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¿Un simple amor de verano...? por SorarioOmoe

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Notas del capitulo:

¡Holiii! c: Ya casi acaban mis vacaciones, buu, ya no podre dedicarle tanto tiempo al fic ya que dormire mas temprano, levantarte a las 7 bla, bla, bla, pero amo mi diplomado y vale la pena c:!

 

Este capítulo trate de hacerlo lo menos lento posible :c y es que ¡Ay no se! De todos modos quedo lindo y podrán conocer mejor a los personajes, dsifruten el capítulo n_n

Jairo se encontraba recostado sobre su cama sin muchas ganas de ir a la escuela, ese día pasaría a 3 año de preparatoria, su promedio no era malo, pero tampoco era tan bueno como para entrar a una buena universidad que no podía pagar, su abuela lo mantenía con el dinero de su pensión lo cual no era mucho, así que pensaba meterse a trabajar en algún pequeño empleo de medio tiempo cuando acabara la preparatoria.

Ya había pasado aproximadamente una semana desde que se había separado de Abel, todos los días pensaba en él y de vez en cuando lo soñaba, sueños húmedos, tiernos, de todo un poco… Habían hablado una que otra vez por teléfono, pero no llenaba el espacio de la ausencia, del ser amado.

- ¡Jairooo! Llegarás tarde al colegio- escucho un grito de su abuela y con pesadez se levanto de su cama tomando su mochila.

La casa era humilde, y sin mucha decoración, de dos pisos y no muy grande. Se dirigió a su abuela y le dio un beso en la mejilla.

- Volveré noche, así que no te preocupes-.

- Mándame un mensaje cuando diciéndome donde estas-.

Para Jairo su abuela era su única familia, era la persona que lo había cuidado desde hace 10 años, y aunque le doliera reconocerlo, últimamente se había enfermado mucho y se veía muy débil, tal vez no le quedaba mucho tiempo de vida, pero prefería no pensar en eso e ir a la escuela.

En un lugar mucho más alejado, se encontraba Abel, el entraría ese día a segundo año de preparatoria. Su promedio era bastante bueno, y a finales de ese año empezaría a ver opciones de universidades, quería estudiar medicina con especialidad en cardiología, siempre le había llamado mucho la atención.

Las primeras noches desde que se separó de Jairo había llorado un poco en las noches, aún se sentía un poco deprimido, pero sabía que lo volvería a ver, en cualquier momento y eso lo hacía feliz. Con pesadez, Abel se levantó de su cama, al poner un pie en el suelo empezó a sentirse un poco mareado, no le dio mucha importancia y camino hacia su ropero, pero a medida que iba avanzando el mareo aumentaba, hasta que se vio en la necesidad de ir corriendo al baño para vomitar toda su cena. Estuvo unos minutos frente al inodoro hasta que sintió que ya nada quedaba en su interior. Estaba un poco sorprendido, ya que no recordaba haber comido nada inusual. Pero ya era tarde para llegar al colegio, y sin pensar muy bien las cosas se arreglo, tomo su mochila y se dirigió hacia la escuela en un coche conducido por su padre.

El auto-bus de Jairo lo dejaba una cuadra lejos de su escuela, ya era un poco tarde, pero no le dio mayor importancia.

Entro a la escuela sin recordar su horario para ese nuevo año de preparatoria. Se asomó en los salones tratando de reconocer a alguno de sus compañeros cuando en el salón de español, vio una mano saludarle alegremente y supo que ese era su grupo. Entro sin hacer caso a los regaños del maestro y se sentó alado del dueño de aquella mano.

- Un gusto volver a esta prisión contigo- lo saludo alegremente Joseph.

- El sentimiento no es mutuo-.

- ¿Me dirás que no me extrañaste?-.

- Nos vimos unos días en la playa- aunque Jairo no lo demostrara, en realidad si le alegraba volver a ver a Joseph.

- Pero estabas ocupado con tu noviecito… Que por cierto me debes de hablar de él-.

- Es mi primo-.

- Creí que era tu novio-.

- También es mi novio-.


Jairo pudo sentir la mirada de Joseph y volteó, lo miraba con confusión y sorpresa.

- ¿Por qué tienes esa mirada de idiota?- le preguntó algo exaltado Jairo.

- No sabía que le jugabas al incesto-.

