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Nuevo Colegio por AkikoYaoi

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14.- Hey! Te conozco


 


—¡Sendoh!


El grito del entrenador se escuchó en todo el gimnasio. Estaban en medio de un partido de práctica y el muchacho acababa de hacer una falta intencional cuando ni siquiera estaba en juego la posesión del balón, mandó a volar al chico al cual empujó: Hanamichi Sakuragi, que aún no se levantaba.


—¿Hana, estas bien?


Koshino fue el primero en llegar a su lado, era amigo de ambos y no entendía que es lo que había pasado. Miró con molestia a Sendoh mientras ayudaba a ponerse de pie al pelirrojo con extremo cuidado, la caída había sido realmente fuerte.


—Estoy bien, Hiro, tranquilo —dijo el pelirrojo mirando con burla a Sendoh.


—¿Qué pretendías, Sendoh? —le increpó furiosos Koshino.


—Llegar antes que él hasta el balón, es obvio —dijo frio, le había dolido la reacción de su amigo.


—Pues, te pasaste un poco —dijo dándole la espalda para dedicarse a ayudar a Sakuragi a llegar al banco.


Luego de unos minutos en el lugar, el director ordenó al pelirrojo volver a su habitación y descansar. Así lo hizo. Al pasar junto a Sendoh para salir le habló en susurros, de forma que nadie lo notó.


—Estas en un gran problema, Puercoespín.


El chico no contestó, pero sabía cuanta verdad había en esas palabras. En cuanto llegara a la habitación Koshino lo enfrentaría. Y lo más probable es que él reaccionaria. No quería discutir con el chico.


 


˜*˜


 


—¡Maldita sea, Sendoh! Te conozco. Dime de una vez que pretendías con Hana —Koshino gritaba furioso en la habitación.


—Ya te lo dije —contestó intentando mantener la tranquilidad.


—Escúchame bien —Koshino había agarrado a su compañero de la camisa y lo sostenía firme contra la pared— Hana es mi amigo, así que más te vale que no intentes hacerle daño nuevamente o vamos a tener serios problemas. No me gustaría perderte, sabes que te tengo mucho cariño.


—No lo haré.


El susurro del pelopincho fue casi inaudible. Las palabras de Koshino le partían el corazón, podía entender en cierta manera que lo defendiera, pero prácticamente acababa de decirle que si tuviera que elegir, no sería a él. Sintió como era soltado lentamente, como si no confiara en sus palabras.


Cuando se vio libre se encerró en el baño por largo rato. Al salir ya era hora de la cena, por tanto su amigo no estaba. Él simplemente se acostó, no estaba de ánimos para ver a nadie.


Lo escuchó llegar al rato, simuló estar dormido. Vio como Koshino se cambiaba de ropa y se acostaba. No durmió sino hasta varias horas después, con la idea de que su amistad con el chico no era tan fuerte como lo pensaba.


 


˜*˜


 


—¡Hey! Hiro ¿y Sendoh? —dijo Sakuragi interceptándolo a la salida del comedor.


—No lo sé. O está aún encerrado en el baño o no quiso bajar a comer —contestó aún algo molesto.


—Hiro… —dijo con cariño— ¿qué le dijiste?


—La verdad —contestó seco.


—¿Sabes? Yo le dije algo —mintió.


—¿Qué cosa?


—No voy a decírtelo y él tampoco, así que ni te molestes en preguntarle.


—¿Por qué me lo dices, entonces? —no entendía.


—No lo juzgues, a pesar de todo el Puercoespín no es una mala persona y te quiere —vio como se sonrojaba levemente y lo abrazó—. Es que ¿quién no podría quererte?


—Tú.


—Hay alguien para ti ahí afuera. Mira cómo nos conocimos y mira cómo trataste al Puercoespín, tú no eres así. El chico que me agrada y es mi amigo es el que conocí la otra noche, ese eres tú, no te escondas.


Koshino no pudo contestar nada ante esas palabras. El pelirrojo tenía razón, su forma de actuar era una máscara, pocas personas lo conocían en realidad. Después de esa conversación, volvió a su habitación. Sendoh ya estaba durmiendo, en verdad había sido muy hiriente. Mañana arreglaría ese asunto.


 


˜*˜


 


—Puercoespín —lo llamó Hana esperándolo a la entrada de su salón.


