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El que persigue, consigue por Athan_Anubis

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Notas del capitulo:

Hola...

mil años después aquí estoy de nuevo. No hay mucho que pueda decir en mi deensa a excepción de que no tenía inspiración, y que tampoco tuve mucho tiempo que digamos.

Espero que alguien lea la continuación jejeje.

El que persigue, consigue

 

 

 

Capítulo 5: Escondite

 

 

 

Estaba extrañamente ansioso, nada notorio en su rostro, pero sí en el oscilante movimiento de sus dedos sobre la mesa, algo ya de por sí, demasiado anormal en él.

 

 

Había pasado tanto tiempo desde que vio a Naruto, 4 años para ser exactos. No pudo verle en todo ese tiempo, no porque no hubiera querido, sino porque al ser el Kazekage no podía darse ciertas libertades como salir de su aldea sin un motivo de fuerza mayor y extremadamente necesario. Pero gracias a esta inesperada situación las cosas se iban a dar.

 

 

Ahora podría dejar todo claro. Tenía algo importante que deseaba decirle y otra cosa que deseaba hacer, desde hacía años.

 

 

 

Escuchó el sonido de unos golpes contundentes y carentes de ritmo resonando en el ambiente. Levantó su rostro y observó aquel trozo de madera que los separaba. Sabía quiénes eran, pues los estuvo esperando. Con un tono de voz firme les dio permiso para que entrasen. Las personas en el lado opuesto de la puerta, pasaron dentro del recinto.

 

 

 

*******

 

 

 

Lo estuvo observando desde hace un buen rato. Y esto le parecía más anormal de lo común.

 

 

Una misión donde podrían morir los de tu equipo o peor aún, tú mismo ¿era algo de lo que estar alegre y él no se había enterado?. Era eso o el cerebro de Naruto, por fin, se había fundido en alguna parte del desierto.

 

 

Sabía que el de ojos azules era feliz hasta del simple hecho de respirar, pero, como tenía años de ser su amigo, sabía que esta vez había un motivo de más para ello. Algo que desconocía y que le llamaba la atención.

 

 

Sasuke podía decir que no había alguien que conociera a Naruto mejor que él, pero la verdad era que esa idea estaba un tanto alejada de la realidad. Conocía la forma de ser de su amigo, pero no lo que había hecho en todo el tiempo en que no se vieron. En todo el tiempo en el que él mismo se había alejado de él. En todo el tiempo que había preferido mil cosas por encima de la amistad de Naruto.

 

 

Fueron 6 largos años los que se había perdido de la vida de su amigo, y era recién que se daba cuenta de ello. Tampoco hubo preguntado que fue de él en todo ese tiempo. Naruto y Sasuke no habían hablado al respecto, ambos habían evitado el tema sin saber realmente por qué. Simplemente se reencontraron y el de ojos azules lo había tratado con una naturalidad por demás absurda para haber ocurrido tantas cosas entre ellos. Aunque interiormente, en lo profundo de su mente, sabía la respuesta. Realmente su amistad estaría rota en ese punto, y Naruto ni él habían querido dar cuenta de ello. Hablar de lo que había sucedido era como abrir la caja de pandora, era destapar todo el sufrimiento que le había ocasionado a Naruto, era recordar todo el dolor que le había ocasionado el buscarle de manera tan desesperada como lo había hecho, era simplemente, aceptar que Sasuke no había, para nada, pensado en el sufrimiento de Naruto. Y eso era algo para lo que ninguno de los dos estaba preparado. Es más, al principio, se le había hecho difícil el simple hecho de estar en una misma habitación con Naruto, pero con el tiempo se volvió a acostumbrar a la presencia del rubio, y ocultando todo ello en el sótano de sus mentes, habían forjado su nueva amistad bajo los cimientos de lo que Sasuke había demolido. Sobre lo que Sasuke se había encargado de destruir.

 

 

Una sensación desconocida se arremolinaba en el cuerpo de Sasuke, una rara ansiedad de que esa amistad que tenía con el rubio, y que consideraba bastante importante y única, no fuera del todo así, se introdujo profundamente dentro de él. Sentía que se hubo perdido de cosas bastante relevantes para Naruto, y eso le hacía sentir como que su amistad, ya no era tan única e irrompible como hasta hace unas horas había pensado.

