Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

MÍO por Orseth

[Reviews - 448]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

HOLIS HOLIS DE NUEVO!!!

AUNQUE ME GUSTA ACTUALIZAR CUANDO YA CONTESTE LA MAYORIA DE LOS BONITOS MENSAJES Q ME DEJAN, ESTA VEZ NO PUDE ESPERAR MAS XQ... MAÑANA 11 DE ABRIL ES MI CUMPLEAÑOS!!!

CUMPLO 38 PRIMAVERAS XD... ASI Q ESPERO UNA FELICITACION DE SU PARTE, NO SEAN TACAÑOS.

ESO ES TODO, FELIZ LECTURA!!!

BESOS!!

 

CAPITULO 4

 

 

 

 

 

            Al día siguiente, Draco abrió los ojos sintiéndose cobijado y cómodo en los brazos de…

 

            -¡Potter! –saltó sentándose de golpe viendo a Harry, quien leía un libro.

 

            -Buenos días.

 

            -Una cosa es que no mire a nadie en la calle y otra muy diferente el que me abraces para dormir –exclamó  muy indignado.

 

            -¿Yo?... si tu eres el que prácticamente estaba sobre mi; mira, tengo en mi pecho tu charco de baba –respondió Harry tranquilamente.

 

            -¡Yo no babeo! –exclamó  con el rostro colorado.

 

            -Claro, claro, un Malfoy tampoco hecha flatulencias ni va al baño, eso es tan… “poco Malfoy”  -respondió Harry cambiando de pagina.

 

            Soltando palabrotas altisonantes, Draco se levantó para ir a encerrarse al baño; una hora después, ambos bañados y cambiados desayunaban en la cocina.

 

            -Hoy te quedarás en casa –dijo Harry terminando de desayunar- tengo trabajo de oficina y más tarde tendremos una redada.

 

            -Entonces llegarás tarde.

 

            -Ajá.

 

            -Oye, ya no hay palomitas de maíz.

 

            -Hablando de eso, ayer dije que varias cosas iban  a cambiar.

 

            -Perfecto… -pensó Draco con rostro inexpresivo- va a despedir al elfo domestico y yo ocuparé su lugar vistiendo solo un taparrabo.

 

            -Ayer me refería solo a algunas cosas, por lo demás no tengo ningún problema, nos vemos en la noche.

 

            Draco torció la boca intuyendo que Harry justamente quería que pensara lo que había pensado para preocuparlo y reírse a sus costillas.

 

            -Idiota… -musito saliendo de la cocina y tumbándose en el sofá para ver televisión.

 

            Esa noche estando ya dormido, un ruido en la habitación lo hizo despertar.

 

            -¡Ups!... “eshtupido”  mueble… -susurró Harry arrastrando las palabras.

 

            Draco volvió  a acomodarse sintiendo el colchón hundirse bajo el peso de Harry, quien sin siquiera cambiarse se dejó caer cuan largo era.

 

 El olor a Whisky de fuego llegó hasta la nariz de Draco, quien frunciendo el ceño se volvió a verlo.

 

            -¿Bebiste?

 

            -Solo… un par de copitas… bueno, tal vez un poco más, no sé… fue una reunión pequeña por el cumpleaños de Ginny…

 

            -Ah, la comadrejilla menor –dijo Draco acostándose de nuevo dándole la espalda otra vez; pero una mano en su cadera le dio a entender que no sería una noche tranquila.

 

            -Draco… -musito Harry en su oído.

 

            -Que.

 

            -Me… gustas… musho… quiero hacerte el amor…

 

            -En primera, Potter, tu nunca me haces el amor, solo tienes sexo conmigo; segunda, estas muy borracho y hueles mal y tercera, tengo mucho sueño.

 

            -Te deseo Draco… -balbuceó  sin hacer caso a las palabras del rubio, por lo que quitando las mantas de un jalón se le acostó encima abriéndole las piernas con una rodilla.

 

            -Aun estoy adolorido Potter, me duele el culo por lo de ayer… ¿Potter?

 

            Pero Harry ya no respondió, roncaba con singular alegría sobre el pobre ex mortífago, quien batallaba para poder quitárselo de encima.

 

            -¡Pesas! –jadeó empujándolo con trabajo.

 

            Toda la noche fue un concierto de ronquidos que hicieron que Draco se bajara a dormir a la sala.

 

 

 

_________________________________________________________________________________________.

 

 

 

            Cuando despertó sintió como si un topo escarbara un túnel dentro de su cabeza haciéndolo ver lucecitas.

 

            -¡Ay mi cabeza!

 

            -Merecido lo tienes por tomar más de la cuenta –exclamó Draco con las ventanas abiertas de par en par.

 

            -Cierra las ventanas, hace frio.

