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MÍO por Orseth

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            Juegos de mesa, de video y un sinfín de entretenimientos mas aparecieron por espacio de un mes, en el que Draco logró evadirse gran parte del día de su realidad; eso sin embargo no era impedimento para que una pregunta ocupara cada vez más espacio en su cabeza.

            -¿Por qué? –pensó viendo entre sus manos el último video juego- si la última vez que hablamos se retiró muy enfadado ¿Por qué esta tratándome tan bien?

            -¿El señor Malfoy quiere que le prepare palomitas? –preguntó Tombo al verlo en el sofá.

            -Estoy subiendo de peso por no hacer nada –respondio mirando pensativo la pequeña caja en sus manos.

            -Eso está bien señor, si me permite decirlo esa era la intención del amo Harry.

            -¿De qué hablas?

            -El amo Harry estaba preocupado de que usted hiciera uso excesivo del gimnasio, dijo que iba  a terminar dándole un infarto de seguir así, así que por eso ha estado trayendo todo eso  para usted, para lograr sacarlo de ahí y parece que lo logró, si me permite decirlo.

            Draco se quedó con la boca abierta al escuchar al elfo, quien sin percatarse de nada, fue a prepararle un tazón de palomitas.

            ¿Potter preocupado por él?... eso era como para treparse por las paredes.

            -Mas bien es culpabilidad –concluyó encogiéndose de hombros mientras abría la consola de videojuegos.

 

___________________________________________________________________________________.

 

            Dos días después, siendo las 10:00 de la noche del viernes, vio con desagrado que la jarra de agua que tenía en su habitación se había terminado, sabía que no debía salir, pero como en realidad tenía mucha sed, decidió salir cautelosamente.

            Abrió la puerta encontrándose con unas voces que hablaban al parecer acaloradamente; sintiendo mucha curiosidad se asomó a la sala cuidándose de no ser visto.

            -No puedo creerlo Ron ¿también pusiste a tu madre en mi contra?

            -No está en tu contra Harry –respondio la cabeza asomada entre las llamas de la chimenea- es contra ese bastardo de mierda, y los que no logramos comprenderte somos nosotros… ¿Por qué mierdas lo defiendes tanto?... es increíble      que lo pongas por encima de Ginny.

            -No lo pongo sobre nadie –eclamó exasperado.

            -Si lo haces Harry, no lo puedes negar y si eso es ahora ¿Qué será después? ¿Le permitirás pasear por la calle sin correa?

            -Claro que no.

            -Porque no puedes.

            -¿Por qué le dan tanta importancia a este maldito asunto?

            -¡Porque agredió a Ginny! ¿¡Querías más?!

            -Solo se insultaron Ron, no es para tanto.

            -Claro, eso te dijo él y en todo caso es lo mismo, no puedo creer que lo dejes insultar a tus amigos; y precisamente por eso esta vez sí se ha sobrepasado, porque lo dejas hacer lo que se le da su puta gana como si el muy hijo de puta fuera un hombre libre.

            -Ron, todo es una tontería, no puedo creer que todos ustedes se nieguen a pisar mi casa hasta que Malfoy le pida disculpas a Ginny.

            -¿¡Pedirle disculpas a esa golfita de tres peniques?! –pensó Draco horrorizado desde su lugar.

            -Lo que es una tontería es que le des el lado a él.

            -No es eso, es que no puedo creer que Malfoy haya abofeteado a Ginny.

            -¿¡Que yo qué?! –pensó Draco abriendo la boca por la sorpresa.

            -¿Por qué no, porque él lo dice?... ¿crees más en la palabra de ese mortífago que en la de Ginny?... Harry ¿y aun así te preguntas porque mi madre se ha ofendido contigo?

            -A ver dime ¿Por qué Ginny regresó ese día a la sala como si nada?

            -Por consideración a ti obviamente, pero después me lo contó en privado y yo creo en mi hermana; Harry, nos conocemos desde niños, ella te apoyó durante la guerra, fueron más que amigos… ¿Cómo es aquí ahora confías mas en “ese”?... ¿solo porque te lo…?