 

 

Y a medida que se iban acercando a la oficina donde se encontraría el Kazekage, notó que la alegría de Naruto iba en aumento.

 

 

Temari tocó la puerta pidiendo permiso para entrar, el cual fue concedido por una voz firme y sin rastro de ningún tipo de emoción.

 

 

 

*******

 

 

Cuando los seis ninjas enviados por Konoha entraron en la oficina del Kazekage, las cosas fueron por un rumbo un tanto… extraño. Sasuke podía sentir una atmósfera diferente a la de todo el camino, pero en realidad, no podía identificar el motivo, ni la sensación que le producía. Simplemente era rara.

 

 

Lo que se tuvo que tratar, se trató de manera corta y directa. No hubo ningún trato demasiado cordial, lo normal.

 

 

Extrañamente, Sasuke dedujo por el comportamiento del rubio del equipo, que iba a haber algo demasiado amistoso en el lugar, pero nada. Naruto se comportó hasta de manera formal y todo, la sonrisita que iba llevando en el camino hasta la Aldea de la Arena se perdió en algún punto entre la puerta que horas antes habían tocado y el escritorio del joven de ojos aguamarina, y todos se comportaron de una manera parecida.

 

 

Rápidamente se comunicaron los informes detallados de lo que el ex ninja prófugo hubo descubierto en su misión, y se formuló y dispuso el plan de ataque que se iría a llevar a cabo, del cual Naruto había sido el creador.

 

 

Sasuke había observado con atención a todos, pero en especial a Naruto. Ver la evolución que había tenido su amigo era algo que aún no lo dejaba de sorprender, se había transformado, en verdad, en un muy buen ninja. Ya no era aquél niño con bastantes sueños de los cuáles no estaba ni remotamente cerca. Y en aquella reunión lo había demostrado. Él había sido quién formuló el plan de ataque del cual solo se habían ajustado unos detalles, y nadie había discutido o rebatido algún punto. Todos habían confiado, y Sasuke sabía que lo seguirían haciendo. Naruto se había convertido en un buen líder.

 

 

Se formarían seis grupos de dos cada uno, tres de estos grupos atacarían por la parte frontal y por ello correrían más riesgos, y los tres restantes lo harían por la parte posterior como grupos de soporte y ayuda con el ataque sorpresa.

 

 

Lamentablemente para la Aldea de la Arena, tendrían que apoyarse más de lo que desearían en los de Konoha. Nunca fue bueno para una aldea ninja proyectar una imagen de falta de fuerza o pobreza de combate,  ya que ello podría significar sinónimo de debilidad, y ello definitivamente podría ocasionar que otras aldeas amenazaran la tranquilidad y paz de la aldea en cuestión. Pero no había nada que Sunagakure pudiera hacer al respecto, pues varios Jounin habían sido enviados en diversas misiones y regresaban unos días después. Por demás estaba indicar que esa misión era de suma prioridad, el Kazekage no permitiría que nada le pasara a los aldeanos debido a imprudencias o malos resultados de la pelea si esta se llevaba a cabo en la misma ciudad, por lo que habían decidido adelantar la partida para esa misma noche, de manera que atacarían al amanecer.

 

 

Una vez terminada la reunión, todos comenzaron a salir del recinto para poder prepararse para salir esa misma noche. Era cerca del mediodía, por lo que solo quedaban unas horas.

 

 

- Naruto - dijo Gaara sin aquel tono de voz impersonal con el hubo hablado durante toda la discusión de la misión.

 

 

El rubio volvió a tener esa sonrisa idiota en la cara, Sakura sonrió, Sai pareció sorprendido, Neji lució sereno como era normalmente, Kakashi igual y Sasuke… intrigado, aunque sin evidenciarlo a los demás, claro está.

 

 

El ex ninja renegado salió sin prestar mucha atención y se dirigió al techo de la oficina. “Maldito lugar con tanto sol” pensaba una y otra vez, intercalándola con la pregunta “¿Por qué diablos no podían estar todos presentes en la dichosa conversación?

 

 

Por supuesto, solo si es que tenía algo que ver con la misión. No que a él le interesara saber qué era lo que estaban hablando y nada que ver el por qué a solas. Eso sería de idiotas a los que se les había evaporado el cerebro debido al calor del desierto, tal como le había pasado a Naruto, y probablemente a Gaara. Aunque podía apostar a que este último nunca había tenido.

