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Nuevo Colegio por AkikoYaoi

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Notas del capitulo:

¡Por fin pude actualizar este fic después de dos meses! Sigo sintiendo que perdí un poco el hilo de la historia y creo que no ha quedado tan bien como los otros, pero bueno…

19. Lo que siento


 


«Sinceramente, ¿qué sientes por Rukawa?»


Esas palabras se habían repetido en su mente durante todo el trayecto desde el lugar donde había conversado con Jin hasta sentarse en su asiento en el salón de clases. No fue muy consciente de cómo o cuándo llegó a su lugar. Solo que ahí estaba.


 «Sinceramente, ¿qué sientes por Rukawa?»


La condenada pregunta no dejaba de atormentarlo. El profesor había llegado y hacía su clase y Hanamichi ni siquiera se daba por enterado. Tenía cosas más importantes que hacer que atender a una clase de nada que ni siquiera se evaluaría porque el semestre estaba acabando.


«Sinceramente, ¿qué sientes por Rukawa?»


Estaba en medio de las clases y no podía dejar de escuchar esas palabras, era como si alguien estuviese susurrándoselas al oído. Así de cerca las escuchaba. No tenía muy claro el por qué la pregunta lo asediaba. Se suponía que Rukawa era su amigo, no debería de darle muchas vueltas al asunto ese de qué es lo que sentía por él.


«Sinceramente, ¿qué sientes por Rukawa?»


¡¿Por qué lo pensaba tanto?! No estaba muy seguro, pero empezaba a pensar que la definición de amigos no encajaba muy bien en la relación que mantenían. Empezando por el hecho de que últimamente el pelinegro había dejado de hablarle y terminando porque creía quererlo mucho más que eso.


Ahora, ¿qué tanto más? Eso tampoco lo sabía. Podía intentar hacer una comparación con Yohei, su mejor amigo y sabía que el Zorrito le ganaba y por mucho. Solía culpar a la convivencia diaria de ese hecho, pero por alguna razón no terminaba de convencerle su propia explicación.


—¿Qué es lo que…?


Silencio. Tan sumergido en sus pensamientos estaba que no se dio cuenta de que había hablado en voz alta en medio de la clase, cuando el profesor estaba frente al pizarrón explicando algo que él no tenía idea qué era.


—Señor Sakuragi, por favor retírese del salón —dijo calmo.


Hanamichi no rebatió ni nada. Con toda la calma que le fue posible salió de la sala. A fin de cuentas lo que él necesitaba era un poco de tiempo y tranquilidad para aclarar sus ideas. Una vez en el pasillo se detuvo un segundo a analizar sus posibilidades y decidió que a pesar de la llegada del mal tiempo, el claro era un buen lugar para pensar.


 


˜*˜


 


«Sinceramente, ¿qué sientes por Rukawa?»


Ahí estaba Hanamichi con la tranquilidad, el silencio, la soledad y el tiempo que necesitaba y las respuestas a sus preguntas no venían.


—¿Qué siento por él? —era la pregunta de base.


—Lo quiero —una respuesta simple, lo tenía claro.


—¿Cuánto? —tenía que valorar sus sentimientos.


—Mucho —eso también había sido simple, suspiró.


—¿Qué tanto? —necesitaba un punto de referencia.


—Más que a Yohei —la odiosa comparación.


—¿Cómo a un amigo? —se supone que eso era precisamente lo que lo consideraba.


—Más que eso —bufó.


—¿Cómo a un hermano? —eso era más que un amigo, ¿no?


—Más que eso —¿qué podía ser más querido que un hermano?


—¿Cómo hombre?


—… —nada.


Se repitió.


—¿Cómo hombre?


Sin duda el Zorrito era un hombre hermoso y sexy, definitivamente deseable, pero no podía intentar meterse en su cama, era su amigo. Pero acababa de decir que no era su amigo. Entonces, ¿por qué sentía que no podía?


—No sé… no sé… —murmuró.


Su cabeza era una maraña de ideas y su corazón un torbellino de emociones. Sentía que su corazón se agitaba y sus pulmones intentaban infructuosamente captar más de ese gas vital. Empezaba a sentirse realmente nervioso. Le pasaba cada vez que se quedaba sin respuestas.


Muchas veces no supo qué hacer, pero continuó. Se movía y como consecuencia las cosas seguían su rumbo. Hiciera lo que hiciera, un cambio lo ayudaba a continuar. Si no sabía, simplemente se lanzaba al precipicio, abajo siempre había algo.


Pero cuando se encontraba como ahora, era distinto. Era como estar en el vacío, en la nada. Aunque intentara avanzar no lo lograría hasta que saliera de este lugar a la realidad.


Determinó que lo intentaría de nuevo con otra ronda de preguntas. Decidió empezar dónde había quedado: el Zorro era un hombre deseable.


—¿Me gusta? —tragó saliva.


—Si —rotundo.


Se asustó de la facilidad con que había respondido a eso. Quizás debía de ser un poco más específico con sus respuestas.


