Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

El que persigue, consigue por Athan_Anubis

[Reviews - 33]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola, gracias por haber leído el primer capítulo, a los que lo habeis hecho, y sobre todo muchas gracias a los que comentaron.

Espero les guste la continuación.

El que persigue, consigue

 

 

 

 

 

 

 

Capítulo 2: La discreción no es uno de sus fuertes.

 

 

 

 

 

Un aura negra y tenebrosa se comenzó a formar a su alrededor, sus ojos comúnmente de un negro profundo, ahora se mostraban de color rojo intenso, prueba del sharingan en toda su potencia. Se lo cargaba. De esa no salía vivo.

 

 

 

 

 

Lo había violado, ¡violado!, bueno, no técnicamente. Pero se había aprovechado de que estuviera ebrio. Nunca en su vida volvería a tomar sake. Nunca.

 

 

 

 

 

Volteó y lo vio,  ahí dormido plácidamente. Si supiera lo que le esperaba, no estaría tan tranquilo.

 

 

 

 

 

No lo mataría de golpe, no señor, no merecía clemencia. Lo torturaría día a día, hasta el final de sus tiempos. Si tanto le gustaba utilizar sus órganos sexuales, se los cortaría y se los pondría de bandana.

 

 

 

 

 

Movió su mano derecha y la metió debajo de la almohada en la que estaba apoyado, para poder retirar a Chokuto, le gustaba tenerla cerca para casos de emergencia, y sin dudar ni un poco pateó a Naruto fuera de la cama. No quería ensuciar su cama, además que deseaba ver la cara de sufrimiento y arrepentimiento del rubio. Bien merecido se lo tenía.

 

 

 

 

 

 

 

Sintió dos fuertes golpes, uno consecuencia del otro, la patada y la caída, bastante despierto por el hecho, abrió los ojos de golpe, buscando al enemigo; pero lo que vio, primero lo sorprendió, luego hizo que su corazón se acelerara de forma vertiginosa, y por último lo horrorizó.

 

 

 

Ahora sí, la había hecho grande.

 

 

 

 

 

Piensa, piensa, piensa, piensa piensa.-se decía mentalmente Naruto. Pero hacer algo tan simple como ello no era del todo fácil, teniendo que estar esquivando el filo de Chokuto.

 

 

 

 

 

 

 

Quizás pudiera alegar que había sido producto del alcohol, pero al ver el rostro del otro, no le convencería ni en lo más mínimo, lo descartó. También podía huir, pero eso no solucionaría el problema. Por Kami-sama, el chico era un  vengador, se había ido de la aldea y dejado todo de lado, solo para poder matar a su hermano. Ahora que lo pensaba, ¡Sasuke había matado a su hermano!, y él que no tenía ningún vínculo sanguíneo con el azabache… Estúpidas hormonas, estúpida noche, estúpida oba-chan, estúpido Sasuke.

 

 

 

 

 

 

 

Se sentía tan molesto y mal por la primera resaca de su vida y el ardor en su trasero que no estaba en todas sus facultades y el Hijo de… se escabullía de ser cortado.

 

 

 

 

 

-Una con otra. Así que deja de moverte, para que te pueda cortar a gusto.-Blandiendo su espada y mirando más fijamente a Naruto, continuó.- No alargues más la historia, que sabes que iría hasta el fin del mundo con tal de dar contigo.

 

 

 

 

 

Y a pesar de que Sasuke lo había dicho como una amenaza declarada, eso le había echo sentir feliz. Hasta cierto punto, la frase podría interpretarse como que él era lo suficientemente importante para el azabache, que éste sería capaz de buscarlo sin descanso, bueno, al menos eso era un logro, ¿no?.

 

 

 

 

 

No por nada Sasuke le decía “dobe”.

 

 

 

 

 

-Pero, si tú también lo disfrutaste, ¡hasta gemiste!. Ttebayo.-dijo casi gritando y con el tono del que ruega clemencia.

 

 

 

 

 

Respuesta incorrecta.

 

 

 

 

 

Encima que había sido “ultrajado”, tenía la poca vergüenza de decirle eso.

