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Nuevo Colegio por AkikoYaoi

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15.- Lapsus


 


—¿Estás listo? —preguntó el pelirrojo por millonésima vez.


—No. Y ya deja de preguntar, te avisaré cuando haya terminado —bufó cansado.


—Está bien, solo apúrate.


Era viernes y ambos viajaban de nuevo a Kanagawa. Quedaba un mes de clases y el pelirrojo quería renovarse de energías, en el tiempo que le quedaba para las vacaciones ya tenían programado todos los exámenes, trabajos, presentaciones y toda forma de evaluación. Por eso ese fin de semana iría a disfrutar con sus amigos.


Rukawa por fin había terminado su bolso y ahora se dirigían a la estación para tomar el tren que pronto los llevaría a su destino. Conversaban sobre cosas sin importancia, habían aprendido que no necesitaban grandes confesiones todos los días y sobre todos los temas, habían aprendido a disfrutar de las cosas simples como lo eran el caminar juntos tranquilamente, como ahora.


Una vez dentro del tren ambos se acomodaron y durmieron prácticamente todo el camino. En cuanto Sakuragi abrió los ojos no pudo evitar que una sonrisa apareciera en su rostro. Rukawa, que estaba al lado de él, se había quedado dormido apoyando su cabeza en su hombro y aún estaba ahí. Acercó su nariz a la cabeza del pelinegro y olió su cabello, le encantaba ese olor que tenía, lo sentía cada vez que salía de la ducha, era el olor de su shampoo.


Rukawa estaba durmiendo y sintió un leve calorcillo sobre su cabeza, lentamente abrió los ojos y se encontró a centímetros de Sakuragi, que al parecer estaba oliendo su cabello. No lo pudo evitar, se sonrojó.


—¿Qué pasa, Zorrito? —dijo acariciándole las mejillas.


—Nada —dijo corriendo su cara para mirar en otra dirección.


—No te molestes, Zorrito. Me gusta tu olor —dijo abrazándolo para acercarlo nuevamente hacia él.


El chico no protestó. Le agradaba estar así con el pelirrojo. Sabía que era un buen amigo, quizás el mejor que podría encontrar, lo había notado por como lo trataba a él, a Mitsui y a Koshino. Se sentía a gusto y seguro en sus brazos, así que se dejó hacer hundiendo su rostro en el pecho de Sakuragi para apreciar ese olor que conocía como el suyo y escuchar su corazón que latía algo intranquilo.


Luego de unos momentos así se separaron y continuaron como si nada hasta que llegaron a Kanagawa. Esta vez la Gundam no fue a buscar a su líder, tenían que recuperar unas clases y no podían faltar. Hanamichi y Rukawa quedaron en que intentarían salir junto a los muchachos durante su estadía en la ciudad.


 


˜*˜


 


—¡¿Qué?! —el grito del pelirrojo debió de escucharse a kilómetros de distancia.


—Eso —contestó Yohei simple.


—Pero ¿cómo?


—Ya te lo expliqué—contestó algo molesto—. No me hagas repetirlo, por favor.


—Pero ¿por qué hizo eso?


—Fue mi culpa.


—Definitivamente no eres inocente en la historia, pero tampoco eres culpable.


—Si lo soy, me lo advirtió y no lo creí.


—¿Hiciste algo malo?


—No.


—Entonces no tienes la culpa de nada, ya déjalo.


—Gracias, Hana.


—No agradezcas nada aún. Te llamaré a la noche, saldremos y ya mañana me darás las gracias.


 


˜*˜


 


Sakuragi había llamado a muchos de sus amigos y ya tenía más o menos todo listo. Se dirigió al supermercado a comprar algunas cosas para comer, los demás llevarían los bebestibles, alcohol incluido. Sonrió, eso era lo que Yohei necesitaba, despejarse.


