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El Rey de Egipto por Cucuxumusu

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Notas del capitulo:

Hay mis amores, me he empoyado un libro entero que tengo sobre Egipto y su mitologuia asique ya me lo estais agradeciendo wachupinos que lo suyo me ha costao T.T

Weno espero que os guste.

 

 

Ichigo había acabado todo su maldito itinerario y se dirigía hacia sus habitaciones  a dormir. Había recibido los emisarios de los países colindantes ya que ahora que su padre había muerto había que renovar todas las alianzas. Era muy tarde.

Entro en su pequeña habitación, aunque ricamente decorada con motivos dorados y rojos, exóticas plantas,  lujosas alfombras y sedas de todos los colores. Siguiendo la rutina de siempre al desvestirse, se deshizo de los pesados collares en su cuello y de las tobilleras luego comenzó  a desatarse lo último que le quedaba: la complicada falda con cuentas de colores.

-Buenos días mi rey- murmuro una hipnótica voz detrás suyo. Ichigo pego un salto del susto y se giro alarmado, pensaba que estaba solo. El gran tigre detrás suyo en el suelo le miraba divertido viendo haber que hacía. ¿Quién había hablado?

Paseo su vista por la habitación hasta toparse con el causante. Ogichi se encontraba sentando en el borde de la ventana con una pierna sobre el poyete y  la gran luna llena detrás suyo dándole un aire fantasmal y mágico. Las velas iluminaban su cuerpo dándole un tono dorado a sus grandes y tensos músculos.

 Se había cambiado de ropa y ahora llevaba un pantalón ancho y atado en los tobillos, su pecho estaba descubierto y un turbante mal hecho sobre su cabeza dejaba escapar algunos mechones blancos que caían sobre sus hombros dándole un aspecto rebelde. Tenía los brazos cruzados sobre el pecho y le miraba con la cabeza ladeada y una sonrisa en sus labios.

-Ah eres tú, me había olvidado de ti- dijo Ichigo mientras volvía a atarse la complicada falda que había estado a punto de quitarse, sin embargo, sus manos temblaban incontrolablemente y tardo más de lo que debía. Por su parte Ogichi frunció el ceño imperceptiblemente.

Ichigo se acerco al hombre y se sentó a la gran cama, lo más lejos posible del ventanal mientras el felino se acercaba a él a pedirle mimos. Ogichi se había vuelto a mirar por la ventana  la ciudad a la luz de la noche.

-Tenemos que hablar- murmuro por lo bajo Ichigo.

-Usted dirá mi rey- respondió sin volverse.

-¿De dónde eres?-

-De un lugar muy lejano- respondió de nuevo.

-…ya…-Ichigo dejo de acariciar al felino- ¿Cómo has hacho lo de antes?- pregunto serio.

-¿Ha que se refiere majestad?- dijo volviendo la cabeza y mirándole con una cara burlona.

-A lo de antes, en la sala del trono…el terremoto y todo eso- dijo volviendo a fijar la vista en el felino y para distraerse de la mirada dorada que le observaba curioso.

-Yo no hice nada…mi rey-  y aquella sonrisa arrogante volvió a aparecer en su rostro.

Ichigo empezaba a enfadarse, parecía que no le iba a sacar nada de información. Se recostó en la cama apoyado en sus manos y miro al extraño copiando limpiamente su inclinación de cabeza y su sonrisa arrogante.

-Bueno¿ y qué haces aquí?-

El extraño volvió el cuerpo hacia él encarándole de frente. Su mirada era repentinamente seria. A Ichigo le recorrió un escalofrió y el tigre empezó a revolverse asustado.

Sus ojos se fijaron en los de él y después de eso no pudieron separarse, la sala y el mundo entero pareció desaparecer. Solo estaban él y aquel hombre, blanco y puro con los inquietantes ojos dorados.

Ogichi se levanto lentamente y se fue acercando a él listo para devorar a su nueva presa. Ichigo no se movió, estaba hipnotizado con aquellos ojos y el blanco puro de su cuerpo que se acrecentaba con la luz de la luna. Según se iba acercando el viento empezó a soplar de nuevo como si un huracán se hubiese desatado en la habitación. Las luces se apagaron.

