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¿Un simple amor de verano...? por SorarioOmoe

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Notas del capitulo:

Holi, esta algo corto el capítulo pero :B Las excusas de siempre xDD Y para todos aquellos que solo les queda una semana de escuela, los maldigo e.e a mi me quedan 3 D:!

 

Volviendo al fanfic, espero no tenga muchos errores /: Y de ahora en adelante separo las escenas con un guión bajo superdesarrolado xD

 

Gozen n_n

Jairo se despertó con dolor de cuello insoportable y se paso su mano para tratar de masajear y calmar el dolor. Contemplo la sala con asco y se incorporó en el sillón.

- Te digo que regreses a dormir a la cama- escucho la voz de Joseph atrás de él y se giró hacia donde lo escuchaba.

- La cama es toda tuya en eso quedamos-.

- Pero que podríamos dormir juntos- le dijo Joseph en broma- sabes que no, pero llevas poco más de un mes adolorido del cuello y sin dormir bien-.

- Karma- le contestó cortantemente levántandose para alistarce e ir a la escuela, Joseph soltó una risita ante aquel comentario y fue a prepararse también para la escuela.

Ambos tomaron el camión entre bostezos sin decir una sola palabra en todo el camino, desde su roptura no se hablaban demasiado. Para Joseph había sido el colmo de sus lágrimas que además de perderlo como novio lo hubiera perdido como amigo, ¿Pero que se le iba a hacer si el sabía mejor que nadie lo confundido que debía estar Jairo en esos momentos?

Aunque Jairo no notará la tristeza de Joseph o no le diera importancia igual le seguía queriendo, eso sería inevitable después de todo era su mejor amigo, aunque ya nada fuera igual.

Al llegar al salón cada quien fue por su lado, Jairo con su grupo de amigos de él y de Joseph y Joseph se sentó en un lugar un tanto más silencioso, no le apetecía escuchar la risa de Jairo o tener que hablar con él. Se sentía tan colegiala.
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Abel daba vueltas en la cama, ya eran las ocho de la mañana y desde hace rato que Alex le había dicho que se marchaba hacia la escuela. No podía dormir bien por culpa de su muy abultado vientre que no lograba hayarse con él a la hora de dormir. Aprovechaba esas veladas nocturnas para pensar en su vida, aquel 14 de febrero que Alex lo había besado, se sonrojo al recordarlo y cubrió su rostro con sus sábanas, aún tenía las flores que le había regalado alado de su cama y sonrió al voltear a verlas.

Con pesades se levanto de su cama, era el octavo mes, su hijo nacería ya a finales o mediados de Abril, y la verdad que no sabía si ansiaba ya tenerlo entre sus brazos, o ponerse a llorar al pensar en todas esas cosas, por el momento opto por la dos y se tiro en el suelo a llorar.

El doctor les había dicho que el bebé no tenía nada, y eso le alegraba a Abel, pero simplemente no podía evitar dejar de sentir tanta tristeza y soledad.
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La hora del recreo ya no era la misma, Joseph se la pasaba con Renoir observando a Jairo ir y venir por el patio de recreo, como una estúpida colegiala, se detestaba por eso.

- ¿Ya falta poco para que nasca el sobrino de Jairo cierto?- Le preguntó Renoir mientras daba un sorbo a su Dr. Pepper.

- A finales o mediados de Abril,- sonrió Joseph ante la idea,- que extraño que es todo esto-.

- Ni que lo digas, ¿Y como van tu y Jairo?-.

- Ya me he rendido, el solo quiere a Abel-.

- No deberías rendirte, ya habías logrado un gran avance con él-.

- Es inútil- le dijo Joseph mientras veía a Jairo reír al otro extremo del patio.

La conversación transcurrió con normalidad hasta que Joseph empezó a sentir un frío sorpresivo, al principio no le dio importancia pero al poco tiempo pudo identificarlo, mierda. Trato de normalisar su temperatura y con dolor se quito el sueter esperando que con eso la fiebre bajara pero no, al parecer iba en ahumento y el frío empezaba a ser insoportable.

- Renoir, llevame a la enfermería- le pidio Joseph encogiendose entre sus propios brazos tratando de refugiarse de ese frío imaginario causado por la fiebre.

- ¿Qué te pasa?- Renoir acercó su mano a la frente de Joseph y notó al instante aquel calor anormal- mierda.