Su amigo había salido la semana anterior a casa de uno de sus primos mayores a pesar de que Haruko le dijo que no lo hiciera. En el lugar se emborrachó y bailó con un par de muchachas, pero nada más. Lo que él no sabía es que ahí también estaba presente un amigo de una de las amigas de la castaña, por tanto ella se enteró de todo lo sucedido. Al otro día terminó con él.


Decidió que una fiesta sería algo para alegrarse y además reencontrarse con viejas amistades. Confirmó su asistencia la Gundam, Rukawa, Mitsui, Jin, Kyota, Sendoh, Koshino, Ryota, Fujima, Hanagata. Por supuesto no podía invitar a Akagi ni tampoco a Kogure que era su amigo.


Caminaba en dirección a su casa pensando en que ojala todo diera resultado, esperaba poder distraer a Yohei de sus lúgubres pensamientos de que él era el culpable de que Haruko terminara la relación.


 


˜*˜


 


—Hana… hip… michi —dijo Ryota.


Silencio en la casa del pelirrojo.


—¡Jajajajajajajajajaja!


Todos reían alegremente, estaban todos tomados, unos más borrachos que otros y a algunos apenas se les notaba, pero a todos los delataba su forma de hablar y sus encendidas mejillas.


—¡Ya! —dijo Ryota haciendo un berrinche—. No se burlen —decía mientras se le trababa la lengua.


—Ya, ya. No te… hip… molestes… enano —a Mitsui también se le hacía difícil hilar ideas coherentes y que además estas salieran por su boca, era un gran logro.


Así continuaba la noche en medio de conversaciones y burlas de nada. A pesar de que no todos ahí eran amigos entre si se formó un grupo agradable. Bastante tarde ya, en pequeños grupos, se fueron retirando hasta sus casas. El último en quedar con Hanamichi fue Yohei.


—Gracias… Hana —logró articular.


—No hay… no hay de que —respondió con igual dificultad.


—Te juro que yo… que yo no la engañé —se largó a llorar como condenado.


—Ya, ya. Tranqui… hip… lo —lo consoló.


—Por ultimo lo hubiese hecho… para que se… hip… molestara con razón.


—Hazlo entonces —dijo simple.


—¿Con quién?


—No lo sé… hip… búscate una buena chica.


—No podría… hip


—Vamos, Yohei… si no te creyó, tal vez… hip… no te merecía tanto como creí.


—Pero, Hana…


—Nada de Hana… hip… búscate a alguien y de ser posible ten sexo… hip… harto sexo… hip… y placentero sexo… hip… el sexo es lo mejor… hip… deberías intentarlo, Yohei.


—Tú eres virgen… no sabes nada de sexo… hip.


—Eso crees…


—¿Ya no lo eres?


—No.


—¿Cuándo?


—Hace mucho… hip… y con muchos.


—Deberías enseñarme… hip.


—Yohei, eres hetero… hip… no hables estupideces.


—Tal vez no lo soy… hip… vamos, Hana… enséñame.


—Estas borracho… hip.                                         


—Tú también, estamos en… hip… iguales condiciones. ¡Enséñame! —casi fue un berrinche.


«La vida es demasiado corta, no la pierda estando molesto por algo o con alguien. Goce el momento presente, actúe de acuerdo a lo que sienta, no se reprima de sus deseos y sufra del placer de estar vivo. La oportunidad perdida no vuelve, por eso no la pierda… hágalo todo y no se arrepentirá de nada.»


De dos zancadas llegó junto a Yohei y lo besó. El moreno pasó sus brazos por el cuello de su amigo y respondió al beso de forma ardiente y apasionada. Su única novia había sido Haruko y con ella se cuidaba, la trataba con delicadeza y respeto, por eso nunca la había besado de la forma en que lo estaban besando ni de la forma en que estaba correspondiendo.


Sin apuros, ambos fueron desplazándose hasta llegar al sillón. El pelirrojo se recostó lentamente, apoyando al chico encima de su pecho. Continuaban besándose y solo se detenían para tomar aire y seguir.