—No molestes, no estoy de ánimos.


—Vengo a ayudarte, idiota.


—¿Qué?


—¿Qué sientes por Hiroaki?


—Me gusta, tarado. Pensé que ya lo sabías.


—Sí, ya lo sé. Quiero que te explayes un poco más en tu respuesta.


—Yo entré a Ryonan días después de llegar de Tokio. No conocía a nadie y él fue mi primer amigo y desde entonces el mejor. Siempre me agradó su compañía, pero cuando lo vi contigo me sentí celoso, pensé que de que estuvieras con alguien más, pero después me di cuenta de que no era así. Estaba celoso de que él tuviera a alguien. Nos tenemos confianza y sé que él nunca se ha enamorado ni tenido pareja, quizás por eso estaba tranquilo y confiado. Pero cuando lo vi contigo descubrí que lo que siento por él es mucho más fuerte que una simple amistad.


—Puedo ayudarte con él si me prometes una cosa.


—¿Qué cosa? —dijo esperanzado.


—Que si consigues conquistarlo… lo cuidaras.


—Eso es fácil, te lo prometo.


—Bien. Pero te advierto que independiente de lo que pase, si le haces daño te arrepentirás, Puercoespín. No hables con él hasta que yo te lo diga.


Luego de eso el pelirrojo se dirigió a su salón.


 


˜*˜


 


—Hiro, ven. Almuerza conmigo.


—Si —no quería sentarse con sus compañeros de siempre, hoy no.


—¿Qué ocurre? —notó que no se sentía bien.


—Quería arreglar las cosas con Sendoh, como me dijiste ayer. Anoche lo encontré dormido y hoy en la mañana salió temprano. Me ha evitado durante todo el día.


—¿Qué crees que le pase?


—No lo sé, tal vez está molesto por lo que le dije.


—No lo creo. Yo creo que está dolido porque alguien tan importante para él como tú le habló como lo hiciste.


—No pude evitarlo, nunca lo había visto reaccionar así.


—¿Qué ha cambiado? ¿Qué hay ahora que antes no?


—Nada… —meditó unos segundos—. Lo único es que ahora tú y yo somos amigos.


—Tal vez está celoso —dijo alzando los hombros.


—¿Celoso? —eso fue una sorpresa.


—No quiere perderte por mi culpa.


—Somos amigos, eso no va a cambiar porque tenga otro amigo.


—Quizás por eso… —hizo una pausa dramática— tal vez como amigo no te va a perder por otra persona. Pero si él te viese como algo más si tendría celos de que otro hombre se te acercara —dijo como quien no quiere la cosa.


—¿Cómo algo más? —dijo confundido, pero algo sonrojado pensando en lo que podría estar refiriéndose el pelirrojo.


—Tal vez le gustas, no lo sé.


—No… no lo creo.


—¿Alguna vez lo has visto como hombre? —ya había plantado la semilla de la duda en el chico, ahora venia la segunda parte de su plan.


—Yo… —se sonrojó— si.


—¿Cuándo? —su respuesta le sorprendió.


—Me… me gustaba… hasta que… estuve contigo —dijo rojo.


—¡Jajajajajajajaja! —esto había sido más fácil de lo que imaginaba.


—¿De qué te ríes?


—Aún te gusta.


—No, ahora me gustas tú —se sonrojaba cada vez que lo decía.


—Dime, ¿él te conoce realmente?


—No, no así como tú si a eso es a lo que te refieres.


—Yo no te gusto, tú crees que es así porque conozco una parte de ti que escondes a todo el mundo, pero en realidad nunca ha dejado de gustarte el Puercoespín —dijo seguro.


—Yo… —no sabía que decir. Miró fijamente a Sakuragi, luego a Sendoh. Quizás el pelirrojo tenía razón, no lo sabía. Pero lo que si tenía claro es que independiente de lo que sintiera por uno o por otro, Sendoh le movía el piso… y no poco precisamente.


—Solo dale una oportunidad.


—Ni siquiera sabemos si en verdad le gusto. Solo son suposiciones —dijo con pena.


—Bah, tonterías. Ponle atención el día de hoy y te darás cuenta tú solo si tengo razón o no.


