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MÍO por Orseth

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CAPITULO 8

 

 

 

 

 

            -¿Sólo avena hervida? –exclamó Draco frunciendo el ceño viendo alternativamente su tazón y el plato de Harry con huevos fritos y tocino.

 

            -Ajá, no puedes comer cualquier cosa –respondió Harry tomando una rebanada de pan tostado.

 

            -¿Y mi café? –preguntó  al ver un vaso de agua con un leve tono azulado.

 

            -Cero café, ese de ahí es tu vaso.

 

            -¿Por qué esta azul? –preguntó poniéndolo delante de sus ojos mientras arrugaba la nariz.

 

            -Es por tu medicamento.

 

            -Pero yo no puedo vivir sin mi café –exclamó  regresando el vaso a su lugar.

 

            -Pues entonces bienvenido a tu vida de Inferi.

 

            -¿En serio Tombo no va a servirme otra cosa?

 

            -No, así que come.

 

            -No tengo hambre, gracias –respondió  levantándose de la mesa.

 

            -Malfoy no hagas berrinches –dijo Harry rodando los ojos.

 

            Pero como Draco se ponía como colacuerno húngaro cuando tenía hambre, prefirió ya no insistir más; así que ya no dijo nada y continúo con su desayuno para irse a trabajar dejando antes indicaciones a su elfo.

 

            Dando las doce del medio día, Draco ya no aguantó el hambre y bajó a la cocina dispuesto a prepararse un almuerzo decente.

 

            -¿¡Pero qué mierda…?! –Exclamó sorprendido al encontrar la nevera vacía- ¡Tombo!

 

            -¿Sí señor Malfoy?   -respondió el elfo apareciendo en media cocina con un plumero en la mano.

 

            -¿Dónde está toda la comida?

 

            -El amo Harry me ordeno esconderla de usted y que si quería comer algo, le preparara otro tazón de avena.

 

            Si se pudiera asesinar telepáticamente, Harry en ese instante estaría hecho mierda debido a los pensamientos sanguinarios de Draco.

 

            -¡Pero no quiero avena! –masculló entre dientes.

 

            -Lo… lo siento señor –respondió apenado el elfo con las orejas gachas- so-solo puedo darle avena.

 

            Quiso soltarse a chillar de coraje ahí mismo… ¡un maldito elfo hijo de puta restringiéndole la comida!... ¡ábrase visto!

 

            -Si estuvieras en Malfoy Manor… -dijo señalando a la pobre criatura- te ordenaría tirarte desde la torre más alta después de plancharte las manos y las orejas; eso claro, después de azotar tu horrible y hueca cabeza contra el piso unas cien veces.

 

            -¡Pe-perdón se-señor Malfoy! –Gimio angustiado Tombo- ¡si por mi fuera le preparaba un… un banquete!

 

            Sintiéndose la criatura más miserable y desafortunada del mundo entero y universos circundantes, Draco se desplomó en una silla dándole la bienvenida a la autocompasión.

 

            -Señor… -se aventuró el tembloroso Tombo- el… el amo Potter me dijo que sufrió una… una intervención en el estomago, si él amo Harry ordenó esto es por su bien.

 

            -Cállate estúpido.

 

            -Si señor –respondió Tombo bajito quedándose quieto por si Draco se decidía a pedir la avena.

 

            Era en esos momentos cuando Draco echaba de menos su vida pasada, cuando vivía con sus padres en su mansión y sobre todo, libre; pero el dispositivo que titilaba en su tobillo le recordó que de eso ya nunca habría nada.

 

            -No quiero… -musitó torciendo la boca.

 

            -¿Señor?

 

            -¡Dije que no quiero, elfo tarado! –gritó Draco haciendo saltar al pobre Tombo- ¡y ahora desaparece de mi vista!

 

            Y refunfuñando fue a tumbarse en el sofá.

 

 

 

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            Siendo las 7:00 pm, en el departamento de aurores, Harry llegaba hecho polvo de una incursión a una base de traficantes de sustancias controladas.

 

            -Adelante –dijo cuando tocaron a su puerta- hola Hermione.

 

            -Hola Harry… ¿cansado?

 

            -Algo.

 

            Hermione había terminado trabajando en el ministerio, en el departamento de Regulación y Control de Criaturas Mágicas.

 

            -No te entretengo mucho, solo quiero que firmes este pergamino para liberar a los tres bicornios que decomisaron hace una semana para poder trasladarlos a una reservación ecológica.

