Resistencia & Adicción
¿Por qué Damon se sentía tan sucio al tener en sus manos el inerte cuerpo de aquel bello chico?
Su mente produjo de nuevo la sensación de vacío.
Damon, inquieto por todo eso, tomo el cuerpo inmóvil de Stefan en brazos y, cargándole, se acercó a su oreja y, sin saber bien porque, susurro:
-Lo siento…-
“¿¡Que acabo de decir?!”
Esa fue la pregunta que se hizo durante el regreso al castillo.
¿Qué acababa de pasar?
Damon, el chico frio y sin escrúpulos, ¿Se acababa de disculpar con una “mosquita”?
Aunque Damon no quisiera aceptarlo, y probablemente nunca lo haría, así era.
En cuanto llego al castillo pudo divisar como los guardias iban y venían con cientos de cuerpos inertes…
Damon no estaba para preguntas, así que decidió subir “a la antigua”:
Flexiono levemente las rodillas, calculando el ángulo de cada cosa en su entorno, y se impulsó del suelo, logrando un impecable y bien logrado salto para después entrar por la amplia ventana de su habitación, ubicada en el tercer piso.
Todo esto sin mover ni un milímetro el delicado cuerpo, que era Stefan, entre sus brazos.
Damon deposito, dubitativo, a Stefan en un diván que estaba en medio de la inmensa habitación; Se sentó en la cama, con los pies apoyados en el suelo, las rodillas separadas, los codos apoyados sobre estas, la nuca entre sus manos y un millar de pensamientos sobre lo que acababa de hacer…
Su frente estaba ya perlándose en sudor y su cuerpo estaba demasiado acalorado, al igual que su mente.
Enojado, sin comprender la razón, desgarro su propia y ceñida camisa, que cubría su bien formado torso, y la arrojo lejos de su nublada vista.
Jadeaba como loco… ¿Qué le ocurría…?
Hace apenas unas horas que había bebido más de 9 litros de sangre…
“¿Por qué me siento tan…Sediento?”
Miro a Stefan.
“No puede ser…”
El indefenso ser frente a sus dilatados y excitados ojos olía exquisitamente bien…
“¡Sirvan la champaña!...”
Una deliciosa mezcla de ¿Vainilla, Moras…Champaña?
¡A lo que oliera él!, Damon simplemente ya era adicto al instante…
Sus colmillos comenzaron a dolerle.
Estaba meditando y saboreando en su mente el olor de su sangre cuando de pronto aparecieron las escenas de su lucha…
Recordó el precioso rostro de Stefan; sus ojos…Los 30 segundos que estuvo sobre él, sometiéndolo, fueron más que suficientes para mantenerlo a su merced inconscientemente.
No podía ser… Damon quería, y a la vez no, beberse gota por gota la sangre de Stefan.
“¡¿Qué mierda me ocurre?!”
Emily apareció de pronto.
-Damon... ¿Qué ocurre?-La criada olvido todo el “señor” y “amo” hacia el vampiro que ahora daba vueltas como león enjaulado por toda la habitación, con las manos en el rostro.
-¡Estoy hambriento!...-Grito Damon descontrolándose completamente.
-Toma una ducha-Le ordeno con voz fría y mecánica Emily.
- ¿Quién es él?- Agrego con el mismo tono indiferente de voz.
-Yo… ¡Solo cuídalo!-Grito Damon sin saber, de nuevo, el motivo de tales acciones.
Se introdujo en el baño y abrió la ducha.
El chorro de agua helada le hizo reaccionar de nuevo.
¿Qué fue ese horrible calentón en todo su cuerpo y mente?
Damon simplemente permaneció así, bajo el agua, sin moverse.
Noto que tenía una erección entre las piernas.
Ahora de verdad estaba terriblemente confundido
¿Qué carajo le pasaba a su cuerpo?
Se hundió en sus pensamientos mientras solucionaba su “problema” en la entrepierna.
-Ahhh…-Gimió lo más quedo que pudo al sentir la culminación de todo su ser…
Se envolvió la cadera con una toalla y salió del tocador.
Vio como Stefan, que aun dormía, emitía pequeños y leves quejidos…
“¿Qué me ocurre?”
Damon sentía una metamorfosis aún más dolorosa que cuando lo transformo su propio padre en un vampiro… Sentía algo golpeándole el pecho con ira, con violencia…
“¡¿Qué me ocurre?!”
No podía ser que su corazón se dignara a latir de nuevo…
Simplemente no podía ser.
Pero así parecía.
Su cuerpo estaba siendo obligado por una repentina fuerza de “Corazón-manda-ahora” a inclinarse sobre el chico y besarle el cuello, la frente…
Damon había comenzado a avanzar sin darse cuenta hacia Stefan…
Se dio cuenta de que Emily, ¿Quién más sino?, había despojado, anteriormente, de la camisa a Stefan… De sus ropas…
Lo único que estaba cubierto era su entrepierna, con una sábana de satín rojo sangre…
Damon se quedó en blanco… Totalmente extrañado de cómo la presencia de aquel joven en su habitación volvía todo más… ¿Embriagante, placentero…agradable?
-Nh…-Emitió un quejido Stefan, mismo con el que por fin abrió lentamente los ojos.
