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Pure as snow por Lucca

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Pure as Snow
By Lucca [lucca600@hotmail.com]


[02: El amanecer]


Sintió la presión de una mano sobre su cuello, y al abrir los ojos se encontró con la sonrisa serena de Sakurazuka Seishiro. Subaru no hizo ningún movimiento por defenderse, ni siquiera cuando sintió como lo empujaba para quedar sobre él en la cama.

La noche estaba despejada y el viento fresco batía las cortinas blancas del bacón abierto. La mano que lo estrangulaba aumentó su fuerza. Subaru continuaba ausente, mirando el vacío con sus brazos tendidos a los lados de su cuerpo.

No deseaba mirarle al morir, pero quería morir en sus brazos, cerca, calor con calor, con los latidos de su corazón junto a los de Seishiro-san. "Oh, mi amor... oh, dulce muerte..."

-Subaru-kun... -le susurró al oído. Tantas veces había escuchado su nombre en sus labios, deseando destruirle- Watashi no kawaii Subaru-kun... [Mi lindo Subaru...]

Repitió una y mil veces el nombre su verdugo en su mente, mas no pudo hablar a causa de la falta de aire.

Lentamente la presión desapareció para convertirse en una caricia delicada sobre las marcas moradas que había dejado anteriormente. Los dedos pasaron a su hombro, y le hicieron virarse para mirar de frente a su asesino.

Le miraba tiernamente como si aun fuese el niño que conoció bajo el árbol de sakura hacia ya casi quince años. ¿Que esperas mi amado asesino?, se preguntaba Subaru, ¿Que deseas de mi, que no te haya dado antes? Mi amor, mi posesión mas preciada, mi alma, y ahora mi vida. ¿Acaso no te basta?

Seishiro se inclinó y deposito un suave beso en su cuello. Para el joven aprisionado, eso resultaba una tortura peor que la muerte que esperaba de brazos cruzados. Comenzó a temblar, no de miedo, sino de impotencia. Deseaba empujarlo y darle una muerte rápida, pero no se sentía capas de mover un músculo para apartarle o siquiera emitir una queja o palabra de negación.

La suavidad de la mano que se había posado en su mejilla y la calida sensación de labios en nuca fueron como una disculpa adelantada de lo que siguió. La mano libre del Sakurazukamori se clavó sin previo aviso en el pecho del joven. No tuvo la delicadeza de extinguir su corazón de inmediato, sino que le hirió para que se desangrara lentamente.

En ningún instante la expresión de Seishiro dejo de ser amable y dulce.

La sangre invadió los pulmones del joven Sumeragi, que sintió un ataque de tos ensangrentada. El dolor fue mas de lo que creyó podía sentir aun, y poco a poco algo frió y oscuro lo arrastraba lejos del calor de Seishiro y su propia sangre.

Sonrió mientras de desvanecía, y vio en una nube roja el ojo sano de Seishiro derramar una lagrima. Sus labios se movían, pero él no podía escucharlo ya.

"¿Que dices, amor...? ¿Por que lloras?" Y de repente, supo que no deseaba morir sin entender, sin escucharle. "¡No!... ¡NO!" lucho contra su propio cuerpo vaciado, pero su asesino terminó todo, apretando su corazón y haciéndolo mil pedazos. "¡NO...!"


~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~


Afuera amanecía y los primeros rayos del sol bañaron el rostro turbado de Subaru. Jadeaba, y aun no terminaba de ubicar la línea entre su realidad y la pesadilla de la que acaba de despertar. Se paso las manos por el cuello, para asegurarse de que no tenía ninguna marca.

Tenía algunos cortes a causa de los pequeños trozos de cristal, pero no había señales de las huellas que había dejado el sakurazukamori en su sueño.

Y para terminar de confundirlo, escucho el ruido de alguien en su cocina.
Se puso de pie rápidamente y con pasos cautelosos fue hacia donde provenía aquel sonido metálico (¿Sartenes?).

-¡Ohayo! -le saludó Seishiro alegremente, que se encontraba cocinando de lo mas tranquilo- Vaya, Subaru-Kun, necesitas surtir tu despensa, lo único que encontré fue una lata de curry caducada. Tuve que ir a la tienda por algo decente.

Se había deshecho de la corbata y el saco, remangado su camisa, y traía puesto el delantal rojo que hacia mucho tiempo nadie usaba. Subaru tardo un poco en procesar lo que estaba sucediendo, pero cuando la somnolencia y leve confusión desaparecieron, regreso a la realidad en toda la extensión de la palabra.

La sombra de noches incontables cocinando los tres juntos cruzo ante sus ojos. Una risa estridente mientras decía "Oh, Sei-chan, yo seré su cupido en esta noche". Una cruel burla, un torrente helado removiendo las memorias que almacenaba no es su cerebro sino en su corazón.

Sin pensarlo, estaba en posición defensiva, formando con sus dedos el jutsu de uno de sus más poderosos ataques. No le importaba destruir la cocina, ni el apartamento o el edificio entero. Era de día, y el era el líder del clan Sumeragi, era el Onmouji mas poderoso de Japón, era el ejecutor de la venganza por la muerte de su ser mas preciado... era de dia, era su deber odiarle...

