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El Cuartel del Metal por HitchNoDanna

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Notas del capitulo:

¡Hey, ya estoy aquí de nuevo, con mi séptima entrega!  Este episodio me quedó un poco triste y la verdad creo que fui algo cruel con Usagi-san ¡por favor no me maten!

 

Disclaymer: los personajes de Junjou Romantica son propiedad de su creadora Shungiku Nakamura.

Capítulo 7: Lágrimas de metal

 

Un mes y algunos días transcurrieron desde lo sucedido en El Cuartel del Metal. Durante ese tiempo las visitas de Manami-san y de Usami-sensei se hacían más frecuentes; Takahiro se iba más temprano a trabajar y volvía más tarde; los sábados los pasaba con sus nuevos amigos tocando en El Cuartel del Metal, a espaldas de Takahiro, Usami y Kamijou-sensei; éste último se empeñaba en darle tareas extra para hacer en fin de semana –bajo la premisa de que aprovecharía el tiempo en algo mucho más productivo que andar con una bola de vagos– y por ende las noches de sueño de los jueves y viernes se hacían más cortas, pero no por ello bajaban sus notas. No le molestaba del todo, pero una duda no lo había dejado en paz los últimos días.

 

"¿Por qué Usami-san ya no dijo nada sobre esa condición que me iba a poner por su silencio? ¿Se le habrá olvidado o quiso darme el beneficio de la duda? Apuesto más por lo segundo, pero… entonces ¿Por qué querría darme el beneficio de la duda? ¿Tan alto sería el precio que debo pagar por su silencio? Para empezar, pudo habérselo dicho a nii-san sin problemas, después de todo son amigos muy cercanos ¿por qué guardarse algo como eso? Seguramente para sacarle provecho… ¡No, no, no! ¡Usami-san no parece ser una persona capaz de algo así!... ¡Un minuto! ¡¿Cómo puedo estar tan seguro de ello si apenas lo conozco?! Además ¡hasta me preguntó si sería capaz de venderle mi alma!... ¡Aaagh, y yo de idiota le dije que sí!"

 

Se tiró de los cabellos y se percató muy tarde que un voluminoso tomo de Game of Thrones (1) venía en su dirección. Le dio de lleno en la cara y cayó de espaldas con todo y silla.

 

–¡Señor Takahashi! ¡Ponga atención!

–¡Mató a Misaki-kun! –chilló Danielle dramáticamente. Se arrodilló junto al chico y levantó su cabeza– ¡Misaki-kun, no te mueras! ¡No puedes abandonarme, yo te quiero mucho! ¡No vayas hacia la luz! ¡Onegai…!

 

El chico no despertaba y empezaba a preocuparle, por lo que dio por terminada la clase y se llevó a su alumno a cuestas hasta su oficina. Lo acostó en un pequeño sofá largo y acomodó una almohada bajo su cabeza.

 

–¿En qué tanto piensas que te cuesta tanto prestarme un poco de atención en clases? –le hablaba como si él pudiera oírlo. Al mismo tiempo iba hacia el botiquín en una pared por una botella de agua y una pastilla– Créeme que esto no sería necesario si te desconectaras al menos dos horas de tu mundo y te concentraras en mi clase…

–Uh… ¿Kamijou-sensei? –la vocecita titubeante de su estudiante lo trajo de vuelta a la realidad

–¡Takahashi!

–¡Yo de verdad lo siento! –el niño se levantó bruscamente y soltó en un ataque de pánico: –¡Yo no quise importunarlo! ¡De verdad lo siento! ¡Soy tan idiota! Yo…

 

Pegó un grito de terror y salió corriendo.

 

–Pobre niño, cómo lo tratas –Miyagi-sensei entraba con una pila de libros tan alta que solo se veían su cabeza y sus piernas.

 

Unas horas más tarde la escuela terminó. Aunque había estado en compañía de Shinobu y Shinnosuke y estos le habían distraído por un rato, aquella incertidumbre con la que cargaba los últimos tres días volvía a hacerle la vida de cuadritos.

