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To my lovely Naruto por davinci4everandever

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Notas del capitulo:

Holo~ ¿cómo están?

Disculpen la tardanza, se supone que lo iba a subir a las dos pero me quedé dormida n.nU 

Muchísimas gracias a Lunnat-chan, AMATERATSU-chan, pato-chan, nessichan, Sasukita-chan, aoi ito-chan, Alba-chan y Bubu-chan por sus comentarios ♥ 

No se enojen si les digo -chan, es la costumbre y lo digo de cariño :) 

¡Ahora sí, a leer! :3

Verano

Las voces de mi pasado me atormentan cuando escucho que alguien interpreta a Vivaldi con sus cuatro estaciones ya que me recuerdan de sobremanera a mi Naruto y como solía tocar esas obras cada vez que podía con el hermoso violín que le regaló su padre. Fue en un verano un poco más cálido que este.  Recuerdo perfectamente que en ese verano, solíamos corretearnos por todo el pueblo como cuando éramos más pequeños sólo que en esa estación, él tenía dieciséis y yo dieciocho.

—¡Vamos Sasuke, han pasado seis años y todavía no puedes atraparme’tebayo!

—¡Ya verás, dobe!

Lo perseguía tratando de atraparlo por todo el pueblo. Naruto seguía siendo increíblemente veloz y bastante ágil para evitar chocar con la gente pero yo seguía usando el viejo truco tan sucio pero tan eficaz sólo que con algunas variaciones.

—¡Mira, dobe! ¡El conejo blanco!

—¿Dónde?

Y como el primer día en que nos conocimos, lo volví a abrazar por la cintura dando por terminado nuestro infantil juego sintiendo su aroma dulzón y estrechándolo fuerte para evitar que se escapara.

—¡Sigues siendo un tramposo’tebayo!

—Y tú sigues siendo inocente — él negó.

—Recuerda que cara de inocencia no significa falta de experiencia. Yo quería que me abrazaras por eso me he dejado atrapar. —sonrió y se dio la vuelta para corresponderme enredando sus brazos en mi cuello.

—Entonces el tramposo es otro.

—En ese caso, también el inocente.

—Puede que sea cierto, por ahora volvamos a casa porque tienes clase de música.

Naruto asintió feliz. Nos separamos y corrimos a la mansión de madera en una carrera para ver quién llegaba primero. Llegamos al mismo tiempo. Entramos y Kakashi, el maestro de música de Naruto, estaba conversando amenamente en la cocina con Iruka. Se percataron de nuestra presencia y dieron por terminado su coloquio.

Hatake Kakashi era un personaje bastante extraño. Tenía el pelo blanco y siempre llevaba una máscara que cubría su boca y su ojo izquierdo. Era bastante despreocupado pero era un excelente maestro de música y además era un pervertido ya que siempre estaba leyendo una popular novela erótica de un escritor famoso pero aún así, era una buena persona.

—Naruto, has llegado tarde.

—Lo siento, no volverá a pasar.

—Está bien. Vayamos a la sala a practicar a Vivaldi.

—¡Sí! ¡Nos vemos después, Sasuke!

Se despidió de mí con una sonrisa e hizo un ademán con su mano. Yo me quedé en la cocina para ayudar a Iruka en lo que pudiera ya que de esa manera yo trabajaba. Cuando Minato me llevó a su hogar, Kushina insistió en que yo también tomara clases como Naruto pero yo me rehusé y en agradecimiento por su hospitalidad, les ofrecí mis servicios para trabajar en la mansión como ayudante de Iruka o en lo que hiciera falta. Kushina lo pensó un rato y siguió insistiendo en que me educaría con mucho gusto, pero aceptó  mi ofrecimiento al ver que yo no cedía.

Así que mientras Naruto se educaba, yo trabajaba: trabajaba en la granja cuidando a los animales, trabajaba cortando leña para la chimenea, trabajaba haciendo mandados para Iruka y haciendo más cosas. Kushina y Minato jamás me habían faltado al respeto, jamás me habían faltado al respeto a sus trabajadores, nos trataban como familia y no como servidumbre.

Ayudé a Iruka a cortar algunos vegetales para la cena, pero al ver mi inexperiencia en el área de la cocina, me pidió a que fuera por leña para el horno. Asentí y salí de la cocina tarareando la melodía de Vivaldi que Naruto interpretaba con algo de dificultad pero yo sabía que con práctica, él  llegaría  a ser un *primer violín increíble.

