El primero en despertar fue Neji, que estaba acostado en una cama muy mullida y grande, junto a él, estaba un jovencito de cabellera rubia, espectaculares y expresivos ojos azules, como el hermoso cielo, tres marcas en cada mejilla a modo de simulación de bigotes, pero esta vez, no era maquillaje, esta vez las marcas eran reales, y el joven muchachito lo miraba con tranquilidad, al notar que Neji había despertado.
-ah, no sabes cuanto me alegra que estés bien. ¿Cuál es tu nombre? El mío es Naruto –dijo el niño con una calida y tierna sonrisa.
-N-Neji, soy Neji –es lo único que alcanzaba a decir el confundido Neji.
-¡Hola Neji! Te vi cayendo del cielo, y me sorprendí estabas desmayado, y no respondías, me pregunto ¿eres un ángel?
-¿Qué? ¿Un ángel? No claro que no- dijo con sorpresa el azabache, que estaba tocando directamente las nubes rosas del amor en ese momento con la imagen de aquel Naruto tan hermoso.
-tienes que ser un ángel, pero seguro no lo recuerdas, ¿Por qué otro motivo caerías del cielo? Pero no te preocupes, tu secreto está a salvo conmigo.
Neji no prestaba mucha atención a las palabras del rubio, ya que la camisa de seda blanca que traía puesta, en conjunto con el pantalón de vestir blanco y rayas grises que usaba, se le veían simplemente geniales. Naruto se sentó junto él en la gran y cómoda cama que estaba usando en ese momento Neji, estar en ese lugar le hacía tener pensamientos “prohibidos” con el rubio, pero se contenía, prefería escuchar la charla del inocente jovencito. En ese momento se escuchó el sonido de la puerta, y unos pasos veloces tras de ella, era la sirvienta, una torpe y distraída chica con ropas de sirvienta inglesa de nombre Sakura.
-Naruto-san, Naruto-san, ¿Cómo está el chico? ¿Ya despertó? -Preguntaba algo ansiosa la chica- ¡ah, si! ¡Ya despertó! ¿¡Como está!? ¿Se encuentra bien? ¿Le duele algo? ¿Tiene fiebre? ¡Ay, dígame cuantos dedos ve!
-calma, calma Sakura, él está bien, no te preocupes. –agregó Naruto con un tono tranquilizante, que inmediatamente calmó a la ansiosa muchacha.
-si, si, estoy bien, gracias por preocuparte.
-¡ah, que alivio! Como Naruto-san dice que lo vio caer del cielo, pensé que se habría fracturado algo
-no, para nada, estamos platicando muy contentos, no te preocupes.
Mientras tanto, Shikamaru estaba inconsciente, pero despertó en un basurero, bueno, en un callejón, con cajas viejas a modo de cama, y junto a él estaba un chico con aspecto sucio, el cabello rubio, descuidado y enredado, con un aspecto enfadado, y una mirada, que reflejaba la absoluta tristeza y dolor que albergaba su desolado y solitario corazón.
-menos mal que despertaste, ¿Qué carajos te pasó? caíste del cielo –le dijo de una manera que aparentaba mucha frialdad, pero Shikamaru notó en su mirada todo lo contrario a su aparente indiferencia.
-no, no losé, ¿Naruto? –no pudo evitar decir Shikamaru sorprendido por el aspecto del niño.
-s-si, ¿¡cómo lo sabes!? –dijo Naruto algo alarmado de que el moreno supiera su nombre
-bu-bu-bueno, yo…
-¿eres una especie de brujo o algo así?
-emm… este… -el chico no sabía que responderle- ¡no, no! ¡Claro que no! –Agregó algo nervioso- yo sólo supuse, es que, conozco a un chavo que se parece mucho a ti, solo eso, te confundí.
-ah, ya veo, pues que coincidencia, ese es mi nombre, o lo que queda de él.
-dime, ¿que te paso?