 

 

Aún recordaba las pocas veces que había visto a Gaara, siempre en situaciones de guerra o pelea y, sobre todo, en bandos contrarios. Había notado la evolución en el comportamiento y en los pensamientos que había tenido. Recordaba la primera vez que se habían visto, las palabras del de cabellos rojizos y en aquel entonces mirada un poco oscura, no del color de los irises de sus ojos, pero sí de la forma en que miraba el mundo. Ojos que miraban con frialdad, ojos como los que él mismo tenía en ese entonces.

 

 

Mas ya no, ahora los irises de color aguamarina, si bien no eran todo alegría como los de Naruto, su mirada ahora era limpia, diferente. Había cambiado. Sasuke la expresaría como tranquila y, por algún motivo que desconocía, eso le molestaba. Pues aunque no pudiera afirmar su hipótesis a ciencia cierta, tenía una gran probabilidad de haber ocurrido lo que a su mente le llegó. Casi sin duda podía afirmar que el motivo era Naruto, y si lo pensaba un poco más, no solo había cambiado al ahora Kazekage, sino que también a Neji, y otros más.

 

 

Es más, dado el comportamiento usual de Naruto, se podría decir que el de ojos azules tenía una extraña patología por querer salvar “almas desviadas”, y no era algo tan descabellado, hasta con él mismo lo hubo intentando y… ¿lo había o no logrado?

 

 

El pensamiento se le volvió funesto de por sí. Por el simple hecho de que la idea conllevaba, hasta cierto punto, que para Naruto en realidad no había sido un amigo o un “hermano” como le había dicho alguna vez, y lo más seguro es que fuera la misma patología que tenía la que lo llevaba a decirle que lo “amaba”, asquerosa palabra en sí misma.

 

 

Podría escribir un libro con todos los pensamientos acerca de “La Patología de Naruto” rondándole en la cabeza en ese instante. Había llegado a una conclusión. Naruto se acercaba a él para “salvar su alma desviada”. Maldito él y su puta alma caritativa.

 

 

 

 

 

Mierda.

 

 

Ahora resultaba que en realidad no tenía amigos que lo apreciaran de verdad, era solo que el idiota de Naruto era patológicamente un imbécil que le estaba carcomiendo el cerebro en ese momento. Era por motivos como esos que odiaba el sol y el tiempo libre. Le ponían tan inútil que pensaba cosas inútiles.

 

 

Para que ya no le diera el sol directamente en la cabeza y le dejara más estúpido de lo que se estaba sintiendo, se resguardó en un espacio relativamente cómodo, pero que parecía como escondido de los demás. Mejor así, en esos momentos no estaba para nadie. Se sentó, apoyando su espalda en la agradablemente helada pared, y cerró los ojos, pensando más  por inercia que por voluntad.

 

 

La pregunta era… ¿Cuándo había estado de humor para alguien? Y sobre todo ¿para quién?

 

 

Tal vez… y solo tal vez, para Naruto, pensó, antes de dormirse.

 

 

Aunque supiera que la respuesta era negativa. La verdad era que siempre solo había tenido tiempo para él mismo, no para nadie más. Por eso es que se había ido de la aldea dejando a todo y a todos atrás, incluido Naruto.

 

 

 

 

*******

 

 

 

 

¿Qué diablos hacía espiando a Naruto y Gaara?

 

 

Esa era una pregunta que estaba constantemente rondando por la mente de Sasuke desde hacía un rato. Bueno, aunque técnicamente no los estaba espiando, él llego primero.

 

 

 

 

Solo había podido dormir por unos pocos minutos, no que hubiese deseado despertarse para ver el agradable paisaje lleno de arena por todos lados con un sol que quema las neuronas, nótese la ironía. Era que, como siempre, Naruto hablaba con la voz muy en alto, y él, que tenía el sueño bastante ligero, se había despertado con la interrupción en su tranquilo refugio momentáneo. Ahora, que no haya salido de su improvisado refugio, no era su culpa. Es más, en un principio, aburrido y molesto por haber sido despertado, pensaba ir a dejar en claro ciertas cosas con el bullanguero y su “amiguito”, pero después de casi una fracción de segundo había vuelto a apoyar su espalda en la pared. Lo cual había sucedido solo porque había evaluado los beneficios de seguir en su posición.

