Al día siguiente mientras se dirigía a la escuela no podía dejar de pensar en el ojinegro. No quería verlo y mucho menos estar cerca de él.
Sabía que si le hablaba le diría todo lo que le había hecho sentir, terminaría confesándole el mar de emociones que se apoderaban de él cuando estaban cerca.
-Será mejor que me mantenga alejado-se decía el castaño-Si no lo veo ni le hablo no habrá razón para que diga alguna tontería.
Entró al salón y sin pensarlo se sentó lo más alejado que pudo de aquel chico. En el fondo sabía que no quería hacerlo, pero por el bien de ambos se mantendría firme.
El día seguía su curso normal, las clases, aunque se le hacían eternas, pasaron una tras otras sin ningún tipo de sorpresa.
Ya en la última clase el ojinegro se encontraba sentado cerca de una ventana; el sol estaba en el punto más alto, por lo que sus rayos caían sobre su oscuro y despeinado cabello, lo que resultaba un hermoso espectáculo para el castaño, que sin darse cuenta estuvo observándolo por más de cinco minutos.
Cuando el ojinegro sintió la mirada de Light clavada en él, estiró un brazo y dejo caer a propósito una pluma; Light no tomó en cuenta ésto y siguió mirándolo, aquel hermoso chico se agacho para recoger lo que acababa de tirar y su mirada se cruzó con la del atontado castaño. El ojinegro le guiñó un ojo sonriéndole, ésta acción ruborizó a Light que solo se repetía
-¿Qué le sucede? Todo lo que me dijo ayer y hoy como si nada me sonríe de una forma tan tierna y provocativa. ¿Acaso está intentando confundirme?
Intentando aclarar todas éstas dudas pasó el resto de la clase, nuevamente sin obtener respuestas. Lo único que tenía claro era que a pesar de lo que se había propuesto debía hablar de una vez por todas con el ojinegro; no permitiría que siguiera así sin darle una explicación.
Terminada la clase el salón se vació poco a poco. Ésta vez el castaño salió un poco antes que el ojinegro, para así evitar que éste pensara que lo estaba esperando.
Cuando el ojinegro salió se dio cuenta de que "alguien" lo miraba, no prestó mucha atención y comenzó a caminar hacia la salida.
Light lo siguió de cerca procurando no ser visto por nadie.
-En cuanto estemos los dos solos le hablaré-se repetía una y otra vez para darse valor-Pero antes debo buscar una excusa para comenzar la conversación. No debo mostrarle el dao que me hizo con las palabras de ayer y mucho menos las ganas que tengo de estar con él.
De pronto chocó contra alguien, estaba tan concentrado en sus pensamientos que no notó que el ojinegro lo había descubierto y había decidido esperar a que se acercara para enfrentarlo.
-¿Qué voy a hacer ahora? ¿Qué diré cuando pregunte que hago siguiéndolo?-pensaba el confundido y nervioso castaño.
-¿Por qué estás sugiéndome?-preguntó al castamo de forma intimidante.
-(Esto... Yo...)No te estoy siguiendo, solo me dirijo a la siguiente clase, que vayamos en el mismo grupo no es mi culpa-dijo totalmente confiado Light.
-¡JA! ¡JA! ¡JA!-rió sarcasticamente el ojinegro-Creo que solo hay dos pequeños problemas con tus pretextos-continuó bastante serio-El primero es que las clases acabaron desde hace rato-decía mientras fingía mostrar la hora en un reloj-Y el segundo es que me has estado siguiendo desde hace más de tres cuadras-continuó bastante enojado señalando el letrero en el que estaba escrito el nombre de la calle.
Light no sabía que decir o hacer, estaba tan concentrado en sus pensamientos que no había notado ni la hora ni el lugar en el que se encontraba.
Respiró profundo y llenándose de valor dijo.
-Solamente quería hablar contigo.
-¿No bastó con lo de ayer?-contestó retadoramente el ojinegro.
-¡Sólo te pido que me escuches! ¡Ni siquiera me dejste hablar ayer!-decía el castaño mirando al suelo y susurró-Ni me dijiste tu nombre...- en tono algo triste.
-Ryuzaki-dijo el ojinegro mientras le sonreía.
Light lo miró, no creyó que pudiera escuchar lo que acababa de decir. Lo miró sorprendido, el ojinegro desvaneció su sonrisa y le dijo con mucha seriedad.
-¿Ya eres feliz? ¡Ahora puedes irte y dejar de seguirme!-gritó dándole la espalda y comenzando a caminar.
-¡No es sólo eso!-se escuhó cortada su voz-¡Sólo quería conocerte mejor! ¿¡Es eso tan malo!?-dijo el castaño mientras unas cuantas lágrimas salían por sus ojos y rodaban por sus mejillas.
De pronto sintió las cálidas y delicadas manos del hermoso chico sobre su rostro, que lo tomaban por las mejillas y suavemente secaba sus lágrimas.
Light no sabía como reaccionar, sólo veía al ojinegro que le sonreía de una forma dulce y tierna intentando parar su llanto.
Éste último se acercó lentamente a sus labios y sin soltar su rostro, lo apoyó sobre una pared y lo besó de la manera más dulce que se pueda imaginar.
El castaño contuvo su llanto, cerró los ojos y sin depegarse del ojinegro siguió besándolo por largo rato, mientras rodeaba su cuello con un brazo y con el oto jugaba con su cabello acercándolo más hacia él y haciendo más pasional aquel beso.