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Nuevo Colegio por AkikoYaoi

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4.- ¿Un error?


 


-¡Sakuragi! -escuchó como alguien lo llamaba, creyó saber quién era.


-Puercoespín -no se había equivocado-. ¿Qué te trae hasta aquí? -dijo curioso.


-¿Hasta aquí? -preguntó confuso-. Estudio aquí igual que tú, tarado -dijo algo molesto pensando que el pelirrojo ni se enteraba de su presencia en el Internado.


-¡Jajajajajaja! Eso ya lo sé Puercoespín -se burló-. Lo que yo quería decir es que qué te lleva a buscar a este Genio.


-No cambias.


-Ni pienso hacerlo -dijo seguro.


-Déjalo, me gustas así -dijo con su reluciente sonrisa.


-... -se sonrojó. Seguramente había entendido mal, él no quiso decir lo que dijo.


-Bueno, a lo que íbamos. Te buscaba para que conversemos un momento.


-Si ¿por qué no? Tengo un tiempo antes de la próxima clase.


-Vamos a sentarnos.


Se dirigieron en silencio hasta un rincón del patio donde podían hablar con tranquilidad. Luego de acomodarse en el césped, Sendoh continuó.


-Quería hablar contigo de algo en realidad muy simple.


-¿Y qué es? -no entendía porque se daba tantas vueltas para decirle lo que fuera que tuviera que decirle.


-Bueno, como capitán del equipo de basquetbol me gustaría saber por qué no estás jugando al cien por ciento en la duela.


-¿Qué quieres decir, Puercoespín? ¿Insinúas que este Genio está jugando mal? -preguntó molesto.


-Para nada, Sakuragi. Eres un gran jugador a pesar de no estar jugando de lo mejor. Pero tú puedes destacar mucho más de lo que ya lo haces y quisiera saber qué es lo que te distrae -dijo-. Y si puedo ayudarte en algo -agregó.


-No es nada, Puercoespín. Solo que en Shohoku no me iba bien y además Yohei, mi mejor amigo, me ayudaba. Este Internado es más exigente en todo sentido y estoy teniendo problemas, eso es todo.


-¿Y Rukawa no te ayuda? -preguntó confuso. A él le parecía que esos dos eran amigos... o algo más.


-No voy a molestarlo con mis problemas.


-Pues yo podría ayudarte si lo necesitas. Hice un par de ayudantías en Ryonan, supongo que no he perdido la capacidad de explicar bien y hacer las veces de profesor.


-Gracias, Puercoespín. Cuando este muy desesperado te pediré ayuda -se burló.


-¡Oye! Eso no es gracioso -lo reprendió.


-¿Y por qué no? -no entendió la molestia de Sendoh.


-¿Por qué puedes ser amigo de Rukawa y no mío? Pensé que si no nos llevábamos era porque éramos rivales en la duela. Ahora que eso no es así no veo porque no podemos llevarnos bien. Creo que al igual que Rukawa me merezco una segunda oportunidad.


El pelirrojo lo meditó unos segundos. Lo que decía Sendoh tenía cierta lógica. Se merecía una oportunidad, además era lo mínimo que él podría hacer si se estaba ofreciendo a ayudarle con los estudios.


-Tienes razón, Puercoespín. Podemos intentar llevarnos mejor -sonrió.


Se levantaron de su cómoda ubicación para entrar en la Preparatoria, las clases ya pronto comenzarían.


-¿Puedo darte un consejo?


-Claro, Puercoespín.


-Tienes que relajarte, desestresarte. Busca otras cosas aparte de los estudios y el basquetbol. Me he dado cuenta que ese es el problema de muchas personas aquí. Estando encerrados nuestras posibilidades de hacer otras cosas no son muchas.


-Puede que tengas razón.


-Por supuesto que la tengo -dijo simulándose ofendido-. Siempre la tengo.


-¡Jajajajaja! Claro, Puercoespín, lo que tú digas.