Salí hacía el jardín y comencé a cortar los pedazos de madera que Iruka me pedía. Era una tarea bastante cansada pero me agradaba hacerla. Cuando creí que ya era suficiente leña como para la cena de hoy y para la chimenea, regresé con ellos a la casa.

—¡Esto cansa!—gritó el rubio desde la sala.

—Pero vas mejorando, Naruto. Hasta te escuchas más afinado que la última vez.

—¿En serio?

—Sí. Ahora, vámonos con el tercer movimiento del Verano ¿quieres?

—¡De acuerdo’tebayo!

Miré como Naruto suspiraba y se colocaba en posición para tocar. Aquel movimiento era su favorito del verano, según me había dicho, porque efectivamente parecía una tormenta. Su semblante cambió a uno más serio pero sereno. Miraba las partituras algo arrugadas por todo el uso que les daba y se mordía el labio inferior en algunas partes pero no paró hasta terminar el movimiento.

—Ha sonado mucho mejor—lo elogió Kakashi

—¡Muchas gracias!

—Pero tendrás que seguir practicando para convertirte en un concertino.

—¡Sí, ya verá que lo lograré!

—No lo dudo. Ahora, toca la primavera que ya tenemos algo olvidada esa melodía.

Naruto asintió y volvió a ponerse en posición. Ya no pude observar como tocaba la primavera porque Iruka me llamó para que le pasara la leña. Di un último vistazo a Naruto y desaparecí de su vista por la puerta que llevaba a la cocina.

Noté que Iruka ya tenía todos los vegetales cortados y sólo le faltaba ponerlos a cocinar junto a la carne. Puse la leña en el horno e Iruka hizo lo demás.

—Gracias, Sasuke. ¿Qué tal si te vas a bañar? Ya casi termino con la comida así que no necesitaré más de tu ayuda— Me sonrió y despeinó mis cabellos.

—Me parece bien. Si necesitas mi ayuda, no dudes en avisarme

—Así lo haré.

Cerré la puerta tras de mí y subí los escalones de la mansión de madera y me metí en el baño. Podía escuchar la música hasta acá, aunque no tan fuerte, y me relajé con aquello. No tardé mucho en el baño y bajé con ropa limpia a la cocina. Cuando entré, me extrañó que Iruka no estuviera así que lo busqué en el comedor.

El comedor era una habitación con las paredes pintadas de blanco que tenía algunos cuadros que había pintado Naruto colgados, una mesa bastante amplia con ocho sillas. A los Namikaze les gustaba comer con todo el mundo (incluyendo a los trabajadores) aunque éstos a veces se negaban y comían en la cocina donde también había una mesa dispuesta con dos sillas para que ellos comieran ahí.

Encontré a Iruka poniendo la mesa así que rápidamente lo ayudé. Regresó a  la cocina por la comida y fue poniéndola en la mesa.

—Llama a Naruto y pregúntale a Kakashi si se queda a comer. —Se sonrojó con lo último que dijo— Minato y Kushina no tardan en llegar.

—Está bien.

Caminé hacia la sala dónde Naruto seguía practicando. Me quedé quieto, apoyado en la pared, con los ojos cerrados y dejé que terminara con el segundo movimiento del verano.

—Naru— así le decía de cariño.

—¿Qué pasó, Sasu?

—Ya está la comida. Kakashi, Iruka quiere saber si te vas a quedar a comer.

—¿Iruka?— preguntó con perversión

—Ajá…

—Está bien.

Naruto guardó cuidadosamente su violín en el estuche negro y lo dejó cerca del librero. Corrió hacia mi lado y me tomó de la mano para que fuéramos juntos al comedor. Aquellos cariños que a veces nos hacíamos eran algo normal ya que los habíamos hecho desde niños. Le sonreí y entrelacé nuestros dedos. Se sonrojó.

Nos sentamos cada quién en su lugar—sí, hasta Kakashi tenía lugar por todas las veces que se quedaba a comer que eran casi a diario— y esperamos unos momentos a que Minato y Kushina llegaran.

—Debo admitirlo, dobe, no suenas tan mal— sonreí con prepotencia.

—¡Por supuesto que no sueno mal! ¡Ya verás que llegaré a ser concertino y te lo restregaré en esa cara de teme qué tienes!

—Eso espero, dobe.

—No me digas dobe. Me llamo Naruto.

—Y yo Sasuke, un gusto.

—Eres un idiota, ¿lo sabías?

—Me lo repites a diario.

—Es la costumbre.