 

            -Claro que no, la habitación apesta a borracho –respondió Draco sentado en la cornisa.

 

            Al puro tanteo Harry encontró sus gafas y se las puso para ver bien al rubio; este tenía una pierna subida a la cornisa mientras balanceaba suavemente la otra, el terso cabello platinado, el cual le llegaba a los hombros se mecía levemente por la brisa; vestía un short muy ajustado que mostraba sus largas piernas, una camiseta roja y sus calcetines.

 

            Si unas nauseas espantosas no le hubiesen revuelto el estomago, lo habría arrojado a la cama, y después de arrancarle ese ridículo shortcito, cogerlo hasta la muerte.

 

            -Mierda… -balbuceó corriendo hasta el baño.

 

            -Exacto, eso mismo es lo que pareces ahora… rayos, Potter, eso es asqueroso –añadió arrugando la nariz al oír las arcadas que provenían del baño- como sea, te traje poción para la resaca, esta junto a la cama.

 

            Cuando Harry termino de arrojar hasta el hígado, salió para tomar la poción diciendo:

 

            -Seguramente tú te has de ver muy elegante mientras vomitas.

 

            -Por supuesto que yo no hago esos espectáculos tan vulgares, Potter.

 

            -Sí, claro.

 

            -Aunque no lo creas.

 

            -¿Y qué haces cuando tienes resaca?

 

            -Nada, porque nunca he estado ebrio.

 

            -¿Tienes veintitrés años y nunca has estado ebrio?

 

            -No, en Hogwarts no tenía tiempo para eso, y en los tres años que pasé en Azkaban, los malditos aurores de mierda nunca tuvieron la cortesía de invitarme una copa… ¿Qué pasa con este mundo? ¿Dónde quedaron las reglas básicas de etiqueta?

 

            -Bendita poción –suspiró Harry tumbado en la cama sintiendo como el taladrante dolor de cabeza iba desapareciendo- juro que esta noche no vuelvo a tomar un solo trago.

 

            -¿Esta noche?

 

            -Sí, Ginny vendrá a cenar.

 

            -¿Y esa patética y mediocre remedo de cazadora de Quidditch que tiene que hacer aquí? –preguntó  molesto.

 

            -No la llames así –respondió Harry recargándose en los codos para mirarlo.

 

            -¡Oh vamos! –Exclamó  rodando los ojos- todo mundo sabe que si  logró entrar a las Arpías de Holyhead fue por tu recomendación,  y lo que todo el mundo también sabe es que no pasa de suplente porque no da el ancho, hay jugadoras muchísimo mejores que ella, solo la tienen ahí por consideración a ti.

 

            -Ella es muy buena en lo que hace, mejor cállate si no sabes de que hablas –exclamó Harry levantándose para tomar un baño.

 

            -Claro que lo sé, leo las revistas deportivas y veo los partidos, y muchos analistas deportivos concuerdan conmigo, tiene el talento para un equipo escolar, no para uno profesional, solo ocupa el lugar de alguien que si merece estar ahí.

 

            -Por lo menos tiene una profesión –respondió Harry metiéndose al baño dando justo en el blanco con esa simple frase.   

 

            Draco torció la boca ignorando esa pesadez que sintió en el pecho; Harry mientras tanto comenzaba a bañarse sabiendo el efecto de sus palabras; no quería ser hiriente pero el ex Slytherin lograba sacarlo de sus casillas.

 

 

 

_________________________________________________________________________________________.

 

 

 

            Cuando terminó de comer, se levantó para ir a la sala en donde Draco veía riendo a pierna suelta la nueva versión de Superman.

 

            -¡Por todos los cielos! Solo un muggle se atrevería a salir al mundo con esas mallitas tan ridículas y ¡luego ese peinado!

 

            -Pues sí, aunque los magos con esas túnicas tampoco son una maravilla ¿eh?

 

            -Bueno, es que hay magos con un pésimo gusto, pero los que tenemos estilo, las sabemos lucir.

 

            -Si claro, bueno, hay que ir a comprar algunas cosas para hoy en la noche, ve a cambiarte, me vas a acompañar.

 

            -¡Genial, voy por mi túnica! –saltó Draco alegrándose de poder salir a la calle cuando Harry primero había dicho que no.

 

            -No, ve a cambiarte –exclamó  tumbándose en el sofá para esperarlo.

 

            -Pero con la túnica encima no se me vera nada.

 

            -No vas a salir vestido así –respondió Harry con la vista clavada en la televisión.

 

            -¡Vamos Potter! Esto es ridículo, con la túnica…

 

            -Vas a quitarte ese short y a ponerte un pantalón –interrumpió Harry mirándolo fijamente- creí que ya tenias claro ese punto ¿quieres que volvamos a hablar de eso?