—¿Me lo llevaría a la cama?


—Si —estaba seguro de eso.


Aunque si lo pensaba un poco no tenía mucho filtro con el tema, cualquiera que lo satisficiera, le servía.


—¿Tendría una relación con él?


—Ya la tenemos… —interrumpió sus pensamientos.


Creía haber encontrado la clave. Convivía con el Zorro en todo momento, era como vivir con su pareja. Pero ahora que no le hablaba era complicado. Sentía que a pesar de tener a sus compañeros y amigos no era suficiente. Seguía faltándole cada noche esa conversación antes de dormir, las miradas que intercambiaban de vez en cuando o lo que más le gustaba, su primer “buenos días” y su último “buenas noches”.


La razón por la que se mantenía tan tranquilo aún seguía siendo simple. A pesar de que Rukawa no le hablara seguía viéndolo todos los días y sabiendo que estaba a su lado era suficiente para continuar. Pero, ¿y ahora que venían las vacaciones? Tragó pesado.


Si en realidad las cosas estaban como creía que estaban le sería difícil estar tanto tiempo separado del Zorrito, con mayor razón sabiendo que estaba molesto con él y sin tener idea del por qué.


Decidió que hablaría con Rukawa, pero necesitaba un poco más de tiempo para acostumbrarse a la verdad. Su verdad. Se preguntó cómo había llegado hasta eso y sin darse cuenta.


—Simple… —dijo—. Soy un Torpe.


Nunca creyó que el apodo que le diera el Zorrito se le aplicara tan bien.


 


˜*˜


 


Era viernes. ¡Viernes! Y apenas sabía cómo es que había llegado hasta el último día del semestre sin haber hablado aún con Rukawa. Era su última oportunidad, era ahora o nunca.


Había descifrado sus sentimientos el martes y como necesitaba de algo de tiempo para asimilar la verdad se decidió a hablar con él el miércoles por la tarde o el jueves por la mañana. No lo vio en ninguna de las dos oportunidades.


El miércoles, Rukawa se había quedado a entrenar hasta el anochecer. Tan tarde volvió a la habitación que el pelirrojo se decidió a dejar la conversación para el día siguiente. Lamentablemente Rukawa parecía haber leído sus pensamientos, porque coincidentemente ese día se había despertado antes que él, resultando que para cuando Sakuragi se levantara, se diera cuenta de que estaba completamente solo en la habitación.


Por la tarde se repitió lo del día anterior. Rukawa volvió a la habitación tarde luego de terminado su entrenamiento. La diferencia es que esta vez el pelirrojo se había quedado dormido. Y tal como había ocurrido la mañana anterior, se despertó solo en el dormitorio. El Zorro había vuelto a madrugar, claramente lo estaba evitando.


Las clases del día, de la semana y por tanto del semestre, se habían acabado, pero no podrían salir del Internado hasta la tarde. Por ser ese el último día que se verían antes de salir de vacaciones de invierno, en lugar de almuerzo, tenían una especie de convivencia que se extendería por toda la tarde.


Hanamichi había corrido a la habitación para estar ahí cuando Rukawa fuese a cambiarse ropa. Si tenía que encerrarlo para hablar con él, pues lo haría. Estaba decidido.


Esperó pacientemente y un par de minutos después apareció el pelinegro por la puerta. Al parecer se sorprendió con la presencia del pelirrojo, pero como siempre, lo ignoró y se dirigió a su armario para buscar ropa y cambiarse.


Sakuragi se dirigió a la puerta y luego de cerrarla con llave se afirmó en ella. Para afianzar así la idea de que no pensaba dejarlo salir sin hacer lo que estaba esperando desde el martes.


—Si no hablamos no te dejaré salir de aquí.


—…


Nada, Rukawa no decía nada. Suspiró intentando controlar su nerviosismo y la rabia que sentía al verse ignorado.


—Sabes perfectamente que soy capaz de hacerlo —dijo tranquilo.


—…


—Zorrito… —suplicó— por favor.


Al parecer su ruego había hecho efecto, vio como Rukawa se giraba lentamente en su dirección para encararlo.


—…


—…


—¿Qué quieres? —dijo frío.


—Saber por qué no me hablas —fue preciso.


—No importa —intentó quitarle importancia al asunto.


—Claro que importa—le parecía obvio, hacia días que no le hablaba.


—Olvídalo, ya era —intentaba hacerlo desistir de esa conversación.


—Quiero saber que hice mal y arreglarlo —sabía lo que quería, no se rendiría tan fácilmente.


—No es algo que puedas arreglar, Torpe —masculló entre dientes.


—No quiero que estés molesto conmigo un solo segundo más. ¡No lo aguanto! —gritó perdiendo en parte el control.


—Déjalo ya —farfulló.


—Dime —dijo firme.


—No —contestó igual.


—Dímelo —eso fue una orden.


—No —estaba comenzando a molestarse.


—¡Dímelo de una maldita vez! —gritó descontrolado.


