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MÍO por Orseth

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Notas del capitulo:

HUBO UN ERROR AL SUBIR EL CAPI ANTERIOR, ESTA MUY RARO Y Y YA NO PUDE SOLUCIONARLO, ESPERO QUE NO HAYA CONFUSIONES... ASHHH MALDITO SISTEMA, EN FIN.

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            -Pues vivir claro… aunque bueno, tu pregunta es buena.

            -¿Y yo que mierdas voy a saber? Ya les dije que no soy medimago –exclamó levantándose mejor para alejarse de aquel tipo tan molesto.

            -Tranquilo, ya está siendo atendido –dijo Nick quedándose en su lugar mientras veía al otro lanzarle una mirada asesina.

            -Eso ya lo sé ¿a qué viene eso?

            -Estas muy preocupado, pero también muy enojado… son muchos sentimientos para un tipo al que odias ¿no? –dijo el muy cretino con un exasperante tono sereno.

            Draco abrió la boca para responderle pero sin saber que decir en realidad, solo gesticulo con las manos mientras hacía gestos de incredulidad y de quien sabe que mas.

            -Vete al diablo –dijo finalmente dándose la vuelta y saliendo de esa salita.

            Pasó por en medio de la otra sala mirando hacia adelante sin siquiera voltear a ver a la familia Weasley y salió al pasillo para dirigirse a una maquina de café, en donde buscando un par de knuts en su bolsillo, escuchó una voz atrás de él.

            -¿Cómo es que tienes la cara para estar aquí?

            Fastidiado se volvió a ver a Ginny de frente.

            -¿Qué quieres, inferi venido a menos? –dijo odiando más que nunca a esa familia por ser tan malditamente fastidiosa.

            -Harry está muriendo y tú estás aquí como si tuvieras todo el derecho del mundo cuando fuiste tú precisamente quien ocasionó todas sus desgracias –exclamo Ginny con su pañuelo en la mano y mirándolo con resentimiento- él era feliz antes de que tú aparecieras en nuestras vidas.

            Lo más sencillo era darse la vuelta y dejarla ahogarse con su propia amargura, pero estaba harto de todo y necesitaba descargarse con alguien… ¿Quién mejor?

            -¿En serio eran muy felices antes de que yo apareciera? –dijo cruzándose de brazos mientras alzaba una ceja en un característico gesto “Malfoy”.

            -Por supuesto… pero mira ahora en donde estamos; no sé qué maldad le habrás hecho a Harry que ahora desea morir con tanto afán.

            -Yo no hice nada malo, todo lo contrario, fui muy bueno en su cama.

            -¡Eres un enfermo! –exclamó atónita por la gran desfachatez del rubio.

            -Y tú una ardida.

            -¡¿Cómo te atreves, infeliz mortífago?!... ¿¡crees que es motivo de risa el que todos estemos aquí, con la zozobra de si Harry vive o muere?!

            -No, lo que sí es motivo de risa es lo despechada que estas.

            -¿Qué?

            -Qué lo que en realidad te mata es que si Harry se muere, no es por ti… de hecho de ti solo se acordaba cuando sacaba la basura… no sé por qué… -dijo rascándose la barbilla en actitud pensativa- ¿será porque la basura no vale nada?

            -¡Hijo de…! -exclamó dándole una bofetada.

            Bofetada que nunca llegó a tocar el rostro de Draco pues una mano la sujeto por la muñeca.

            -Basta Ginny –dijo Ron con actitud agotada.

            -¡Ron!

            -Ya deja esto, por favor… -Respondió soltándola ante los forcejeos de ella.

            -Tú no entiendes… todo esto es por su maldita culpa –dijo mirando a Draco con verdadero odio.

            -Este no es el lugar para hacer esto –dijo el pelirrojo en tono sorprendentemente calmado, haciendo que Draco volviera a alzar una ceja.

            -¡Pero…!

            -¡Basta Ginny!... ¿Qué no entiendes que esto va mas allá de Malfoy?  -interrumpió con voz contenida y harta- no solo se trata de él, se trata de todo.

            -Ron…-Musitó sorprendida de la actitud de su hermano.

            -Vamos a la sala –dijo tomándola por los hombros y dándole la vuelta dejando a Malfoy sorprendido.

            Sin saber que pensar, compro un café y regreso a la salita en donde estaba anteriormente esperando que el tipo aquel ya se hubiera ido de ahí. Afortunadamente Nick ya no estaba sentado ahí y pudo regresar a la silla en donde sin siquiera tomar un sorbo de café, esperó a Hermione.

