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Nuestra Pequeña Rutina por lakyday

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Notas del capitulo:

bueno, aquí POR FIN Kyu toma conciencia de sus sentimientos...

 

y así va esto:

Capítulo 8:  “Lo que hay en el lado oculto del corazón, parte V”.

 

 

El atardecer había llegado. El cielo estaba anaranjado, el sol en el horizonte y Kyu sentado en la playa, a unos metros del punto en donde las olas retornaban al mar.

Los demás habían vuelto al hotel y él había ido a dar un paseo por la orilla hasta que encontró un lugar lo suficientemente alejado y solitario como para ponerse a meditar. Esa tristeza aún le rondaba al igual que aquel sueño y no podía seguir así.

 

Se quebraba la cabeza pensando por qué se sentía así, mientras sospechaba que algo había cambiado en su interior. Debía descubrirlo, debía saber que andaba mal, puesto que mientras más se repetía que tenía que dejar ese sueño atrás y que no sentía nada por Ryu, más se debilitaba su convicción.

 

De pronto, aquella persona que ocupaba cada rincón de su mente fue divisible a un par de metros. El dragón caminaba por la orilla de la playa, con el agua cubriéndole hasta las pantorrillas en su vaivén, la salada brisa acariciando sus flequillos y la cálida luz del ocaso bañándole como si fuera el personaje principal de una obra de teatro.

Se quedó mirándolo, embelesado por aquella escena que parecía una hermosa alucinación. Hasta que sin darse cuenta, lo tenía frente a él.

 

- ¿Qué haces aquí? –pregunto el dragón con una contagiosa calma que le hizo pensar que la escena de la mañana había quedado en el olvido.

- nada… sólo… pensar…

- viniendo eso de ti, creo que ha llegado el fin del mundo –bromeó riendo suavemente.

- sí, muy gracioso – le recriminó sin poder disimular por completo sus sonrisa- ¿y tú?... te perdiste hace un rato.

- oh, sí –le mostró un pequeño balde que colgaba de su mano- estaba recogiendo conchas en la orilla, para llevarle a tu madre de recuerdo.

- ups… había olvidado que me lo pidió… -se rascó la nuca avergonzado.

- ya lo había notado…

 

Kyu le dio unas palmaditas a la arena a su lado para que el azulino se sentara allí, repentinamente ya no quería estar sólo, quería que Ryu se quedara con él. El dragón obedeció y se sentó a su lado, pero el moreno hizo la observación de que lo había hecho a una sospechosa distancia de él y tomó nota en su mente de que quizás lo de la mañana no estaba tan olvidado.

 

- sabes… es un poco vergonzoso preocuparme por algo así, pero… nunca he hecho un castillo de arena, así que cuando supe que vendríamos de paseo, me emocioné al pensar que podríamos hacer uno juntos… aunque, quizás no es algo que te gustaría hacer, porque seguro conoces bien el mar y esas cosas ya no te van…

- yo tampoco.

- ¿eh? –preguntó sin poder entender de qué hablaba.

- yo tampoco he construido un castillo de arena… en mi vida…

- ¿En serio? Pero tú…

- nunca me dejaron –le aclaró.

 

Esa confesión le había dejado simplemente sorprendido. Y además surgió en él una molestia. La misma que le atrapaba cada vez que descubría, en nuevos detalles, lo aprisionado que el abuelo de Ryu lo había mantenido toda su vida.

 

- Así que… supongo que este es el momento perfecto para hacerlo-Le dijo el dragón mientras le sonreía amistosamente.

 

Entonces, y por culpa de esa encantadora sonrisa, fue que el de ojos dorados se rindió a lo que ya no podía negarse más…

 

Ryu le gustaba… no… más que eso… sentía que ‘gustar’ era un sentimiento que le quedaba corto a lo que había en su corazón… la verdad era que, y ahora lo veía claramente…

 

Amaba a Ryu… sí… eso era justo lo que sentía.