 

            -¡Ah sí!... lo siento Hermione, se supone que eso tendría que estar firmado desde antier.

 

            -No te preocupes ¿ya te vas a casa?

 

            -Ya casi, en cuanto termine este informe me voy ¿y tú?

 

            -Solo entrego el documento que vas a firmarme y termino.

 

            -¿Vas a ver a Ron?

 

            -No, la verdad desde ese día esta insoportable.

 

            Harry no dijo nada por un momento, hablar de Draco no era algo que acostumbrara hacer con nadie.

 

            -¿Qué dijo? –preguntó finalmente.

 

            -No vale la pena que te lo diga Harry, solo te sentirás mal.

 

            -Vale –dijo estampando su firma en el pergamino- es muy tarde y hoy es viernes ¿tienes algún plan?

 

            -¿Con Ron enojado? Ninguno, menos mal que cada quien vive en su casa.

 

            -Ven a tomar un café a mi casa, con Draco arriba no te molestara.

 

            -No me molesta Harry, algo que he entendido es que en tu vida privada solo mandas tú.

 

            -Gracias.

 

            -Bueno, pues solo entrego esto y otras cosillas en lo que redactas tu informe.

 

            -Vale.

 

 

 

_________________________________________________________________________________________.

 

 

 

            Cuando los dos ex Griffindor arribaron al hogar de Harry, lo primero que vieron fue a Draco hecho un ovillo en el sofá.

 

            -Draco ¿estás bien? –preguntó Harry quitándose la chaqueta.

 

            -Sí… -musito Draco.

 

            -¿Seguro? –insistió  sentándose junto a él.

 

            Realmente Draco no quería admitir su dolor de estomago, francamente estaba temeroso de aburrir al auror con tantos achaques.

 

            -Ajá… pero mejor me voy a la habitación.

 

            Cuando Draco se enderezó, Harry notó su frente sudorosa.

 

            -¿Tienes fiebre? –preguntó poniéndole la mano en la frente.

 

            -No, quita…

 

            -No, no tienes –dijo Harry preocupado- espera ¿te duele algo?

 

            -No.

 

            -Draco…

 

            -Bueno… el estómago… solo un poco.

 

            -¡Tombo!

 

            -¿Sí amo Harry Potter señor? –respondió el elfo apareciéndose a media sala.

 

            -¿Qué comió Draco?

 

            -Nada señor.

 

            -¿Cómo nada? –Preguntó Harry frunciendo el ceño- ¿nada de nada?

 

            -Así es, amo Potter señor… -respondió el elfo con las orejas gachas como si hubiese sido él quien hizo algo malo- no quiso ni la avena.

 

            -Maldito elfo chismoso… te mataré en cuento estemos solos –masculló Draco por lo bajo.

 

            -¿Por qué mierda no comiste? –preguntó Harry molesto.

 

            -No tenía hambre.

 

            -¡Claro que tenías!

 

            -Bueno sí, pero no me gusta la avena y además tú escondiste la comida.

 

            -Por eso te duele, necesitas comer.

 

            -Pues no tragaré la avena ni aunque me la metas por el culo –refunfuñó Draco firmemente.

 

            -Pues por ahí te la voy a meter y  ya veremos sino comes –respondió Harry molesto.

 

            -Harry… -intervino Hermione tímidamente- hay alimentos ligeros que puede comer, no solo avena.

 

            -¿Lo ves? Lo que que pasa es que tú quieres matarme de hambre.

 

            -Cállate.

 

            -Si quieres puedo preparar algo para los tres –dijo Hermione dejando sus cosas en una silla- recuerda que hoy no tengo planes.

 

            Vaya… la sangre sucia diccionario con patas después de todo no solo sabia comer libros…

 

            Sin embargo, a pesar de percibir rato después un apetitoso aroma de sopa de verduras, Draco se pateó mentalmente por haber sido tan respondón con Harry; se había propuesto a sí mismo ser más amable y complaciente con el auror, pero su maldito genio lo traicionaba a la menor provocación; además si tardaba mas en sanar, mas tardaría en cumplir con su obligación… el único motivo de su estancia en esa casa.

 

            -mmm… ¿quieres que ponga la mesa? –preguntó cómo no queriendo la cosa haciendo que Harry lo mirara con una ceja levantada.

 

            -¿Quién eres y que has hecho con Malfoy?

 

            -No entiendo el sarcasmo –respondió Draco dignamente- solo responde sí o no.