            -Basta Ron –interrumpió- eso no tiene nada que ver.

            -¿Entonces?... Harry, solo pedimos lo que es justo; no, no lo pedimos, exigimos que le pida perdón a mi hermana –corrigió Ron con firmeza.

            -¡Yo no voy a pedirle perdón a esa ramera! –pensó Draco enfurecido e indignado desde su escondite.

            -Y yo sería el primero en llevarlo ante ella si en verdad la hubiera golpeado- dijo Harry con expresión de haber dicho eso ya mil veces- pero discúlpame amigo, si creo que se hayan insultado, pero no que hayan llegado a las manos.

            Draco permaneció atento a la respuesta del huelepedos mayor de los Weasley, quien al parecer ya no se los olía tanto.

            -Es inútil darle más vueltas al asunto Harry y créeme que no quería llegar a esto, y si lo que quieres es cogerte a Malfoy hasta partirle el culo, está bien, muy tu vida privada; pero si “ese” no le pide perdón a Ginny, no le veo caso a seguir perdiendo el tiempo hablando.

            -Ron…

            -Hablo en nombre de toda la familia al decir que nos decepciona ver que lo eliges a él.

            -No es verdad.

            -Pues entonces escoge Harry, o él o nosotros.

            -Ron…

            -Adiós- Harry abrió la boca para hablar nuevamente, pero Ron ya había desaparecido.

            Draco lo vio permanecer de pie ante la chimenea por unos instantes, luego vio como se dirigía al pequeño gabinete del cual sacó  una botella sirviéndose un trago. Lo escuchó suspirar profundamente antes de tomárselo de golpe.

            Así que de eso se trataba el asunto de las cartas de la conejil familia Weasley, por eso ya no los había vuelto a ver en la casa y por eso Harry se negaba a responderles; sigilosamente regreso a su habitación en donde permaneció en vela hasta muy tarde… ¿Potter dando la cara por él?... ¿dándole su lugar frente a los demás como si fuera una persona honorable?... Por supuesto que lo era, eso lo tenía muy claro, desafortunadamente eso solo lo sabía él.

            Desconcertado era poco, anonadado era la palabra correcta para describirse a sí mismo, ya ni siquiera se había vuelto a acordar de la sanguijuela con escoba, mucho menos imaginar que iba a armar semejante revuelo por unas cuantas palabrillas intercambiadas, porque eso sí, ella también lo había insultado y por añadidura había sido ella la que había comenzado el mitote, pues al encontrarse con cualquier weasley lo mejor era evadirlos tal como se hace con una flatulencia.

            Pero Potter… ¿dándole preferencia?.... no, no preferencia, más bien dándole la justa razón.

            Sintiéndose raro, esbozó una pequeña sonrisa al sentirse por primera vez en mucho tiempo, alguien de respeto… no que no lo fuera, después de todo era un Malfoy y la clase la llevaba en la sangre, y los que lo miraban feo se podían ir a la mierda, era simplemente pura envidia.

            Pero lo real era que aunque tuviese el apellido más digno y de más alto abolengo, tantos golpes a su autoestima habían terminado por hacer mella, y el hecho de que fuese precisamente Potter quien le diera la razón, lo hacía sentirse muy a su pesar, alguien especial.

            -Vaya, vaya… -el pobre cuatro ojos peleado nada más y nada menos que con su rastrera familia adoptiva- cualquier otro me hubiese obligado a pedirle perdón al huevo de codorniz con patas aunque hubiese visto con sus propios ojos que ella empezó- pensó mientras abrazaba su almohada- Potter… eres muy raro.

 

___________________________________________________________________________________.

 

            El día siguiente era sábado y Harry acostumbraba dormir hasta tarde, por lo que Draco si bien no lo veía entre semana, esos días tampoco por desayunar temprano en lo que el otro dormía, luego en lo que Harry desayunaba él se subía a su habitación; ese día sin embargo esperó hasta que el auror bajó a la cocina para aparecerse como no queriendo la cosa.