Luego de terminar su almuerzo se dirigieron al entrenamiento en silencio. Koshino necesitaba pensar y Sakuragi le daba su espacio.


 


˜*˜


 


—¿Te quedarás a entrenar conmigo, Hana? —preguntó Koshino cuando ya todos estaban tomando sus cosas para irse.


—¡Puercoespín! —esperó a que llegara a su lado para decirle—. Hiro quiere entrenar, pero tengo cosas que hacer. Quédate con él.


Antes que alguno de los muchachos pudiese reaccionar, salió del gimnasio, era el último. Esa era la señal que le daba a Sendoh para que hablaran. Había visto durante todo el entrenamiento a Hiroaki observar al pelopincho y a éste corresponderle con significativas miradas. Tendría que esperar a mañana para enterarse cómo se había resultado todo.


 


˜*˜


 


—¿Zorrito?


Acababa de entrar en la habitación, Rukawa se giró una milésima de segundo para verlo, pero se había dado perfecta cuenta de la mirada de molestia que le dedicó el chico. No entendía de qué iba la cosa.


—¿Qué? —escueto.


—¿Por qué estas molesto?


—No lo estoy.


—Claro que lo estas. Sueles ser tan conciso como antes cuando estas molesto. Dime qué pasó.


—Me has dejado prácticamente solo por estar con Koshino —dijo dejando salir algo de su molestia.


—Ah, es eso. Bueno, tenía que arreglar un problema y necesitaba un empujoncito para eso. Creo que lo arreglé… eso espero.


—¿Qué problema?


—Se gustan, con el Puercoespín. Solo que él no lo sabía. Lo ayudé a descubrirlo, ahora deben de estar en el gimnasio intentando arreglar las cosas. Espero que el Puercoespín haga las cosas bien, le di todo en bandeja.


—Ya veo.


—¿Eh?


—Te las das de Cupido.


—Algo así.


 


˜*˜


 


—¡Hey!


Sendoh y Koshino acababan de entrar al comedor, juntos como prácticamente todas las mañanas, no había nada extraño. Pero el pelirrojo no pasaba por alto lo distintos que se veían de otras veces. Por eso los llamaba.


No necesitó de las palabras. Koshino lo abrazó fuertemente por el cuello susurrando un suave “gracias”. Sendoh en cambio esperó a que el chico terminara su efusivo saludo para darle un fuerte apretón de manos cargado de gratitud. Quería más información.


—¿Y?


—Somos novios —dijo Koshino sonrojado.


—¡Wow! —contestó el pelirrojo.


—Pero… —Sendoh necesitaba decir algo más.


—Tranquilo, Puercoespín. No lo diré. Sé que pueden tener problemas, ya saben, siendo pareja y todo eso en un Internado de hombres, además de que comparten pieza… —dijo moviendo las manos—. Tranquilos.


—Gracias, Hana —respondió Koshino.


—No tienes nada que agradecer, Hiro —luego se giró para dirigirse también a Sendoh—. Ahora deberían ir a comer, cuídense en público.


Ambos muchachos asintieron y se retiraron hasta su mesa. Sakuragi los vio sentarse y se giró. Mitsui, Jin y Kyota aún no bajaban, así que en su mesa solo estaba Rukawa.


—… —levantó una ceja como pidiendo una respuesta,


—Son novios —le aclaró a su pregunta silenciosa.


—Me lo imaginaba, se ven… distintos.


—Y que lo digas —dijo algo celoso el pelirrojo, él también quería sentirse así—. Solo me pidieron que mantenga el secreto, ya sabes que pueden tener problemas. Así que yo te pido lo mismo.


—Si, como si tuviese muchos amigos y hablara demasiado —le contestó con seriedad, pero un leve tono de burla.


Sakuragi solo se rió antes sus palabras, hace un año hubiese creído imposible que el Zorro hiciese bromas y más aún a costa de él mismo. En ese instante llegaron los demás, así que dejaron el tema de momento.


 


˜*˜


 


El pelirrojo estaba molesto, lo acaban de sacar de la sala porque se había distraído en sus pensamientos un minuto, justo en el momento en que su profesor lo miraba y le daba por preguntarle sobre lo que acababa de hablar. Por supuesto no tenía idea. Y ahí estaba ahora, vagando por los pasillos de la Preparatoria.