El beso se iba volviendo demasiado poco para ambos, sorprendentemente fue Yohei el que no resistió el fuego que corría por sus venas.


—Enséñame más, Hana —decía mientras iba besando su cuello.


El pelirrojo se dio cuenta de lo que hacía su amigo y de lo excitado que ambos estaban. Si el muchacho quería que le enseñara, pues lo haría. De un solo movimiento lo ubicó bajo su cuerpo.


Rápidamente lo despojó de su camisa y de sus pantalones, dejándolo solo en bóxer. Comenzó a besar su cuello, pecho, tetillas, vientre y ombligo. Hasta que llegó a su miembro, el cual se dedicó a estimular con suaves soplidos por sobre la tela a la vez que lo mordía suavemente. Veía y escuchaba como Yohei se retorcía del placer bajo él.


—Más… Hana… más… —pedía el moreno.


—Aún no. Tú querías aprender, así que te toca —dijo mientras lo sostenía de la cintura para colocarlo sobre él de nuevo.


Yohei así lo hizo. Repitió todos los movimientos de su mentor mientras se permitía innovar con otros que su perversa mente le proporcionaba. Al llegar al límite de la ropa interior del pelirrojo, no se detuvo y luego de estimularlo lo sacó de su prisión. De un movimiento se lo llevó a la boca jugando con él. No tenía idea de lo que hacía, así que simplemente siguió como hasta ahora: lamiendo, chupando, soplando, mordiendo. Y estaba dando resultado. Si bien el pelirrojo no gemía tan audiblemente como él, lo estaba haciendo, demostrando lo bien que hacía su tarea.


—¡Detente! Detente —pidió el pelirrojo, aún no quería terminar.


Yohei sorprendido dejó lo que estaba haciendo para mirarlo a la cara. Una mirada lujuriosa le respondió. No tuvo tiempo de reaccionar cuando nuevamente estaba de espaldas en el sillón. Hanamichi había levantado sus piernas, dejando su entrada a su entera disposición, pero antes de embestirlo como comúnmente lo haría se le pasó otra cosa por la cabeza.


—¡Ah! ¡Ah! ¡Ah! ¡Ah!... —repetía los gemidos el moreno.


Hanamichi se encontraba hurgando con su lengua el interior de su amigo. Le complacía escuchar como gemía y le pedía más. Cuando lo sintió lo suficientemente dilatado dejó eso para hacer algo más entretenido para él y su doloroso miembro. Comenzó a masturbarlo y de una embestida lo penetró. Ni siquiera le dio tiempo de acostumbrarse, continuó embistiendo desde que empezó. No lo escuchó quejarse, sonrió.


No tenía mucha noción del tiempo, por lo que no supo cuanto tardó desde que empezaran, pero acababa de terminar, un par de embestidas después que su amigo.  Estaba cansado… y borracho, así que ni siquiera se dio mucha cuenta de lo que acababa de hacer o lo que haría hora. Simplemente cerró los ojos y se durmió al igual que segundos antes lo hiciera Yohei.


 


˜*˜


 


El sonido del teléfono los despertó. Se miraron un segundo a los ojos para luego recorrer y sus cuerpos hasta que la comprensión los alcanzó.


—¡Maldición! —murmuró Hanamichi mientras se dirigía hacia el teléfono.


Yohei no pudo decir nada, simplemente se cubrió su rostro con las manos. No entendía cómo habían llegado a eso, no lo recordaba. Pero si algo tenía claro es que los dos lo habían querido. Eran demasiado buenos amigos como para que alguno se aprovechara del otro y lo forzara a hacer algo que no quería. Se levantó del sillón y comprendió que papel había jugado la noche anterior: pasivo. Le dolía horrores. Lentamente se agachó a recoger sus cosas para vestirse.


—Sube a bañarte, ya sabes donde están las cosas, puedes tomar algo de ropa si así lo deseas —Hana acababa de aparecer en la sala.


