- ¿Desea algo más? – Preguntó Tezuka mientras se acercaba a la ventana.
- Nop – Sonrió - ¿Tú quieres algo?
- Sabe que no, Fu…
- ¿Qué te dije? – Le preguntó con un tono infantil. Tezuka sonrió
- Syusuke-sama.
- Está bien – Sonrió y se levantó del sillón, para acercarse al otro – Pero ahora debe ser Fuji-san.
- No cambias nunca ¿Eh?
Ambos esbozaron una sonrisa. En el otro lado de la habitación, el fuego chisporroteó levemente. Fuji levantó su mano hasta tocar con suavidad el vidrio de la ventana.
- Me gusta la nieve – Tezuka lo miró de reojo y no dijo nada - ¿Quieres salir conmigo a verla?
- Ya son casi las seis, tienes clases de piano – Fuji tomó la mano de Kunimitsu y sonrió.
- Solo cinco minutos ¿si?
- Está bien – Suspiró – Solo cinco minutos.
- ¡Prometido! Iré a buscar mi abrigo a la otra habitación, tú también hazlo Tezuka.
Dicho esto salió sonriendo de la habitación.
Y entonces ahí, Tezuka se permitió sonrojarse levemente, respirando agitado y tratando de controlar sus pulsaciones. Incluso las pequeñas cosas que decía o hacía Fuji, lo ponían de ésa manera. Y eso no sucedía hasta hace unos meses.
Pero sabía que el castaño lo hacía porque lo consideraba a él como su amigo y nada más que eso. Pero Tezuka, el sí quería algo más.
Miró una vez más a través de la ventana, ahora nevaba ligeramente más fuerte.
- Será un frío invierno – Susurró para luego salir de la habitación a buscar un abrigo al igual que Fuji.
- ¿Estás listo? – preguntó Fuji, mientras Tezuka se acercaba a él.
- Fu… Syusuke-sama, ¿dónde está su paraguas?
- Creo que… se rompió – Dijo con un tono infantil.
- ¿Ah? ¿Cuándo? – Fuji tomó el brazo de Tezuka, sorprendiéndolo.
- Cuando fui a la casa de Atobe y salí mientras comenzaba una tormenta.
- Eso pasa cuando no esperas el auto que te iba a ir a recoger – el otro sonrió, le divertía la manera en que Tezuka a veces lo trataba como alguien superior y otras como su simple amigo.
- Suficiente charla, vamos a ver la nieve – le dijo sin soltar su brazo.
- Como ord…
- Ah, acerca de eso – Frunció el ceño – Nada de “como ordene bla, bla, bla”
- Oh…
- Somos amigos ¿no es así? Por lo mismo, no digas eso – Le sonrió tiernamente. El corazón de Tezuka se encogió.
- E-está bien…
La palabra “amigos” le dolió más que lo usual… ¿Por qué estaba comenzando a sentirse de esa manera? Llevaba dos años guardando ese sentimiento en su pecho, ¿Por qué ahora era todo tan diferente?
Syusuke, abrió la puerta y sus ojos vieron en todo su esplendor, una fina capa de nieve cubría el suelo mientras que otros blanquecinos copos seguían cayendo del cielo.
- Tus lentes se están empañando – Dijo Fuji a medida que avanzaban.
- Es solo un poco – Sonrió Tezuka – Sigamos avanzando, dijiste solo cinco minutos ¿recuerdas?
- Si, si – Sonrió. Tezuka acomodó el paraguas para que pudiese cubrir a los dos, ya que el otro aún no soltaba su brazo. Aunque tampoco es que le molestase, en absoluto.
Sin imaginárselo, de un movimiento rápido, Fuji le soltó y salió corriendo para quedar unos metros frente a él.
- ¡No iré a clases de piano! – Gritó como un niño pequeño.
- Y yo no iré a buscarte
Fuji sonrió mientras recogía un poco de nieve y se la lanzaba a Tezuka, quien afortunadamente, puso el paraguas de frente antes de que le llegara.
- No es hora de jugar Syusuke, mi abuelo se enojará si no llegas a tiempo a tu clase.
- ¡Lo dijiste! – Gritó para correr a abrazar al de anteojos – ¡Dijiste Syusuke!
- Ah… - Se sonrojó ligeramente, pero gracias al frío no se le notó en absoluto – Bueno, mejor vayámonos.
- Por supuesto Tezuka-sama fufu – Sonrió mientras le volvía a tomar el brazo.
Lo quería mucho, definitivamente, le gustaba todo de Fuji, su sonrisa, sus ojos, y quería todo de él. Ciertamente estaba enamorado, aunque lo ignorase.
Miró sobre su hombro, para ver las huellas que habían dejado él y Fuji. Se volvió y miró de reojo al menor y sonrió en sus adentros, su nariz estaba ligeramente rosada, al igual que sus mejillas; y sus labios se curvaban en una hermosa sonrisa a los ojos de el.
Aquellos labios… que él deseaba hace más de dos años.