semana que no había recibido ninguna descarga eléctrica en su cuerpo así que recibirlo lo tomó de improviso, aunque a decir verdad extrañaba un poco el cariño electrizante del azabache.
- Ya extrañaba tu chidori teme – se dijo caminando hacia la puerta.
Rozó apenas la puerta con las yemas de los dedos y pudo sentir la corriente eléctrica que la protegía, si se atrevía a tocarla seguro sería electrocutado nuevamente, definitivamente Sasuke había echo eso desde adentro.
- No me importa que pongas una barrera Sasuke ¡yo no me moveré de aquí hasta que hablemos! – gritó tan fuerte como para que lo escuchara.
En ese momento, para su mala suerte un trueno cortó el silencio del cielo provocando que este se oscureciera y comenzara lentamente a derramar gotas de lluvia que poco a poco fueron haciéndose más y más; logrando que en cuestión de segundos el rubio quedara totalmente empapado.
- No importa – dijo sentándose – no me moveré ttebayo ¿oíste? ¡NO ME MOVERE!
En el interior de la mansión, el azabache se encontraba sentado en el piso recargando su espalda contra la puerta de entrada, sus rodillas estaban flexionadas y sus manos unidas en un sello que seguro era el causante de aquel jutsu.
Cerró los ojos escuchando los gritos del rubio, no quería oírlos, la verdad era que no deseaba hablar con él ni ahora y tal vez nunca. Hizo un sello rápido con las manos dejando su anterior jutsu de nuevo en acción para luego pararse y caminar hacia el sillón, se echó cubriéndose con una manta, prendió la televisión a pesar de no querer verla aunque sea para mitigar los gritos del rubio serviría, y cerró los ojos.
Escuchaba la voz de alguien que hablaba sobre un nuevo detergente y los precios módicos de este, la televisión era tan estúpida a veces; oía los golpeteos de las gotas de lluvia contra los cristales de sus ventanas y también unos chillidos estridentes, el dobe por supuesto.
Apretó sus manos recordando su risa, lo detestaba, odiaba que se hubiera burlado así de algo tan importante como lo era su estado y… y de su hijo, el hijo que esperaban y que tal vez el rubio no quería.
Sintió humedecérsele de nuevo los ojos ¡malditas hormonas! Pensaba haciéndose un ovillo y deseando que nada hubiera pasado y que jamás le hubiera dicho nada al imbécil ese que aún gritaba.
- Por mi muérete de frío Naruto Uzumaki – dijo bajito derramando unas cuantas lágrimas antes de dejarse llevar por un leve sueño que comenzó a invadirlo.
Suspiró deprimido comprendiendo que el azabache no pensaba apiadarse de él, cerró los ojos metiendo sus manos en sus bolsillos, bajó la cabeza y comenzó a caminar hacia la salida del barrio Uchiha teniendo como única compañía a las gotas de lluvia que caían en sus cabellos y en su cuerpo mojándolo aún más de lo que estaba.
Tenía la vista gacha, confundido y asustado de que este fuera el final de su relación con Sasuke, no, no podía ser el fin, lo amaba pero… pero no podía creer lo que le había dicho, no podía.
Estaba tan inmerso en sus pensamientos que no se dio cuenta de que chocó con alguien tirándolo al suelo.
- Idiota ¡mira por donde caminas! – gritó la mujer parándose al instante y comenzando a lanzar golpes contra él, lo que le faltaba, una mujer menopausica.
- ¡Lo siento ttebayo! – decía evadiendo los golpes que eran rápidos pero que de la nada se detuvieron.
- ¡¿Naruto?! – dijo la mujer bajándose la capucha que la cubría de la lluvia y revelando unos cabellos pelirrosas y unos bellos ojos verde esmeralda.
- Sakura-chan – dijo bajando la guardia, eso explicaba la agresividad de la fémina.
- Lo siento – dijo sonriendo – pero es que estoy un poco apurada porque mi mamá tiene que volver a casa y me va a dejar solo a Lee-chan… lamento haberte tratado de golpear
- No te preocupes ttebayo – dijo bajando de nuevo la cabeza mostrando su aura depresiva
- ¿Estas bien?
- Si… bueno… más o menos – dijo alzando la cara y mirando el semblante preocupado de su mejor amiga.
- Vamos a mi casa y me platicas lo que te pasa ¿si?
- No Sakura-chan la verdad es que no tengo ganas…
- No acepto un no como respuesta – dijo mientras lo tomaba con fuerza del brazo y lo jalaba hacia la casa donde ahora ella vivía con su pequeña pero muy feliz familia.
El caminó fue en silencio, ella caminaba a paso rápido empujando a cual sea el pobre caminante que osaba cruzársele y demorarla mientras él lo hacía más lento tras ella, no deseaba hablar con nadie pero quizás la pelirrosa pudiera ayudarlo, después de todo ella era la alumna de Tsunade-obachan así que sabría algo sobre lo que el azabache tenía.
