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MÍO por Orseth

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            Segundos pesados e interminables fueron los que Harry miró a Draco fijamente, el cual de repente le dio tremendo empujón al moreno escabulléndose de su agarre; se dirigió corriendo hacia las escaleras, pero al ir a la mitad, sintió un tirón en su cabeza debido al jalón de cabellos que Harry le dio haciéndolo trastabillar y finalmente caer por ellas hasta el principio de las mismas.

 

            Aturdido por el golpe se levantó dificultosamente comenzando a arrastrarse sobre sus manos y rodillas en dirección contraria a las escaleras.

 

            -Ven acá –exclamó Harry bajándolas.

 

            Sintiendo el miedo crecer en su interior con alarmante rapidez, Draco se puso de pie no para obedecer precisamente, pues loco no estaba; sino para poner tierra de por medio, o por lo menos un sofá.

 

            -¡Con un carajo, te digo que vengas acá! –gritó Harry enfurecido al verlo correr tras el sofá.

 

            -¡Estás loco, Potter!... ¡aléjate o llamaré a… a…!

 

            -¿A quién, a los aurores? ¿A la autoridad? –completo Harry sonriendo al ver el remedo de amenaza de Draco- Yo soy la autoridad, cariño.

 

            Draco apretó los labios al ver la clara burla de Harry y supo que el auror tenía razón ¿a quién podría llamar para que lo ayudase?  ¿A los aurores?  ¿A aquellos mismos que gustosos le ayudarían a meterlo en cintura?

 

            -¿Por qué no mejor te calmas, Potter? –dijo  rodeando el sofá al ver a Harry bordear la distancia entre ellos.

 

            -Estoy calmado -respondio Harry rodeando también el sofá.

 

            Pero esa extraña calma era la que estaba preocupando a Draco, pues con sus anteriores gritos al menos sabía lo que le pasaría si el moreno le llegaba a pescar, pero con el nuevo tono del ex Griffindor, se le ponían los pelos de punta.

 

            -Escucha, todo fue un malentendido.

 

            -Por supuesto, ven aquí.

 

            -¡Con un demonio, Potter; deja de llamarme así, no soy un maldito perro! –Respondio enfureciéndose de nuevo- ¡ni iré cuando te plazca llamarme, ni ladraré cuando me lances un hueso!

 

            Sin decir “Agua va” Harry saltó por encima del sofá haciendo que Draco corriera hacia la cocina.

 

            -¡Escucha Potter!... ¿Por qué no mejor te sientas y hablamos? –exclamó rodeando la mesa con Harry ya del otro lado.

 

            Pareciendo un juego, pero sin nada de eso, Harry y Draco caminaban de un lado a otro de la mesa en un intento de persecución y escape.

 

            -Lo que dije no fue en serio… -dijo Draco asustándose cada vez más al ver la expresión seria de Harry- es solo que tú te lo buscas.

 

            -¡Oh! así que yo me lo busco… -respondio Harry sarcástico- yo provoco que se te escape la verdad.

 

            -No es eso lo que quise decir –exclamó Draco viendo con horror que el cuerpo del auror bloqueaba la salida de la cocina y que era muy probable que lo atrapara si se la jugaba a correr hasta ahí.

 

            -Sabes perfectamente lo que quieres decir cuando lo quieres decir y lo dices… -respondio Harry no moviéndose más para no dejarle espacio por el cual correr- así que más te vale que vengas o no te va a gustar cuando yo te alcance.

 

            -¿Acaso crees que estoy demente? –Respondió molesto- de todos modos no me va a gustar lo que me hagas si voy por mi propia voluntad, estás loco Potter, en serio estás loco.

 

            -¡No me llames loco! –gritó Harry haciendo volar los cristales de la alacena junto con los vasos y platos que esta guardaba.

 

            Draco se cubrió la cabeza con los brazos para protegerse de los vidrios aprovechando también para correr y empujar a Harry, el cual esta vez no se dejó sorprender.

 

            Forcejeando llegaron a la pequeña sala, en donde solo se escuchó el sonido de mas vidrios romperse al estrellarse del rubio de espaldas con una vitrina.