Lentamente lo levanto y fueron hacia la enfermería, de camino allí Joseph empezó a temblar pero pudieron llegar a la enfermería y recostar en una cama maltratada de la enfermería. Renoir empezó a buscar con la mirada a la enfermera y no había rastro de ella. Y por si fuera poco Joseph ya empezaba a temblar de forma incontrolable como si se convulcionara por el frío.

- Tranquilo, por aquí debe de haber algo para la fiebre- Renoir se puso a abrir uno por uno los cajones hasta dar con una caja de pastillas- ¡Listo!- Se acerco hacia Joseph que temblaba y se quejaba de forma inconprensible- no hay agua ¿Puedes tomartela así?-.

Joseph asintió con la cabeza y se llevo la pastilla a la boca tragándola con dificultad. Ahora solo era cuestión de que hiciera efecto.
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Alex miraba el reloj con impaciencia, a penas había acabado el recreo y faltaba un buen rato para volver a casa con Abel. Desde aquel beso en San Valentín no se había repetido algo parecido y lo desanimaba un poco, tampoco es como si quisiera forzar a Abel para que lo aceptara por todo lo que debía de tener en la mente en esos momentos.

Al fin, pasaron las horas y era tiempo de volver a casa, sin despedirce de nadie tomo sus cosas y su mochila y salió corriendo hacia su casa. En todo el camino no se detuvo esquibando personas, objetos y uno que otro carro que casi lo atropeyaba pero no le importaba, al fin sin poder respirar entro a la casa y se encontró a Abel leyendo en el divan. Ambos se miraron a los ojos sin decir nada y de las mejillas de Abel salio un leve sonrojo.

- Hola- le dijo Alex sintiéndoce la persona más imbécil del mundo.

- Hola, ¿Por qué vienes tan agitado?- cerró su libro desconcertado por el comportamiento de su amigo.

- Cosas...- Se limitó a contestarle-.

- Recuerda que hoy iremos a comer con tus padres- le recordó Abel sabiendo que de seguro ya se le habría olvidado a Alex.

- Me da pereza ir, ¿A ti no?-.

Abel rió ligeramente causando una sonrisa en el rostro de Alex.

- Como no tienes idea, pero tenemos que ir-.
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Jairo buscaba con la mirada en el patio del recreo a Joseph, sabía que estaría con Renoir y eso lo hacia enojar, quiza celos, pero no sabía porque. Extrañaba pasar los recreos con él, descansar de los barullos de la gente y mantener tranquilas conversaciones con él. Pero sonó el timbre del recreo y entró al edificio hacia su salón planeando ir a sentarse al lado de Joseph por primera vez desde que habían cortado.

Le importaba poco lo que le fuera a decir Renoir, el solo quería pasar el rato con Joseph. Pero se sorprendió al entrar y no ver a ninguno de los dos, empezó la clase y nada. Cabrones, que debieron de haberse hechado la pinta de la escuela.

- ¡Rene!- Lo llamo Jairo con fastidio,- ¿No sabes donde se han metido Joseph y Renoir?-.

- ¿Como quieres que sepa? Desde hace unos días que solo se juntan ellos dos solos y ni caso nos hacen- le respondió de la misma forma.

- Para mi que hay algo entre ellos dos- dijo entre pequeñas risitas Mari.

Jairo quedo en silencio ante ese comentario y se dedico a pasar la clase con cara de pocos amigos. Fue a mitad de la clase cuando una de sus compañeras se le quedo viendo de forma extrañada desde el pasillo. Jairo pudo notar su mirada insistente y volteó hacia ella.

- ¿Se te ofrece algo?- Le preguntó de forma algo descortés.

- No nada, creí que estarías en la enfermería con Joseph-.

Jairo quedo flipando ante ese comentario y se levanto de su lugar al instante para ir hacia ella.

- ¿De que hablas?-.

- Joseph esta en la enfermería, lo he visto hace rato-.

Jairo no terminó de escucharla y corrió escaleras abajo para llegar a la enfermería. Al llegar respiraba con dificultad, y recorrió el pequeño cuarto con la mirada, debía estar en la camilla en la habitación de alado, la abrió y su corazón se oprimió al ver a Renoir abrazando a Joseph. En cambio los dos lo miraron confundido, Joseph aún temblaba pero aquello si que era inesperado.

- Imbécil- gruño Jairo mirando a Renoir.