            Ya sin nadie que le hiciera mosca, su mente regreso a la discusión que acababa de tener con la menor de los Weasley, pues aunque le había respondido algo que sabia iba a dolerle a la chica, realmente él no creía en esas palabras… de hecho su mente estaba como aletargada, funcionando de forma mecánica o automática, se sentía aturdido y los oídos le zumbaban, pero estaba negado a pensar o sentir algo siquiera, pues estaba seguro que todo aquello era un maldito mal entendido. De lo que si estaba seguro y por ello estaba en shock, era de que en realidad Harry había intentado matarse… eso significaba que las veces anteriores no habían sido un error o un accidente… ¿de verdad Potter había deseado matarse?... ¿morir así, sin  más ni más?

            -Yo también he deseado morir muchas veces… -pensó viendo sin ver su vaso de café- pero nunca lo he intentado… creo que no sería capaz de hacer algo así, soy demasiado cobarde para eso.

            Y sin embargo Harry Potter, el salvador del mundo mágico, lo había intentado no una, sino tres veces, la ultima con probable éxito.

            -Mierda… -pensó exhalando un suspiro.

 

_________________________________

 

            Hermione entró con dos vasos de café y se sentó en la silla que estaba frente a Draco recargando el brazo en el respaldo.

            -Ya tienes café… no importa, toma –dijo ofreciéndole uno de los vasos.

            -Gracias.

            -Aun no tienen informes –dijo acomodándose su bufanda color uva- ya pasaron dos horas desde que llegamos y nada.

            Draco asintió con la cabeza sin decir nada, por lo que Hermione lo observó con más cuidado.

            -¿Estás bien?... estas un poco pálido.

            -Pálido siempre estoy.

            -Tal vez debería revisarte una enfermera.

            -Dije que estoy bien, gracias.

            -De acuerdo… -respondió acunando su vaso de cartón en sus manos- dime… ¿Cómo fue que le encontraste?

            Draco rodó los ojos y giró la cabeza mientras Hermione miraba su vaso de café.

            -Mira, solo lo encontré y ya ¿de acuerdo?... no sé porque le dan tanta importancia a eso, el chiste es que lo hallé ¿no?

            -Si, claro… disculpa… -dijo con voz serena sin dejar de mirar su vaso de café.

            Permanecieron en silencio unos minutos en los que Draco agradeció en verdad que por fin ya no hubiera conversaciones inútiles.

            -Dime… -dijo ella haciendo que el rubio torciera la boca disimuladamente- ¿Qué harás después de esto?

            -¿Después de qué?

            -Vamos Malfoy, sabes a que me refiero.

            -No Granger, no lo sé… si pudieras ser mas específica te lo agradecería.

            -Después de que Harry salga de esto… porque estoy segura que lo hará, él va a lograrlo.

            Draco no dijo nada sobre eso al ver la firme determinación de la castaña, más bien hizo una mueca y se alzo de hombros diciendo:

            -Me iré de aquí, iré a Francia.

            -¿Así?... ¿sin más ni más?

            -¿Sin más ni más?... ¿quieres acaso que haga una fiesta de despedida?... si quieres le pido a Molly Wesley que lleve un pastel.

            -No seas absurdo Malfoy, sabes de que hablo y no, no me digas que no lo sabes –exclamó al verle abrir la boca para protestar- Harry está enamorado de ti… no sé cómo pasó ni cuando… pero el asunto es que esto esta matándolo.

            -Vaya, ahora yo soy el culpable, ya te habías tardado –dijo sonriendo mientras negaba con la cabeza.

            -No quise decir eso y me disculpo si así se entendió; pero la verdad no puedo seguir cerrando los ojos a algo que es más que evidente… lo que quiero saber es que harás tú con respecto a eso.

            -¿Y que he de hacer yo? –Respondió frunciendo el ceño- en primera no creo esa soberana estupidez de que Potter está enamorado de mí, lo que ustedes llaman “amor”, yo lo llamo “remordimiento” así que detén el rollo que me estas soltando.

            -Pero Malfoy…

            -Escucha Granger, Potter está mal de la cabeza y no entiendo porque si tiene todo lo que se pudiera desear en la vida; vale que su niñez fue una mierda pero ahora le va o le iba bien por lo que pude darme cuenta, así que si tiene el tornillo botado no me culpes a mí.

            Hermione lo miró unos segundos para después sonreír incrédula negando también con la cabeza.

            -No es posible.

            -¿No es posible que?... ¿Qué me dé cuenta de las cosas antes que ustedes? –exclamó molesto.

            -Mira Malfoy, yo no sé qué cosas pasan por la cabeza de Harry…

            -Exacto –interrumpió enojado- por eso no trates de resolverlas con ideas disparatadas; no sé qué quieres que haga yo, cuando lo único que puedo hacer es preguntarle un par de cosas y seguir mi camino.

            -¿Qué le preguntaras?

            -Nada que a ti te interese.

            -¿Así que solo eso esperas?... ¿Qué esté bien para preguntarle algo?