 

            -¡Cuando yo te diga “ven” vienes! –exclamó Harry forcejeando con él.

 

            -¡No lo haré, me tratas como tu mascota, pero soy una persona!

 

            -No… -respondio Harry tomándolo por ambas muñecas y hablándole a solo un par de centímetros del rostro- tú eres mío.

 

            Draco ya no pudo responder al ser arrojado hacia atrás con fuerza cayendo sobre la mesita de centro rompiéndola en pedazos para enseguida tener a Harry a horcajadas sobre él sujetándole las muñecas arriba de su cabeza.

 

            -¡Suéltame! –gritó Draco pataleando y revolviéndose bajo él.

 

            -Que rápido se te olvidan las lecciones, Malfoy…

 

            -¡Estás loco!

 

            -¡Cállate! –respondio Harry poniendo los brazos del rubio a sus costados para sujetárselas con sus propias piernas y así tener las manos libres.

 

            Draco gimio de dolor al sentir las duras rodillas de Harry clavarse en sus antebrazos quedando imposibilitado de hacer cualquier movimiento.

 

            -Te juro por mis padres, Malfoy… que esta lección nunca la olvidaras.

 

            Draco solo alcanzó a cerrar los ojos al ver a Harry alzar la mano; bofetada tras bofetada cayó sobre su rostro… al menos Potter tuvo la decencia de no cerrar el puño, pero tras perder la cuenta, eso ya no fue un gran consuelo.

 

            -¡Bas-basta Potter! –gritó  revolviéndose sin poder soltarse.

 

            -¡Nunca, nunca vuelvas a decir que te acostaste con otros! –Gritó Harry sin dejar de golpear una y otra vez- ¡nunca digas que son mejores que yo!

 

            -¡Detente!

 

            -¡Nunca vuelvas a compararme con nadie en tu puta vida! ¿¡Entendiste?!

 

            -¡Basta, de-déjame ya! –respondio Draco sintiendo cada bofetada más dolorosa que la anterior, pero Harry parecía no escuchar.

 

            -¡Tú eres mío, tus pensamientos son míos!

 

            -¡Potter, por favor!

 

            -¡Tu vida, tu alma, todo me pertenece! –gritó Harry descargando su furia golpe tras golpe que desde hacía unos momentos, habían dejado de ser bofetadas para convertirse en puñetazos.

 

            Arriba de las escaleras, asomando solo la orejona cabeza tras la pared, estaba Tombo, viendo lleno de pánico como su amo tundía con ganas al chico rubio.

 

            -Ha-Harry…

 

            -¡Cállate, cállate!

 

            -Ya no… por favor… ya no me pegues…

 

            Harry se detuvo de repente como si recién viera el rostro bañado de sangre de Draco, quien solo se quedó quieto con los ojos y la boca cerrados con fuerza a la espera del siguiente golpe; después de unos instantes, los ojos grises se dejaron ver notándosele  claramente el miedo reflejado en ellos.

 

            -N-no… ya no diré nada… -musitó Draco- Ju-juro… que ahora si me callaré…

 

            Harry miró sus propias manos con cara de espanto, entonces se levantó bruscamente y tomando un puño de polvos flú, desapareció por la chimenea después de murmurar un nombre.

 

            Draco miró la chimenea, temeroso de que Harry regresara, pero después de unos minutos sin que esto sucediera, comenzó a levantarse trabajosamente.

 

            Tombo, temiendo también que su amo pudiese regresar en cualquier momento, bajó las escaleras titubeante mientras se estrujaba los dedos nervioso hasta llegar a unos pasos de Draco inclinándose varias veces de forma casi histérica.

 

            -¡Se-señor Malfoy! –Graznó la criatura- ¿Le… le… le ayudo a levantarse, señor Malfoy, señor?

 

            Draco sentía un sabor metálico en la boca y un líquido caliente escurrir de su comisura.

 

            -¿Se-señor…?

 

            -¡No me toques! –gritó  al sentir la pequeña mano en el hombro.

 

            -¡Perdón, perdón! –gimoteó Tombo inclinando tanto su cabeza que casi toca el suelo con la frente.