 

 

 

 

 

Si bien es cierto que le hizo sentir bastante bien, eso no compensaba el hecho de que se había aprovechado de su ebriedad. Además y aún más importante, él no era gay. Su orgullo made in Uchiha, no le permitía ningún tipo de “fallo” en su vida y mucho peor aún, ¡él había sido el uke!.

 

Es decir, habían profanado lugar sagrado e inmaculado en él, y encima se lo sacaba en cara. La idea de matarlo de una vez por todas, le sonó más convincente.

 

 

 

 

 

Hizo unos sellos con las manos y le lanzó una bola de fuego. Quizás debería de cortarle la lengua. Nadie, pero absolutamente nadie, debía de enterarse. Naruto a las justas pudo esquivar el ataque, pero al estar completamente desnudo, sintió el calor abrasador del ataque lanzado.

 

 

 

 

 

Maldita lengua la mía.-pensó Naruto.

 

 

 

 

 

Mentirosos, no había un dicho que decía que si las cosas están muy mal, solo pueden mejorar. Qué mentira más grande.

 

 

 

 

 

Ya no había espacio, estaba acorralado. No que Sasuke fuera más fuerte que él, si no que, con que cara podría pegarle al azabache, si él fue quien no había controlado sus bajos.

 

 

 

 

 

-Tus últimas palabras dobe.-dijo Sasuke con el filo de su espada en la garganta de Naruto.

 

 

 

 

 

-¿Perdón?.-aprovecharse del estado de ebriedad del azabache, no había sido una buena acción, pero, quien en su sano juicio no hubiera hecho lo mismo, se veía tan bien, debajo de él, gimiendo, a pesar de oponer cierta resistencia. La mejor experiencia de su vida.

 

 

 

 

 

-Perdón.- dijo con la voz ronca de ira.- Que te perdone Kami-sama.

 

 

 

 

 

Y…

 

 

 

 

 

-Sasuke-kun.-se escuchó la voz de una fémina.

 

 

 

 

 

Salvado por la campana.

 

 

 

 

 

Más pálido de lo que se podía calificar como normal en él, por escuchar la voz de alguien que no debía saber que había ocurrido la noche anterior. En realidad, deseaba que nadie se enterara. Se quedó estático, tratando de pensar lo más rápido posible. Ese era un secreto que se llevaría a su tumba.

 

 

 

 

 

Ahora que hacía, si mataba a Naruto, la población sospecharía. Lo más probable es que los habrían visto saliendo de la fiesta, es más, había que agregarle el factor de que el rubio iba a ser el próximo Rokudaime, solo faltaban detalles para ello, no tan pequeños ni tan grandes, pero de igual forma, la muerte del próximo Hokage de Konoha causaría gran revuelo. Ya no quería irse de la aldea nuevamente, puesto que tenía un plan de vida ya hecho y en ese, no estaba el andar huyendo hasta el día en que muriera. Claro que ganas no le faltaban, pero la idea quedaba descartada.

 

 

 

 

 

-Nadie, escuchas, nadie, debe enterarse de lo ocurrido anoche, si de por casualidad o por estupidez se lo comentas a alguien, no me va a importar que seas el mismísimo Kami-sama. Te mato.

 

 

 

 

 

Sasuke daba miedo, pero aún eso de él le agradaba. Solo atinó a mover frenéticamente la cabeza, de arriba abajo, indicándole que estaba muy de acuerdo con la idea. No quería hacer enojar al azabache, más de lo que estaba.

 

 

 

 

 

-Tampoco, nadie te puede ver saliendo de esta casa. No me importa si tienes que hacerte invisible o cavar por debajo de mi casa o convertirte en una lagartija, no te pueden ver. Ahora esconde tu presencia y no se te ocurra salir, ni acercarte por la puerta principal.

 

 

 

 

 

Si bien es cierto que podrían haber mentido, diciendo que se había quedado en otra de las tantas habitaciones de la casa, cuando uno está nervioso por un secreto que no quiere que nadie sepa y éste se ve amenazado con ser descubierto, no piensa con claridad, Sasuke en ese momento no lo estaba haciendo y Naruto, no quería negarle nada, se sentía culpable  e intrigado por su propio actuar.