            -Exacto, así que no trates de hacer cosas raras que la verdad estar en un hospital es todo un fastidio y si encima vienes a decirme cosas sin sentido, el asunto es entonces para suicidarse junto con él.

            -Malfoy… -exclamó sorprendida al oírlo hablar así.

            -En cuanto salga de peligro y hable con él, podré irme de aquí y dejar todo esto atrás para poder al fin hacer mi vida lejos de todo esto.

            Hermione vio la determinación con la que hablaba el rubio y no pudo más que exhalar un suave suspiro y bajar la cabeza.

            -Bien, entonces me retiro, en cuanto sepa algo de Harry vendré a avisarte.

            -Gracias.

            Cuatro horas después, Hermione hablaba con el medimago a cargo siendo observada por todos con gran aprensión.

            -Gracias –dijo asintiéndole al medimago y después se dio la vuelta siendo rodeada inmediatamente por todos.

            -¿Cómo esta Harry? –preguntó Arthur.

            -Bueno… -comenzó diciendo con actitud agotada, como de quien ha estado cargando algo muy pesado por un buen rato- está mal… muy mal.

            Al oírla, ninguno pudo evitar hacer gestos de angustia y desesperación.

            -No les diré todo lo que me dijo el medimago que le paso a su cuerpo, es mucho y no tiene caso, pero me dijo que por el momento está estable, pero en estado crítico.

            -Eso significa que el peligro no ha pasado –dijo Ron.

            -Exacto… necesitan pasar setenta y dos horas para poder declararlo fuera de peligro.

            Sin nada mas que decirles, Hermione se fue a la otra sala a darle el informe a Draco, quien disimulo muy bien el alivio que sintió.

            -Vaya… pero aun está vivo ¿no? –dijo cruzándose de brazos.

            -Por supuesto… creo que deberías irte a descansar.

            -¿Eso harás tú?

            -Si, no tiene caso que este aquí en por al menos unas horas, iré a bañarme, a comer algo y a descansar un rato y creo que tu deberías hacer lo mismo.

            -Si, creo que tienes razón –dijo levantándose y saliendo de ahí sin más.

            Cuando llegó a su hotel, hizo todo lo que Hermione hubo sugerido, pero todo curiosamente con la mente en blanco, como si sus emociones estuvieran bloqueadas.

            -Ese Potter es todo un caso… -pensó mientras se acostaba para dormir un rato- pero todo estará bien y cuando salga de ese hospital, me va a escuchar el muy hijo de puta.

            Y aunque le costó conciliar el sueño, finalmente cayo rendido.

 

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            Cuando llegó a San Mungo ya habían pasado casi veinticuatro horas de todo aquel asunto, y aunque era de mañana, vio de nuevo a todo el grupo de pelirrojos ahí, a excepción de Arthur y Molly Weasley; también estaban ahí varias personas que no conocía, por lo que sin hacerles mucho caso se dirigió a la salita de espera en la que había estado antes, encontrándose ahí a Hermione y a la chica que había estado con ella todo el tiempo.

            -Buenos días –dijo acercándoseles.

            -Buenos días Malfoy. 

            -¿Cómo va Potter?

            -Bien –respondió Hermione con una sonrisa- aun no podemos decir que ya la libró pero es un gran avance el que este lográndolo.

            -Bien –dijo sin más y yéndose a sentar.

 

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            Cuando las setenta y dos horas pasaron, el medimago declaró oficialmente a Harry fuera de peligro haciendo que todos en la sala se abrazaran con alegría.

            -Venga… -dijo a Hermione llevándola aparte- en cuanto salga de terapia intensiva lo canalizare al área psiquiátrica.

            -Yo lo entiendo, pero no sé si Harry lo aceptará.

            -No es cuestión de gusto o no señorita Granger; el señor Potter está muy mal psicológicamente y aunque el asunto públicamente se manejó como un accidente, usted y yo sabemos que no es así.

            -No me malinterprete por favor, no estoy diciendo que no lo necesite o que yo no estoy de acuerdo… yo mejor que nadie sé lo mucho que Harry necesita de ayuda profesional… pero no sé cómo reaccionará ante esto, porque usted sabe muy bien que no puede obligarlo a ir a esas terapias.

            -Puedo hacerlo si el señor Potter quiere regresar a su trabajo… mire –dijo viendo que ella lo miraba sorprendida- el contrato de confidencialidad que usted me hizo firmar, me obliga a no decir nada de sus anteriores intentos, pero no voy a cerrarme de ojos al ver a este joven intentar matarse una y otra vez hasta que finalmente lo logre.

            -¿Y cree que yo sí?... sé que necesita ayuda, pero usted no lo conoce, si él dice “No”, no hay poder humano en la tierra que lo convenza de lo contrario, es por eso que estoy preocupada.