 

"¡Rayos! ¡¿Por qué dejé que me contara todo antes de preguntarle sobre sus condiciones?! Ahora esta duda no me va a dejar en paz hasta que se lo pregunte directamente… ¿Por qué me provoca tantos nervios la idea? Digo, es sólo el amigo de la preparatoria de mi hermano, no tengo por qué tenerle miedo… y sin embargo esos soberbios ojos y esa expresión en su boca me inquietan tanto…"

 

En menos de un rato llegó a casa. Extrañamente Takahiro y Manami ya se encontraban ahí, sólo faltaba Usami-sensei, y éste no tardó demasiado en llegar. Como ya era costumbre, saludó a todos los presentes y le revolvió el cabello al más pequeño. Debido a que la pareja llegó temprano, Misaki no tuvo tiempo de preparar nada, por lo que Takahiro ordenó algo de cenar. Entre la amena conversación de los mayores, el menor seguía ahogándose solo en su mar de dudas.

 

"¿Por qué? ¿Por qué me cuesta tanto hacerle una pregunta a Usami-sensei? No muerde ni mucho menos, pero… sus manos sobre mi cabeza… tan frías y cálidas a la vez… esa forma en la que sonríe cuando revuelve mi cabello… por alguna razón me hace sentir tan bien… ¡Waaaah, por amor a Cliff Burton! ¡Me volveré loco si no suelta la sopa de una vez!"

 

Sin embargo esto no le duró mucho, ya que la conversación pasó de una pequeña discusión sobre las diferencias entre un emparedado, un sándwich, un croissant (2), etc. –concluyendo que todas eran pan relleno con algo– a algo más crucial.

 

–Manami y yo tenemos una noticia buena y una mala –espetó Takahiro– ¿Cuál quieren oír primero, la buena o la mala?

–La mala –dijeron el guitarrista y el escritor

–¿En serio? –preguntó la mujer, y ambos asintieron

–Ok, la mala es que volveremos a Osaka

–¡¿Qué?!

 

Los dos estaban que no se la creían. El escritor no podía creer que apenas un mes de haber vuelto de su viaje y haber visto a su amor no correspondido, lo perdería de nuevo. Por su parte, Misaki llevaba poco más de un semestre en la universidad, pero gracias a la conspiración del destino –como Shinobu decía algunas veces– tenía nuevos amigos y una banda a la que ya se sentía pertenecer, además de un sueño qué cumplir.

 

–No te preocupes, sólo iremos Manami y yo –espetó el hombre al ver la expresión del chico– Tú debes seguir estudiando

–¿Y cuándo se…? –preguntó el escritor

–Pasado mañana

–¡¿Qué?! ¡¿Tan pronto?! –exclamó el castaño

–Sí, lo sé, fue algo de último momento… se abrió una nueva sucursal en Osaka y necesitan personal, por eso fui transferido

–Ya veo –espetó Akihiko

–¡No te preocupes, hombre! Nos pondremos en contacto

–¿Y cuál es la buena noticia, nii-san?

–La buena es que… –primero dijo Manami, para luego continuar junto con su novio– ¡Nos casaremos!

–¡¿En serio?! –el castaño estaba sorprendido, pero feliz– ¡Vaya, ya se habían tardado!

–¿En serio? –preguntó su hermano con la misma alegría– Me alegra que te alegre

–¡Felicidades! –el chico se lanzó a abrazar a los nuevos prometidos.

 

Ajeno a la alegría del chico, Akihiko sintió su corazón romperse como un cristal, uno muy frágil. Casi podía escuchar el sonido de los trozos de su corazón cayendo. Vio pasar frente a sus ojos todos aquellos momentos compartidos con su amigo del alma: cuando se conocieron en la preparatoria, cuando se hicieron buenos amigos en la universidad, cuando el azabache perdió a sus padres y él estuvo ahí para secar sus lágrimas, las risas, las confidencias, los sentimientos que nunca se atrevió a decir, y que ahora quedarían así por el resto de su existencia… sin declarar.

 

Por un momento pensó que moriría, pues bien dicen que cuando uno ve su vida pasar frente a sus ojos, es porque el ángel de la muerte ya ha decidido llevárselo al más allá. Pero no fue así. La melodiosa risa del menor lo trajo de vuelta a la realidad, una nueva y dolorosa realidad.