—Si —lentamente subió. El baño y la habitación del pelirrojo estaban ahí.


 


˜*˜


 


Ahora que ambos estaban bañados, limpios y tomados de desayuno, sentían que tenían que hablar.


—¿Qué pasó? —preguntó Yohei.


—No lo sé.


—¿No lo recuerdas?


—No.


—Yo tampoco… —un leve silencio—. Fui el… pasivo —dijo sonrojado.


—Si —contestó seguro, ni borracho se dejaría tomar.


—¿Lo habías hecho antes?


—Sí.


—¿Puedes contestarme con algo que no sean monosílabos? —dijo perdiendo la paciencia.


—Sí, sí puedo. Solo que no sé si te gustarán mis respuestas.


—¿Qué quieres decir?


—Entiendo que fue tu primera vez y estas confundido y todo eso porque eres hetero. Puedo entender incluso que estés molesto pensando que me aproveché de ti. Pero me gustaría que intentaras entender que yo no me arrepiento de nada, arrepentirse no va a cambiar lo que pasó. No recuerdo, pero aún así estoy seguro de que lo pasamos bien, te lo puedo asegurar.


—… —le sorprendía la seguridad de sus palabras.


—No se lo diré a Haruko ni a nadie. No tienen porque enterarse. Ni siquiera se repetirá, así que quédate tranquilo.


—Solo fue un… lapsus.


—Ya lo creo —dijo divertido por la expresión de su amigo.


—¿Nadie se enterará?


—Nadie, tranquilo.


—Bien. Quedamos tan amigos como antes ¿cierto?


—Por supuesto —dijo con una sonrisa.


No le comentó que de hecho Mitsui, Fujima y Koshino habían comenzado a ser sus amigos después de tener sexo con ellos. Tenía la idea de que lejos de lo que todos pensaban, que el sexo arruinaba y confundía a una amistad, podía incluso formarla o fortalecerla.


 


˜*˜


 


Su estadía en Kanagawa la continuó disfrutando junto a su Gundam, todo se realizó sin problemas, como si nada hubiese pasado. Tan amigos como antes, se decían. Sabían que así sería.


También salió a comer con su antiguo equipo de basquetbol, incluso Ayako y Haruko estaban ahí, aunque a esta última no le prestó demasiada atención. Tenía cosas más importantes en su cabeza, como si su amigo seguiría intentando recuperarla y si le diría lo que había pasado. A él bastante sin cuidado lo tenía, era decisión de Yohei, él lo apoyaría.


Tan ensimismado en sus pensamientos estaba que solo recordaba un comentario que hiciera Akagi.


—Vaya, ustedes cuatro —apuntó a Sakuragi, Rukawa, Mitsui y Miyagi— tienen una carita que parece que hubiesen ido de parranda anoche —dijo con tono divertido, demostrando la poca credibilidad que le daba a sus propias palabras.


Después de eso se dirigieron a casa del profesor Anzai para saludarlo a él y a su señora. Estuvieron unos momentos y luego se fueron dejando a los chicos del Internado solos con su ex-entrenador para que pudiesen ponerse al día con las noticias.


 


˜*˜


 


Hanamichi se encontraba junto a Rukawa de vuelta a Tokio. Pensaba en que las cosas no habían salido exactamente como él las quería, se supone que iba a relajarse para volver renovado a dar su último esfuerzo. En cambio se había encontrado con los problemas de su amigo y quizás le había dado otro, aún así, él se mantenía en que no se arrepentía. También estaba la resaca que se cargó durante todo el día y por tanto durante las visitas y salidas que hizo ese día.


Ahora volvía a Tokio más agotado que como había partido. Necesitaba un buen relajo y sabía cómo conseguirlo. Solo tenía que encontrar al adecuado para eso. Cerró los ojos y se durmió pensando en quien podría ser aquel muchacho.

Notas finales:

HANAMICHIIIII !!!! ¬¬


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