 

Por eso su necesidad de suplir toda la soledad que el dragón hubiese experimentado a lo largo de su vida. Por eso esa cálida sensación que nacía dentro de él cuando Ryu le sonreía, como ahora, o le miraba con cariño o cuando percibía el tranquilo latido de su corazón cada noche cuando cumplían su rutina. Por eso aquel sueño y los celos. Por eso esa súbita tristeza en su corazón. Por eso aquel beso bajo el agua había quedado grabado tan a fuego en su mente. Ahora todo tenía sentido.

 

Abrumado por aquel descubrimiento tardó en responder, por lo cual el azulino le interpeló.

 

- ¿no crees?...

- ¿ah? ¡sí! ¡sí!... sería genial –le sonrió de vuelta, saliendo de su ensimismamiento.

 

Así entonces, con Kyu aún tratando de digerir aquella verdad, comenzaron a trabajar en la construcción de su primer castillo de arena.

 

 

Una vez hubieron quedado satisfechos con el resultado de su esfuerzo, ambos se sentaron agotados sobre la arena, bajo un cielo sin sol que se iba haciendo gradualmente más apagado.

 

- fue muy divertido – exclamó el de ojos dorados, mirando con orgullo la construcción que tenía delante.

- hacer un castillo de arena se veía muy simple, pero resultó ser más complicado de lo que pensé… si es que a eso se le puede llamar así…  -dijo mirando incómodo el fruto de su trabajo.

- ¿de qué hablas? ¡Está increíble!

- no creo l-

 

Interrumpió la frase al dirigir su mirada a Kyu, quien no se había dado cuenta de que tenía una mejilla y gran parte de la frente cubierta por arena pegada. El azulino rió por lo infantil que a veces resultaba ser su amigo.

 

- ¿qué? ¿qué pasa? ¿tengo algo?

- tienes arena en la cara –le respondió sonriendo con gracia.

- ¿eh? ¿Dónde? –se pasó inútilmente la mano por la cara sin lograr limpiarse ni un poco.

- en la frente… -el moreno se pasó el dorso de la mano por esa zona, quitándose la arena- … y aquí –concluyó el peliazul pasándole la palma de la mano por la mejilla.

 

Kyu se paralizó ante el contacto, puesto que ahora que estaba consciente de sus sentimientos la cercanía de su amigo lo ponía más nervioso de lo usual. Reacción que el dragón malinterpretó, creyendo que le había incomodado, por lo cual retiró rápidamente su mano y, tratando de actuar lo más casual posible, la frotó con la otra para deshacerse de la arena con la que había quedado impregnada, mientras susurraba cabizbajo y avergonzado un “lo siento”. Fue entonces que el peliverde comprendió que la pésima reacción que había tenido en la mañana en serio había afectado a su amigo. Por lo tanto, decidió que debía aclarar las cosas y decirle todo lo que no había podido antes… bueno, guardándose cierto detalle obviamente.  

 

- Ryu, siento mucho la forma en que te traté esta mañana. No fue mi intención alejarte de esa manera. Sólo fue un reflejo, así que no te lo tomes en serio.

- no tienes que disculparte –le dijo sin dejar de mirar al suelo- si yo te he tratado con demasiada confianza…

- ¡no!  nada de eso –le interrumpió- no es eso, no fue nada, sólo… una mala reacción… como todas las que he tenido desde que llegamos… -murmuró esto último en voz baja- Me he estado comportando como un idiota y lo siento, desde que irresponsablemente me metí solo al agua y por ello casi me ahogo hasta lo de la mañana, en realidad hasta ahora porque no me he acercado a ti para pedirte disculpas y ni siquiera te he dado las gracias por salvarme la vida… por cierto, gracias por rescatarme cuando me estaba ahogando… y además puedes estar pensando que te estuve evitando porque ni siquiera habíamos tenido oportunidad de conversar o compartir juntos hasta ahora, al punto de que todo lo que había planeado que hiciéramos no lo hemos hecho, ni siquiera te lo he dicho, sólo lo del castillo de arena… es más había pensado en preguntarte si me podías enseñar a nadar y ya mañana es el último día que pasamos aquí y no te lo he propuesto… estaba feliz de venir contigo a este lugar y apenas te he puesto atención… -concluyó con un tono más calmado en comparación con el que había dicho todo lo demás en su ataque de verborrea.