            Aunque en realidad no sabía a ciencia cierta que pretendía con eso o que iba a decir ni cual sería si actitud, simplemente sentía la necesidad de darle las gracias.

            -Buenos días.

            -Buenos días –respondio Harry sentándose apenas a la mesa.

            Draco reprimió una risa al ver al afamado auror con el pelo, si era posible aun más alborotado, vestido con una camiseta arrugada y los pantalones de la pijama de un chillante color verde pistache.

            A Harry por su parte se le hizo muy extraño que Draco bajara a esa hora de la mañana sabiendo que justamente era la hora en que él desayunaba.

            -¿Puedo sentarme?

            -Claro.

            Ya estando frente a Harry, Draco comenzó a sentirse nervioso de repente, la impresión que tenia del moreno cambiaba a cada momento de bueno a malo, de malo a bueno, que ya ni sabia cual era la verdadera cara del ex Griffindor… tal vez era un conjunto de todo y él, como la mayoría de la gente, aun no comprendía que Harry Potter no solo era “El lindo nene que vivió para cogerse a Draco Malfoy”.

            -Yo… -comenzó rascándose una oreja- solo… solo quería darte las gracias.

            -¿De qué? –preguntó Harry extrañado mientras bañaba con miel su pan francés.

            -Bueno… la verdad es que es por varias cosas, pero la principal es por lo de weasley.

            -¿A cuál weasley te refieres? –preguntó abriendo un frasco de mermelada.

            -La verdad es que ayer te oí discutir con la com… con weasley por la chimenea y… bueno, oí todo, sé que están disgustados contigo, todos ellos, oí que…

            -Es mala educación escuchar conversaciones ajenas –cortó Harry con rostro repentinamente serio- además no hay nada que agradecer, es lo justo.

            -Bueno si, pero otro en tu lugar me habría obligado a hacerlo, además…

            -¿Además qué? –preguntó al verlo dudar.

            -Hay algo que me gustaría preguntarte.

            -Dime –dijo Harry comiéndose su pan de casi un bocado.

            -¿Por qué crees que es ella la que miente y  yo no?

            -Eso es obvio Draco –dijo Harry chupándose un dedo y metiéndose el otro pedazo de pan en la boca haciéndole pensar a Draco como era posible que no muriera atragantado- porque no eres tan estúpido como para echar todo por la borda por unos simples insultos de Ginny, a quien consideras algo menos que una chinche chupasangre y porque ella tampoco se hubiera quedado tranquila mientras la abofeteabas; siendo tú, mínimo habrías salido con un golpe en la nariz.

            -¿Por qué siendo yo? –pregunto frunciendo el ceño.

            -Porque no eres bueno con los puños, por eso; Ginny es jugadora de Quidditch y la única mujer de siete hermanos ¿en serio crees que dejaría que le pusieras una mano encima así como así?... obvio que no, Tombo, dame mas pan por favor.

            -Si amo Harry.

            Torciendo la boca, Draco reconoció, obviamente para sus adentros, que Harry tenia, tal vez un poco y solo un poco,  de razón.

            -Por eso sé que no lo hiciste.

            -Bueno, si ella es buena con los puños ¿Por qué no te creen a ti?

            -Porque es su hermana, Draco; su hermana pequeña, es obvio que se pongan de su lado.

            -Así como sería lo más normal que tú lo hicieras también… sería lo más fácil, es decir, toda la familia Weasley esta enfadada contigo por lo que pude oír ¿Por qué no simplemente me haces pedirle perdón y ya?

            -¿Eso quieres?

            -Obvio es que no, es solo… bueno, la verdad me intriga… ¿Por qué no me obligas a hacerlo y te reconcilias con ellos? Después de todo, son como tu familia…. No la que uno  quisiera, obviamente, pero familia al fin.