 

 

 

 

 

Sasuke se puso rápidamente la ropa que usualmente usaba y con… “algo de dificultad” comenzó a bajar las escaleras, no entendía como es que a los homosexuales les gustaba hacer eso, le dolía y sobretodo le ardía de sobremanera el trasero, tenía que hacer mucho esfuerzo para caminar con disimulo, aunque recordaba que en el mismo momento se había sentido…  Se pateó mentalmente por los pensamientos.

 

 

 

 

 

 

 

*****

 

 

 

 

 

 

 

Se había quedado solo en esa habitación, bastante desconocida para él, el día anterior había estado tan ocupado en “otras cosas”, que no se fijó en la estancia. Tenía un color agradable, y aparentaba ser cómoda, sin muchos objetos, algo simple pero con porte, propio de Sasuke.

 

Había ido varias veces al barrio Uchiha y hasta la propia casa del ojinegro, pero, no había entrado en la habitación del azabache.

 

 

 

 

 

No que fuera chismoso, para nada, es solo que la curiosidad era enorme, deseaba saber a qué habrían ido en busca del azabache. Reconoció la voz de  Sakura, así que era una misión. Antes hubiera pensado que iba a acosarlo, pero ahora, era bien sabido que la pelirrosa salía con el “cejotas”, al principio sopesó la idea de que se sentiría afectado por la decisión, pues pensaba que le gustaba Sakura, pero nada; por el contrario, se alegró de que ella estuviera feliz y con alguien que se notaba, la adoraba. Curiosidades de la vida. Entonces descubrió que el cariño que le tenía, no era amor, sino un gran afecto a una gran amiga, solo que en cuestiones de sentimientos era un poco lento.

 

 

 

 

 

A veces lo más fácil se nos hace lo más difícil.

 

 

 

 

 

Que hacía, quería ir a ver y saber que pasaba, pero Sasuke le había dicho claramente que se fuera y que nadie debía verlo. Mejor le hacía caso al azabache, podría ir a su casa, bañarse y luego ir con Tsunade para que le dijera que pasaba con el azabache, bonos por ser el próximo Hokage. Decidido.

 

 

 

 

 

Se cambió rápidamente y se fue sin llamar la atención. Cuando se sintió fuera de peligro suspiró sonoramente, y comenzó a caminar con tranquilidad por las calles. En el transcurso del recorrido hasta su casa, pudo ver que casi no había nadie, seguro todos estarían mal.

 

 

 

 

 

-Borrachos.- pensó el ojiazul, aunque reflexionando ello, llegó a la conclusión que quizás no fuera tan malo, gracias al sake pudo…

 

 

 

 

 

Iba bastante distraído recordando la noche anterior, mas una voz bastante conocida le hizo salir de su ensimismamiento.

 

 

 

 

 

-Qué buena noche has de haber pasado.- volteó su cabeza hacia un lado, viendo como su sensei caminaba a su costado con la vista en ese librito que siempre traía consigo.- Sobre todo si…

 

 

 

 

 

-Esperen, como que buena noche y eso de “sobre todo si”.- Casi le da un paro cardiaco, por él como que todos se enteraran, pero Sasuke, el azabache no se lo iba a tomar tan a la ligera.-No, es imposible que él sepa de eso. ¿verdad?

 

 

 

 

 

Comenzó a mirar a su ex -sensei de manera muy inquisidora. Si mal no recordaba, el peliblanco todavía estaba en la fiesta cuando él se llevaba a Sasuke a cuestas. Mejor no enterarse del asunto, aún no.

 

 

 

 

 

Cerebro que no sabe, cerebro que no siente, ni se preocupa.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Lo vio casi huir de su compañía, seguro no le esperaba nada bueno si Sasuke se enteraba de que por “causalidad” sabía de muy buena fuente lo sucedido anoche, por no decir que había estado en primera fila, viendo el espectáculo.

 

 

 

 

 

Siendo él una persona muy perceptiva y aguda de pensamiento, hace tiempo que se había dado cuenta que el rubio estaba prendado del azabache, eso era demasiado obvio. El rubio no hacía otra cosa que ir detrás de Sasuke, molestándolo, llamando su atención, preocupándose, en realidad, ya se esperaba ese resultado. Por eso, y sabiendo que algún día tendría que pasar, y con mayores probabilidades de que ocurriera ese día, pues ambos jóvenes estaban un poco desinhibidos, uno más que el otro, producto del sake. Ese era el día. No queriéndose perder la primera vez de sus “queridos” alumnos, les había seguido, escondiendo su chakra y presencia, además que ni el azabache ni el rubio prestaban atención a su alrededor.