Se dirigió a la biblioteca, si lo habían sacado de clases por lo menos aprovecharía el tiempo haciendo algo provechoso, no tenía ganas de quedarse en el Internado ese fin de semana.


Buscaba un libro de química y no lo encontraba en donde se supone que debería de estar. Miró alrededor, solo había un joven en una mesa apartado… y tenía el condenado libro que necesitaba para hacer un informe y para estudiar. Suspiró y se dirigió hasta el joven.


—Hola —dijo suavemente para no asustarlo.


—Hola —dijo el chico levantando el rostro.


—Quería pedirte un favor —dijo sonriendo ampliamente—. Necesito el libro para estudiar.


—¿Y cómo estudio yo?


—Podemos estudiar juntos.


—Mmm —lo pensó unos segundos—. Está bien, podría ser beneficioso para los dos.


Se pasaron el resto de la mañana estudiando. Se turnaban para leer, para explicar y para tomar apuntes. Finalmente la hora del almuerzo llegó y ambos se sentían conformes con los resultados obtenidos.


Sakuragi al verlo le pareció un muchacho atractivo y de buen cuerpo, un poco más bajo que él si no se equivocaba, y le parecía mucho que lo había visto en algún momento, quizás por los pasillos de la Preparatoria. Debía intentar algo con él. Intentar algo entre comillas, porque cada vez que lo intentaba, lo lograba. No había mucho desafío, pero por lo menos había desfogue y placer. Sonrió imperceptiblemente.


—¿Vas al comedor? —preguntó Hanamichi.


—Si ¿vamos juntos?


—Sí, pero debo pasar al baño primero. Acompáñame por favor.


—Está bien.


Se dirigieron a los baños de la biblioteca y el pelirrojo le cedió el paso al muchachito, tras él cerró la puerta con pestillo sin que lo notara.


«La vida es demasiado corta, no la pierda estando molesto por algo o con alguien. Goce el momento presente, actúe de acuerdo a lo que sienta, no se reprima de sus deseos y sufra del placer de estar vivo. La oportunidad perdida no vuelve, por eso no la pierda… hágalo todo y no se arrepentirá de nada.»


 Se acercó con sigilo por su espalda para besar sus hombros mientras lo sostenía de la cintura para que no se girara. El chico estaba anonadado y era por eso que no reaccionaba, él aprovechó su turbación y comenzó a acariciarlo por sobre el pantalón. Cuando notó que estaba lo suficientemente excitado le bajó los pantalones para comenzar a prepararlo, tampoco quería demorarse demasiado, ni siquiera conocía al chico.


Al primer dedo del pelirrojo, le siguió una mueca de dolor del otro chico. Así mismo fueron los otros dos dedos que introdujo Sakuragi en su ano. Cuando creyó que estaba listo lo arrastró hasta un cubículo, donde luego de bajarse los pantalones se sentó. Lentamente fue sentando al chico sobre sus piernas y lo acomodó sobre su sexo. Sosteniéndolo de sus nalgas comenzó a subirlo y bajarlo mientras el muchacho se masturbaba. Unos minutos después ambos terminaban.


Se limpiaron y asearon. Luego de eso se dirigieron al comedor, encontrándose con Kyota en la entrada.


—¿Se conocen? —preguntó sorprendido.


—No —se apresuró a contestar Hanamichi, intentando dejarle en claro que no volvería a saber de él.


—Solo compartimos un libro —entendió a la perfección la indirecta del pelirrojo, así que luego de eso se dirigió a su mesa dejando a los chicos solos.


—¿Quién es? —preguntó el pelirrojo.


—Mi compañero de habitación, ya te lo había presentado.


—Ah, no lo recordaba.


Kyota se levantó de hombros dando a entender que era comprensible. Luego se dirigieron a la mesa donde ya los esperaban los demás que se le habían adelantado. El pelirrojo ahora entendía porque se le había hecho levemente conocido el muchacho, pero entendía que si no recordaba donde lo había visto es porque simplemente ni siquiera le había llamado la atención. Así que dejó de pensar en su último amante y prestó atención a la conversación que se llevaba a cabo en la mesa.

Notas finales:

Les dejo una página para que pasen a ver algunas imágenes que he subido. Saludoos ! :D

http://akikoyaoi.tumblr.com/


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