Solíamos molestarnos mutuamente pero sin llegar a herirnos. Es verdad que me decía idiota y sus derivados pero parecía más de cariño que de ofensa. Me agradaba pelear con él porque era muy explosivo e impulsivo y eso me agradaba. Naruto era toda una cajita de sorpresas y por eso jamás me aburría estando con él.

—Hola familia—Minato acostumbraba llamarnos así—perdón por la demora pero Kushina se quedó hablando con Jiraya— sonrió.

—Oh, ¿qué no puedo saludar a tu padre cuando me lo encuentro? — rió.

—¡Claro que puedes, mi amor!

Se besaron con amor y se sentaron en sus respectivos lugares. Saludaron alegremente a Kakashi e iniciaron una conversación de música en la cual Iruka también participó. Kakashi miraba intensamente a Iruka lo cuál ponía al cocinero sumamente nervioso. Minato y Kushina sonrieron cómplices y decidieron iniciar su propia conversación dejando a Iruka totalmente indefenso ante Kakashi.

—Ya sé cómo hacerle— captó mi atención la voz de Naruto.

—¿Para qué?

—¿Cómo qué para qué? ¡Para atrapar a ese conejo!

—Venimos persiguiendo al conejo desde hace seis años.

—Yo lo persigo desde hace ocho.

—¿No crees qué ya hay que dejarlo en paz?

—Oh, pero es taaaan bonito. Me gustaría abrazarlo sólo una vez y luego dejarlo en libertad.

—Sí que tienes problemas.

—¡No tengo ningún problema! — Sonrió como sólo él sonreía— Pero de este mundo no me voy sin haber abrazado a ese conejo’tebayo.

—Dobe…— acaricié su mejilla derecha —…no vuelvas a mencionar tu partida de este mundo.

—Pero…

—Shhh, no quiero volver a oírlo.

—E-está bien.

Seguimos comiendo la deliciosa comida que Iruka había preparado con tanto esfuerzo para nosotros. Me gustaba estos momentos en los que todos estábamos reunidos así, en familia. Naruto y yo seguimos planeando el cómo atrapar al conejo.

—¿Han terminado todos?— preguntó Iruka sonriente.

Asentimos y lo ayudé a levantar los platos. Kakashi se levantó de su puesto y me detuvo.

—No te preocupes, Sasuke. Yo ayudaré a Iruka.

Iruka lo miró sorprendido y se sonrojó de golpe.

—N-no es necesario, Kakashi.

—No es ningún problema; además, te quiero ayudar.

Iruka casi se desmaya por la cercanía del hombre. Ambos se llevaron los platos sucios, trajeron platos nuevos y tazas junto con un pastel de chocolate y una tetera.

—¡Sí! ¡Pastel de chocolate’tebayo!

Iruka sonrió ante el comentario de Naruto y se dispuso a repartirlo entre los comensales. Kakashi lo ayudó sirviendo el té. La verdad es que no había probado mejores pasteles que los de Iruka y eso que una vez el panadero del pueblo, nos había invitado uno de sus pasteles que no estaba nada mal pero que no superaba al de Iruka.

Cuando el pedazo de pastel estuvo frente a Naruto este literalmente lo devoró ignorando el mundo a su alrededor. Sonreí ante su conducta tan infantil. A pesar de sus dieciséis años, aún parecía un niño de diez sólo que ahora poseía cierta sensualidad que atraía a cualquiera que lo observara.

Hasta a mí.

En el pueblo tenía a un grupo de pretendientes que andaba tras él. Entre ellos, y el más molesto, se encontraba Kiba. Aquel niño que antes lo molestaba, ahora lo saludaba cortésmente y lo trataba con suma gentileza. A mí me seguía tratando igual, omitiendo los sobrenombres por petición de Naruto. Siempre que salía a caminar con Naruto y aparecía su séquito, lo tomaba de la mano o lo abrazaba para imponer cierta distancia entre ellos y Naruto.

Era bastante posesivo con mi mejor amigo.

Recuerdo que en uno de sus cumpleaños, en uno de nuestros paseos, los pretendientes de Naruto se habían puesto demasiado molestos. Le regalaban cosas, lo abrazaban, le susurraban palabras melosas al oído y éste sólo se sonrojaba pero también noté un cierto toque de incomodidad. Les pedí, no de manera amable pero tampoco ruda, que se marcharan y que nos dejaran en paz pero ni caso me hicieron.

