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:Viajes de sorpresas inesperadas: por DionSan_95

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Capitulo 3: peleas y una noticia de infarto  

 

Caminaba resignado por los pasillos, volvió a suspirar, había perdido la cuenta de cuantas veces había suspirado… estaba molesto, pero no podía hacer nada… le llamaron para según ellos una cosa importante y al final, cuando había llegado para atender a los varia los muy estupidos no estaban… esos patanes se fueron.

 

Siguió caminando molesto por los pasillos, perdido entre sus pensamientos. Cuando se acerco a su oficina, vio la puerta abierta, se alarmo de sobremanera, algo no estaba bien.

 

- oh no – corrió preocupado hacia la oficina, una vez estuvo frente a la puerta, vio algo que no le agrado. Hibari estaba peligrosamente cerca de Tsuna – Hibari… -

 

El aludido voltea hacia donde esta el décimo, su expresión de preocupación cambio a una de molestia. Mientras que el pelinegro con una expresión relajada levantaba al menor con facilidad.

 

- al parecer se desmayo… de nuevo – agrego al final con un tono resignado, no podía dejar de lado al castaño, al menos ahora le costaba, por que si fuera hace diez años, tsuna podría estar al borde de un precipicio a punto de caer y lo hubiese golpeado solo por hacer bulla… sin embargo ahora no podía, la relación con el tsuna del presente había cambiado muchas cosas en el.

 

- de nuevo… - repitió pensativo el vongola mayor – sígueme, hay que llevarlo a mi habitación – dijo sin siquiera mirarlo, se dio media vuelta y comenzó a caminar en silencio hacia el pasillo. Hibari lo sigue sin protestar o decir alguna palabra.

 

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Después de una caminata incomoda desde la oficina del jefe vongola por fin habían llegado a la habitación de tsuna…

 

- déjalo en la cama – menciono sencillamente, ignorando por completo al pelinegro mientras intentaba prender el aire condicionado. Hibari sabia que lo estaba evitando y eso le molestaba, sin embargo siguió de largo y puso al menor en la mullida cama.

 

Aunque tsuna sabía manejar el control del aire condicionado  perfectamente, fingía verlo como si no supiera, solo para ganar tiempo a que hibari se fuera. Sin embargo el ojiazul no caería en ese truco barato… silenciosamente camino hacia el vongola, sin que el lo notara se puso tras el, lo agarro del brazo y lo volteo bruscamente hacia el.

 

- ¿Qué tratas de hacer hibari?...- lo abrazo hasta dejar solo centímetros entre los dos. Trataba de zafarse de los brazos del mayor, pero hibari no lo dejaría salir tan fácilmente. Cuando tsuna se dio cuenta que no tenia escapatoria dejo de forcejear, dejando caer sus brazos como peso muerto, bajo la cabeza para que el otro no pudiera ver su cara - ¿Por qué?... si dijiste que no confiabas en mi…- su voz comenzó a quebrarse lentamente – me lastimaste y no me volviste a hablar ¿Por qué?... ¿Por qué me haces esto?- unas lagrimas comenzaron a brotar de sus ojos marrones. Nadie absolutamente nadie lo ha visto llorar, solo hibari, y eso era lo que mas le molestaba, no poder evitar el llanto por que es hibari quien lo esta viendo.

 

- ¿Por qué lloras?- su voz parecía ser seria sin interés, no quería que el se diera cuanta que le importaba, no quería por su orgullo.

 

- es que… me molesta aun – levanto lentamente la cara y le mostró sus ojos llorosos que expresaban también furia - ¡eres un estupido!- lo comienza a golpear por el pecho tratando de soltarse.

 

- solo tenias que decirme la verdad – lo sujeto esta ves de los hombros haciendo que lo mirar de frente.

 

- te la dije, eres tan infeliz que no me creías cuando te la dije -

 

- ¿Cómo te iba a creer si ella tenia pruebas de todo?- lo batuqueo con fuerza, apretando el agarre de sus hombros, asiendo que sea mas doloroso para tsuna.

 

- hibari, suéltame… me lastimas – se quejaba, pero el pelinegro solo lo sujetaba con mas fuerza.

 

- solo dime la verdad, tsuna… ¿Kyoko esta esperando o no un hijo tuyo?...- lo miro fijamente, tal vez su mirada era furica, pero sus ojos lo delataban, delataban cuanto le dolía decir esas palabras.

 

- NO – grito con toda la voz que tenia - ¡no!,… y si en verdad esta embarazada no es mío, ya te lo dije…- bajo la cabeza de nuevo – eso es lo que me hiere, no confías en lo mas mínimo en mi…-

 

- te ibas a casar con ella – dijo simplemente de forma defensiva, soltando al castaño.

 

- y disolví el compromiso por ti – le grito, eso era el colmo – pensé que tu me querías tanto como yo a ti y que confiarías en mi… quiero que te vayas de aquí… no quiero verte – se dio media vuelta, iba a llorar de nuevo, le dolía solo la presencia del pelinegro, no quería seguir llorando.