            -Porque no es justo.

            -¿Solo por eso?

            -¿Y que mas quieres que te diga?

            -Soy un reo, un mortífago… alguien que no tiene derechos, alguien que para la comunidad mágica ya no vale nada… mi derecho de justicia se esfumó desde que puse un pie en el Wizengamot.

            Harry miró por un momento a Draco con sus profundos ojos verdes antes de dejar su pan en el plato y responder sereno.

            -Precisamente por eso… porque ya has sufrido demasiadas injusticias como para sufrir una más -Draco se quedó sin palabras, por lo que Harry tomó una rebanada de tocino colocándola en su pan- tú no vales menos que ellos… -continuó con su atención puesta en el pan con tocino que comenzó a enrollar- y… y aunque alguna vez te dije eso y que ya no tenías nada, no es así… aquí tienes un pequeño espacio para ti en el que puedes hacer lo que quieras.

            Draco solo lo miró sin poder ocultar el sin fin de emociones que lo embargaron en ese momento, por lo que solo atinó a levantarse diciendo atropelladamente:

            -Gracias.

            Harry lo vio escabullirse de ahí sonrojado hasta los pelos, por lo que no pudo evitar una triste sonrisa.

            -El amo Harry es muy bueno –dijo Tombo a su lado con la sartén en la mano.

            -No es verdad –respondio tomando otro pan- solo conoces mi lado Griffindor.

            -Eso… eso no es del todo cierto amo Harry, señor, si me permite decirlo… -respondio Tombo subiéndose al banquito que tenia frente a la estufa para seguir friendo los panes- yo vi cuando usted le pegó al señor Malfoy; ya tiene muchas semanas de eso y tampoco lo ha vuelto a regañar como solía hacerlo, amo Harry, señor…

            Harry sintió de pronto que ya no tenía hambre, por lo que suspirando profundamente dijo:

            -Ya no hagas más pan, ya estoy satisfecho. 

            -¿Dije algo malo, amo Harry, señor? –Gimio Tombo girándose con las orejas gachas- ¡puedo aprovechar la estufa encendida y quemarme las manos!

            -No digas tonterías, Tombo –respondio levantándose- de hecho he trabajado en ello, ya que lo mencionas… es bueno saber que mis progresos son evidentes, ahora debo irme, tengo una cita con Emily.

 

_________________________________________________________________________________.

 

            Cuando Draco cerró la puerta de su habitación y se recargó en ella, sentía su corazón latir como locomotora desbocada… sentía la cara caliente y una extraña alegría invadirle el pecho.

            -Yo no valgo menos que ellos… -repitió mientras una sonrisa comenzaba a dibujarse en sus labios.

            Podía no ser fuerte físicamente, pero su autoestima siempre estuvo a la par del mismísimo Dumbledore; sin embargo, a fuerza de oír lo contrario de parte de todo el mundo durante años, se había abierto una grieta que había sabido ocultar a la vista de todos.

            -Soy un Malfoy… y no valgo menos que ellos… menos que nadie… no es que me compare con los menesterosos pulguientos esos…

            Fue a sentarse a la cama saboreando aun las palabras de Harry, las palabras precisamente de quien lo había hecho sentirse solo un par de nalgas, una cosa, un simple objeto de satisfacción.

            Se dejó caer de espaldas sintiendo que de alguna manera, su perspectiva sobre Harry comenzaba a cambiar.

 

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            Conforme los días pasaban y los detalles de Harry para con Draco aparecían cada mañana, el rubio comenzó a esperarlos con impaciencia. Apenas amanecía, saltaba de la cama para ver qué era lo que el auror había dejado en la mesita de centro para él y había comenzado a esperarlo en la cocina tomando un café para darle las gracias cuando bajaba a desayunar.

            -Ya son cinco los días que te levantas tan temprano solo para darme las gracias –dijo Harry al entrar a la cocina.