Y por fin se dio cuenta de que algo increíble acababa de suceder: Nada. Su poderosa invocación a los ojos de una persona cualquiera, no habría pasado de una muy peculiar oración. No podía sentir el poder emanando de los poros de su ser, ni podía oler la magia que traía consigo sus invocaciones.

-¿No te parece un poco temprano para eso, Subaru-kun? ven y siéntate a desayunar conmigo. -le sugirió Seishiro jalándolo a la barra de la cocina y haciendo que tomara asiento en uno de los bancos.

Subaru no se resistió por que parecía pasmado observando sus propias manos. ¡NADA! ¡Por primera vez en su vida, NADA! También notó un inusual silencio en el ambiente. Un cambio similar al de una persona habituada al bullicio de una gran ciudad, y se haya de repente en medio de un campo desierto... No podía escuchar a los espíritus.

-¿Que me pasa? -dijo lleno de rabia.

-Estas muy extraño hoy, Subaru-kun... será mejor que te calmes, o Hokuto-chan pensara que te hice algo malo. -concluyó guiñándole un ojo juguetonamente.

Hokuto... Risas... Hokuto... Una tibia sensación de seguridad... Hokuto... lagrimas... Hokuto... sangre... y pétalos de sakura.

Había pronunciado ese nombre, y además lo desarmado por completo con aquel pequeño gesto. Esa sonrisa invariable era la que él recordaba antes de 'ese' dia. ¿Estaría soñando acaso? ¿Seria una ilusión, un engaño del Sakurazukamori para torturarlo mas?

No, no podía ser... "¡Hokuto esta muerta! ¡Es de dia! ¡Debes odiarlo!".

Un surtido de huevos revueltos, un par de rebanadas de pan tostado y jugo de naranja aparecieron frente a su lugar. Y para acompañar, una gran sonrisa de parte del cocinero.

Subaru dudó, y además de la confusión, se llenó de un extraño pánico. Sus poderes se habían ido y no podía defenderse como era debido, pero quizás lo que se había llevado sus poderes, también había hecho lo mismo con los del Sakurazukamori. Quizás tuviese frente a si a Seishiro-san, aquel amable veterinario.

-Subaru-kun -lo llamo Seishiro, notando como estaba tan pensativo- ¿Sucedió algo especial anoche? Me sentí extraño con estas heridas, y ahora veo que también tienes algunas... ¿Acaso fue nuestra noche de pasión?

Subaru sé petrifico y sonrojó con la pregunta, como hiciera de adolescente muchísimas veces con las afirmaciones insinuantes del mayor.

-Si así fue... -continuo, con esa mirada tierna y una sonrisa traviesa- es una lastima que no pueda recordar nada... me siento como si no pudiera enfocar nada en mi memoria.

"No, Subaru, no... no te aferres a esa esperanza" se dijo "Debes odiarlo, debes acabar con su vida... no importa que recuerde o no, eso no cambia lo que ha hecho". Pero Subaru deseaba creer en esa pequeña ilusión... y no podía acabar con Seishiro en aquel estado: confuso y sin poderes.

Además, era Seishiro-San, no el Sakurazukamori.

"¡Son dos personas distintas! ¡Seishiro-san no mato a mi hermana... fue el Sakurazukamori!" No era tan cobarde como para matar a alguien que no pudiese defenderse, y además, sin poderes estaba en desventaja en cuanto a fuerza física.

"¿Entonces que harás, Subaru?" le gritaba su voz "Sentarte aquí y desayunar con el asesino de tu hermana, reír con el, decirle que tu..."

-Debo irme -dijo bruscamente, y se puso de pie. Corrió a su habitación, tomó al asar una chaqueta y se dirigió a la puerta como si fuese la muerte quien lo persiguiera.

-¡SUBARU-KUN! -Seishiro lo detuvo en la entrada- Por favor, no te vayas.

-No puedo quedarme aquí -dijo con voz temblorosa, sin enfrentarlo cara a cara- No puedo.

-Iré contigo entonces -concluyó Seishiro; Se deshizo del delantal, tomo su gabardina de un rincón olvidado de la habitación y se calzó junto a él en la puerta tan rápido que Subaru no lo podía creer.

-¡NO! -estalló Subaru apartándolo con un empujón. No podía tenerlo mas tiempo cerca, no lo soportaría.

Las sombras invadieron el rostro de Seishiro. Lucia vulnerable, suplicante.

-Subaru-kun... -dijo en un susurro tan suave como la seda, pero completamente desesperado- No se que sucede, no sé ni siquiera quien soy, pero si sé bien que no puedo dejarte solo... No quiero que te hagan daño -concluyó.

-¿De que habla? ¿Quien me hará daño?-preguntó, y para sus adentros pensó que la única persona que podía realmente dañarlo era precisamente él.

-Tú y Yo -le respondió Seishiro.

Subaru demoro en contestar, tratando de entender las palabras.

-¿QU…?



Fin del Segundo Capitulo

NOTAS: Siento que le falta algo a esta historia, mmmm. Aun no tengo definido el final de la historia, asi que se aceptan sugerencias a lucca600@hotmail.com y lucca600@gmail.com. See ya.

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