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MÍO por Orseth

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CAPITULO 10

 

 

 

 

 

            Al día siguiente, su despertar tampoco fue muy tranquilo, ya que se encontró con Harry abriéndole las piernas y penetrándolo sin ninguna consideración.

 

            -¡Ay! –Gritó empujándolo por el pecho- ¡me lastimas, idiota!

 

            -¿Estas negándote acaso a cumplir con tu tarea, Malfoy? –Preguntó Harry movido apenas por el empujón sin dejar de hundirse en él-  no negarás que soy considerado al usar lubricante.

 

            Sintiendo sus entrañas invadidas, Draco solo jadeó intentando relajarse mientras tomaba con fuerza los brazos de Harry, el cual comenzó a embestirlo inmediatamente.

 

            El moreno lo vio cerrar los ojos con fuerza mientras ladeaba la cara dejándole una deliciosa vista del níveo cuello, algo totalmente imposible de resistir.

 

            Draco abrió los ojos con sorpresa al sentir la mordida en su piel seguida de besos y lamidas.

 

            -¡Sí!... –masculló Harry en su oído mientras sus manos recorrían el esbelto cuerpo con la misma ansiedad de un hambriento que solo dispone de un minuto para comer.

 

            A pesar del ardor en su entrada y de sí mismo, Draco jadeó al sentir el certero golpe de Harry en su próstata.

 

            -¿Te gusta, Malfoy? –susurró  habiéndolo escuchado.

 

            Draco no contestó, pero no hizo falta pues sus gemidos fueron aumentando hasta que Harry se detuvo bruscamente desconcertándolo.

 

            -Móntalo… -dijo habiéndose acostado boca arriba.

 

            Sin poder evitarlo, Draco apretó los labios; en parte por su deseo insatisfecho e interrumpido, y parte por tono de Harry.

 

            -¿A que ese gesto? –Exclamó Harry serio recargándose en sus codos- te estoy hablando.

 

            -Nada –respondió  levantándose con mala cara.

 

            -Pues entonces quítalo.

 

            -Estas cogiéndome ¿Qué más quieres? –Respondió Draco de mala manera- ¿Qué toque fanfarrias cada vez que me la metes y que te bese los pies?

 

            -Esa es tu función ¿no? –dijo  tomándolo sorpresivamente del cabello- para eso estas aquí.

 

            -Suéltame –exclamó  entre dientes tomándolo por la muñeca con la que lo sujetaba.

 

            -Eres mi perra, Malfoy… -masculló Harry acercándose para hablarle al oído- ¿ya se te olvidó?

 

            Un calor abrazador invadió el rostro de Draco, mitad ira, mitad vergüenza.

 

            -Eres mi ramera… -continuo Harry- solo un par de piernas que se abren para mi… para recibirme cada vez que quiero, solo vives para meterme entre tus nalgas cada vez que tengo ganas… -Draco se giró para mirarlo quedando cara a cara, viéndose fijamente a tan solo un par de centímetros de distancia- ¿alguna objeción? –preguntó Harry sosteniéndole la mirada.

 

            Vio los ojos grises entrecerrarse y la respiración del rubio acelerarse… lo vio apretar los dientes y responder:

 

            -No.

 

            -Entonces no sé qué esperas –dijo  soltándole el cabello y acostándose.

 

            Draco aspiró profundo para intentar calmar su acelerado corazón y dejar de sentir ese horrible calor en la cara; luego se sentó a horcajadas sobre Harry, le tomó el pene y por detrás se lo acomodó para después sentarse sobre él despacio.

 

            -Muévete –ordenó Harry acariciándole los muslos y las nalgas.

 

            Poniéndole las manos en los hombros, Draco comenzó a moverse.

 

            -Bien, bien, más rápido… -masculló Harry apretándole los muslos.

 

            Pero la posición no era la más idónea para permanecer así por mucho tiempo, por lo que las piernas de Draco comenzaron  a cansarse sin que Harry diera señal de querer cambiarla; entonces el moreno lo tomó de las caderas y lo obligó a enderezar el cuerpo, por lo que Draco tuvo que seguir montándolo ya sin el apoyo de sus brazos; pero esa postura logró que el rubio apretara los dientes al sentir de nuevo el roce en esa parte tan sensible de su anatomía.

 

            -Mierda… -jadeó sintiendo el placer aumentar con cada sentón sobre el pene de Harry, quien seguía sosteniéndolo de la cadera para evitar que se encorvara.

 

            Sin necesidad de que se lo ordenara de nuevo y haciendo caso omiso al cansancio quemante de sus piernas, Draco comenzó a moverse más rápido arrancándole gemidos a Harry mientras él mismo echaba la cabeza hacia atrás dejando escapar un profundo gemido.