- Ya desde hace mucho que me gustaba, y en esas vacaciones, descubrí que él sentía lo mismo hacia mi-.

- Mmh, ¡Valla!-.

- Y tú llegas y estuviste a punto de cagarla en mi relación- a pesar de que Jairo lo dijo con un poco de severidad, Joseph lo conocía mejor que nadie, y sabía que lo decía de broma.

- No es mi culpa que no puedas resistirte a mis encantos- le contestó Joseph provocando una sonrisa entretenida en los labios de Jairo.


Mientras tanto Abel caminaba adentro de su escuela hacia el salón de matemáticas, se avergonzó al entrar ya que era un poco tarde, pero el maestro lo conocía bien, y tal vez por eso no le hizo ningún comentario. Abel entro tranquilamente en el salón buscando a su único amigo en la escuela con la mirada, al encontrar a Alex sentado alado de la ventana se dirigió hacia él, Alex al verlo sintió como si corazón se oprimía de felicidad en su pecho.

- Hola- saludo simplemente Abel a su amigo Alex mientras se sentaba a su lado.

- ¿Cómo te fue en tus vacaciones?-.

- Tengo muchas cosas que contarte…- se limito a responder Abel mientras sacaba sus libros.

- ¿Tu primo no te tiro alguna muela en esta ocasión?-.


Abel permaneció en silencio unos momentos, Jairo… Como habían cambiado las cosas en tan solo 5 días.

- Te lo platicaré todo a la hora del recreo-.

Alex decidió no insistir mucho ya que conociendo a Abel no hablaba mucho en clases y se concentraba mucho en lo que el maestro decía.

Al terminar las clases se dirigieron hacia el patio de recreo y se sentaron en unas bancas, había gente alrededor, pero en realidad solo eran Abel, Alex, y otras 3 personas.

- ¿Y bien? ¿Qué tal te la pasaste con tu primo?- comenzó a hablar Alex.

- ¿Cómo decirte?...- Abel empezó a buscar la forma más apropiada para decirle a su amigo sobre la relación que tenía con su primo… Incluso el cuanto más lo pensaba mas se le hacía raro.

- ¿Qué paso?-.

- Jairo en las vacaciones, me confesó que me amaba…-.

- ¡Woooh!- Alex sorprendido pero llevado por el morbo se alentó a preguntar mas- ¿Y tu como reaccionaste? ¿Qué hiciste?-.

- Yo…- Abel hizo una pausa y un leve color rojo se apoderó de sus mejillas- le dije que yo también lo amaba-.

Alex sintió una punzada de dolor en el pecho, aunque algo incrédulo al principio, pudo ver como en los ojos de Abel se reflejaba que decía solo la verdad.

- Yo y Jairo empezamos a salir y, se podría decir que somos novios-.

- ¿De verdad, lo amas?-.

- Si, más que a nadie-.


Ante los ojos de Abel, Alex se levanto sin decir palabra y se fue, a Abel le preocupo un poco la reacción de su amigo, era su único amigo, y no quería perder su amistad si no aceptaba su relación. Habían pasado solo unos segundos cuando a Abel empezó a marearse y se apresuró a correr al baño más cercano.

Mientras tanto un adolorido Alex, caminaba sin rumbo por el patio de la escuela… Alex estaba enamorado de Abel desde hace tanto tiempo que ni el mismo podía recordarlo, siempre había tenido miedo de que lo rechazara, y ahora se sentía tan estúpido. Se sentó en el suelo apoyado en una pared tapándose el rostro con sus ojos. Tanto tiempo de tratar tan bien a Abel, de ser su amigo, todo, para que llegara su horrendo primo del que Abel hablaba tan mal y lo enamorara, no comprendía nada.

Por otro lado en otra ciudad, Jairo se reencontraba con todos sus amigos, a decir verdad había extrañado un poco la escuela solo por eso, sus amigos, y en especial por Joseph, en el recreo Jairo jugo un pequeño partido de futbol en las canchas siendo observado por una que otra chica, aunque en la escuela era de conocimiento general las preferencias sexuales de Jairo.

Después de un rato de jugar con sus amigos y hacer bromas con sus “porristas”, Jairo se ve a un lugar apartado para poder hablar con Joseph, siempre hacía eso, no es que no le gustará pasar tiempo con todos sus amigos.