 

Ryu hizo una pausa durante unos segundos, mientras su mente repasaba todo el monólogo que el moreno había arrojado.

 

- ehm… -partió un poco dudoso- entiendo que estemos un poco alejados en este viaje, porque es natural que quieras pasar este tiempo con megu más que conmigo, es decir, ella es tu novia… -esbozó una débil sonrisa de medio lado, esperando que Kyu no se diera cuenta de que se había herido con sus propias palabras- pero yo… también quiero pedirte disculpa, porque te dije que te cuidaría para que no te pasara nada y resultó que casi te ahogas y… entiendo si estabas enojado conmigo por ello…

- ¡¿qué?! No, no. Estás equivocado, Ryu. –el aludido le miró sorprendido y el moreno supo que su amigo había estado pensando eso todo ese tiempo- yo no estaba enojado contigo, de hecho nunca se me había pasado por la cabeza culparte de nada, fue una estupidez mía y es más tuve suerte de que estuvieras allí para ayudarme… no es como piensas, no estoy molesto contigo, ¿Cómo podría?

- entonces… ¿por qué has estado tan raro?

 

Oh… eso era algo difícil de responder… no podía decirle que había descubierto que estaba enamorado de él y por eso había actuado a ciegas, guiado por su instinto y los celos… nop, eso definitivamente no quedaba bien…

 

- ¿raro? Eso… no lo sé… es que… no, debes estar malentendiendo las cosas, porque, bueno, tu tampoco me has prestado mucha atención como para darte cuenta de que no estoy raro, porque te la has pasado genial con Alicia-san…

 

Se detuvo. Sin querer se le había salido lo que no debía poner sobre la mesa.

 

- ¿qué fue eso último? no me digas que estás celoso…

 

Se rió ante su propia mala broma, puesto que creía que lo que proponía era imposible. Sin embargo, la expresión de Kyu que reflejaba lo descubierto que se sentía, le hizo callar de golpe.

 

- ¿es en serio?...-pregunto incrédulo en un susurro.

 

Kyu no pudo hacer más que abrazar sus piernas y esconder su avergonzado rostro entre sus rodillas. Y por otro lado Ryu, también ruborizado, desvió la mirada e hizo silencio ante la sorpresiva e incómoda situación.

 

- supongo que… estoy demasiado acostumbrado a ser la única persona que revolotee a tu alrededor –murmuró el peliverde en un intento de excusarse.

- bueno… Alicia-san es sólo una chica desconocida, en cambio tú eres mi mejor amigo… no tienes que sentirte amenazado o algo por el estilo… -“No te hagas ilusiones, Ryu. Kyu sólo siente celos de amigo” se dijo tratando de mitigar la frágil ilusión que había nacido en él.

 

- mejores amigos… -repitió el moreno para sí mismo, pensando que de pronto esas palabras dejaron de ser agradables y, en vez de consolarle, le deprimían -tienes razón… no sé en qué estaba pensando.

- entonces… ¿estamos bien? –preguntó tímidamente el peliazul.

- ¡por supuesto! – exclamó enérgicamente de vuelta el moreno, con una sonrisa.

- bien…

 

Sin embargo, ninguno de los dos estaba realmente bien, porque ahora ambos cargaban en su corazón con la frustración y la amargura de un amor imposible, que cambiaría radicalmente la relación que llevaban hasta ese día. Habían terminado las miradas cómplices, las ingenuas palabras de cariño, los acercamientos desmedidos, las inocentes caricias y, obviamente, aquella pequeña rutina.

 

 

 Continuará...

Notas finales:

¡ay, me gusta tanto esta pareja! >///< son tan lindos los dos *///* jajaja, así es, me anamoré de mi propia creación idealista jajaja un poco narciso de mi parte xP

yap, entonces espero poder actualizar pronto y espero que les haya gustado y COMENTEN, de verdad lo aprecio mucho :)))


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