-bueno, yo… ¡un minuto! ¡Eso no te importa! de todas maneras… ¿a quién le importa lo que me pase?
-no si me importa, eres un ser humano, y eres la persona que me salvó y me dio un lugar, junto a él, por supuesto que importa.
Naruto se conmovió, era la primera vez que alguien demostraba preocupación por él en mucho tiempo. Entonces le contó lo que le paso, que había nacido en un hogar sin amor, que su padre era el clásico borracho desobligado y mujeriego, que su madre discutía y peleaba con él todo el tiempo, que su hermano mayor de nombre Deidara, era un drogadicto, y se había marchado de la casa a los 15 años, y nunca regreso, que su madre se separo del tipo ese, pero al no tener dinero, encontró en el aspecto inocente de su hijo, la salvación a todos sus problemas. Alguna amiga con mala entraña de su madre, le sugirió que vendiera la virginidad de Naruto, y la desalmada mujer lo hizo, iniciándolo en el mundo de la prostitución, a la corta edad de 10 años, cambiando a Naruto por drogas o dinero en muchas ocasiones. Naruto estuvo dentro de ese infierno dos años el escapó de su casa el día que cumplió doce, cuando tenía que encontrarse con el gordo enfermo de su vecino, mientras su madre arreglaba el pago en la casa del enfermo gordo, el aprovechó y se fue por la parte trasera de la casa, y no miro atrás hasta que estaba muy lejos de ahí. La historia de Naruto había cautivado y conmovido a Shikamaru, quien no paraba de llorar mientras su compañero la relataba, y provoco que eso que sentía por el Naruto de su dimensión, fuera más fuerte. Y decidió ayudar a ese pobre muchacho, que necesitaba desesperadamente, algo de amor.
Sasuke por su parte, estaba en una casa humilde, en una cama individual, cuando despertó tenia puesta ropa limpia, y una mujer de larga cabellera roja estaba observándolo. Ella le preguntó si estaba bien, y el contestó que sí, algo extrañado. La mujer tenia en brazos a un bebé, y un pequeño niño rubio, le preguntaba insistentemente si ya era la hora de comer, él se levantó de la cama y le dijo cortésmente si necesitaba ayuda, entonces una voz muy conocida le dijo:
-¡si! ¡Haz algo útil y dale leche a mi hermanito! –se oyó al fondo de aquella habitación.
-¡Naruto, no seas grosero! Perdona a mi hijo, es algo arisco, ¿estás bien? ¿Cómo te llamas?
-mi, mi nombre es Sasuke
-mucho gusto Sasuke ¿de donde bienes? Caíste del cielo ¿te caíste de un avión o algo así?
-yo… este… no se –dijo el chico teniendo que esconder la verdad- no lo recuerdo.
-¡ay no te preocupes! Eres bienvenido, supongo que tienes hambre, en un momento estará lista la cena –y dicho esto, la bondadosa
mujer se alejo. Entonces Sasuke se topó con el Naruto de aquella dimensión.
-y bien, chico pájaro, ¿De donde demonios bienes?
-eso, eso no importa, soy Sasuke, ¿y tu? –dijo aparentando no saber quién era.
-soy Naruto, Naruto Namikaze, mucho gusto –dijo de manera indiferente
-mu-mucho gusto –dijo Sasuke con algo de sarcasmo, observando que este no era como el Naruto que él conocía, este era grosero y distante.
Para el atardecer de aquel día, Sasuke había ayudado a la familia que vivía en mucha pobreza, en un pequeño rancho a hacer las mas difíciles tareas que en ocasiones, Kushina, la madre, no podía hacer, ya que estaba embarazada. Shikamaru por su parte, le había ayudado al chico a conseguir comida sin robarla, y Neji estaba disfrutando los lujos de la mansión y que el pequeño rubio era muy inocente y platicador. El problema, es que en su mundo, están desaparecidos, y eso, ellos no lo han tomado en cuenta.