 

–Muchas felicidades –fue lo primero que dijo, y luego abrazó a su amigo– hiciste una excelente elección

–Gracias, gracias… soy tan feliz… Usagi, sé que es mucho pedir, pero dadas las circunstancias, quería pedirte si podrías cuidar de Misaki… al menos hasta que…

–Nii-san, yo… de verdad… no quiero… ser una molestia… –balbuceó el menor– yo estaré bien…

–De ninguna manera eres una molestia –le sonrió el escritor mientras le revolvía los cabellos. Miró a Takahiro de frente– Cuenta conmigo, hermano

–Usami-sensei…

 

Algunas horas más tarde, Sandman (3) descendía a la Tierra para llevarlos al mundo de los sueños. Sin embargo algunas criaturas de la Tierra se rehusaban a soñar, entre ellas cierto escritor, que estaba con el corazón destrozado. No quería volver a su enorme pent-house, al final de cuentas no tenía a nadie esperándole. En lugar de eso, se fue a aquel lugar al que Kazuo lo invitara hace más de un mes. Era perfecto: simple y sencillamente se perdería en el alcohol mientras el estridente metal le recordaría el sonido de su corazón hecho añicos.

 

I gave you my time
I gave you my whole life
I gave you my love, every dime
They told me it was... a crime

(Te di mi tiempo
te di mi vida entera
te di mi amor, cada centavo
ellos me dijeron que era… un crimen) (4)

 

Era tanto el dolor que sentía en esos momentos pero las lágrimas se rehusaban a salir, pues nunca se había visto en tal necesidad –o al menos la situación no lo ameritaba, según él–.

 

Misaki también tenía sus propias preocupaciones. Otra vez Takahiro había salido para dejar a Manami a su casa y luego de eso irse a trabajar. Agradecía que fuera miércoles, pues de lo contrario estaría desvelándose por hacer las interminables tareas extra de Kamijou-sensei. Estaba acostado ya, con los auriculares puestos.

 

You have new love and
It looks good on you
I have never wished you dead, yet.

You can now have all the things I
could never give to you
Look out the window ¿estoy yo?...

(Tú tienes un nuevo amor y
luce bien en ti
nunca he deseado que mueras, aún.

Tú puedes tener ahora todas las cosas
que nunca pude darte
mira afuera por la ventana ¿estoy yo?...) (5)

 

Casualmente era el mismo tema que ponían en El Cuartel del Metal. Al parecer el destino había decidido que éste día la rockola pondría canciones que de cierta forma iban con el dolor de un hombre que había perdido una guerra que ni siquiera se atrevió a iniciar.

 

Pero no sólo era él. Por alguna razón Misaki sintió una opresión en el pecho, una muy dolorosa. Se asustó. Quizá era porque todavía no lograba asimilar que se alejaría de su nii-san, y que Usami Akihiko tomaría su lugar.

 

"¡¿Qué estoy pensando?! Nadie podría ocupar el lugar de nii-san… estúpido Usami-sensei, si me hubiera dicho sus condiciones desde el principio, no tendría estas dudas y no estaría todo el tiempo pensado en él… él, estaba algo distante… aunque siguiera sonriéndome de esa forma, algo en sus ojos cambió, aunque nii-san no lo notara, yo sí lo vi… ¿Por qué de repente se volvieron opacos?... Ok, esto se me está saliendo de las manos, debo hacer algo, no puedo esperar a que Usami-sensei me lo diga, lo averiguaré yo mismo…"

 

Se puso lo primero que encontró en su ropero: un pantalón negro de mezclilla entubado, una playera azul marino de Anthrax, sus Converse rojos y una chamarra de cuero negra. Guardó su móvil en su bolsillo y salió de casa, dispuesto a ir a la de Usami. Corrió en una dirección tan rápido como pudo, pero se detuvo cuando se percató de un detalle.

 

"¡Baka! ¡Ni siquiera sé dónde vive!"

 

Iba a volver sobre sus pasos, pero a lo lejos divisó a alguien que caminaba de forma tambaleante. Lo reconoció al instante, así que fue corriendo en su dirección.

 

–… yendo a la deriva más lejos cada día… perdiéndome dentro de mí –decía entre murmullos un hombre con el corazón sangrando– he perdido el deseo de vivir… simplemente no tengo nada más para dar… no hay nada para mí…

 

Conocía a la perfección esas palabras (6). Eran versos de una canción que él simplemente disfrutaba, pero oírlas de ese hombre le desgarró el alma. Una cosa era oírla en su móvil mientras se imaginaba a sí mismo ejecutando el poderoso solo de guitarra en la parte final, y otra muy diferente era escuchar cada verso venir de un alma agonizante, como si fueran sus últimas palabras antes de ser llevada por el ángel de la muerte.

 

El hombre finalmente ya no pudo más y calló sobre sus rodillas. Casi como un acto reflejo, el ojiverde se arrodilló frente a él y sostuvo parte de su peso.