 

            Draco lo miró sin responder mientras apretaba los labios para terminar dándose vuelta y subir las escaleras lo mas dignamente que pudo.

 

            Harry suspiró echando la cabeza hacia atrás; cuando le hablaba así a Draco no podía evitar sentirse culpable, sabía que lo humillaba cuando lo trataba así y aunque a la hora de tener sexo, exceptuando por supuesto la última vez, siempre era cuidadoso y atento, ya que el solo hecho de estar en su cama era una humillación para Draco Malfoy.

 

            Sabia que el chico llevaba una vida infinitamente mejor que en Azkaban y que el mismo Draco no quería regresar ahí, pero el precio por eso, a él, a Harry Potter le hacía sentirse casi casi como el mismo Voldemort, quien se sentía dueño de sus mortífagos.

 

            Pero no odia evitarlo; desde que descubrió en sexto grado que Draco Malfoy le ponía, se sintió cada vez mas obsesionado con él; y no tuvo la oportunidad de conocerlo después porque el rubio escapo con su familia después de la batalla de Hogwarts y duro desaparecido un par de años hasta que fue atrapado junto a su madre, pues a su padre, Voldemort ya le había dado su especial atención mandándolo a la tumba;  y cuando escuchó la sentencia de cadena perpetua del Wizengamot, supo que ni siquiera tendría la oportunidad de tener una conversación normal con él, por eso, cuando el ministro le ofreció la jefatura de aurores y la orden de Merlín, no dudo ni un instante por cambiarlas por algo inaudito como si de tarjetas de ranas de chocolate se tratara… Nada más y nada menos que la custodia de Draco Malfoy en arresto domiciliario.

 

            Ni las broncas descomunales con los Weasley, Hermione y todos sus amigos lograron disuadirlo de tal locura; y tampoco le sorprendió gran cosa que Draco aceptara de inmediato su propuesta considerando la calidad de vida que llevaba en Azkaban; además el rubio podía regresar a prisión en cuanto él quisiera, aunque claro, hasta el más ciego vería que Draco estaba en una posición privilegiada que ningún otro preso tenia; Pero todo eso no evitaba que se sintiera mal consigo mismo, sin embargo… toda esa culpabilidad desaparecía cuando lo tenía debajo… hundiéndose entre sus piernas abiertas haciéndolo jadear con sus embestidas… besando su piel, poseyendo su cuerpo cada vez que quisiera… Y Draco había aceptado, porque él nunca lo engaño ni lo disuadió con palabras bonitas; le dijo claramente el precio de cambiar su mugrienta y helada celda por una casa limpia y comida en la mesa.

 

            Y Draco había dicho que si después de analizarlo por tres segundos; a leguas se notaba que Draco Malfoy se acostaría con el mismísimo Hagrid con tal de salir de ahí; así que todos cumplían su parte del trato y recibían lo suyo, por lo tanto no tenia porque sentirse mal… aparentemente; pero no podía evitarlo, había algo que le carcomía el alma y no sabía exactamente que era.

 

            -Estoy listo –dijo Draco interrumpiendo sus cavilaciones.

 

            Y ahí estaba… su dolor de cabeza… la maldita obsesión que sacaba lo peor de su persona, vestido con jeans y camiseta negra de manga larga que ocultaba su marca resaltando la bella palidez de su piel.

 

            Se levantó sin decir nada y salió a la calle seguido por Draco, quien simplemente se cruzó de brazos mirando hacia el frente.

 

            Llevaban casi un año viviendo en aquella bizarra situación y Harry no era ajeno a las miradas reprobatorias que algunas personas le dirigían cuando lo veían con el mortífago caminando muy campechanamente por la calle; pero el terror que Voldemort había provocado había sido tanto que pensaban que la compensación del chico aunque no la aprobaban moralmente, de alguna manera si la merecía; por lo tanto terminaban aceptándola como si el jovencito que venció al mago más tenebroso de todos los tiempos a la tierna edad de diecisiete años le importara un soberano cacahuate si lo aceptaban o no; y a muchos otros aquella situación les hacía gracia, pues pensaban que era algo así como “justicia poética” el que uno de los mortífagos más allegados al círculo personal del “Que no debía ser nombrado” estuviera ahora a disposición del “Niño que vivió” poniéndole el culo cada vez que el otro lo exigiera, pues todos ellos podían ser hipócritas y criticones, pero tontos e ingenuos para nada.

 

            Pero como la gente tarde o temprano se habitúa hasta a lo mas insólito, pronto dejaron de dirigirle  miradas  reprobatorias a Harry, y a Draco… a Draco simplemente lo ignoraban como si de el hombre invisible se tratara; o en el peor de los casos le lanzaban miradas asesinas e insultos cuidando de no ser vistos por el joven auror, quien a pesar de llevar a un mortífago como llavero, no dejaba de inspirar respeto y admiración.