Ogichi llego hasta el final de la gran cama donde Ichigo aun estaba sentado y alzo una rodilla detrás de la otra, quedando arrodillado sobre las piernas de Ichigo mirándole desde arriba. Ichigo empezaba a respirar con dificultad. No podía separar sus ojos de los suyos, solo existía aquel hombre encima suyo mirándole con aquella fuerte intensidad.

Ogichi alzo una mano cogiéndole del mentón mientras le alzaba aun más la cabeza, fue un simple roce, una simple y exquisita caricia pero Ichigo sintió una corriente eléctrica recorrer todo su cuerpo, la carne se le puso de gallina y se quedo sin respiración.  

Ogichi empezó a bajar acercándose a su cara lentamente sin romper el contacto visual, cada vez más cerca, mientras que Ichigo fue cerrando los ojos por inercia y se dejo llevar. Aunque ya no veía su cara seguía sintiendo su mirada penetrante sobre él, como si tuviese los ojos abiertos.

Sintió un suave cosquilleo en la oreja mientras los labios del albino le acariciaban delicadamente el lóbulo, sin prisas, su corazón comenzó a bombear con demasiada fuerza.

-Yo…- empezó con voz grave y sensual mientras había presión sobre su agarre en la barbilla haciéndole inclinar la cabeza, hacia un lado. Sus labios bajaron por la línea de la mandíbula delineándola suavemente mientras cada vez se acercaba mas a sus labios-…he venido aquí…- cada vez estaba más cerca, podía sentir su  nariz contra su mejilla y su cálido aliento contra su boca, listo para comerle, Ichigo entreabrió la boca listo para recibirle-…a servirte.- Concluyo mientras Ichigo notaba el primer roce sobre su boca.

El gran tigre al lado de la cama rugió repentinamente y Ichigo abrió los ojos alarmado. La habitación era un caos de viento y ruido. De un fuerte empujón se quito a Ogichi de encima y se puso de pie alarmado. Gracias a dios  el rugido le había sacado del trance en que se encontraba, sino, dios sabe lo que hubiese podido pasar.

-Fuera- ordeno con una mirada de odio profundo y confusión.

Ogichi por su parte en el suelo le miraba enfadado. El viento había parado y la habitación daba pena. Entonces  lentamente se levanto de su posición en el suelo con toda la elegancia y lentitud posible y le miro arrogante ya de pie sin deje de culpa. Mientras la hipnosis volvía a comenzar.

-Fuera- volvió a exigir Ichigo impasible.

-Tsk- murmuro decepcionado pero finalmente le hizo caso y salió a grandes pasos de la habitación. – Buenas noches mi rey- su tono era serio pero su cara de burla- que durmáis bien- y cerró la puerta a sus espaldas.

Ichigo solo en la habitación no pudo más y cayó de rodillas al suelo, se encontraba cansado, como si hubiese hecho un gran esfuerzo y su cuerpo ya no pudiese mas. El tigre se acerco a su amo para consolarle y Ichigo desesperado por agarrarse a algo que  conociese y que fuera normal le abrazo fuertemente. El tigre le empezó a lamer la cara en un intento de calmarle.

Tras un rato en esa posición, se levanto e intento acostarse, el gran tigre no se separo de él en ningún momento pero aun así aquella noche tuvo pesadillas, soñó con un pájaro negro sobrevolando elegantemente su reino destruido.

 

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Ichigo se revolvió en la cama incomodo por los molestos golpes en la puerta. “Majestad, majestad” gritaba una voz incansable. Finalmente ya hasta las narices decidió levantarse de la cama. La habitación seguía patas arriba y ni se había acordado de quitarse la ropa del día anterior y había dormido con ella.

Abrió la puerta con cara de muerto viviente encontrándose con el pequeño de Hitsugaya que nada más verle a él y a la habitación se quedo horrorizado.

-Disculpe¿ majestad ha pasado..?-

-No- su voz sonó ronca y grave.

-Ya…bueno, majestad requerimos de su presencia de inmediato ha pasado algo urgente que necesita su atención  asique por favor  sígame- dijo dándose la vuelta y comenzando a andar rápidamente.

Ichigo le siguió sin discutir, nunca había a Toshiro tan ansioso. Sintió que alguien le seguía  por detrás y al darse la vuelta descubrió a Ogichi pisándole los talones.

