Capítulo 3: Demasiado lindo para ser metalero -Parte 2
Unas horas más tarde, todo mundo iba para sus destinos. Entre ellos Shinobu y Shinnosuke, quienes no se habían visto en todo el día.
–¡Hombre, pensé que no habías venido a la escuela! –espetó el castaño de ojos ámbar
–Hmp
–Te inquieta lo que dijo Nowaki ¿Verdad?
–La verdad sí –soltó el rubio– Y más porque ya le habíamos avisado a Kazuo Reese que… Sumi –hizo un gran esfuerzo por tragarse su enojo y continuar– ya no tocaría más con nosotros
–Chicos –Kusama apareció a un lado de ellos
–¡Nowaki! –saludó Shinnosuke– ¿Saliste antes?
–Sip, Ai-sama me dejó salir temprano
–Como sea, ya llegamos –interrumpió Shinobu fríamente
En efecto, estaban frente a un portón de madera entre dos bardas de granito, que decía en una placa metálica con letras plateadas Residencia Shinoda. Llamaron al intercomunicador y luego de un 'adelante', la puerta se abrió, dejando a los tres chicos entrar. No era una casa tan grande ni lujosa como la de Shinobu, pero era bonita: un edificio blanco de dos pisos, con un enorme ventanal en el segundo, dejando ver algunos muebles de estilo minimalista. Afuera sólo había césped verde y algunos arbustos, pero también eran bonitos. No obstante, lo que los dejó maravillados fue el interior: las paredes, color beige, estaban repletas de discos de vinilo y fotografías de bandas como The Beatles, Scorpions, Queen, Rolling Stones, Aerosmith, Nirvana, Guns n' Roses, Quiet Riot, The Doors, Metallica, Megadeth, Slipknot, Korn, Avenged Sevenfold; algunas de gusto gótico como Nightwish, Epica, Tristania, Anathema, Apocalyptica; también se incluía a grupos como Green Day, Linkin Park, My Chemical Romance, Fall Out Boy, y algo más nacional como Versailles, L'arc en Ciel, Phantasmagoria, e infinidad de grupos de metal y rock. Todas estas estaban colocadas de tal manera que, si echaban un vistazo en un giro de 360°, parecía una línea del tiempo (1).
–Hermosa ¿verdad? –preguntó el pelirrojo, que recién bajaba las escaleras
–¡¿Tú la hiciste?! –Shinnosuke no pudo aguantar la emoción
–Sip, me tomó un año entero juntar todas las fotos, y seis semanas más en acomodarlas… pero bueno, no se queden ahí parados, siéntanse como en su casa
–¡Yo quiero el sofá de Avenged Sevenfold!
Shinobu fue el primero en lanzarse a buscar un asiento de su agrado, encontrando agradable uno que tenía estampado a su banda favorita. Acto seguido Shinnosuke y Nowaki se sentaron en uno de color negro que no tenía nada en especial.
–Etto… perdón por la pregunta, pero… –espetó Nowaki– Shinoda-san ¿para qué nos llamó?
–No fui yo sino Kazuo Reese –respondió el pelirrojo con parsimonia– Dijo que tuvieron problemas con un integrante de su banda
–Así es –masculló Shinobu entre dientes
–A los chicos y a mí nos parece que tocaron bastante bien la vez que se presentaron, así que quisimos ayudar
–¿Cómo? –los tres estaban sorprendidos
–Vamos, chicos, no coman ansias –les sonrió el mayor– mejor esperen a que lleguen, van a ver la sorpresa que se van a llevar
"Kazuo tiene visto bueno para estas cosas… ojalá esta vez no sea la excepción"
"¿Será que nos dejarán tocar?" se preguntó Shinobu "¿Pero cómo? No tenemos guitarrista… además, ¿Qué clase de ayuda es esa de la que habla Kai?"
"Será que Shinoda-san consiguió a alguien para…" intuyó Nowaki
Aproximadamente hora y media antes, Misaki se había despedido de una de sus compañeras, alta, de larga y sedosa cabellera negra, grandes ojos color marrón, que brillaban como cobre recién labrado, de tez blanca como leche y algunas pecas que le daban un toque de inocencia, llamada Danielle, diciéndole que él se haría cargo del trabajo. Iba de camino a casa, con los auriculares puestos y la música de Metallica a todo volumen.