 

            Draco permaneció sentado sintiendo la cara caliente; alzó su mano para tocarla quedando a medio camino al ver que le temblaba sin poder evitarlo; se levantó lentamente notando su vista enturbiada, por lo que parpadeó varias veces para aclararla y luego se dirigió a las escaleras siendo observado por Tombo, quien sin dejar de estrujarse la manos, simplemente lo vio subir.

 

 

 

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            Cuando Harry apareció en la sala de Hermione, la pobre tiró la taza de té que llevaba en la mano cuando se dirigía a su pequeño estudio.

 

            -¡Por todos los cielos Harry, casi me matas del susto! –Exclamó molesta- siempre avisas cuando vas a entrar ¿Qué tal si estoy desnuda?

 

            -Lo lamento, lo lamento… -respondió éste sin que Hermione notara el temblor de su voz por estar ocupada levantando los trozos de cerámica; fue hasta que tuvo la taza rota en sus manos que notó el estado de Harry, quien se había desplomado en el sofá con la cabeza inclinada entre sus manos.

 

            -Harry ¿Qué sucede?

 

            Harry tardó en responder provocando más preocupación en Hermione, quien rápidamente dejó la taza en la mesita de centro y se sentó a su lado.

 

            -¿Sucedió algo? ¡Harry!

 

            Harry siguió en silencio, por lo que Hermione iba a hablar de nuevo; pero un temblor en el hombro de su amigo le hizo darse cuenta de que estaba llorando; por lo que en vez de insistir, le pasó el brazo por la espalda dándole el tiempo que requiriera.

 

            -Por Dios, Hermione… -balbuceó Harry sin mostrar el rostro- ¿en… en que… me he convertido?... ¿Qué soy ahora?... –añadió viéndose las manos haciendo que Hermione lo notara.

 

            -¡Harry por Dios! ¿¡Qué hiciste, de quien es esta sangre?!

 

            -Ya no puedo… ya no aguanto… -balbuceó  como si no la escuchara.

 

            -Harry ¿Dónde está Malfoy? –preguntó  girándole el rostro con una mano- ¡Harry!

 

            -En casa… -respondió Harry con el rostro bañado en lágrimas.

 

            -¿Y esta sangre?

 

            -Es… de él.

 

            -Harry ¿Qué hiciste? –volvió a preguntar  palmeándose la frente y cerrando los ojos.

 

            -Ya no me reconozco, Hermione… ya no me reconozco… -exclamó Harry volviendo a ocultar su rostro.

 

            -Harry… -insistió ella cada vez más aprensiva hincándose frente a él y levantándole el rostro- Malfoy… ¿Qué hiciste con él?

 

            -El… él está bien… bueno, no en realidad… -añadió como rectificando dudoso de sus mismas palabras.

 

            -¡Harry reacciona! –exclamó Hermione exasperada.

 

            -Está vivo, Hermione; si a eso te refieres.

 

            -Pero en qué estado…

 

            -Yo… yo no lo sé…

 

            -¡Harry, él podría estar…!

 

            -No lo herí de gravedad… creo… -interrumpió  inclinando el rostro.

 

            Hermione se quedó callada mientras el cuerpo de Harry se estremecía en nuevos sollozos.

 

            -Le pegué Hermione… le pegué hasta cansarme…

 

            -Harry… -susurró  impresionada al tiempo que se sentaba sobre sus talones.

 

            -Me cegué… me cegué y no supe… no pude contenerme… una ira abrazadora se apoderó de mí y me lancé sobre él como un maldito desquiciado.

 

            -Pero Harry ¿Por qué hiciste eso? Tú no eres así… tú no eras así.

 

            -Lo vi abrazándose con otro.

 

            -¿Con otro, en donde?

 

            -Salimos de compras… lo dejé solo por un momento y cuando regresé, lo vi abrazándose con un tipo… la furia me invadió y lo arrastre a casa y… y ahí le pegué… oh Hermione, soy un monstruo, un cerdo maldito… la forma en que he estado tratándolo… las cosas que he estado diciéndole… cosas horribles y humillantes…

 

            -¿Y porque Harry? –Preguntó  suavemente sentándose a su lado- ¿Qué te motiva?

 

            -Me enerva que piense en otros… que mire a otros… que haya sido de otros…

 

            -Estás celoso.