 

            A Draco le valía una mierda lo que la gente pensara; después de haber pasado los dos años más largos de su vida sobreviviendo en una helada celda pescando resfriados terribles que le duraban hasta un mes, de varias infecciones y mordidas de ratas, de duchas semanales con agua al punto de congelación y de comidas apestosas y frías, su vida en comparación era ahora un paraíso; el hecho de ser un paria era algo que prefería relegar al rincón más apartado de su cerebro y de su corazón.

 

            Se había revestido con cinismo y aceptación, era un Malfoy después de todo y como tal estaba acostumbrado a sacar el mejor provecho de cada situación, y si el precio de salir de esa prisión invadida de dolor y muerte era abriéndose de piernas con cualquiera, muy bien, eso haría aunque se tratase del mismísimo Harry Potter.

 

            Pero no todo era tan fácil ya que no solo era cuestión de cama, era mucho más, y eso era lo que a Draco le costaba más trabajo cumplir; era el hecho de que prácticamente Harry Potter era su dueño, y aunque le costara una bola y la mitad de la otra, “El Jodido Niño que Vivió” estaba en todo su derecho de exigir que no se atreviera a mirar a nadie más que a él, y con la ultima “conversación” Draco lo tenía más que claro.

 

            Pero ni eso le arrancaba quien era, por eso caminaba con la vista fija al frente; vaya, que el que no tuviera permitido ver a nadie más, no significaba que tuviera que bajar la cabeza.

 

            -¿Quiénes vendrán? –preguntó sin voltear.

 

            -Vendrán Ginny por supuesto, Ron, Hermione, Bill, Charlie y George.

 

            -Vaya, toda la partida de…

 

            -No te atrevas –interrumpió Harry- ¿Por qué no acabas de entender que son mis amigos y que no me gusta que los ofendas?

 

            -Perdón, la fuerza de la costumbre, será porque cada vez que nos vemos, ellos si pueden insultarme.

 

            -No les hagas caso y ya.

 

            -Claro, lo que tú digas –respondió Draco con sarcasmo.

 

            Rato después se detuvieron en una licorería en la que Harry se fue con el chico del mostrador en tanto Draco curioseaba por el local que más bien parecía una biblioteca pero con estantes llenos de botellas.

 

            Mirando las empolvadas botellas, Draco caminó hasta perder de vista a Harry, entonces vio en un rincón un corcho muy característico de cierta marca, la cual tomó para observarla.

 

           -Mi primera borrachera  –pensó sonriendo obviando el hecho de haberle mentido a Harry.

 

            La acomodó en su lugar recordando como él, Blaise, Greg y Vincent se habían acabado tres botellas en el salón de los menesteres.

 

            -Blaise ¿Dónde estarás? –Se preguntó mirando más arriba del estante, en donde vio otra botella que le llamó la atención, rayos… -musitó estirándose lo más posible sin lograr alcanzarla- está muy alto.

 

            -¿Te puedo ayudar en algo? –preguntó una chica vestida con una camiseta con el logo de la tienda estampada al frente.

 

            -No gracias –se apresuró a responder  sintiendo al instante cierto nerviosismo.

 

            -¿Quieres ver esa botella? La puedo bajar para que la veas, por ver no se cobra –exclamó la chica sacando su varita y convocando la botella entregándosela a Draco- es una muy buena cosecha como podrás ver.

 

            -Si, si, ya lo vi –respondió  devolviéndosela casi al instante- debo irme, así que si me disculpas…

 

            -No seas tímido, mi trabajo es mostrarte lo que gustes sin ningún compromiso y si lo deseas hay algunas marcas que puedes catar.

 

            -No será necesario, ya pedí lo que necesitamos –dijo Harry a sus espaldas.

 

            -El joven estaba muy interesando en esta marca, si gustan puedo…

 

            -Otro día será, gracias –interrumpió Harry con amabilidad.

 

            -Bueno, si cambian de opinión estoy para servirles –dijo la chica colocando la botella en su lugar y dejándolos solos.

 

            Draco se giró para mirar el estante sintiendo su sexto sentido bailotear histéricamente alarmado; sin embargo su rostro no mostraba nada mientras miraba atento una botella.

 

            Entonces sintió la mano de Harry en su brazo mientras murmuraba:

 

            -Tú no entiendes ¿verdad?

 

 

 

________________________________________________________________________________________.

Notas finales:

PACIENCIA CON LOS OTROS FICS, ES UNA TORTURA PASAR A WORD TOOOODO LO Q TENGO ESCRITO, EN ESTE FIC YA TENGO ADELANTADOS COMO 10 CAPITULOS, X ESO...XD

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).