 

 

 

 

 

Pero no se esperó lo que vio, ambos chicos eran candentes y vigorosos en la cama, Sasuke siempre le había parecido algo frígido, no se esperó eso. Pensó en que quizás querrían probar un trío, mas recapacitó a tiempo, seguro se detenían y ahí quedaba la situación.

 

 

 

 

 

Bastante atento vio cuerpos sudorosos y oyó respiraciones agitadas, que a él mismo le hicieron encender. La piel de Sasuke y la de Naruto, contrastaban bastante bien y hasta se complementaban. Así, estuvo escondido toda la noche, hasta que por fin, después de mucho “ejercicio” y de unas poses y arranques de pasión que seguro le dolerían al día siguiente a Sasuke, decidió que ya era suficiente.

 

 

 

El alcohol adormece el cuerpo.

 

 

 

 

 

Claro que ahora se venía lo más importante, que Naruto se diera cuenta y lograra distinguir entre sus sentimientos, y él pensaba seguir de cerca los avances del rubio; por último ya solo quedaba lo más difícil y casi imposible de lograr, pero confiaba en las habilidades del ojiazul, por algo era el ninja número 1 en sorprender, aunque no pudo evitar pensar, que quizás Naruto fuera un tanto masoquista, porque había algo de lo que estaba seguro, Sasuke no era una presa fácil de roer.

 

 

 

 

 

*****

 

 

 

 

 

Había llegado a su casa, y lo primero que hizo fue ir hacia la cocina y dejar agua hirviendo para prepararse su tan adorado ramen, se moría de hambre.

 

 

 

 

 

Una que otra vez hubo escuchado sobre la dieta del lagarto, pero ahora sabía con total certeza que era cierta. Qué agotador. Podría comerse 100 platos de ramen en ese mismo instante.

 

Mientras esperaba que el agua hirviera, decidió bañarse, rápidamente llegó a su habitación, donde comenzó a quitarse la ropa y dejarla por ahí tirada.

 

 

 

 

 

20 minutos después, se encontraba sentado en una mesita de forma circular y pensó que quizás fuera más agradable comer si estaba acompañado, más exactamente, por Sasuke. Comió a toda velocidad, tenía que ir a ver Tsunade.

 

 

 

 

 

Había ido por entre los tejados, tan rápido como pudo, cuando llegó al edificio de la Hokage, sin tocar la puerta ni nada, se metió como Pancho en su casa en busca de la rubia, seguro estaría en la oficina. Conociendo el lugar como si fuera suyo, llegó hasta la altura de una puerta grande, y girando la manilla entró.

 

 

 

 

 

Una gota se comenzó a deslizar por su frente. La rubia estaba frente a él, al parecer, bastante dormida, junto a Shizune con aquél cerdito entre sus brazos y bastante botellas de sake a su alrededor.

 

 

 

 

 

-Alcohólicas.-susurró.

 

 

 

 

 

-Si venías a saber de Sasuke.- dijo Kakashi desde la ventana, mirando fijamente el libro entre sus manos.- acaba de irse a una misión y regresa en 5 días.

 

 

 

 

 

Hizo una mueca de molestia, no le gustaba cuando el azabache se iba de la aldea en una misión, además que había cosas de las quería hablarle, pero razonando, mejor que había ido en una misión, así tenía unos días para poder aclararse.

 

 

 

 

 

 

 

******

 

 

 

 

 

 

 

Desde hacía unos meses Naruto ya no realizaba misiones con el grupo 7, puesto que tenía que entrenar todos los días junto a Tsunade, y a pesar de que la idea de no ir con su grupo no le gustaba, era un precio que había que pagar por ser el próximo Hokage.

 

 

 

 

 

Se había esforzado bastante para poder llegar a ese punto.