 

 

En su pequeño “escondite” sentía las brisas que pasaban por el lugar, tenía una columna que tapaba la luz del sol y la pared en la que estaba apoyado se sentía helada y refrescante, en cambio, en cualquier otra parte de Sunagakure, había un sol endemoniadamente caliente que le hacía sentir que pronto su sangre comenzaría a hervir y con un poco de salsas, podrían comérselo. Sasuke al horno, listo y servido. Nada, absolutamente nada, tenía que ver la sensación de estar interrumpiendo un momento… especial, que le había asaltado cuando asomó su cabeza y vio al Kazekage y a Naruto en una “agradable caminata silenciosa” debido a la cual no habían notado su presencia, y además que desde su posición podía tener carta libre para escuchar la conversación, la cual, por cierto, no le interesaba en lo más mínimo, y aún si a esa pequeña incomodidad que sentía por querer escuchar en primera fila se le podía calificar como curiosidad, era sólo que tal vez Naruto y el Kazekage hablarían sobre ciertos puntos de la misión, por lo que él deseaba enterarse, pues era algo que le relacionaba.

 

 

Así que si ahora parecía que estuviera escuchando algo a lo que nadie le había llamado, era que simplemente él había llegado primero y a los otros les faltaba estar más atentos para saber dónde podían hablar con confianza y dónde no. Eso, absoluta e irrefutablemente no era su culpa.

 

 

Incómodo por la situación, su respiración se hizo más profunda. Pasaron lo que Sasuke relataría como horas, pero que en realidad eran minutos, en las que no escuchó más nada aparte del latir de su corazón y su respiración. Y era donde se encontraba en ese momento, preguntándose qué hacía “espiándolos”.

 

 

Dejó pasar unos minutos más en los que tampoco había pasado nada, pero, ya hastiado de todo, había concluido que saldría de su agradable lugar, les diría unas cuántas cosas nada agradables cortesía Uchiha por fastidiarle cuando por fin había encontrado algo de Sunagakure que no merecía desaparecer, y se iría a quién sabe dónde a terminar de pasar el rato que les quedaba hasta la misión. Se paró muy rápidamente, sin hacer ruido, no que no quisiera que le escucharan, sino que la práctica de los entrenamientos no era algo que se olvidara solo por estar sin hacer nada, ya eran parte de él.

 

 

Cogió a Chokuto, quien enfundada agradablemente se sentía helada al tacto, y movió su cuerpo para que girara en un movimiento rápido y elegante, pero lo que escuchó le dejó paralizado momentáneamente.

 

 

- ¿Te puedo besar? - había dicho el amigo de Naruto.

 

 

Por unos segundos solo se escuchó silencio.

 

 

- Supongo - había dicho Naruto, como el que habla de algo tan trivial como de lo que iban a comer en el día.

 

 

 

Quiso moverse de su lugar, y si bien es cierto no pensaba hacer una escena ni nada que se le  pareciera, pensaba irse de ahí, a cualquier otra parte de Sunagakure donde encontrara algo fresco donde apoyarse y ponerse a pensar porque de repente había sentido un profundo enojo. Pero no lo hizo, su cuerpo, inerte en su posición, escuchó cada sonido que hicieron. Desde el movimiento de sus pies para juntarse, hasta el sonido de dos bocas tocándose, de manera lenta y como reconociéndose. No miró, solo escuchó. Después de un buen rato, recién se separaron, y lo que escuchó fueron risas.

 

 

Y se hizo la nota mental: No acercarse a Naruto ni a Gaara, que al parecer un raro parásito del desierto les había dejado estúpidos.

 

 

Pero a pesar de que en  momentos como esos pensara en ello, la ira no se había alejado. Parecía que una carga extra  se había colado en su espalda y no le dejara respirar con normalidad.

 

 

- Nada, ¿verdad? - había escuchado decir a Naruto.

 

 

- Nada, es más, me pareció que estaba besando una roca.- respondió el otro en una risa suave y serena.- Pero, creo que ahora ya estoy tranquilo. Quería asegurarme de que no sentía nada aparte de amistad  por ti.

 

 

- Creo que mi ego quiere llorar ¿no quieres probar otra vez para asegurarte? - respondió en broma Naruto, mientras al parecer, se alejaba unos pasos del joven de cabellos rojos.

 

 

- ¿Estás seguro? ¿le dirás a Sasuke? - dijo en tono pícaro Gaara.