            -Bueno Potter, podré ser lo que quieras menos un desagradecido, la playera de colección de los “Troles babeantes”  esta genial.

            -Imaginé que querrías tenerla –dijo Harry sentándose a la mesa- aunque no sé porque te gustan tanto, con sus gritos estridentes realmente parecen troles.

            -Hablas como un anciano, mi padre decía lo mismo de las “Brujas de Macbeth”…   a ver ¿Cuáles son tus gustos?

            -mmm… hay una cantante muggle que se llama Celine Dion.

            -¡Ah sí! La que canta la canción de la película en donde la fulana esa desprecia al millonario para irse con el pendejete muerto de hambre que se muere al final, si, ya sé cual.

            -Si, esa… su voz me encanta.

            -A mí solo me gusta esa canción, sus demás temas no me llaman la atención, se me hacen aburridos.

            -Es porque no la conoces.

            -No, pero te conozco a ti, así que puedo decir que es aburrida.

            -¿Te refieres a que yo soy aburrido?

            -Ajá… la única diversión audaz que te conozco, fui yo, por lo demás creo que eres un anciano con cuerpo de joven –concluyó Draco alzándose de hombros.

            -Tu no me conoces Malfoy –dijo  sonriendo mientras daba un  sorbo a su jugo.

            -Claro que sí, creo que tus únicas emociones fuertes las tienes en tu trabajo, ya ni siquiera juegas Quidditch.

            Harry exhaló un suspiro mientras torcía la boca en actitud pensativa.

            -En realidad… -dijo como no decidiéndose bien a hablar- tengo una diversión muy especial que me gusta practicar de vez en cuando y siempre lo hago solo.

            -¿Masturbarte?

            -No Malfoy, masturbarme no –respondio fulminándolo con la mirada- hablo de otra cosa.

            -¿Qué cosa? –preguntó recargando los antebrazos sobre la mesa e inclinándose muy intrigado- ¿pornografía?

            -No Malfoy, tampoco es pornografía ¿Por qué todo lo relacionas con sexo?

            -Viviendo contigo no sé porque pienso eso –respondio Draco alzando ambas cejas.

            -No le muevas Malfoy, hace mucho que nada de nada –dijo serio.

            -De acuerdo, me disculpo por eso –exclamó alzándose de hombros y recargándose en la silla- pero me intrigas… ¿de qué diversión hablas?

            -Es algo muggle, no lo entenderías –dijo restándole importancia.

            -Más bien creo que es puro cuento.

            -¿Crees que es puro cuento solo porque no te lo quiero decir?

            -Exacto.

            -Cree lo que quieras –respondio rodando los ojos.

            -Ya Potter, cuéntame –dijo  casi acostándose de nuevo sobre la mesa.

            -¿No que es puro cuento? –respondió dando cuenta de unos bollos de pasta choux rellenos de queso.

            -No seas sensible y ya cuéntame, si lo que querías era intrigarme, de acuerdo, lo lograste.

            -No era eso lo que quería, tú fuiste el que empezó.

            -Potter, no seas así.

            -¿Así como? –pregunto Harry riendo al verlo casi tumbado sobre la mesa.

            -Pues así…

            -En serio Malfoy, no es nada importante, es solo algo muggle.      

            -Ya suéltalo –dijo Draco tomando un bollo del plato del moreno.

            -¡Hey, ese es mío!

            -Lo robado siempre sabe mejor –respondió dándole un gran mordisco al bollo.

            -¿Esta bueno, señor Malfoy? –preguntó Tombo ansioso, ya con un platón listo en sus manos.

            -mmm… esta bueno –respondio chupándose el queso que le quedó en el pulgar. 

            -¿Gusta que le sirva de una vez?

            -Si –respondio terminando con la vida del bollo- ¿entonces Potter?

            -¿Entonces qué?

            -¿Cuál es tu pasatiempo secreto?

            Harry rodó los ojos y mirándolo finalmente respondio:

            -Una motocicleta.