 

            -Aun te duele el estomago ¿no? –preguntó Harry sonriendo.

 

            -Algo.

 

            -Entonces yo la pondré –dijo  levantándose- mientras elige una película.

 

            -Espera… -exclamó Draco sin poder ocultar su desconcierto- ¿una película?

 

            -Sí, una película, esos discos brillantes que se ponen dentro de esa caja de…

 

            -Sé que son, no me refiero a eso –interrumpió  mirándolo con una ceja levantada.

 

            -Perdón, yo pensé que si.

 

            -Oye pero… creo que eso deberías hacerlo tú, después de todo la veras con Granger, tú conoces sus gustos.

 

            -Pero la veremos los tres, así que escoge algo bueno –respondió Harry entrando en la cocina.

 

            -Potter… -volvió a llamar Draco haciendo que Harry se detuviera en el marco de la puerta.

 

            -¿Qué quieres?... empezare a creer que me extrañaste en todo el día y ahora no quieres dejar de verme un momento.

 

            -¡Ja! en tus sueños Cara rajada.

 

            -Bueno ¿y que querías entonces? –preguntó Harry riendo.

 

            Riendo… algo que últimamente el cuatro ojos no hacía.

 

            -¿Dices que vamos a cenar los tres?

 

            -Sí.

 

            -¿Estás seguro?

 

            -Bueno… -añadió Harry recargándose en el marco mostrando también cierto titubeo- es raro pero… creo que a ella no le molesta.

 

            Ambos se alzaron de hombros y se dedicaron  a lo suyo.

 

 

 

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            Media hora después, los tres guardaban silencio en la mesa, un silencio que  Draco decidió romper mientras saboreaba su sopa de verduras con pollo.

 

            -¿Puedo hacerte una pregunta, Granger?

 

            -Supongo que aunque diga que no, de todos modos la harás –respondió Hermione tomando una cucharada de sopa.

 

            -No, aunque no lo creas ya soy bien portado.

 

            -Ajá –masculló Harry como hablándole a la nada; sarcasmo que Draco decidió ignorar.

 

            -¿Y qué quieres saber? –preguntó Hermione.

 

            -Me gustaría saber cómo es que no estás rasgándote las vestiduras por compartir tu mesa con un mortífago… lo que es más, un mortífago llamado Draco Malfoy; porque de algo estoy seguro, y eso es que tú no apruebas “esto”… tan seguro estoy como que soy el último de los Malfoy, esto no pega con los principios Griffindor ¿o me equivoco?

 

            -No, no te equivocas –respondió  mientras se limpiaba los labios con una servilleta- nunca estuve de acuerdo con “esto”… y Harry lo sabe, se lo dije muchas veces y aun no lo apruebo; pero sé que Harry no necesita de mi consentimiento ni del de nadie y si esto que tiene contigo es lo que él quiere, está bien, eso basta para mí.

 

            -¿Pero? –añadió Draco dando a entender sabía que había más.

 

            -Pero… -continuo Hermione no sabiendo bien que palabras usar exactamente para explicarse- a pesar de que sé que hay facetas de nuestra vida que mantenemos en privado, desde que empezó todo esto, siento que cada vez conozco menos a Harry y que poco a poco se aleja de nosotros.

 

            -Todos tenemos un lado podrido Granger, hasta tú –dijo Draco con naturalidad tomando otra cucharada de sopa- solo que no has encontrado el suficiente estímulo para desarrollarlo a un grado tan evidente como Potter… solo que nadie contó con que el lado podrido del Héroe mágico fuera yo.

 

            -¿Podrían dejar de hablar de mí como si yo no estuviera presente? –Exclamó Harry con el ceño fruncido- es... molesto… raro y molesto.

 

            -Y todo lo que has dicho suena lindo, pero no explica el porqué estás sentada en la misma mesa que yo –continuó Draco como si Harry no hubiese dicho nada.

 

            -No pretendo que tú y yo seamos amigos, Malfoy.

 

            -Uy que lastima, hieres mis sentimientos.

 

            -Pero ahora eres parte de la vida de Harry y eso, aunque no me guste debo aceptarlo.

 

            -Claro, como todos.

 

            -No, no como todos –corrigió Hermione- yo pienso ir más allá.

 

            -Que novedad –masculló Harry molesto de que claramente lo ignoraran.

 

            -¿Qué tan “más allá”?... ¿tu lado podrido está surgiendo? –exclamó Draco maliciosamente.