 

            Harry dejó ir su orgasmo al sentir sobre su vientre  el semen caliente de Draco aunado a los espasmos de su recto.

 

            -De-demonios… -balbuceó Draco desplomándose sobre el pecho de Harry, quien comenzó a subir sus manos por la blanca espalda, solo que sin siquiera terminar de regular su entrecortada respiración, el prisionero se levantó para dirigirse al baño sin importarle el semen escurriendo por el interior de sus muslos.

 

            -Vamos a salir, date prisa –dijo Harry antes de que éste cerrara la puerta del baño.

 

 

 

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            -Diablos… -pensó Draco recargándose en la puerta cerrada.

 

            Potter no era así… al menos no lo fue al principio… al principio y durante mucho tiempo fue atento, al menos se preocupaba de no lastimarlo y hasta de su propio disfrute… pero el Potter de ahora era distinto, ahora se comportaba como un verdadero imbécil; sobajándolo… denigrándolo…

 

            Desanimado abrió la llave del agua caliente mientras recordaba cómo era Harry Potter al inicio de ese extraño convenio.

 

            A pesar de haber sido Potter quien comenzó eso, al tener sexo era un tanto tímido; experimentado eso sí, pero tímido, al menos al principio y aunque quedó claro desde el inicio que solo era sexo, percibía en Harry cierto respeto hacia su prisionera humanidad…. Prisionera, sí, pero humana a fin de cuentas; ahora sentía un deseo claro de parte de él de lastimarlo cuando le hacía “cumplir su obligación” como le llamaba el moreno… percibía cierto… ¿odio?

 

            -Como si quisieras que fuese yo el que pidiera volver a Azkaban… -masculló  bajo el agua.

 

 

 

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            Cuando Draco bajó las escaleras, se encontró ya con Harry sentado a la mesa, ya duchado y cambiado pues había usado la habitación contigua.

 

            Harry vio a Draco bajar vestido con unos jeans negros, camiseta roja de manga larga y zapatos deportivos Convers del mismo color que su camiseta, con su rubia cabellera suelta aun húmeda con rebeldes mechones por debajo de la barbilla, simplemente se veía sensual y hermoso, por lo que por un segundo consideró la posibilidad de salir solo para que nadie más tuviera el atrevimiento de mirarlo siquiera.

 

            Sin decir nada, Draco se sentó a la mesa mientras distraídamente se acomodaba un mechón de cabello tras la oreja… movimientos simples y fascinantes a la vez.

 

            -¿Otra vez avena? –masculló el rubio viendo su plato- bueno, considerando como me lo has hecho las últimas veces, me ayudará cuando vaya al baño –añadió cuchareando su tazón.

 

            -¿Te molesta como te la meto, Malfoy? ¿Acaso quieres que te compre flores?

 

            -Me da igual –respondió Draco comenzando a comer.

 

            Harry también comenzó a comer sus panqueques con miel sintiendo ya un humor de perros; al terminar salieron a la calle a comprar víveres porque al auror le gustaba hacerlo él mismo, salir a que le diera el aire según solía decir y a distraerse caminando entre los estantes; él no se daba cuenta pero también era observado insistentemente tanto por chicas como por chicos; su desenfadado estilo de vestir, sus jeans desgastados, camiseta verde y chaqueta militar, con deportivos negros y cabellera alborotada le daban un aire como de modelo de ropa casual, todo eso aunado a sus enormes ojos verdes y cuerpo perfecto hacían de él un chico demasiado atractivo.

 

            Los supermercados estilo muggle se habían hecho muy populares, la única diferencia era que estaban en el mundo mágico, por lo demás eran casi idénticos y muy confortables además, pues muchos disponían de su propia conexión a la red flú, lo que facilitaba su traslado con tantas compras.

 

            A pesar de la tensión entre ambos, Draco disfrutó echar una ojeada a los estantes llenos de cosas que abarrotaban los pasillos, en los cuales se paseaba siguiendo a Harry, quien llevaba un carrito ya con varios paquetes.

 

            -¿Queda leche?

 

            -No sé –respondió Draco alzándose de hombros.

 

            -Bueno, llevaré un litro por si acaso… cuida el carrito, voy a comprar pan y esta una fila de gente, todos se hacen bola ahí con sus carros y solo estorban.

 

            -Ok –respondió Draco viéndolo desaparecer entre el gentío.

 

            -¡Draco! –exclamó una voz detrás de él.

 

            -¡Jordan! –respondió sorprendido  al ver a Jordan Philips, un chico que conoció en sus andanzas de mortífago; un jovencito de unos veinte años que logró escapar junto a su madre y su hermana de quince años justo antes de la batalla final- ¿¡de verdad eres tú?!