Stefan se veía confundido, adolorido, sumiso… Débil.
-Damon…-Murmuro Stefan confundido al ver al joven de cabellos negros frente a él que, ahora, lo miraba con indiferencia absoluta.
A Damon su nombre le sonaba a gloria al ser pronunciado por esa boca, pasando por esa exquisita garganta…
-¿Qué me ocurre…? Me siento tan… Tan…-Stefan siquiera podía alzar la nuca…
-¿Débil, cansado…? No es novedad… Siempre han sido así…-Escupió con desprecio Damon.
-Ustedes son…ahh…-Stefan ni siquiera podía hablar, sentía como todo su cuerpo era adormecido nuevamente. Damon se sintió un poco, (solo un poco), tentado a abrazar a aquel débil joven frente a él.
Ni pensarlo.
Damon, el rey de la oscuridad, el vampiro más desalmado, no podía apiadarse de nadie… Menos de un no muerto.
-Emily-Llamo Damon autoritariamente, Cuando la chica llego el señalo a Stefan.
-Llévalo con los demás…-Le ordeno.
-Sí, señor- Asintió dócilmente la chica mientras salía de ahí en busca del guardia personal de Damon, quien se encargaba de los “caprichitos” de su alteza.
El fornido guardia tomo en brazos a Stefan, procurando que no cayera al suelo la fina gaza de satín…
Salió de la habitación dejando a un confundido vampiro tirado en la cama.
“¿Por qué me hace sentir así…?”
Damon era, a su parecer, un satirio, esto quiere decir, un adicto al sexo.
Y con Stefan era aún más intenso.
Sentía el incontrolable deseo de hacerlo suyo en todos los sentidos.
De igual forma, cuando él estaba ahí, sentía como si su hambre nunca se saciara…Dependía de su sangre.
Pero, sin embargo, sentía un desprecio mecánico ante lo que él era: Una simple molestia; Un simple no muerto. Un no autentico.
Con todo eso, salió de su habitación, vestido para matar, de nuevo.
En el salón principal había cientos de no muertos tirados…
-Señor, ¿Qué ordena que hagamos con ellos?-
-Al calabozo-Ordeno sin una pizca de duda o amabilidad.
De pronto sintió un par de ojos en los suyos. Busco los hermosos ojos color verde de cierto no muerto que había tocado su interior.
“Stefan… No hagas esto”
Sintió una punzada en su pecho, de nuevo, ¿Seria su corazón impávido en sangre no propia?
Sintió otra punzada en su entrepierna.
Y una más en su boca… “Tengo tanta sed…Estoy tan excitado… A la vez tan… tan…”
-Tráemelo…-Le ordeno en un murmuro a Emily.
Esta fue hasta Stefan y un guardia la ayudo con el cuerpo del chico que estaba semi-inconsciente.
-Déjennos solos-Ordeno. Cuando las dos personas bajo sus órdenes se retiraron el continuo, dirigiéndose a Stefan:
-Ahora eres mi esclavo-
-Nunca…-Respondió con voz adormilada, pero firme, el joven.
¿Qué acababa de escuchar?
¿Alguien le había dicho “Nunca” alguna vez? No que el recuerde.
Esto excito a sobremanera a Damon, que miraba ahora con mas interes a Stefan...
Nunca le habían prohibido algo y el hecho de que ese joven devastadoramente atractivo, delicioso y demás, le dijera que no, era todo un hallazgo…
Damon sujeto a Stefan por los cabellos y acerco su rostro al de este… Sintió la débil resistencia del chico…
“Me va a gustar mucho jugar contigo…”
-Tráiganle ropa y comida…-Ordeno Damon soltando de pronto su nuca. “Aunque no necesitara la ropa”
-Enseguida, Señor- Respondieron al unisonó Emily y el guardia.
Damon sabía que estaba haciendo todo mal.
Sin ganas de hablar sobre lo ocurrido con el joven mitad vampiro que se encontraba a sus pies en esos momentos, salió de ahí y camino durante horas por todo el castillo, meditando.
-Señor, Stefan está en su habitación-Hablo una voz, que era la de Emily, detrás de él.
Damon se detuvo y, sin mirarla siquiera, asintió.
Damon sentía siempre las mismas 3 punzadas, (Entrepierna, Colmillos y ¿Corazón?), al oír el nombre de Stefan.
Damon prácticamente fue corriendo a su habitación.
Estaba frente a la puerta.
¿Por qué no giraba de una maldita vez la perilla?
Estaba sintiendo de nuevo tanto calor…
Con el mayor cuidado que pudo ser capaz, abrió la puerta lentamente.
-¿…Damon?-Llamo Stefan con voz débil y temerosa; Estaba sentado al borde de su cama con esposas en las muñecas.
Damon simplemente no resistió más. Se lanzó contra el joven. Lo tumbo con agresividad sobre la cama y tomo su nuca por los cabellos para después echarla hacia atrás, respirando sobre la piel de su cuello.
-Niño… No sé qué es lo que tiene tu sangre, no sé qué es lo que tienes tú… Solo puedo decirte una cosa: Soy adicto a ese “No-se-que”…-Murmuro Damon sobre su cuello dejando, por un instante, toda su soberbia.
CONTINUARA ♥