 

- no hasta que aclaremos esto – dijo mientras se volvía a acercar.

 

- ¿Qué vamos a aclarar?... si tu ya lo dejaste bien en claro… - se sentó en la cama – solo quiero que me dejes solo -

 

Hibari iba tras el, pero la llama de la ultima voluntad comenzó a aparecer en su frente.

 

- en estos momentos no quiero discutir… te dije que me dejaras solo…- lo miro con furia, se sentía muy resentido y podía atacarlo en cualquier momento, eso también lo sabia hibari.

 

- tks…- chaqueo con molestia, si se atrevía a ponerle un dedo en cima las cosas no terminarían bien, así que dio media vuelta para salir. Pero antes de dar un paso fuera, miro a Tsuna, quien seguía sus movimientos muy sigilosamente – aun me importas… y mucho – con esas palabras salio del cuarto.

 

Tsuna volvió a la normalidad, la tristeza lo embargaba ¿Qué se suponga que debía hacer? No le había engañado con Kyoko, se lo había dicho y el muy yo - hago - lo - que - me - pegue - en – gana no le creyó, y ahora, después de insultarlo mas de una vez le venia con esas dulces palabras. Sentía tantas cosas en cima que solo le dio por llorar. No quería tener que pasar por una separación. Temía,  después de mucho tiempo, le volvió a temer a las cosas simples, como esas palabras que hibari tan fría mente le dijo cuando se entero de esa mentira. No quería separarse de hibari, mucho menos en ese momento cuando el esperaba un regalo, un regalo que no estaba dispuesto a que hibari lo rechazara por su terquedez.

 

- tranquilo… todo estará bien – miro hacia la parte baja de su estomago, luego la comenzó a caricias con ambas manos – el idiota de tu padre aprenderá algunas cosas – se sentó en forma fetal. Abrazándose a sí mismo.

 

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Oía ruido a lo lejos, le dolía la cabeza, tal vez pensar mucho le hacia daño… ahora que lo pensaba, en que tanto estaba pensando. Los ruidos cada ves se oían mas cerca, estaba seguro que no era un sueño, Luego sintió que el lugar en que estaba apoyado se movía ligeramente. Se quedo en silencio, una de esas voces le era levemente conocida, acaso era su yo del futuro… si debía ser el, se hizo el dormido, quería oír su conversación.

 

- ¿de verdad te dijo eso, tsuna?...- el aludido asiente con la cabeza.

 

- no debe hablarle décimo… usted no merece que lo traten de esa manera…- era una voz masculina, pero era irritante de solo oírla, pensó tsuna.

 

- pero aun así deberías tratar de reconciliarte con él, si le dices lo del bebe tal vez olvide el otro asunto…- esa era la vos que le había preguntado en primer lugar, al parecer el dueño de esa amable voz estaba mas tranquilo que el gritón.

 

- no yamamoto, el se lo ha buscado, no le diré nada…- esa era la voz de su futuro yo, y supuso que el del habla amable era yamamoto, sin embargo no podía descifrar al dueño de la voz gritona. (Aunque sea tan obvio ¬.¬)

 

- eso es décimo, debería darle una lección a ese…- pero el llanto de un bebe lo interrumpió, sintió de nuevo el lugar donde se apoyaba se movía, y oyó unos pasos, el bebe cada vez lloraba mas fuerte, así que trato de abrir los ojos para ver que pasaba.

 

Vio una imagen que le pareció muy tierna, un gokudera del futuro, estaba vestido con ropa normal, una camisa holgada color azul oscuro, unos jeans negros y su pelo estaba sujetado con una pequeña cola. En sus brazos cargaba a un pequeño bebe, tenia los ojos cerrados, ya que al parecer estaba molesto… tenia puesto un bonito gorro verde, una pijama que lo cubría hasta los pies. Por debajo del gorro se podía ver su pelito color plata… tenia la cara roja de la intensidad con la que lloraba.

 

Se sentó impresionado, algo que todos en la habitación notaron menos gokudera y el bebe.

 

- un bebe…- pronuncio por inercia al verlo. Mientras gokudera trataba de tranquilizarlo dándole del biberón, el bebe dejo de llorar para tomar de la mamila, una ves comenzó a chupar se tranquilizo y comenzó a abrir los ojos, los cuales eran de un bonito color ámbar.

 

- ya despertaste, me alegra…- el primero en hablarle es su yo del futuro, quien lo primero que hace es darle una sonrisa. La cual al parecer de tsuna, era falsa, además de eso noto que tenía unas ojeras, acaso… estaba llorando. Más se distrajo cuando los otros lo saludaron.

 

- tsuna, hola de nuevo…- ese había sido yamamoto, quien lo había agarrado del cuello y le había desordenado el pelo. Cosa que no le agrado tanto a tsuna, más no protesto ya que yamamoto lo estaba saludando.