La incomodidad en Naruto se me hacía más visible cada vez por la cercanía de todo su séquito. Volví a pedirles que se retiraran pero fui ignorado olímpicamente. Mi enojo creció y  todo sucedió muy rápido. Me acerqué de golpe a Naruto, lo miré a los ojos…

Y lo besé…

Sus labios se sentían cálidos y suaves. Naruto se quedó quieto en su lugar y tenía los ojos exageradamente abiertos. Lo capturé en un abrazo posesivo y seguí moviendo mis labios contra los suyos a ver si obtenía alguna respuesta. Nada. Lo volví a intentar y ésta vez sentí como me correspondía con timidez pasando sus brazos por mi cuello. Seguimos besándonos por unos cuantos segundos más y, al abrir los ojos, notamos que los hombres se habían ido dejándonos completamente solos.

—¡¿Sa-Sasuke?!— Gritó todo sonrojado—¡¿Qu-qué fue eso?!

—Qué bien que se fueron, ya me estaban molestando.

Naruto me miró sorprendido, parpadeó repetidas veces y cubrió su mirada con su flequillo. Se le veía algo triste. Se acercó a mí y creí que me iba a abrazar pero hizo todo lo contrario a eso, me soltó una cachetada.

—¡I-idiota!— salió corriendo en dirección contraria dejándome aturdido.

Recuerdo que tuve que tragarme mi orgullo y corrí a pedirle disculpas por aquello. La verdad no entiendo por qué se enojó ya que me había correspondido con timidez pero igualmente con pasión. Después de aquél suceso, seguimos siendo los mismos de antes.

—¡Estuvo delicioso el pastel,Iruka-sensei!— Naruto siempre se ha referido a Iruka como su sensei quién sabe por qué. 

—Oh, pues qué bueno que te gustó.

—¿Cómo es qué hace esos pasteles?

—Bueno…siempre me ha gustado cocinar y lo disfruto mucho más cuando cocino para la gente que amo o para....

—¿Sí?

—Para mi persona especial…— Iruka miró a Kakashi discretamente y se sonrojó.

—¿Pe-persona especial?

—Sí, esa persona por la cual tu corazón se acelera, la que te roba los pensamientos, la que hace que sonrías como un idiota y por la cual sientes un cariño demasiado grande, tanto que la seguirías al fin del mundo. Cuando cocino y pienso en mi persona especial, los pasteles quedan aún más ricos. — Iruka terminó su relato y le guiñó un ojo a Naruto quién sólo se sonrojó y evitó mi mirada.

—Bueno, yo tengo asuntos que atender. —Kakashi se paró — Muchas gracias por invitarme a comer, ha estado delicioso. Nos vemos mañana, Naruto.

—¡Hasta mañana, sensei!

—Nos vemos mañana, Iruka— se acercó a nuestro cocinero y besó gentilmente una de sus mejillas.

—S-sí, nos vemos mañana.

Naruto y yo ayudamos a Iruka a recoger los platos y a lavarlos. Después de eso, salimos al enorme jardín que rodeaba la casa y nos recostamos en el pasto. Naruto se acostó en mi pecho, como siempre lo hacía, y cerró sus ojos.  Acaricié sus cabellos que desprendían un aroma dulzón pero sin llegar a ser empalagoso. Suspiró y sonrió.

—Ahora, ¿por qué sonríes?

—Porque me siento feliz.

—¿Ah sí?

—Ajá, me gusta estar contigo, Sasuke.

—A mí también me gusta estar contigo, Naruto.

Nos quedamos un buen rato en esa posición mirando el cielo infinito y jugando con la forma de las nubes.

—¡Mira esa nube tiene forma de raamen’tebayo!

—Para ti todo tiene forma de raamen.

—Es que es delicioso y más el que prepara Iruka.

—¿Has comido otro?

—Una vez, cuando tú te enfermaste, Kiba me invitó a comer a su casa y preparó raamen pero no le salió tan rico como el de Iruka.

—¿Cómo es que no me enteré de aquella “cita”?— escupí la última palabra con veneno.

—No fue una cita, estábamos estudiando y me invitó a su casa a terminar de hacerlo.

—Sólo…ten cuidado con Kiba.

—¿Cuidado? ¿En qué sentido? Sólo es un amigo.

—Pues él te quiere más que un simple amigo.

—¿Cómo un hermano?

—Ahhh…—suspiré— eres muy inocente.

—Lo repites a menudo’tebayo.

—Es que lo eres.

—¿Y eso es malo?

—Por supuesto que no, sólo ten cuidado.