- ¿Qué?-.

- ¡Que imbécil! Deja de abrazarlo- Jairo se cayó al ver lo que decía y retomo la calma- que tiene fiebre, lo último que necesita es un abrazo-.

Renoir optó por apartarce tando por la salud de Joseph y por Jairo y dejo que Jairo se acercara hacia Joseph. Joseph observó a Jairo y pudo ver como este empezaba a desabotonar su camisa. Renoir sabía bien que era para regular su temperatura, pero por alguna razón supo que ya no pintaba nada en ese lugar.

- Tu también eres un imbécil al dejar que te abrazara, el frío no es justificación-.

- ¿Y si el frío era solo una excusa para el abrazo?- Sonrió Joseph al decir eso, sabiendo que Jairo se pondría celoso.

- Pues arriesgar tu vida por un abrazo, serás cabrón- una vez desabrochados todos los botones busco un trapo, un bote, y lo rellenó con agua fría mojando el trapo y poniéndolo en el estómago de Joseph viendo como este temblaba.- ¿Entonces ahora andas con Renoir?-.

- No es nada formal, solo algo establecido sin palabras- Joseph no sabía si podría seguir evitando reirse, aunque con lo mal que se sentía era fácil.

- ¿Y que tal besa Renoir?-.

- Los mejores besos de mi vida-.

- La fiebre te ha pegado duro- se burló Jairo con arrogancia- o quiza necesitas recordar los míos- estó último lo ha dicho más serio.

- Recuérdamelos-.

Jairo se acercó hacia él y lo miro a los ojos, solo podía pensar en una cosa "Joseph es mío y de nadie más", unio sus labios con los de su amigo tratando de hacerlo lo mejor posible y entonces sintió la risa de Joseph bajo sus labios.

- ¿Cúal es la gracia?- Se sintió ofendido al ver a Joseph reír sin control, al menos ya se sentía mejor.

- El verdadero imbécil eres tu,- se tranquilizo Joseph- no hay nada entre Renoir y yo-.

Jairo se sintió verdaderamente estúpido al saber que había caido en el juego de Joseph.

- ¿Cual es tu necesidad de no dejarme ser feliz con alguien que no seas tu?- sonrió Joseph con tristeza.

- Creía que solo amaba a Abel pero, al verte con Renoir, mierda- dejo de hablar al sentirse tan gay y volvió a mojar el trapo con agua fría y volver a ponerselo a Joseph.

- Eres algo así como el SIDA de mi vida emocional- Jairo guardo silencio y miró hacia el suelo escuchando a Joseph,- me haces agozinar, de forma dolorosa y sin saber cuando es el final, y sin saber si quiero que ese final llegue o no-.

- A la mierda todo- Jairo hecho su cabeza hacia atrás cubriendoce sus ojos, pasando miles de pensamientos en su cabeza- Joseph, hijo de puta sentimental-.

Joseph se río levemente, volteó hacia el techo de la enfermería ahora solo había incómodo silencio.

- ¿Tan mal la pasaste cuando fuimos novios?- No pudo evitar Joseph hacer aquella pregunta.

- Fue de las mejores cosas que he vivido-.

- ¿Entonces?- Le reclamó Joseph impaciente, cómo pocas veces en su vida.

Jairo guardo silencio de nuevo, junto a Abel había pasado unas vacaciones, ¿Pero Joseph? Lo volteó a ver, allí recostado y el de pie contra la pared, cada uno en el mismo extremo de un lago metafórico y del otro extremo todo lo demás.

- Entonces casémonos-.

Joseph volteó hacia él con confusión y al instante sonrió sintiendolo como una broma, Jairo al ver esa sonrisa en los labios de Joseph se acercó más hacia la cama.

-Que hablo en serio- se quejo Jairo con seriedad.

- Estás loco- se burló Joseph dandole la espalda y quitandoce aquel trapo húmedo, total, ya se sentía mejor.
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Abel iba nervioso en aquel taxi hacía casa de sus suegros, el sabía bien lo mucho que a ellos no les desagradaba el hecho de que anduviera con Alex, ¿Pero que le iba a hacer? Después de todo Alex había sido el que eligió pasar por todo eso, aunque bueno, no podía negar el soborno sentimental por su parte.

Al fin llegaron y al instante que abrieron la puerta Abel pudo sentir una extraña sensación al ver a los padres de Alex, algo no andaba bien, pero decidió ignorar sus pensamientos y entrar.