 

- suéltalo ya que lo ahogas…- dijo desde su posición gokudera, que ante la queja del bebe volvió a prestarle atención. Tsuna no dejaba de ver impresionado a gokudera, como manejaba también la situación. El mayor noto la mirada del castaño sobre el, así que con una sonrisa no muy común en el, se acerco hacia el menor. Quien no le quitaba la mirada aun enternecido.- décimo… ¿quiere cargarlo?- tsuna responde cabeceando un si, a lo que gokudera amplia la sonrisa y le da el pequeño bebe – cárguelo con cuidado – menciona al ver como el menor trata de acomodar al bebe en sus brazos. Miraba con ternura la escena; cuando paso su momento de cariño miro al vongola mayor y dijo a todo pulmón – debe darle a ese patán una lección por no ser considerado, si se entera tres años después no importa el muy ingrato se lo merece…- una ves termino trato de recuperar el aire perdido, se había desahogado con el grito.

 

- ¿Quién no se va a enterar de que?…- pregunto inocente el menor.

 

- nada tsuna, esto es algo de negocios – dijo con simpleza pero serio para cortar el tema.

 

- es cierto décimo, no tiene de que preocuparse – le hablo después gokudera sonriendo. Tsuna lo miro extrañado, estaba sonriendo demasiado como para ser el gokudera que el conocía.

 

- ¿y el bebe?- pregunta mostrando al pequeño que se había dormido en sus brazos.

 

- ah, shuto ya se durmió – menciono yamamoto, fue y se acerco al menor para cargar al bebe, quien se restregó en los brazos de su padre, para ponerlo en un corral, que hasta ese momento fue que tsuna se dio cuenta que estaba allí.

 

- shuto…- dijo como pregunta, pero ni gokudera ni yamamoto se atrevían a responderle. Tsuna notaba la intensa aura de tensión que se formo en la habitación.

 

- yamamoto le puso ese nombre, a mi me párese bonito… además de que el bebe tiene mucho de los dos…- dijo sonriendo su yo del futuro señalando a los acusados (o sea yamamoto y gokudera). Lo cuales se pusieron rojos como tomates.

 

- qui… quieres decir… que… el be… bebe es de… los… los dos – dijo nervioso tsuna menor, quien de la impresión casi le da un infarto. – com… como paso…- termino de formular la frase buscando con la mirada una respuesta por parte de sus guardianes.

 

- bueno tsuna, la historia es muy larga, en resumen gokudera y yo somos pareja y tuvimos un bebe…- dijo sonriente el beisbolista. Rascándose la nuca como de costumbre, pero aun así se notaba un ligero temblor en el mayor… estaba nervioso.

 

-¡¿PERO QUE?!- resonó a 20 metros a la redonda.

 

Tsuna iba caminando de un lado de la habitación a otro, mientras que su yo del futuro lo observaba sentado desde la cama, tranquilo. No se podía decir lo mismo de yamamoto y gokudera, ya que estaban parados de un lado de la cama serios y preocupados, ante la reacción del décimo menor.

 

Tsuna paro un minuto y los miro, los señalo y abrió la boca para hablar, pero se arrepintió y siguió caminando de un lado a otro. Eso hizo preocupar a los otros dos, que se miraron entre si, sin entender mucho de la situación.

- ok…- respiro profundo para luego parar y voltearse ante los interrogados - ¿Cómo es posible que terminaran juntos si ustedes se llevaban como perros y gatos? -

 

- de hecho, tsuna… ellos aun se llevan como perros y gatos, en especial cuando se trata de shuto…- se rió intecionalmente al ver como el peliplata se sonrojaba y casi le salia humo por la cabeza, mientras que yamamoto lo trataba de tranquilizar.

 

- bueno, en todo caso la culpa de todo la tiene el beisbolista idiota (yamamoto) – se cruzo de brazos, molesto.

 

- pues no vi cuando te quejabas, gokudera – dijo pícaro el guardián de la lluvia, le había ofendido cuando gokudera lo había culpado de todo. Ante su comentario tsuna mayor se comenzó a reír, y el peliplata casi ahorca a yamamoto, ya que lo sacudía por el cuello de la camisa gritándole improperios, por bocón.

 

- además de que fuiste tu que me hiciste probar el tratamiento del doncel por que querías un hijo… ahora dime si no todo es tu culpa pedazo de”·$%&/()=- para lo ultimo tsuna se levanto lentamente de la cama para taparles los oídos al castaño menor, así que por fortuna no logro oír nada después de eso.

 

- solo espero que el pequeño shuto no saque el vocabulario de su mamá – se burlo ante el rol que representaba el guardián de la tormenta en la relación.

 

- ¿mamá?...- le pregunto el menor.

 

- si, así como lo oyes, gokudera fue el que tuvo a shuto por nueve meses…- dijo sonriente como si eso fuera lo más común del mundo.

 

- ¡¿QUE?! – de nuevo el grito se oyó, sin embargo fue a 50 metros a la redonda.

 

Continuara…


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