—Está bien, Sasuke.

Seguimos con nuestro juego infantil de verle forma a las nubes cuando una duda me asaltó. Recordé lo que Iruka le había dicho a Naruto durante la comida y me pregunté: ¿Quién podrá ser la persona especial de Naruto? La imagen de Kiba llegó a mi mente y me negué a aceptar aquello. Sólo el mismísimo Naruto podría resolver mi pregunta.

—Oye, Naru…

—¿Sí?

—¿Quién es tu persona especial?— Así de directo.

—¿Qu-qué?

—Lo que escuchaste, ¿quién es tu persona especial?

Naruto se levantó quedando sentado en el piso y se movió nerviosamente. Lo miré y noté sus mejillas sonrojadas, que decir sonrojadas, parecía jitomate. Llevó una mano a su corazón como queriendo controlarlo y nuevamente evitó mi mirada. ¿Tanto lo descontrolaba su persona especial?

—N-no te voy a decir.

—Oh, ¿por qué no?

—Porque no.

—Esa no es una repuesta razonable.

—Pero esa es mi respuesta y no diré nada.

—Vamos, dime.

—No.

—Bueno, al menos dime, ¿cómo es?

—¿Cómo es?

—Ajá.

—Pu-pues es alto, guapo y-y-y es de buen corazón.

—¿Sólo eso? Hay millones de chicos con esas características.

—Pues es todo lo que te diré.

—Mmm está bien, será todo lo que me dirás…por hoy.

—¿Y cómo crees que afecté el mañana si no te quiero decir hoy?

—Tengo mis métodos.

—Estoy impaciente por verlos’tebayo.

—Ya verás, haré que me digas quién es tu persona especial.

Naruto me miró y volvió a acostarse en mi pecho.

—¿Sabes, Sasuke? Tú también eres muy inocente.

—¿Por qué dices eso?

—Porque mi persona especial está más cerca de lo que crees.

Me extrañé por aquella revelación.

—¿Tu persona especial es más alta qué tú?

—Oh sí, mucho más alta.

—¿Y la edad?

—Es más grande y ya deja de preguntar porque no responderé nada más.

Me puse a analizar a todos los pretendientes de Naruto y descarté a varios por ser de la misma altura o de su misma edad. Al final, sólo me quedé con dos posibles candidatos: Shikamaru, un joven de diecisiete años bastante callado y algo más alto que Naruto y lo trataba con gentileza; el otro era Kiba que tenía mi misma edad y casi mi misma altura. Suspiré cansado.

—Bueno, creo que ya es tiempo de volver a la casa— me levanté del pasto y ayudé a Naruto a levantarse. —Ya está oscureciendo y…¿qué es eso? — miré como un carruaje bastante ostentoso se aproximaba a la mansión.

—¿Qué? ¿Qué? ¡Oh, es un carruaje!

—Ya sé qué es un carruaje pero ¿por qué está aquí?

—Bueno, tú preguntaste qué era eso y yo te respondí. A la próxima formula mejor tus preguntas.

—Tienes razón pero eso no me quita la duda de por qué está aquí.

—¿Y crees qué yo lo sé’tebayo?

—¿Tu padre tiene negocios con alguien?

—No que yo sepa.

—¿Tu madre no invitó a nadie a la casa?

—No creo, nos habría avisado. Ven, vamos.

Naruto me tomó de la mano y entrelazó nuestros dedos. Corrimos hasta estar dentro de la casa y esperamos en la sala a que llegara la misteriosa visita. Minato y Kushina se veían sumamente alegres y algo impacientes. Naruto miró a su madre extrañado y algo confundido, ésta sólo sonrió.

—Te vas a alegrar tanto cuando veas quién es’tebane.

Esperamos unos minutos más y una voz algo chillona inundó la mansión.

—¡Ya llegué!

Y Naruto abrió los ojos sorprendido.

Notas finales:

¿Quién será la persona misteriosa y por qué Naru se sorprendió mientras que sus padres estaban felices? O____o 

Bueno, espero les haya gustado el capítulo. Me ha encantado escribir este por la frase que usa Naru: "Cara de inocencia no significa falta de experiencia." 


Verano: http://www.youtube.com/watch?v=f_pjH2b808w

(La tormenta empieza en el minuto 7:56)

*Primer violín o concertino es el que tiene la función de ser el líder de la orquesta y respresenta al director o asume el papel de director cuando éste no está. 

Eso es todo, nos vemos el sábado ♥

Bye bye~ 


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