Rápidamente su corazón volvió a palpitar sonoramente del susto, y al recordar lo de la noche anterior, aunque rápidamente le ignoro olímpicamente y continuo su recorrido. Llegaron a los baños y tras entrar los sirvientes se ocuparon del resto. Le bañaron y le arreglaron intentando ocultar las grandes ojeras que surcaban sus ojos. Gracias a dios Ogichi se había quedado fuera  o no sabía que habría podido hacer con la intensa mirada dorada del otro sobre su cuerpo, mientras se bañaba.

Finalmente acabado ya de hacer todo lo que tenia que hacer se dirigió hacia la sala del trono donde le esperaban sus consejeros todos reunidos. Aquello preocupo a Ichigo, normalmente no se reunían absolutamente todos.

Se acerco a ellos y se sentó en el trono imponente, los consejeros hicieron una profunda reverencia, mientras su sombra albina se apoyaba detrás suyo en la pared con los brazos cruzados y cara de aburrimiento.

-Bueno ¿Qué ocurre?-

Inmediatamente todos los viejos señores comenzaron a hablar a la vez exaltados sin que pudiese entender nada. A Ichigo le apareció un leve tic nervioso en el ojo ¿Qué demonios pasaba?. Levanto una mano firmemente y todos se callaron de golpe.

-Yamamoto ¿Qué ocurre?- dijo dirigiéndose a un hombre especifico de larga barba.

-Señor, hemos recibido informes de que ha habido una sublevación al este de la ciudad al mando de un tal Ulquiora y que han destruido el templo sagrado de Amón-

Ichigo se froto las sienes intentando concentrarse, el problema era grave, Amón era el dios más importante del país y que destruyesen su templo solo podía significar problemas ya que la gente normalmente le adoraba y temía.

-Bueno manden al ejército para que pare a los revolucionarios y manden también a un arquitecto para que valorice los daños y los solucione, ¿Por cierto que pedían los rebeldes?¿Por que empezó la revuelta?- dijo hablando en pasado como si ya hubiese acabado con ellos.

Los murmullos volvieron a estallar mientras Yamamoto volvía a tomar la palabra.

-Mi señor, quieren que les des la corona del reino y te rindas- hablaba rápidamente, exaltado- pero ese no es el problema majestad, el problema es uno de los hombres sublevado.-

-¿Qué ocurre con él?-

-Em.. dice ser la reencarnación del dios Set- dijo con tono grave.

- ¿y qué más da?¿ otro loco cualquiera? ¿Qué va a poder hacer?- respondió aburrido.

-Mi señor, hay informes y testigos que afirman que tiene… Em.…poderes-

-¿Perdón?-pregunto incrédulo Ichigo. Ya había tenido magia suficiente para el resto de su vida como para que le saliesen ahora con aquello.

-Em...dicen que acabo el solo con una legión de soldados diciendo simplemente que se ahorcaran tras lo cual ellos obedecieron, y que con un simple manotazo destruyo el templo como si fuese una mosca y que…-

-Basta- Ordeno cansado, necesitaba dormir. Ahora tenía que hacer frente a un dios reencarnado que quería su tono y a otro psicópata que quería ser su guardaespaldas la cosa no podía ir a mejor. – Traer al tal Ulquiora y a…Em..¿Cómo se llamaba el loco?-

-Se llama Grimmjow señor-  Ogichi tras el trono entorno los ojos al oír ese nombre.

-Bien pues traer al tal Ulquiora y a Grimmjow al palacio, quiero verles esta tarde, a lo mejor podemos llegar a un acuerdo sin la necesidad de destruir mas templos ni vidas y así aclararemos lo de los poderes- ordeno mirando de reojo a Ogichi.

-Como ordenéis señor- y todos los consejeros abandonaron ordenadamente la sala como si aquello ya estuviese resuelto dejando solos al rey y su guardaespaldas.

 

 

Notas finales:

Hay hijos mios pensabais que os iba a pner lemon XD

pos no, os jodeis hasta que me de la gana hacerlo ¬¬ 

Wano algunal aclaraciones: pa quien no lo sepa Set es el dios de la destruccion y el caos y le quedaba perfecto a Grim XD lo siento

Por lo demas si me dejais algun review puede que me anime a poner antes el lemon ( o puede que no >: 3 todo depende de la cantidad ). 

Un beso n.n


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