            -¿Una motocicleta?

            -Si, tengo una motocicleta y me gusta correrla a gran velocidad.

            -¿Tienes una motocicleta y te gusta correrla a gran velocidad?

            -Sí ¿Por qué repites todo lo que digo?

            -¿Ese es tu gran secreto?

            -Te dije que no era la gran cosa.

            -No es eso, me preguntaba qué pasó con la escoba ¿ya no te gusta?

            -Claro que me gusta… es solo que es diferente.

            -¿Por qué?

            -Porque si.

            -¿Qué respuesta es esa?

            -La única que tengo.

            Draco solo torció la boca dándole por vencido.

 

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            Los enormes y claros ojos grises miraban atentos y sin parpadear siquiera la enorme pantalla de plasma en la que una deslumbrante motocicleta dejaba estelas de fuego mientras un tipo con cara de calavera ondeaba una larga cadena.

            La actuación del fulano se le hizo del asco y del título de la película ni se acordaba, lo único que atrapaba su atención como si fuese una especie de poderoso imán, era esa motocicleta que rugía como bestia.

            -¡Woow! –exclamó repantigándose en el sofá al ver como el motociclista fantasma aceleraba en la oscura noche.

            Dos días después, antes de que Harry saliera a su trabajo, Draco bajo apresurado a la cocina.

            -Potter… -exclamó aliviado al verlo aun ahí.

            -Buenos días Malfoy –respondio Harry  terminando su café.         

            Draco puso sus manos en el respaldo de una silla mientras se alzaba de puntillas una y otra vez; Harry lo miró por sobre la taza entrecerrando los ojos al verlo dar esos impacientes saltitos.

            -¿Qué tienes? –dijo al fin regresando su taza a la mesa- ¿te anda del baño?

            -Claro que no.

            -¿Entonces?

            Draco aspiró profundo buscando la mejor manera de expresarse.

            -Bueno… -dijo al fin mirando a Harry.

            -¿Querrías por favor dejar de saltar así? Me pones de nervios.

            -Lo siento –se disculpó rápidamente comenzando a su vez a tamborilear los dedos sobre el respaldo de la silla.

            -Suéltalo ya, sigues dándome nervios.

            -¡Oh, lo siento! No me había dado cuenta –dijo cerrando en puños las manos.

            -¿Disculpándote dos veces seguidas?... debes desear mucho lo que vas a pedirme –exclamó Harry alzando una ceja mientras clavaba su tenedor en su ensalada de frutas con queso.

            La relación entre ambos se había vuelto relativamente normal, gracias más que nada al carácter “Mevaletodo” de Draco y Harry lo sabía, lo cual agradecía sinceramente pues odiaba en verdad sentir que tenía que esconderse de él en su propia casa.

            -Bueno, en realidad si… -dijo dándose patadas mentales por sentirse tan ansioso y sobre todo, por tener que pedir… pedir cuando alguna vez lo tuvo todo, sin embargo no tenia caso lamentar el pasado, en ese momento lo importante era conseguir lo que deseaba; los remilgos bien podían esperar su momento de indignación para después- veras…

            -¿Un Malfoy titubeando? Eso si es nuevo.

            -No titubeo, solo busco las palabras correctas –respondió muy digno.

            -Las palabras universales correctas son “por favor” y “gracias” –dijo Harry dando otro sorbo a su café.

            -¿Entonces si te pido por favor que me dejes montar tu motocicleta,  me dirás que si?

            Harry escupió su café provocando que Draco arrugara la nariz.

            -Eso es asqueroso Potter, podrías haberte cubierto con la servilleta.

            -¿¡Estás loco, como se te ocurre semejante locura?! –respondio alcanzando la servilleta.

            -¿Locura porque? Para eso sirven ¿no?

            -No te hagas el tonto, sabes de que hablo.

            -¿De la motocicleta?

            -¿Pues de que mas?

            -Yo no veo que sea una locura, es una sencilla petición de mi parte.

 

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