The ultimate in vanity
Exploding their supremacy
I can't believe the things you say
I can't believe
I can't believe the price… you pay
(Lo último en vanidad
Explotando su supremacía
no puedo creer las cosas que dices
no puedo creer
no puedo creer el precio que… pagas) (2)
Mientras lo hacía, recordaba un video que había visto en YouTube de un concierto que Metallica dio en México: El Arsenal Completo (3). Se emocionó tanto al tener en su cabeza la parte en la que Doris (4) caía en pedazos, que no pudo evitar simular que tocaba al más puro estilo de Kirk Hammett, y más tarde se percató de que la gente a su alrededor le miraba raro. Sintió enrojecer sus mejillas, pero repitiéndose mentalmente 'la vida es para mí, para vivirla a mi manera' (5), continuó su camino. Se detuvo frente a una tienda de música, pues un artículo en el aparador llamó su atención: una funda para guitarra con estampado de El Arsenal Completo. Sus ojos esmeraldas adquirieron un brillo especial, y la alegría surcó sus labios en una expresión de la más pura felicidad, pero el gesto se desvaneció instantáneamente cuando vio el precio: 2.457,74 yenes (6).
Akihiko Usami ya había terminado su charla con Takahiro. A decir verdad le había causado una gran felicidad ver después de 3 años a su mejor amigo y amor platónico no correspondido. Luego de eso negó con la cabeza un par de veces.
"El amor te empuja a cometer estupideces" pensaba "incluyendo hacerla de niñera de un mocoso de 16 años"
Hizo un mohín de desagrado ante la idea. Era verdad que por él haría lo que fuera con tal de llamar siquiera su atención, pero hacerla prácticamente de niñera del hermano menor ya era demasiado: debía estar loco o demasiado desesperado. Como fuera, ahora tenía que descansar, el sábado tendría que conocer al tal Misaki. Soltó un suspiro cansado y siguió conduciendo su convertible rojo hasta llegar a su pent-house.
–Misaki –miraba una foto del chico que Takahiro le dio– Ojalá tu carita de ángel no sea solo una fachada
Continuando con Misaki, este casi se desmaya de la impresión, de no ser porque alguien lo atrapó a tiempo.
–¿Te sientes bien? –preguntó un hombre alto de cabello rubio y ojos color verde agua, mientras lo ayudaba a levantarse
–Sí, gracias –farfulló nervioso por la cercanía
–Yo también me hubiera desmayado al ver semejante precio –espetó el mayor riendo un poco, refiriéndose a la funda que Misaki miraba– Cuando tenía tu edad, conseguir una de esas era como pedirle peras al olmo. Guardaba el dinero de mis almuerzos y aparte vendía algunas cosillas para sacar suficiente. Me tomó casi tres años comprar una de Led Zeppelin
–Esto… yo…
–¿Sabes? –el mayor volvió a reír– Me agradas tanto que te estoy contando mi vida sin saber siquiera tu nombre, em…
–Takahashi Misaki –dijo, un poco inseguro
"¡Lo tengo!" no podía estar más satisfecho
–Reese Kazuo, un placer –ambos se estrecharon la mano firmemente
–Etto… no quiero ser grosero, pero debo irme a casa, yo…
–¿No ibas a comprar esa funda?
–No lo creo, yo…
–Entiendo, te falta dinero –el castaño asintió con la cabeza, gesto que le pareció algo tierno al rubio
"Ese Kai tiene un buen ojo" reía internamente "este chavito (7) es realmente un encanto"
–Señorita –Kazuo llamó a una chica que fungía como dependienta– Deme esta, por favor
Una vez que pagó, se la entregó al menor.
–¿Ah? –Misaki estaba más que sacado de onda
–Es para ti, me hiciste pasar un buen rato y yo quería pagártelo de alguna forma
–Pero es que yo…
–No aceptaré un no por respuesta –espetó el de los ojos aguamarina– Además, por la cara que pusiste hace un rato, se nota que venderías tu alma por ella
–Bueno, sí, pero…
–¡Vamos, chico! No tienes que pagármela, es un regalo
–No va a dejarme ir hasta que la acepte ¿verdad? –preguntó el chico con miedo, a lo que el otro asintió. Después de eso Misaki solo pudo suspirar derrotado y tomar la funda– Muchas gracias, Reese-san
–¡Vamos, no tienes que ser tan formal! –Kazuo estaba más que divertido por la inocente actitud del menor. Basándose en ello le calculaba unos 17 o 18 años– Llámame Kazuo a secas
–Bueno, Kazuo –respondió el castaño, impaciente por librarse del otro– Debo irme a casa, fue un placer…
–¿En serio tienes prisa? Te veías tan desocupado como para admirar una funda de guitarra por casi diez minutos…
–Bueno, yo… pretendía ir a casa a afinar mi guitarra, pero…
–¿Tocas la guitarra?
–Sip –el castaño dejó que su ego se elevara solo un poco– acústica y eléctrica
Sin darse cuenta, Misaki estaba siendo conducido a la residencia Shinoda mientras la conversación seguía su curso.