 

 

- Ni de broma, además, esto es un secreto entre hermanos ¿no?

 

 

- Claro. Los amigos deben apoyarse.- Hubo otro silencio largo, pero fue roto por el Kazekage.- Gracias – hubo un momento de silencio - Siempre quise decirte esa palabra. Gracias por lo que soy ahora. Si no te hubiera conocido, ahora seguiría siendo un maldito monstruo.

 

 

Naruto solo se había quedado en silencio.

 

 

- Amo con locura a Sasuke - dijo de la nada y sorpresivamente Naruto.- Lo amo como no te imaginas. Es casi doloroso amarlo tanto. Pero si no lo hubiera conocido, te querría a ti, aunque definitivamente no tanto. Lo mío con Sasuke es casi enfermizo.

 

 

Ambos rieron.

 

 

- Ahora eres tú el que se mete con  mi ego.- hubo una pausa.- Esto hubiera sido mucho más fácil, si tú me quisieras a mi y yo a ti, en vez de que ambos quisiéramos algo tan complicado…

 

 

-Sí, supongo. Pero, a pesar de que Sasuke no me corresponde, le amo igual. Y cada vez que pienso en él siento desesperación por abrazarlo o al menos verlo.

 

 

- Eres un masoquista.

 

 

- No creas que no lo he pensado. Y hablando de Sasuke, regresemos, quiero verlo. Seguro está odiando la aldea. No le gusta el sol.

 

 

- Se ve bien… igual que los demás – dijo Gaara con un poco de duda en su voz.

 

 

Naruto le miró con el rabillo del ojo y vio el brillo de tristeza en los irises de su amigo.

 

 

- ¿Por qué no has tratado de hablar con él? – murmuró Naruto recordando a la persona por la cual Gaara tenía sentimientos.

 

 

- ¿Tú crees que cuando seas Hokage puedas enviarlo aquí? – evadió Gaara. Los ojos aguamarina vieron las casas alrededor, le gustaría vivir con la persona que rondaba sus pensamientos desde hace años. Sin embargo, nunca se lo había dicho, y dudaba tener el valor de decírselo alguna vez. El solo recuerdo de los ojos de la persona que amaba le hacía querer sonreír, haberle visto nuevamente, gracias a la misión, era algo que él no había previsto, pero que definitivamente era algo bueno.

 

 

- Si él quiere ¿por qué no? – y ya luego mirando hacia al frente, continuó – Aunque no lo sé, cuando veníamos no ha hecho ningún gesto, pero ya sabes cómo es, es bueno escondiendo lo que siente.

 

 

 

*******

 

 

 

La hora de la misión había llegado. Ya estaban todos en sus puestos.

 

 

Los tres grupos de la delantera eran los de Konoha,  y estaban dispuestos de la siguiente manera, en la parte central irían Naruto y Sakura, en el lado izquierdo estarían Sasuke y Neji y en el lado derecho, Kakashi y Sai. Irían por orden, dejando unos minutos entre cada grupo. Primero el grupo de Naruto, luego los grupos de Sasuke y Kakashi saldrían al mismo tiempo pero por lados opuestos, y por último saldrían los grupos de la Arena, con la misma formación que los de la Hoja.

 

 

Naruto se paró delante de todos los implicados en la misión y miró significativamente a cada uno.

 

 

- Nos vemos mañana en este mismo lugar - dijo con voz seria.

 

 

Antes de avanzar hacia Sakura, volvió sus ojos hacia un joven de cabellos negros y ojos oscuros. Sasuke le miró con la misma expresión de quien mira una roca. El rubio se mordió el labio inferior para no decir cosas que no debía cuando no debía, y continuó su camino.

 

 

Una vez al lado de Sakura, ambos partieron. Poco después, y según como se había diseñado el plan, los demás partieron.

 

 

Notas finales:

Espero les haya gustado, aunque supongo que algunos querrán la cabeza de Naruto en alguna parte que no sea pegada a su cuello. Pero por favor no miren la escena desde un punto de vista amoroso, que realmente lo que hay entre ellos es pura amistad jejeje

Por cierto ¿quién creen que es el suertudo que tiene el corazón de Gaara? Supongo que varios ya se habrán dado cuenta, si es que alguien recuerda lo que hace mil años subí, jejeje

Nos vemos

PD: ¿Alguien ha leído hasta aquí?

 


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