Se encontraban caminando por un pasillo vacío, cercano a las salas cuando Sakuragi decidió que por el momento tenía solo una pregunta más para Sendoh.


-Puercoespín, dime la verdad ¿por qué me estas ayudando?


-Porque me gustas -dijo empujándolo hasta la pared para colocarle un brazo a cada lado de la cabeza y acercarse peligrosamente a él. Esperaba su reacción.


Recordó lo que le había dicho Rukawa sobre que ya llegaría su momento y lo que le acababa de decir Sendoh sobre relajarse, desestresarse y encontrar otras actividades. Pero hubo una frase que retumbó en su cabeza.


«La vida es demasiado corta, no la pierda estando molesto por algo o con alguien. Goce el momento presente, actúe de acuerdo a lo que sienta, no se reprima de sus deseos y sufra del placer de estar vivo. La oportunidad perdida no vuelve, por eso no la pierda... hágalo todo y no se arrepentirá de nada.»


La frase de Hiroto se repitió lo suficientemente rápido y las suficientes veces como para ayudarlo a tomar una decisión en el momento.


Empujo a Sendoh con fuerza desde el pecho. Su espalda dio contra una puerta que se abrió en el acto, era un baño. En cuanto la puerta volvió a cerrarse, Hanamichi le echó pestillo.


Al darse vuelta, Sendoh ya estaba tras él esperándolo. Lo besó con fuerza, con pasión y Sakuragi no dudó en responderle de igual forma. Nunca había dado un beso, pero ahora que lo hacía le parecía que era prácticamente instinto. Podía hacerlo perfectamente.


El pelirrojo comenzó a llevar el ritmo del beso e inconscientemente arrastró al muchacho hasta la pared. Una vez arrinconado dejó su boca para bajar por su cuello. Sus manos traviesas habían comenzado a acariciar por debajo de la camisa su abdomen y se dirigían hasta sus tetillas que pellizcó hasta que la cara de Sendoh se transformó en una de total gozo.


El pelopincho comenzó a acariciar su espalda y sus nalgas, empujándolas hacia sí, haciendo que sus abultados pantalones se encontraran. Ambos aún sabían donde se encontraban, por eso a pesar de abrir sus bocas para gemir, sonidos casi inaudibles salían de sus bocas.


El pelirrojo acababa de descubrir que él era yesca seca y Sendoh acababa de lanzarle una chispa que ahora lo tenía enardecido por la calentura. No sabía si es que podría aguantar mucho más y en todo caso no estaba dispuesto a averiguarlo.


De un movimiento lo giró, ubicándolo de espaldas a él. Le bajó rápidamente los pantalones e hizo lo mismo con los suyos. Separó sus nalgas y lo penetró de una embestida. Escuchó a su compañero maldecir y lo vio crispar el rostro en una mueca de dolor, sus ojos dejaron escapar una rebelde lágrima.


Sin llegar a moverse, colocó una de sus manos sobre su sexo para masturbarlo y que así olvidara el dolor. Cuando su miembro comenzó a erguirse orgulloso, comenzó a embestirlo. Salía de él casi en su totalidad y volvía a entrar hasta el fondo. Los gemidos habían comenzado a hacerse más audibles, pero ellos no lo notaban.


-Ah... ah... sigue... ah... por favor... ah... más... ah... -pedía Sendoh.


-¿Más? ¿Así? Ah... ah...


El pelirrojo acababa de tomarlo de la cintura para ubicar su cuerpo a cierta distancia de la pared, pero manteniendo sus manos en la misma. Producto del movimiento, Sendoh había quedado inclinado y en una posición que permitía una penetración más profunda.


-Ah... ah... de nuevo... ah... hazlo ahí... ah... -volvió a pedir.


Sakuragi se dio cuenta que había tocado su próstata y decidió complacerlo. Un par de embestidas después, Sendoh había terminado en la mano del pelirrojo y este embestía con más fuerza y profundidad para terminar unos segundos más tarde.