            -Si, si… entiendo; pero este asunto no puede postergarse por mucho tiempo, pero bueno señorita Granger ¿Qué le parece si va pensando en alguna posible solución para cuando despierte? No creo que encontremos una solución hasta ver como reaccionara el señor Potter.

            -Si, tiene razón.

 

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            Cuando entró a la habitación, con pasos silenciosos se dirigió a la cama sentándose en la silla que estaba ahí.           

            -Oh Harry… -pensó Hermione tomándole una mano- ¿Qué puedo hacer para que no te duela tanto la vida?

            Aun sabiendo que llorar era inútil, dejo que sus lagrimas fluyeran libremente mientras oprimía la tibia mano.

            -¿Por qué lloras? –musitó una voz pastosa.

            -Por nada cariño –dijo ella al verlo mirarla con ojos soñolientos- por nada.

            -¿Dónde… estoy?

            -En san Mungo… tuviste un accidente ¿lo recuerdas?

            Harry volvió a cerrar los ojos sintiendo unas inmensas ganas de volver a dormir y así lo hizo dejando a Hermione acariciarle el cabello mientras se hundía nuevamente en la oscuridad.

 

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            Cuando volvió  a abrir los ojos, volvió a preguntarse en donde estaba… y al cabo de unos instantes lo recordó; estaba en San Mungo.

            ¿Accidente?... no, no había sido un accidente; la pesadez de su pecho le indicaba que algo no estaba bien, que él no debería estar ahí. No recordaba a ciencia cierta qué era lo que había pasado, pero sabía que tras las palabras de Hermione había algo más.

            Alzó su mano y vio que tenía una manguerita insertada a través de una aguja, intentó alzar la cabeza y no pudo, lo mismo que su brazo izquierdo, por lo que girando lentamente la cabeza, pudo darse cuenta de que si bien no estaba enyesado, había una tablilla en su brazo.

            -¿Qué demonios pasó?...

            Lo último que recordaba era cuando estaba en casa y nada más… y aunque ciertamente estaba intrigado, realmente no tenía mucho interés en saber que había pasado, un aburrimiento se había apoderado de su ánimo y no sentía ganas de nada.

 

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            -No puede recibir visitas Ron.

            -Lo sé Hermione, pero me gustaría mucho hablar con él.

            -Claro, pero ¿Por qué mejor no esperas a que esté en casa?... el medimago dijo que en una semana lo dará de alta, todos los huesos que se le rompieron ya están curados y solo necesita unos días más.

            -Vaya… bueno, creo que no habrá de otra ¿verdad? –dijo el pelirrojo metiendo sus manos en sus bolsillos.

            -Creo que no.

            -Oye y… ¿Cómo lo has visto? –preguntó viéndola fijamente.

            Hermione se encogió de hombros buscando las palabras adecuadas para darle un poco de la información requerida por él, sin embargo se sentía incomoda hablando de esas cosas con Ron; sentía que no había la misma confianza, que ya no hablaban en la misma frecuencia... como que algo se había roto y no podría volver a ser igual.

            -Sé que lo arruiné… -dijo él de pronto agachando un poco la cabeza- en todo.

            -Ron…

            -Sé que ya no hay confianza entre nosotros… no creas que no lo percibo.

            Hermione se quedó callada mientras cruzaba los brazos y jugueteaba distraídamente con sus mangas de  lana.

            -Y créeme que ahora que me doy cuenta, me duele mucho ver cuánto daño causé.

            -Bueno, creo que es muy bueno que veas que Harry en verdad te necesita.

            -No hablo solo de él… lo sabes ¿verdad? –dijo alzando la vista y viéndola a los ojos.

            Ella suspiro y nuevamente se alzo de hombros esbozando una débil sonrisa.

            -Todo pasa por algo…

            -Si, porque fui un idiota.

            -Bueno, pero eso ya pasó.

            -No, si tú me lo permitieras, me gustaría hablar sobre eso.

            -Pero no creo que sea el momento adecuado ni el lugar.

            -Eso lo sé, pero cuando sea posible…

            -Ya veremos –interrumpió sintiéndose de alguna manera acorralada.

            -Claro.

            La realidad era que no deseaba esa conversación, y verlo ahí todos los días no ayudaba en nada.

            Un par de horas después llegó Jessica a visitar a Harry sabiendo que lo más seguro era que no lo vería.

            -Sigue sin querer recibir a nadie ¿verdad? –dijo dándole un café a Hermione.

            -No…  y no recuerda los últimos días, pero sigue deprimido y sin desear ver a nadie.

            -¿Pasa algo? Te ves más decaída de lo normal.

            -¿Y Nick?

            -Esta en la sala de urgencias.

            ¿Esta herido? –preguntó alarmada.

 

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