- Habrá reunión en la casa de André, ¿Irás?- le preguntó tranquilamente Joseph sacando su botella de agua.

- Solo un rato, tengo un compromiso-.

- ¿Qué clase de compromiso?-.

- Quedé de hablarle a Abel hoy en la noche, el duerme temprano, así que no quiero llamarle tan tarde-.

- Oooh, eres tan tierno Jairo, ¿Cómo fue que paso todo eso de tu primo?-.

- Te burlarás de mí-.

- Juro que no-.

- Siempre lo he amado, desde que éramos niños, en las vacaciones estuve a punto de morir ahogado, el me saco del agua y trato de revivirme, él pensó que yo había muerto, y se puso a gritar que me amaba… Ha sido uno de los momentos más felices de mi vida-.

Hubo un largo silencio entre los dos, Joseph no sabía cómo reaccionar ante esa nueva faceta de Jairo, simplemente le parecía adorable y no pudo hacer otra cosa más que sonreír.

- Recuerdo cuando te conocí, eras un pequeño niño brabucón que recién entraba al colegio, la gente hace cosas malas cuando tiene miedo, y yo sabía que eras un niño con mucho miedo, se me hizo interesante conocerte. Jairo, has sido mi mejor amigo por mucho tiempo, en ocasiones mi amante, te he visto andar con tantas personas sin enamorarte una sola vez, y ahora estas aquí sin miedo, enamorado y realmente feliz, tal vez me tome tiempo acostumbrarme a este nuevo tu, pero me agrada bastante el cambio-.

- Eres un jodido sentimental Joseph-.

- Cállate hermano, yo sé que me amas-.

- ¿Quieres ver cuánto?- Jairo se abalanzó sobre el tirándolo al suelo abrazándolo fuertemente.

- ¡Jairo basta, me lastima tu amor!- decía Joseph divertido tratando de quitárselo de encima.

- ¿Querías amor, cierto?-.


Ambos reían luchando en el suelo de forma brusca cuando escucharon unos pasos aproximarse hacía ellos.

- ¡Jairo, Joseph! Déjense de sus joterías y regresen al partido-.

Abel pasó el resto del recreo solo pensando en muchísimas cosas, ¿De verdad estaba tan mal estar con Jairo? Pero por más que trataba de concentrarse tenía un fuerte dolor en el estómago y un mareo que no podía quitarse de encima, se sentía débil ya que había devuelto todo lo que llevaba en su interior hace unos momentos en el escusado.

Sonó el timbre del recreo y subió hasta su próxima clase, era de los primeros en llegar al salón. Alex entró unos momentos después y tomo asiento alado de Abel.

- Lamento mucho mi reacción- se disculpo mientras sacaba su libreta.

- Descuida… ¿Qué opinas al respecto?-.

- ¿Eres feliz con él?-.

- Demasiado-.

- Eso es lo único que importa-.

Abel se alegro bastante por la nueva reacción de su amigo, en esos momentos lo único que le preocupaba era prestar atención a clase a pesar de sentirse tan mal.

Saliendo del colegio Abel espero en la puerta acompañado de Alex hasta que su papá pasará por él. Solo vio la camioneta y se apresuro a subir y sentarse cubriendo su rostro con sus manos.

- ¿Hijo te sientes mal?-.

- Me duele mucho la cabeza y el estómago-.

- Llegando a casa te doy algún medicamento-.


El resto del camino a casa fue tranquilo, cuando llegaron Abel rechazo la comida, tomó algo para el estómago y subió a recostarse, y se quedo dormido olvidándose de su tan querida tarea, mientras se quedaba dormido recordó a Jairo, esa noche le hablaría por teléfono, esperaba estar mejor para entonces.

Saliendo de la escuela Jairo salió con sus amigos, fueron a dar una vuelta por la plaza de la ciudad, después se dirigieron a casa de André, uno de los amigos de Jairo, compraron bebidas, hablaron sobre sus vacaciones, entre bebidas, risas y demás Jairo a penas y notó que ya iban a dar las 8 de la noche.

- Lo siento chicos, tengo que irme-.

- ¿Tan temprano?- le reclamó una de sus amigas.

- ¡Oh! Es que no lo saben, Jairo va a ir de tortolito con su novio-.

- ¡Cállate Joseph!-.

- ¡¿Tienes un novio y no nos habías contado?!- le pregunto escandalosamente otra de sus amigas.