—¡Te acostaste con media escuela menos conmigo! —gritó de vuelta.


Se hizo el silencio en el cuarto. La discusión se había dado de una manera tan rápida que contestaban sin ser consientes de lo que decían. Como no pensaban solo hablaban con sinceridad. Y la verdad había salido a la luz.


Sakuragi miraba desde la puerta a su compañero. ¿Había dicho lo que creía que había dicho? Por la reacción de Rukawa era bastante probable. Estaba más blanco de lo normal, parecía que la sangre se le hubiese ido a los pies y estuviese a punto de desmayarse.


—¿Querías que… —el pelirrojo no sabía cómo decirlo— …tuviese sexo contigo?


—No, idiota —ya que se le había salido la verdad, no tenía mucho más que perder—. Quería que me hicieras el amor.


—¿Qué? —murmuró el pelirrojo sorprendido.


—Sé de tus aventuras, Torpe.


—Imposible, no puede saberlo.


—La primera vez te vi empujar a Sendoh al baño, por la forma en que actuaban pensé que iban a tener sexo, pero después me reprendí mentalmente y me dije que era solo un pensamiento de mi mente calenturienta.


—Cuando le conté de mi encuentro con el Puercoespín fue una confirmación a sus sospechas.


—Después vino el olor a sexo en mi cama después de un fin de semana. ¡En mi cama! Supe que te habías acostado con alguien, pero no sabía con quién, por el cambio en tu relación con él sospeché de Mitsui.


—¡Demonios! Y yo que creí que con ordenar no se enteraría.


—El día que me desmayé en el gimnasio, luego de que regresaras a la enfermería por mis bebidas isotónicas, volviste oliendo a sexo. Pensé que o te habías encontrado con alguien en el camino o te acostaste con la enfermera.


—Quizás debería decirle que ese día solo tuve sexo con Kyota, pero antes ya lo había hecho con Hazuki.


—El día que volviste al gimnasio a buscar una polera te tardaste demasiado, sospecho que fue el turno de Fukuda, porque al día siguiente no se asomó a las clases ni al entrenamiento y al día siguiente apreció con una marca.


—Solo fue una venganza. Y prácticamente abusé de él.


—El mismo día que te quedaste a entrenar con Koshino en el gimnasio, almorzaron juntos por primera vez y sorprendentemente se volvieron amigos de inmediato, creo que ese día tuviste sexo con él.


—¡Maldición…! ¿Se le habrá escapado alguno de mis amantes?


—El día que te quedaste a jugar un uno a uno con Sawakita perdí un poco el control, estaba celoso, creía y aún creo que ese día tuviste sexo con él, llegaste contento y además lo primero que hiciste fue meterte a la ducha.


—Necesitaba desestresarme. En el viaje a Kanawaga Yohei me había dejado más nervioso de lo que ya lo estaba.


—La última vez te vi subir al piso de los de tercero, te seguí, entraste a la habitación de Jin y Mitsui, solo que este último no estaba en el Internado, eso significa que tuviste sexo con Jin. Ese día se me acabó la paciencia y la resistencia, después de eso ya no podía soportar más.


—Por eso dejó de hablarme…


—Aún después de eso y de que dejara de hablarte, un día llegaste con olor a sexo y a otro hombre, me hablaste y yo no te contesté, solo entraste al baño.


—El día que seduje al profesor de Química para que cambiara sus notas y mantuviera la beca.


—…


—Siempre lo supiste… —murmuró sorprendido el pelirrojo.


—Sí y lo que me molestaba es que nunca lo hubieses intentado conmigo estando en la misma habitación. No te gusto y nunca te voy a gustar, nunca me vas a ver como algo más que un amigo —bajó la mirada—. Pero no puedo soportarlo más sabiendo que vas teniendo sexo con cualquiera que te lo proponga y yo sigo siendo solo tu amigo.


Al pelirrojo le quedó clara la declaración de Rukawa. Si bien no se lo había dicho textualmente si le había dejado bastante claro que lo quería, tanto como para entregarse a él. Encontraba adorable que se avergonzara luego de su confesión y estuviese notoriamente sonrojado.


«La vida es demasiado corta, no la pierda estando molesto por algo o con alguien. Goce el momento presente, actúe de acuerdo a lo que sienta, no se reprima de sus deseos y sufra del placer de estar vivo. La oportunidad perdida no vuelve, por eso no la pierda… hágalo todo y no se arrepentirá de nada.»


Se acercó a zancadas hasta donde estaba el pelinegro y sin darle demasiado tiempo a reaccionar lo aprisionó entre su cuerpo y la pared y lo besó.

Notas finales:

En serio que me gustaría leer sus comentarios. Son ellos los que me motivan a seguir escribiendo. Por favor háganlo y comenten qué les pareció. ¿Hanamichi querrá solo sexo o una reacción? ¿Estará preparado para algo serio? ¿Podría Kaede perdonar que haya tenido toda esa cantidad de amantes?


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