Aún no se separaban cuando escucharon el sonido del timbre.


-Maldición, había olvidado donde estábamos -dijo el pelirrojo.


Salió sin ningún cuidado del interior de su compañero y se limpió con un poco de papel higiénico para luego acomodarse las ropas.


-Nos vemos, Puercoespín -dijo con la mano en alto mientras salía del baño como si nada.


Sendoh se había quedado mudo. Para el pelirrojo solo había sido sexo casual. Y él, estúpidamente, se había dejado tomar con esa brutalidad. Aunque no negaba que sin considerar ese hecho, había sido genial.


Al igual que Sakuragi, tomó un poco de papel higiénico y se limpió. Luego de arreglarse las ropas salió como si nada, siguiendo el ejemplo de su predecesor.


 


˜*˜


 


Llegó a la sala al tiempo que su profesor. Rápidamente se dirigió al final del salón para ubicarse en su puesto, el último asiento en la fila de la ventana. A su derecha Rukawa y al frente Kyota.


-¿Qué te pasó, Mono Pelirrojo? ¿Te perdiste? -preguntó Kyota, burlón.


-Cállate. Si supieras que estaba haciendo sentirías envidia -se vanaglorió.


-¿A sí? ¿Y qué hacías?


-Eso es algo que no te importa.


El profesor llamó al orden y Kyota debió volverse hacia el frente. El pelirrojo suspiró. Sintió algo que le quemaba giró su cabeza a su derecha, Rukawa lo miraba. Y aunque para cualquiera esa mirada no diría nada, él veía en ella sorpresa, angustia... ¿molestia? ¿Alguna vez había visto tantas emociones en el Zorro? Lo dudaba.


La fuerza de la penetrante mirada de su compañero lo obligó a mirar su cuaderno con el único fin de ignorarlo. También tenía por delante la difícil tarea de buscar una solución al gran error que acababa de cometer.


Lo había disfrutado, eso no lo negaba. Estuvo buenísimo. El punto es que no debió de hacerlo, para él solo fue sexo. Una forma de liberarse de tanta presión, como el mismo Sendoh le dijera. Pero él también le había dicho que le gustaba.


Esperaba que el muchacho no se molestara con él y entendiera que es lo que había pasado. También esperaba que la oferta de ayudarlo siguiera en pie, si seguía pensando en clases en lugar de poner atención no avanzaría mucho. Pero ahora era algo que no podía evitar.


¿Y si le ofrecía a Sendoh pagarle con sexo? Era una idea descabellada. Demasiado. Pero había sido interesante, entretenido y exquisito. Dudaba que pudiera conseguir de otro lo que había conseguido de él y entonces ya no tendría esa actividad para liberar tensiones.


¿Pensaría Sendoh que era un descarado? Seguramente. Pero ¿qué más le daba lo que pensara si aceptaba su propuesta? No, no podía hacerlo. Aunque si se volviera a dar la oportunidad, quizás la volvería a aprovechar. No, tenía que mantener la cabeza fría y no aprovecharse de Sendoh. Lo que acababa de pasar había sido un error. Una debilidad. Algo que no volvería pasar. Ni con Sendoh ni con nadie.


«La vida es demasiado corta, no la pierda estando molesto por algo o con alguien. Goce el momento presente, actúe de acuerdo a lo que sienta, no se reprima de sus deseos y sufra del placer de estar vivo. La oportunidad perdida no vuelve, por eso no la pierda... hágalo todo y no se arrepentirá de nada.»


Volvió a recordar las palabras de Hiroto. El tipo tenía razón. No había sido un error. Simplemente había hecho lo que le dictó su cuerpo y su instinto en el momento, lo aprovechó, lo disfrutó y lo gozó. No se contuvo y había alcanzado el mejor instante de placer de su vida: el orgasmo.


Estaba todo dicho. Si la oportunidad se volvía a presentar, la volvía a tomar. No tenía nada de qué arrepentirse.