 

 

 

 

 

Hubo entrenado hasta casi desfallecer, literalmente, y una vez puesto a prueba había demostrado ser un ninja capaz de llevar el título de Hokage, pero aún habían detalles para ello. Los viejos consejeros no aceptaban la idea, así que ponían bastantes trabas para que le dieran ese título, una de ellas, es que debía entrenar por un año y si demostraba que era más fuerte que cualquier otro ninja en la aldea mediante un concurso, recién podía asumir el cargo.

 

 

 

 

 

A Naruto no le gustaba la idea, pero aceptó, claro, después de haber hecho un gran alboroto y hasta casi una manifestación de miles de él mismo por toda la aldea, las técnicas también servían para otros propósitos.

 

 

 

 

 

Ya habían pasado 10 meses y solo quedaban unas semanas para que se diera el gran evento.

 

 

 

 

 

Mas ahora, había otro problema que rondaba su cabeza, Sasuke llegaba al día siguiente y él aún no tenía ni idea de qué era exactamente lo que sentía por él. Sabía que quería al azabache más que a nadie, es más, más que a él mismo.

 

 

 

 

 

Desde el principio descartó la idea de que lo hiciese como amigos, a parte del azabache, todos en la aldea y en otras eran sus amigos, ganados a base de esfuerzo,  y a ninguno lo había ni siquiera besado y tampoco se imaginaba llegar a algo semejante con ellos. Después, también descartó la idea de hermanos, había visto muchos hermanos y ellos no se besaban ni hacían las cosas que él hizo. Y…

 

 

 

 

 

Sintió un fuerte golpe en  la cara, ¡Qué golpazo!. Volteó a ver a la culpable.

 

 

 

 

 

-¡¿Por qué hiciste eso, Tsunade-obaa chan?!.- dijo sobándose la cabeza.

 

 

 

 

 

-Porque deberías estar entrenado y no pensando en si la luna es de queso o no. Y, ¿a quién crees que le dices obaa-chan?, maldito mocoso.-dijo la rubia voluptuosa, acercándose de manera amenazante.

 

 

 

 

 

Bueno, quizás esto, le estaba distrayendo demasiado, pero el plazo casi se cumplía, solo quedaba un día, y quería tener algo coherente para sus acciones.

 

 

 

 

 

-Tsunade-sama.- dijo Kakashi apareciéndose de la nada.- ¿Por qué no le deja libre hoy y toda la semana que viene le hace entrenar el doble?, en las condiciones que está, solo le hace perder el tiempo.

 

 

 

 

 

El rubio se lo pensó, ¿el peliplata quería ayudarlo o hundirlo?.

 

 

 

 

 

 

 

******

 

 

 

 

 

 

 

Lo vigiló todos los días, y llegó a una acertada conclusión, Naruto era muy, pero en realidad muy bueno en casi todos los ámbitos de la vida, buena persona, alegre, fuerte, valiente, decidido, uno de los mejores ninjas que hubo conocido y muchas cosas más, claro está, también era de muy buen aspecto, mas en lo que respecta a sentimientos, era demasiado lento. Era desesperante, frustrante.

 

 

 

 

 

Es decir, el chico tenía todas las pistas posibles para poder darse cuenta de lo que le pasaba a su corazón, aunque dejándonos de sonseras, a su cerebro. Es de conocimiento popular, que el corazón solo es un órgano hueco y musculoso que se encarga de hacer llegar la sangre por todo el cuerpo, no siente. Pero aun y con todas las pistas, el chico no daba con la respuesta, una de las tantas veces que le había escuchado hablar, pues pensaba en voz alta en ciertas ocasiones, le oyó decir que quizás era un menku. Imposible, si fuera uno se hubiera fijado en él, o al menos eso es lo que pensaba el peliplata.

 

 

 

 

 

Decidido a tomar cartas en el asunto, le dijo a Tsunade que lo dejara llevárselo, y ahora ahí estaban, en la casa de Naruto.

 

 

 

 

 

Hablando, más bien diciéndole lo que ya debería saber. Al principio el rubio puso una cara un tanto descompuesta por la sorpresa, en realidad bastante sorprendida, susurrando un “Nunca lo hubiera imaginado”. Y estaba de acuerdo con ello.