 

            -¡Sí Draco, soy yo! –Exclamó el chico tomándolo de los hombros con efusividad- llegamos a Londres hace una semana… ¡Draco no sabes cuánto me he acordado de ti! Me preguntaba que había sido de ti y de tu familia.

 

            -Y yo si lo habías logrado –respondió Draco sintiéndose verdaderamente feliz de ver al jovencito aquel, que al igual que él y su  madre, quedó atrapado en su propia mansión- Jordan… me alegro tanto que estén bien –dijo  abrazándolo.

 

            -Fue muy duro pero lo logramos –respondió Jordan correspondiendo el abrazo con fuerza.

 

            Un repentino jalón en un brazo separó bruscamente a Draco del chico.

 

            -¿¡Qué dem…?! –exclamó Draco sintiendo tremendo bofetón que lo mandó contra un estante haciendo caer latas por todos lados causando tremendo escándalo.

 

            -¡¿Oye, que te pasa?! –gritó Jordan estupefacto.

 

            -Aléjate de él –masculló Harry entre dientes mientras se dirigía a Draco levantándolo del brazo.

 

            -¿¡Harry Potter?! –exclamó Jordan reconociéndolo- ¿¡eres Harry Potter?!

 

            Pero Harry no respondió, lo que hizo fue arrastrar a Draco del brazo, quien a trompicones apenas podía llevarle el paso al auror.

 

            -¿¡A donde te lo llevas?!... ¡espera, déjalo en paz! –gritó Jordan tras ellos.

 

            -No te metas –intervino un hombre- déjalo meter en cintura al maldito mortífago.

 

            -¿Mortífago? –repitió Jordan.

 

            -Sí ¿acaso tú tienes algo que ver con los Malfoy? –preguntó el hombre mirándolo de fea manera.

 

            -N-no… yo no… -respondió temeroso el chico.

 

            -Entonces lárgate.

 

            Todo el mundo vio como Harry había soltado el brazo de Draco y ahora lo llevaba pescado del cabello directo a una chimenea dejándose oír varios aplausos.

 

 

 

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            Cuando llegaron a casa, la mano de Harry se estrelló nuevamente en la cara de Draco rompiéndole un labio y mandándolo al suelo.

 

            -¡Detente imbécil, era solo un amigo! –exclamó Draco alzando un brazo para intentar detenerlo.

 

            -¡Tú no tienes amigos, tú solo me tienes a mí! –bufó Harry alzándolo del cabello para golpearle la cara de nuevo, esta vez con el puño cerrado.

 

            Draco creyó ver estrellitas al sentir el puño, por lo que se le pescó del brazo para no caer; un nuevo puñetazo en el estómago le sacó el aire haciéndolo doblarse, por lo que Harry lo enderezó del cabello mientras gritaba.

 

            -¡Tu estas aquí por mí, tu vives para mí! ¿¡Acaso no lo entiendes?!

 

            -S-solo… era un amigo… -respondió  tratando de recuperar el aliento.

 

            -¡Tu ya no tienes vida, Draco! –Espetó Harry a un centímetro de distancia del sangrante rostro- ¡tú eres mío y no debes… no tienes que mirar a nadie más que a mí, maldito imbécil!

 

            -¡Es mi amigo!... –gritó Draco enfurecido- ¡y si él no reniega de mí, yo tampoco lo haré con él!

 

            -¡Lo que tú no entiendes es que ya no tienes opciones, Draco! –Respondió  tomándolo fuertemente de la barbilla al tiempo que lo estampaba en la pared obligándolo a mirarlo- ¡Tu ya no tienes vida, tu vida soy yo!

 

            Draco le escupió la cara por toda respuesta, algo que dejó helado a Harry quien lo observó fijamente por unos segundos.

 

            -Todos los Malfoy son unos idiotas… -dijo finalmente sin soltarlo- primero tu padre siguiendo a ese loco, luego tu madre secundándolo.

 

            -No te atrevas a hablar de mi madre… 

 

            -Y tu, como todo un Malfoy heredaste su idiotez… no eres más que un pobre estúpido.

 

            -Pero así quieres estar conmigo ¿no?... idiota y todo pero bien que me tienes en tu cama todas las noches…

 

            -Cuando quisieras estar en la cama de otros ¿no, ramera?

 

            -Por supuesto Potter, he cogido con otros mucho mejores que tú –respondió Draco queriéndole dar donde más le dolía… algo que al ver la mirada de Harry, tal vez no hubiese sido tan buena idea después de todo.

 

 

 

 

 

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Notas finales:

PERDON POR NO RESPONDER TODAVIA SUS LINDOS COMENTARIOS QUE TANTO ME GUSTAN Y ANIMAN, PROMETO HACERLO TARDE O TEMPRANO, LO JURO!!!

 


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