 


˜*˜


 


Se encontraba almorzando con Rukawa cuando escuchó la voz de su primer amante.


-Sakuragi, podemos hablar un momento.


-Por supuesto, Puercoespín. Te alcanzo en el jardín cuando termine de almorzar -dijo como si nada hubiese cambiado entre ellos.


Le dio a entender que no correría a su encuentro luego de lo sucedido dejando su almuerzo a medio comer y a su compañero de habitación solo, simplemente porque él se lo pidiera.


Terminó su almuerzo, pero decidió acompañar al Zorro hasta que este terminara de comer. Salieron juntos del comedor y mientras él iba en dirección a Sendoh, su compañero se dirigía al gimnasio.


-¿Qué ocurre, Puercoespín?


-En realidad, nada. Solo quería hablar contigo sobre lo que pasó en la mañana.


-Ah, era eso -dijo como si se tratase de nada.


-Sí, eso -estaba algo confundido. ¿Qué acaso no habían tenido sexo en el baño hace un par de horas atrás?


-Y más específicamente ¿de qué es lo que quieres hablar?-siguió hablando como si no entendiera la confusión de su compañero.


-¿Qué paso?


-Es simple, Puercoespín. Pasó lo que pasó. No hay más. Si tú ves la situación desde fuera ¿Qué dirías que ocurrió?


-Sexo en el baño.


-Exacto.


-¿Eso es todo? -dijo algo decepcionado.


-No entiendo qué más quieres -comentó inocente.


-Nada. Solo pensé que podía haber algo más -comentó con simpleza.


-¿Cómo una relación? -casi lo gritó.


-... -levantó los hombros como diciendo "no sé".


-Puercoespín, solo fue eso. Tú mismo me dijiste que necesitaba relajarme, desestresarme y buscar otras actividades. Pues te hice caso. Así que no me vengas ahora con que quieres algo serio -intentó ser directo.


-No, no quiero nada. Solo necesitaba entender que había pasado, porque nunca imaginé que algo así pudiese suceder. Eso es todo -intentó quitarle importancia al asunto que lo había llevado a buscarlo para conversar.


-¿Entones está todo bien? -preguntó inocentemente para ver si había dejado las cosas claras.


-Sí, sí, todo está bien, Sakuragi.


-Que bueno -sonrió-. Deberíamos ir a las prácticas. No quiero llegar tarde.


 


˜*˜


 


Esa noche estaba agotado. El entrenamiento había sido extenuante. Además cargaba con su actividad matutina en el baño que no solo lo cansó físicamente, sino también emocional y mentalmente.


Luego de cenar se bañó y acostó. Para cuando el Zorrito salía del baño, él ya estaba durmiendo.


 


˜*˜


 


Cuando Rukawa lo vio bufó molesto. Muy molesto.


¿Qué demonios había sido todo este día? Primero lo de la mañana, luego lo del almuerzo y ahora esto. Como si su día no hubiese sido lo suficientemente horrible, ahora el pelirrojo se dormía antes de su ya acostumbrada conversación nocturna.


Quería decirle que no tenía derecho a dormirse antes de que pudiesen conversar. Que después de todo lo que había tenido que soportar por él, lo mínimo que podía hacer era despertarse y darle esa bendita conversación que era lo único que lo sacaba de su letargo.


Ya había olvidado cómo funcionaba esto de la amistad, pero estaba seguro que no tenía derecho a exigirle nada. No eran pareja, solo eran amigos. Bufó. Tal vez debería intentar tenerlo como novio, por lo menos así podría pedirle que no tuviera más amigos que él ni que hiciera nada donde él no estuviera. Mentalmente se sonrió ante su broma. Si no podía conversar con el Torpe, debería hablar con él mismo.


Pero no. No estaba de ánimos


-Hoy no -dijo al momento que se acostaba en su cama y se dormía.

Notas finales:

Hana! Qué has hecho? u.u Querida Puppy, lo siento. Espero que no me quieran matar xD


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