Ya había ido varias veces a esa casa cuando Alex vivía ahí y ambos iban a la escuela, y podía jurar que nunca se hubiera esperado entrar a esa casa siendo el "novio" de Alex. Como siempre, los padres de Alex fingieron que les agradaba Abel y pasaron a sentarse al salón donde la empleada doméstica empezó a servirles la comida. La familia de Alex era de dinero, y por ello podían darse el lujo de pagar comprar una casa en la cual pudiera vivir su hijo y su pareja.

Todo iba en ordén, un poco incómodo pero en ordén, hasta que el padre de Alex volteó hacia Abel de forma sorpresiva que hizo a Abel sobresaltarse.

- Creó que es momento de decirles porque los hemos invitado a cenar hoy,- hablo con profundidad el padre de Alex haciendo que este volteara hacia su padre,- yo y tu madre hemos estado haciendo algunas cuentas,- hablo volteando ahora hacia su hijo.

El hambiente era totalmente tenso y Alex solo podía esperar lo peor de todo eso.

- Se supone según los doctores, el bebé nacera a mediados o principios de abril, hace unos meses haciendo cuentas regresivas, tu,- volvió a mirar a Abel que estaba completamente paralizado y que instintivamente llevo su mano a su abdomen frotándolo con nerviosismo- debiste de haber quedado en ese abominable estado entre los días, 13 y 19 de julio-.

- ¡Papá basta!- Gritó Alex levantándoce de su silla.

- Los días que estuviste de vacaciones en la playa,- hablo la madre de Alex esta vez.

Alex y Abel se voltearón a ver con miradas de complicidad y nerviosismo, y por parte de Abel un inexplicable miedo.

- ¡Este niño te ha estado engañando todo este tiempo como una vil puta!- Gritó el padre de Alex.

- ¡No te vuelvas a referir sobre él de ese modo! Y yo he sabido todo este tiempo que ese bebé no es mio-.

Abel contemplaba en silencio todo eso y solo quería irse de ahí, era tan raro para él ver a Alex en ese estado de enojo y casi descontrol. Tras aquella confesión que había hecho Alex de saber aquello todo ese tiempo el padre puso cara de total sorpresa y la madre se cubrió la boca con las manos al parecer queriendo llorar.

- No puedo aceptar tal abominación dentro de mi familia-.

- Te he dicho que dejes de usar ese tipo de palabras- le reclamó Alex a su padre tratando de calmarse.

- ¡Quiero que dejes a ese monstruo ahora! Le daremos todo el dinero que quiera con tal de que te deje, eso es lo único que quiere de ti-.

El padre de Alex pudo haber seguido gritando barbaries pero una fuerte bofetada de Alex resonó contra su mejilla.

- Vamonos ahora mismo Abel,- Alex tomó la mano de Abel obligando a este a levantarce e ir hasta la puerta.

- ¡Vuelvan aquí, aún no he acabado!-.

Alex y Abel iban bajando los escalones de la puerta de entrada a paso rápido cuando Abel pudo sentir como la mano del padre de Alex jalaba de su manga y lo hacia perder el equilibrio y caer por los escalones dejando caer todo su peso sobre su vientre y golpearse la cabeza.
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Al final duraron las últimas 3 horas de clases en la enfermería, se la pasaron conversando como antes y eso a ambos les agrado mucho. La enfermera seguía sin llegar y ningún maestro parecía darse cuenta la ausencia de los dos en clase y eso les causaba mucha gracia. Duraron unos segundos en silencio descansando de tanto reír que les dolía el estómago.

Entre ese silencio Jairo dejo escapár una pequeña risita.

- ¿Que?- Le preguntó Joseph queriendo reír también por el mismo motivo.

- Nada, tonterías mias,- le respondió Jairo que estaba ahora sentado en el suelo frente a la cama en la que se encontraba Joseph.

- Anda dime,- le pidió con la sonrisa más encantadora que pudo haber hecho.

- Extrañaba hablar contigo,- le respondió al fin Jairo sonrojandose un poco.

Joseph empezó a reír al verlo avergonzado, era simplemente hermoso.

- Pues que no me vuelvas a desaprovechar y tratar mal de ahora en adelante-.