 

–Usami-sensei –farfulló, un poco turbado por el aroma a alcohol y cigarro que emanaba

–Takahiro... –murmuró el mayor

–¿Nii-san? –iba a preguntar qué tenía que ver su hermano en esto, pero prefirió callar y ayudar al pobre hombre en su agonía

–Necesito que el final me libere…

–No diga eso, Usami-sensei, todo estará bien

–¿Cómo pretendes que todo esté bien si la persona que amo va a casarse?

–¿Qué?

 

El pequeño estaba en shock, y ahora entendía por qué: aquel cambio que vio en los ojos amatistas, ahora que lo recordaba, fue en el preciso momento en que Manami y Takahiro anunciaron su compromiso. Era más que obvio: el pobre hombre estuvo enamorado de su hermano por mucho tiempo y éste ni cuenta se había dado. Entonces sintió por primera vez unas enormes ganas de golpear a su hermano hasta el cansancio, pero lejos de eso sus pequeñas manos se deslizaron por las frías mejillas de aquél hombre. Su corazón se aceleró tanto que estuvo a punto de retractarse de lo que iba a hacer, pero una vez iniciado no podía dar vuelta de hoja: con los ojos cerrados y las mejillas encendidas de un adorable color carmín, se acercó lentamente a los labios de ese hombre. Los nervios lo traicionaban de a ratos, pero no le impidieron depositar sobre estos un beso alentador, sin hipocresías ni instinto carnal. Una gota cristalina fluyó por su mejilla, pero no era suya. Terminado el roce abrió los ojos lentamente, y lo primero que vio fue un par de ojos violeta, inundados en lágrimas.

 

Alguien le había dicho alguna vez que un metalero jamás llora, y como él ciertamente se consideraba uno, siempre lo había visto así. No obstante, ahora las circunstancias eran diferentes. Cálidas gotas de mar resbalaron descaradamente por sus mejillas sonrosadas.

 

–No puedo –murmuró para sí mismo, agachando la mirada y deshaciendo el agarre– no puedo… no puedo detenerlas

 

Una descarga eléctrica le recorrió el cuerpo entero cuando esas grandes y frías manos lo rodearon y la distancia entre ellos se volvió nula. El mayor apresaba los pequeños labios del muchacho desesperadamente, como si la redención estuviera en ellos. Misaki estaba tan pálido como la Luna que presenciaba éste acto, y aunque aún tenía sus dudas, rodeó la amplia espalda del peliplata en un abrazo conciliador. Permanecieron así hasta que el aire se volvió necesario. Entonces los ojos esmeraldas dejaron de llorar, y Akihiko articuló, con todos los trozos de su corazón en la mano: gracias, Misaki.

 

 

CONTINUARÁ…

 

Notas finales:

1.- Game of Thrones es una novela de fantasía escrita por el autor estadounidense George R. R. Martin en 1996 y ganadora del premio Locus en 1997 (según Wikipedia, XD).

2.- En el episodio de Drake y Josh "Se acabó", hay una escena donde Josh platica con sus compañeros del cine y comparan un emparedado, un sándwich, un cuernito, un croissant (en español es cruasán), y todos dicen al final que es pan relleno con algo.

3.- Sandman o el genio de los sueños. La neta se me hizo muy trillado poner a Morfeo.

4 y 5.- Capítulo 1 y capítulo 4 –respectivamente- de The End of this Chapter de Sonata Arctica, del álbum Silence (2001).

6.- Los versos que dice Akihiko, incluido "necesito que el final me libere", corresponden a la primera estrofa de Fade to Black de Metallica, del álbum Ride the Lightning (1984). Tomen en cuenta que no los puse en negritas ni entre paréntesis, por lo que puede interpretarse como si hubiera escuchado la canción en El Cuartel del Metal y además va acorde a lo que siente. Se supone que no pondría tanto a Metallica, pero es que simplemente ¡los amo!

 

Lo sé, me quedé bastante corta con la parte del final, pero la verdad no acostumbro describir tanto estas escenas en mis fics. De hecho, creo que es la descripción más extensa que he hecho al respecto. Como sea, ojalá les haya gustado como a mí al escribirlo.

 

El siguiente capítulo lo subiré mañana a la misma hora de hoy. Un review con un comentario, una felicitación o una crítica constructiva no le caen nada mal a nadie... amm... bueno, pss hasta mañanita.


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