- Entonces ¿qué te pasa? – preguntaba la pelirrosa poniendo unas tazas de té sobre la mesa y mirando fijamente al rubio que ya estaba usando ropa seca que ella le había dado de Lee., por suerte para él era ropa normal y no una de esa tétricas mayas verdes.
Naruto bajó la vista jugando con sus dedos hasta que el sonar de los dedos de Sakura apretar la mesa lo hizo alzar la vista y ver a la pelirrosa con una mirada de reprimenda que decía “O me dices lo que te pasa o te lo saco a golpes”. Tragó saliva, ser golpeado por ella no le convenía.
- Sakura-chan ¿qué tiene Sasuke?
- ¿A qué te refieres? – dijo enarcando una ceja
- Antes de que me fuera a la misión de Suna él tenía unos síntomas raros y le pedí que fuera donde la vieja Tsunade porque sino lo hacía yo lo obligaría… ¿sabes si fue donde ella?
La pelirrosa abrió grandes sus ojos comprendiendo a qué se refería.
- Si… ¿te lo ha dicho?
- Si pero me dijo que él… - apretó la taza tratando de calentarse con el vapor que emanaba – que él estaba esperando un…
En eso el llanto de un bebé irónicamente impidió que el rubio acabara la oración, la pelirrosa sonrió con dulzura parándose y subiendo las escaleras hacia la habitación donde seguro el bebito estaba.
Minutos después bajaba Sakura con un pequeño bebé en brazos que se aferraba a ella suavemente, tenía varios cabellitos de una negro profundo, la piel pálida como la de la pelirrosa y unos hermosos ojos verdes que resaltaban mucho en esa bella carita.
- Esta grande – dijo el rubio mirándolo con cariño
- Si y como dice Lee este pequeño esta disfrutando al máximo la primavera de su juventud – dijo sonriendo abiertamente mientras el pequeño alzaba su manita y jalaba uno de sus mechones rosas.
Naruto sonrió, definitivamente el cejotas y Sakura eran la pareja perfecta, y la prueba más grande era ese pequeño bebito que la mujer arrullaba entre sus brazos.
- Un bebé – dijo el rubio pensando en lo que el azabache había dicho.
- Naru ¿qué me decías?
- Sasuke me dijo que estaba… que él…
- ¿Estaba esperando un hijo tuyo? – terminó Sakura mirándolo fijamente con seriedad – eso dijo ¿verdad?
- Si pero… - riendo bajito – eso es imposible… Sasuke es un chico y yo también ¿Cómo…? ¿Cómo puede ser eso posible ttebayo? Sasuke seguro bromeaba él…
- Lo mismo pensó Tsunade-sama al ver los resultados de los análisis… - dijo tranquilamente – Sasuke-kun no fue por su propia voluntad donde Tsunade-sama… la verdad es que fui a visitarlo y lo obligué a ayudarme con algunas cosas ya sabes… usé mi encanto femenino – dijo sonriendo abiertamente.
- Si – dijo sintiendo como una gota bajaba por su sien recordando ese encanto femenino del que ella hablaba, la imagen de una pelirrosa jalando de la camiseta al azabache mientras le mostraba los puños amenazándolo con golpearlo si no la ayudaba rondó por su cabeza asustándolo un poco; definitivamente cada año se volvía más agresiva – “la menopausia” – pensó internamente riendo bajito.
- Fuimos y recién habíamos comenzado a cargar unas cuantas cajas hasta el almacén del hospital cuando Sasuke-kun se desmayó en mi brazos… - dijo riendo bajito – llamé a Shikamaru que rondaba por allí visitando a Temari-san para que me ayudara, lo tomó en brazos y fuimos donde Tsunade-sama y allí fue donde le hizo los análisis…
Hubo silencio entre ambos, solo se oía los balbuceos del bebé que miraba la cara desconcertada del rubio para luego ver la mirada seria de su madre, metió su dedo en su boquita entreteniéndose en chuparlo mientras se acomodaba mejor entre los brazos de la Haruno.
- Sasuke-kun le gritó de todo a Tsunade-sama cuando le dijimos lo que los análisis mostraban, Shizune y yo tuvimos que agarrar a Tsunade-sama para que no golpeara a Sasuke-kun por llamarla “vieja alcohólica chiflada” – se rió – los practicamos tres veces de diferentes formas y todos dieron lo mismo…
- Pero ¿cómo…? – intentó preguntar Naruto.
- No sé… Tsunade-sama seguro ya lo descubrió pero… pero de todas formas solo hay una cosa que debes tener muy en claro Naruto…
El rubio miró al bebé que estaba adormilado en brazos de su amiga mientras la escuchaba.
- Que vas a ser papá Naruto… ¡vas a ser papá!
“Vas a ser papá” – fueron las mismas palabras que el azabache le había dicho.
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