 

            -Mas que celoso… ya estoy loco…

 

            -Harry, debes terminar con esto.

 

            -¿Terminar? –repitió Harry como si no entendiera el significado de la palabra.

 

            -Esto está haciéndote daño ¿Qué no lo ves?... ya no eres ni la sombra de lo que fuiste… -añadió al verlo quedarse callado- estas igual que cuando Voldemort se metió a tu mente logrando engañarte dando por resultado la muerte de Sirius… en esos días te veías destruido Harry, al igual que en este momento, solo que ahora sé el motivo.

 

            -No… no me pidas que lo deje… -balbuceó Harry sin levantar el rostro- ta-tampoco puedo hacer eso…

 

            -Pero está haciéndote mal, es una relación destructiva, tanto para ti como para él.

 

            -Pero no… no puedo…

 

            -Tan solo mírate, mira tus manos… ¿hasta dónde piensas llegar?

 

            Harry miró sus manos para después cerrarlas fuertemente pegando los puños a su frente.

 

            -¡Dios mío! –Gimió sintiéndose un ser sucio y despreciable- soy un monstruo… soy igual a él… -añadió refiriéndose a Voldemort- no… soy mucho peor.

 

            -Harry… -exclamó Hermione acariciándole tiernamente un brazo- llegué a pensar que lo tuyo era amor, pero ya vi que no, que esto no es más que una obsesión, algo que te está consumiendo poco a poco, algo que terminará destruyéndote si no te pones un alto a ti mismo.

 

            -No puedes pedirme que… que lo regrese a Azkaban, no podría hacerle eso…

 

            -Harry…

 

            -¡Lo necesito! ¿¡Que no lo puedes entender?! –exclamó Harry poniéndose bruscamente de pie.

 

            -Necesitas conocer más gente –respondió ella sin amilanarse- necesitas…

 

            -¡Basta Hermione!... ¡necesito, necesito”! –Repitió exaltado mientras manoteaba-¡todo el mundo cree saber lo que necesito, sin tener la mas mínima idea en realidad!

 

            -De acuerdo, tienes razón; no sé lo que necesitas, pero con toda seguridad sé lo que no  necesitas… no necesitas mas problemas Harry, no necesitas torturarte tanto a ti mismo cuando la solución está en tus propias manos.

 

            -Lo dices tan fácil… -masculló Harry comenzando a caminar con impaciencia por el pequeño espacio de la sala mientras ponía sus manos en sus caderas.

 

            -Déjalo Harry.

 

            -¡No! –gritó el moreno haciéndola respingar.

 

            -¿Y hasta donde piensas llegar? –Preguntó ella con voz firme- ¿te detendrás hasta cuando tengas su cadáver en tus manos?

 

            Exasperado y sin responder, Harry se pasó los dedos por entre el alborotado cabello negro.

 

            -Harry, tú eres bisexual, no entiendo porque te encaprichaste tanto con un solo hombre… por favor, intenta mirar más lejos.

 

            -Hermione, por favor…

 

            -No soy de la idea de que un clavo saca a otro clavo, pero para toda regla hay una excepción.

 

            -No puedo creer que me estés sugiriendo eso –respondio  sonriendo sarcástico.

 

            -Mira, conozco a alguien que…

 

            -De entre todas las personas –interrumpió Harry mirándola- no puedo creer que ya tengas en mente presentarme a alguien en específico viendo el estado en que me encuentro… ¿Dónde está la Hermione que diría que sería injusto para ella?... porque es una mujer ¿no? es una mujer a quien quieres presentarme.

 

            Hermione lo miró  y exhaló un suspiro mientras se ponía de pie diciendo:

 

            -Te prepararé un té, siéntate.

 

            -No quiero un té y no quiero sentarme –respondió Harry frotándose la cara.

 

            -Harry, necesitas tranquilizarte, tan solo mírate… -dijo  tomándolo de los brazos suavemente- no puedes regresar esta noche a tu casa, así que te tomarás un té y seguiremos hablando hasta hallar una solución.

 

            Harry volvió a dejarse caer en el sofá ocultando nuevamente su cara entre sus manos.

 

 

 

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