- ¡Cabrón! Cuéntanos sobre el afortunado-.


Jairo suspiro pesadamente y con un poco de fastidio al ver las caras curiosas y burlonas de sus amigos, volteó a ver con odio a Joseph quien solo sonreía pícaramente.

- Su nombre es Abel, no es de esta ciudad y- hizo una pequeña pausa- es mi primo-.

Todos los presentes quedaron mudos, habían sido testigos de todas las locuras de Jairo, pero ¿¡Eso?! La risa de Joseph se hizo presente al ver los rostros de los presentes.

- Jairo, eres más degenerado de lo que pensé- dijo una de sus amigas a modo de broma.

- ¡Ay si! No se hagan los santos, tengo que irme, nos veremos mañana-.

Aunque no hubiera sido la mejor reacción de todas, Jairo sabía que contaba con el apoyo de sus amigos o que al menos no los juzgaría, conociéndolos le empezarían a hacer preguntas sobre eso a Joseph, y conociendo a Joseph, las respondería. Era bueno volver a casa. Su hogar.

Llego a su casa a las 9, tomó el teléfono y se dirigió a la habitación de su abuela, como esperaba ya estaba dormida, antes de salir conto el numero de pastillas dentro de la caja para asegurarse de que hubiera tomado su medicamento. Al ver que el número de pastillas había disminuido, abrigo bien a su abuela y salió de la habitación dejándola dormir.

Entró a su cuarto y cerró la puerta, marco con velocidad los números y espero en la línea.

- ¿Bueno?-.

- Hola soy Jairo-.

- ¡Jairo! Que gusto saludarte, ¿Quieres hablar con Abel?-.

- Si por favor-.

Jairo estaba bastante ansioso, escuchaba pasos al otro lado del teléfono y como la madre de Abel le hablaba para al parecer despertarlo.

- ¿Quién habla?- escucho una débil voz algo modorra al otro lado de la línea, era adorable.

- Adivina-.

- ¡Jairo!- La voz de Abel cambió rápidamente a una más energética y se incorporó sobre su cama.

- Perdón si te llame muy tarde, ¿Ya estabas dormido cierto?-.

- No, descuida, he estado dormido toda la tarde-.

- ¿Y eso?-.

- No me siento muy bien, creó que me enferme del estómago-.

- Cuídate mucho, en lo que yo no estoy para cuidarte a ti-.

- Si estuvieras aquí, ¿Qué harías?-.

- No lo sé, te prepararía un caldo de pollo y te lo llevaría a la cama y empezaría a sobar tu pancita para que te sientas mejor-.

- Eso sería muy lindo- Abel se sentía feliz, escuchar esas palabras y ese tono de voz en Jairo, era casi irresistible no querer intentar entrar al teléfono y llegar a donde él estaba y abrazarlo fuertemente.


Pasaron un buen rato hablando por teléfono, casi media hora, reían, decían cosas lindas, era un sueño casi hecho realidad, tenerse aunque fuera solo por la voz, estar y no estar alado de esa persona, pero no importaba, ambos eran felices.

- Abel, ya tengo que colgar-.

- Quédate un rato más-.

- Lo lamento tienes que descansar, y la abuela me matará cuando vea la cuenta del teléfono-.

- ¿Cuándo volverás a llamarme?-.

- La próxima semana, lo prometo-.

- Cuídate Jairo- el tono de voz de Abel era triste y eso no le agradaba para nada a su primo.

- No me iré así nada más, ten dulces sueños y recuerda que te amo-.

- Yo también te amo-.


Ambos sintieron un especie de cosquilleo en el estómago y una cálida sensación en sus corazones al pronunciar esas palabras, seguido después un horrendo vació interior al colgar el teléfono y quedar solitarios en sus habitaciones.

Notas finales:

Moooh, siguiente capítulo igual de tranquilo... siguiente capítulo del siguiente capítulo haré sufrir gente u.u Agradezco sus reviews, y la canción del capítulo pasado que canto Desmond se me olvido poner el link de la canción la que la escuchen, lo dejo abajito c: Es la primera canción que me dedico mi novio (Owwwh), esta hermosa la canción, en verdad... Un fuerte abrazo a todos y que sus días sean bonituuus.

 

http://www.youtube.com/watch?v=jv9UltaLyQ8


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