Ambos volvierona reír y seguir platicando sin querer que alguien llegara y arruinara todo eso


Iban ya de camino a casa y sentían inmensa alegría de que ya fuera viernes y no tener que hacer nada al día siguiente salvo tal vez ir de fiesta con sus amigos, cosa que llevaban sin hacer desde hace tiempo. Estaban los dos sentados en silencio en un casi vació autobus.

- ¿Y bien?- Le dijo Jairo a Joseph.

- ¿Qué?- Le preguntó este fingiendo no saber de que hablaba.

- ¿Te casarías conmigo?- Aunque no lo hiciera parecer, Jairo estaba completamente nervioso y no sabía muy bien lo que decía.

Joseph río ante la pregunta recordando lo de la enfermería.

- Nisiquiera somos novios Jairo-.

- Eso se puede arreglar-.

Ambos quedaron en silencio mirándose a los ojos, iban en un camión rumbo a casa y no sería el escenario más romántico del mundo, pero para ellos era lo mas parecido a un escenario más costoso de una película de amor

- Basta Jairo,- le rogó Joseph,- no soportaría otra decepción amorosa de tu parte, si te vas a quedar conmigo, que esta vez sea para toda la vida-.

- Que en tu caso no será mucho tiempo-.

Joseph no pudo evitar reír ante ese comentario tan insolente, ¿Pero qué le iba a hacer? Era Jairo, y así era perfecto para él.

Jairo se acercó a los labios de Joseph y los beso sintiendo su carnosidad y cubriendo el rostro de Joseph con sus manos. Después de casi un minuto se separaron y se miraron a los ojos.

- El tiempo que sea lo pasaré a tu lado-.

Joseph solo sonrió con nerviosismo sin poder creer todo eso.

- Acepto- le respondió al fin sintiendo una sensación calida en su pecho.

Ambos se tomaron de la mano sin decir nada camino a casa, solo se miraban y sonreían. Era todo una idea loca y presipitada, pero daba lo mismo, que al final era la idea de boda perfecta para ellos dos.
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Todo se veía demasiado borroso para Abel y aquellas voces no decían nada a su al rededor, solo las escuchaba balbusear sin sentido, sentía dolor, mucho dolor. Sentía el sudor correr por su frente y era frío y como se movía sin caminar, al final comprendió estaba siendo llevado en una camilla de hospital.

Trato de incorporarce en la camilla pero un fuerte dolor lo hizo retroceder, ¿Donde estaba Alex?

- Nacera prematuro de 8 meses, preparen para cesarea-.

Escucho la voz de su doctor al fin y no pudo evitar entrar en pánico, ¿Iba a nacer ya? Era demasiado pronto y no estaba para nada preparado psicológicamente. Busco con la mirada a su doctor que le estaban colocando guantes en las manos y lo miró a los ojos suplicante.

- ¿Y Alex?- Le preguntó Abel sintiendo como hasta el hecho de hablar le dolía.

- …l no puede pasar, iremos poniendo la anestesia-.

Abel empezó a llorar pensando en que tendría que pasar por eso completamente solo y sumando todo el dolor que sentía. No podía prestar atención a todo lo que decían los doctores, pero pudo sentir como empezaban a cortar su vientre para la cesarea, tenía mucho miedo, pero ya no sentía tanto dolor. Entre todo el barullo por el interior de Abel, por el cual muchos sentían curiosidad, se sentía como un conejillo de indias, pudo escuchar un pitido y como la voz de su doctor decía.

- Perdemos al bebé-.

El dolor desapareció, también esa cesagadora luz blanca del quirófano y las voces. Lo último que vieron sus ojos fue a su bebé, siendo sostenido por unas manos, completamente inmovil y sin hacer ruído.
Notas finales:

¡Noo! No, el bebé noooo QnO! ¡Abeeeel! ¡No! ¡¿Por qué?! ¿Por qué soy tan cruel? Acdsabcdhab...

 

Vean el lado bueno, habra boda :D! Y esperemos esta vez Joseph y Jairo vayan pa' largo e3e bueno, yo debería de saber todas estas cosas, pero luego me dan cambios bipolares en la lectura y sha ni sho se que pedo TOT

 

Pd: Quihiera teneh ahento adaluh :'c

 

Pd2: Gracias por leer c:

 

Pd3: Deja review ;D

 

Pd4: Ya no quiero mi desayuno.

 

Pd5: Bye c: Los quiero.


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