 

            -A lo que me refiero es… -respondió Hermione haciendo caso omiso a la insinuación de Draco- que tu eres parte del paquete y como tal pienso aceptarte.

 

            -Potter y yo te lo agradecemos.

 

            -Sé que ninguno lo necesita –respondió  percibiendo el sarcasmo- que tú no lo necesitas… pero Harry es mi amigo y no lo voy a dejar por nada ni por nadie.

 

            -¿Y cuál es el mérito?  Eso es lo que han hecho los demás fingiendo que no existo, vienen aquí y comen con él.

 

            -Estas comiendo de mi sopa; el único alimento que te daría cualquier otro amigo de Harry, sería arsénico.

 

            -Entiendo el punto –exclamó Draco tomando un pan del cesto.

 

            -Y aunque sé que no será nada fácil…

 

            -Compartir la mesa con un asesino –completó Draco dando un mordisco a su pan.

 

            -Iba a decir que aunque no será nada fácil el que los demás lo acepten, eso es lo que he decidido que voy a hacer.

 

            -Ah, perdona la interrupción entonces –dijo Draco alzándose de hombros.

 

            -Si consigo acercarme a Harry de nuevo jugando snap explosivo contigo, eso haré.

 

            Aunque Harry estaba molesto por la conversación en la que claramente fue excluido, sintió un agradable calorcillo en el pecho al escuchar a Hermione.

 

            -¿Y ahora que sigue, vamos a darnos un abrazo grupal?

 

            -No seas imbécil Malfoy –exclamó Harry- cuando menos agradece que te quitó el hambre.

 

            -Claro que lo agradezco, solo que mi sentido del humor es un poco ácido –respondió Draco alzándose de hombros nuevamente.

 

            -Creo que eso fue lo que pasó –dijo Harry con aire pensativo refiriéndose a su salud- te estabas desintegrando a ti mismo.

 

            -Que gracioso Potter ¿Por qué no te metes a un concurso de comediantes?

 

            -No lo necesito, mi vida es un chiste –respondió Harry riendo- ahora toma… -añadió dándole un vaso con agua amarilla.

 

            -¿Qué rayos es eso? –Preguntó Draco con gesto de asco- parecen orines.

 

            -Es tu medicamento, tómatelo.

 

            -Asqueroso –respondió Draco olisqueándolo y tomándoselo de un tirón- ¡Agh!... sabe amargo.

 

            -Dentro de seis horas toca de nuevo esta pocion.

 

            -Mierda Potter, sabe asquerosa, no la tomaré de nuevo, ya estoy bien.

 

            -No es solo por tu estomago, Malfoy –intervino Hermione- es por los estragos del veneno, así que no es opcional.

 

            -Se nota que no la has probado… sabe mil veces peor que una gragea sabor vomito combinada con una sabor cerilla.

 

            -Pero Hermione tiene razón –dijo Harry sonriendo por la comparación del rubio- tienes que reponerte.

 

            -¿Reponerme?... si, tienes razón –dijo Draco algo pensativo- lo que sea por no volver a Azkaban.

 

            La relajada sonrisa que había aparecido en los labios de Harry fue desapareciendo hasta formar de nuevo el duro rostro que últimamente se cargaba a todas horas.

 

            -Sí, debes reponerte –dijo con gesto serio mientras daba un sorbo a su café- así que en cuanto termines de cenar te vas a ir a dormir.

 

            -¿A dormir?... ¿y la película?

 

            -Dije que en cuanto termines de cenar te vas a ir a dormir ¿Qué no hablo claro o estas sordo? –exclamó Harry alzando un poco la voz.

 

            -No, hablas lo suficientemente claro –respondió Draco con una gran sonrisa en los labios que claramente contrastaba con la mirada de hielo que le dirigió mientras se levantaba dejando su plato a la mitad- buenas noches Granger y gracias por la cena.

 

            -No hay nada que agradecer, que descanses Malfoy.

 

 

 

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            ¡Maldito hijo de puta con cabeza de cagadero de pájaros!... ¡pero claro, tenía que salir a relucir su autoridad de auror frente a la sangre sucia!... porque claro,  a pesar de todo y pésele a quien le pesara, él seguía siendo un sangre limpia.

 

            -¡Imbécil! –grito pateando un taburete apenas cerró las puerta tras de sí.

 

 

 

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Notas finales:

BESOS A TODOS Y PACIENCIA!!!


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