–Dime, ¿has estado en una banda de rock o algo así?
–Etto… no, todo me lo ha enseñado mi tío Aramis
–¿Y no te gustaría estar en una? Serías bueno como primer guitarrista
–No lo creo… a mi hermano no le gustaría
Un rato más tarde ya se encontraban en la casa de Kai. El menor sintió miedo, puesto que nunca había visto el lugar.
–Espera –Kazuo le tomó por la muñeca firmemente– Tengo algo interesante qué proponerte
–De verdad no puedo… -el pequeño intentaba no forcejear demasiado, pues temía alguna reacción violenta del mayor– mi hermano me espera
–Y supongo que sabes cómo volver ¿no?
–No –confesó el castaño, avergonzado
–Prometo llevarte a casa solo si te quedas y me escuchas ¿De acuerdo?
"Esto es extraño… nunca me han pedido directamente algo como eso… ¿Qué se supone que haga en estos casos?"
–Por favor… -las palabras del rubio sonaban sinceras
–E-está bien
Los nervios por estar en casa de un adulto al que apenas conoció, le ponían los pelos de punta; pero por otro lado, la curiosidad por saber qué clase de propuesta le haría, así como el por qué precisamente él, no le dejaba de picar la pancita (8). Entró a la residencia y la misma expresión con la que admiró la funda, se formó en su cara al ver la tapicería de la casa de Kai.
–¿Te gusta? –preguntó Kazuo
–Es… es… es… -tartamudeaba el menor como un completo idiota
–¡Heeey! –en ese momento llegó Ray, saludando risueñamente– Ya te estabas tardando
–¿Ya somos todos? –preguntó Kai
–Sip
Misaki no había reparado en la presencia de los tres muchachos sentados en la sala hasta que el rubio de los ojos verdes habló.
–Bueno, como Kai les dijo, les tengo una sorpresa y aquí está –tomó al chico por los hombros y lo puso al frente– Conozcan a su nuevo guitarrista
–¡¿Qué?!
Los cuatro chicos estaban sorprendidos, sobre todo Takahashi, que no entendía nada.
–Pero… -y fue el primero en protestar
–Un momento –espetó Shinobu, que lo examinaba de pies a cabeza– Yo te conozco… eres el chavito raro de Economía que pusieron en el cuadro de honor
–Bueno, yo…
–¡¿Es él?! –Shinnosuke también parecía saber algo– ¿El que se encierra en la biblioteca a leer novelas rosas?
–¡Sí, es él! –y ambos se echaron a reír
–¡Oigan! –se quejó el ojiesmeralda
–Ya, ya, calma –Ray apaciguaba los ánimos– Por alguna razón, que supongo nos explicará, Kazuo confía en él y en ustedes para nuestros fines
–¿Ah?
–Lo haría, pero creo más conveniente que Misaki-kun lo haga por sí mismo
–¿Yo?
–Dijiste que tu guitarra es Fender Stratocaster (9) ¿cierto?
–Bueno, sí, pero…
Kazuo le entregó algo que en el momento no pudo saber qué era. Se agachó para quedar a su altura y susurró en su oído con voz grave y casi sensual.
–Es hora de demostrar tu valía, mi niño
Además de Kai, que al parecer ardía en celos, nadie más se percató del pequeño mordisco que el mayor le dio a Misaki en el cuello. Al chico se le pusieron los pelos de la nuca de punta, tragó grueso y asintió con la cabeza. Conectó la guitarra a su amplificador y cuando todo estuvo listo, se puso en medio de la sala. Los nervios le carcomían y hacían que sus piernas temblaran como gelatina, pues a decir verdad era la primera vez que tocaba para más de una persona. Además, las burlas y las risitas mal disimuladas de Shinobu y Shinnosuke solo hacían que quisiera lanzarse por la ventana del segundo piso. En tanto, Nowaki se mantenía al margen de la situación, pues no estudiaba con los chicos y no conocía al castaño. Los segundos pasaban y la tensión se sentía tan densa que podía ser cortada con un cuchillo.
–Te lo dije –resopló Kai, frustrado– Tiene una carita de ángel, pero simplemente es demasiado lindo para ser metalero
–Repite eso, por favor –escupió Misaki entre dientes haciéndolo sonar más a una orden. Todos tragaron grueso apenas apareció a su alrededor un aura oscura.
–Que eres demasiado lindo para ser metalero –Shinobu terminó de echarle más leña al fuego, fingiendo que eso no le intimidó, sin tener la menor idea que saldría más que quemado.
–Eso ya lo veremos
Y sin más preámbulos, un poderoso acorde rompió con aquella tensión, dejando con la boca desencajada a más de uno.