 

Luego, cambiando drásticamente la mueca de su cara, por una de completa algarabía, sonrió de oreja a oreja, gritando y haciendo aspavientos, Kakashi pensó que quizás no debería de sentirse tan feliz. Todavía faltaba lo más importante del meollo.

 

 

 

 

 

Ya cuando el rubio terminó de hacer sus aspavientos, decidió que le ayudaría, después de todo, él era Kakashi Hatake, el Don Juan de Konoha. Con esa convicción en la mente, comenzó a explicarle que conquistar a Sasuke no iba a ser nada fácil y es más, que sería mejor si buscara a otra persona en quien fijarse, pero el rubio le contestó que eso era algo que no quería, ni podía cambiar. Con la seguridad de que el chico había aceptado su condena de muerta con gran facilidad, le explicó que el azabache era una persona bastante orgullosa y fría, sobre todo orgullosa, por lo cual, si quería poder llegar a Sasuke, debía de poder seguirle el juego.

 

 

 

 

 

Primero: No debía de ir por ahí mostrándole su idolatración por él, ya que sería como una más de todas las seguidoras del ojinegro y se le podrían subir los humos, más de lo que ya estaba.

 

 

 

 

 

Segundo: No debería de hacerle muestras de amor públicas porque podría ser contraproducente, no vaya a ser que le molestaran por ello, aunque lo dudaba, y buscara vengarse.

 

 

 

 

 

Tercero: Tampoco debía de hastiarle, Sasuke disfrutaba de sus momentos de silencio y de soledad, era huraño.

 

 

 

 

 

Cuarto: Debía de poder mostrarse orgulloso ante Sasuke y demostrarle que era un gran partido.

 

 

 

 

 

Quinto: Ante todo discreción.

 

 

 

 

 

Sexto: Cada vez que tuviera una mínima oportunidad y estuvieran solos, debía de meterle mano, para que se fuera acostumbrando.

 

 

 

 

 

 

 

 

Y así, le dio muchos consejos acerca de que debería de hacer y que no. Es más, Naruto anotó muy cuidadosamente y con bastante esmero los consejos recibidos. Lo demás ya era cosa de que el rubio pusiera su esfuerzo, no se rindiera, y, esperaba, las cosas se darían bien.

 

 

 

 

 

 

 

******

 

 

 

 

 

Llegó el ansiado día.

 

 

 

 

 

Razonó con bastante cuidado todos los consejos recibidos y ya cambiado, después de haberse bañado, decidió ir a verle llegar. Sabía que no debía ser como una de esas fans enamoradas, por lo cual tenía la excusa de que iba a ver a sus demás compañeros o de que Tsunade lo había mandado al lugar, tenía muchas cosas en las que cubrir sus intenciones.

 

 

 

 

 

Mas a medida que se iba acercando sentía el latir de su corazón más acelerado, al igual que su pulso. Estaba muy nervioso. Por fin había comprendido lo que sentía por el azabache y ese era su primer encuentro después de ello. Aceleró el paso y prontamente llegó a la puerta principal de la aldea. Y ahí los vio, al equipo 7 regresando a paso tranquilo, como siempre Sasuke un tanto alejado de los demás y con cara de “yo paso de todo y de todos”.

 

 

 

 

 

A penas lo vio, sintió unas extrañas sensaciones recorrer todo su cuerpo. Ahí estaba, frente a él, la persona que hubo elegido por sobre todas.

 

 

 

 

 

Sintió la presencia de su ex sensei a su costado, pero no le prestó mucha atención, solo llegó a escuchar algo como “pon en práctica lo aprendido”. Avanzó en dirección al equipo que recién llegaba y todos le miraron, por diferentes motivos cada uno.

 

 

 

 

 

 

 

No se pudo contener ni un poco.

 

 

 

 

 

 

 

-Sasuke.

 

 

 

 

 

 

 

Dijo el ojiazul señalándolo con la mano, el aludido solo le miró sin mostrar expresión alguna. Naruto ante eso sonrió ampliamente y a todo lo que daban sus pulmones, gritó.

 

 

 

 

 

-¡¡¡¡Yo te amo, dattebayo!!!!

 

 

Notas finales:

Gracias por leer, a los que llegaron hasta acá abajo, espero les haya gustado.

Nos vemos.

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).