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L'EAU ET LE FEU por karenka sutcliff

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Parece que "Jack el destripador" vuelve a la vida, aunque con ciertas diferencias, no se trata solo de prostitutas, aunque las victimas igualmente son degolladas y sus entrañas son extraídas, pero el modus operandi tiene un plus, a las víctimas se les corta la lengua y se cosen sus labios, seguramente el asesino descarga alguna frustración en ese acto, las mujeres son asesinadas después de haber tenido relaciones, hasta ahora no se han presentado casos de homicidios a varones, ningunas de sus pertenencias son hurtadas, así que no se trata de un loco asaltante, esto es más profundo.


La noche era fría y obscura, por alguna razón no había luna, unas cuantas estrellas salpicaban el negro firmamento, el gélido aire quemaba sus pulmones que solo respiraban por costumbre más no porque lo necesitaran, muchas veces William le regañó por dormir sin respirar, a la parca obscura le parecía tétrico y perturbante dormir con alguien que no respira. De repente el olor a cobre inundo sus sentidos, "sangre" ¡oh la bella sangre!, el color de la pasión y la vida, el recuerdo de las prostitutas muertas regocijó su muerto corazón que irriga sangre para mantenerlo funcionando, mantenerlo con "Vida", algo irónico para una parca.

Mientras la parca roja vive bajo el techo de los Phantomhive Sebastian Michaelis supervisa sus sueños, lo sigue cuando este se levanta de la cama, duda que esté completamente despierto “¿sonámbulo?” sin importar cuál sea la motivación del carmín, el demonio dejará que el shinigami se divierta en sueños y que el destino tome su curso, su amo ya tiene todo planeado.

Todo se ve mejor pintado de rojo, no hay mejor pintura que la sangre, pero todo deja de ser divertido cuando la sangre que te salpica es tu propia sangre, el rojo pierde su alegría.


El pequeño cuerpo yace en forma de ovillo bajo las mantas, su padre no está, nuevamente ha sido enviado lejos, toda su infancia creció cuidado por su tío abusivo, a veces el niño piensa que su padre es enviado lejos apropósito; últimamente se han hecho más frecuentes las visitas nocturnas del viejo.

La puerta se abre lentamente, una línea de luz se cuela por la rendija de entre la puerta y el muro, pasos firmes golpean el suelo y un peso extra se acumula a la orilla del colchón, las mantas son levantadas, solo un poco, y una mano se desliza bajo ellas, los dedos tientan a ciegas el camino, todo es más emocionante si es una sorpresa para tus sentidos, su pálida y tierna piel se eriza de miedo, la áspera mano se aferra se su delgada pierna, "el es tan suave, tan tierno", el viejo no puede evitar sentir esos deseos, el sabe que es incorrecto, pero no es su culpa, la culpa la tiene ese niño y sus padres, el pequeño trae la lujuria en su interior, aunque el niño ni siquiera sabe que es eso, el solo tiene 10 años. Los dedos grandes aprietan los pequeños muslos, el infante quiera gritar, pero no hay nadie que lo escuche ni que lo ayude, esta solo a merced de este hombre que debería cuidarlo y no lastimarlo; el niño aprieta las piernas y se mueve lejos del alcance de su agresor, el viejo frunce el ceño molesto y se sube a horcajadas sobre el pequeño; no es que el mayor haya pasado de las caricias, no, eso sería imperdonable, debe controlarse y no romper al niño, no antes de tiempo, después de todo solo es un bebé y seguramente su hermano , el padre del niño, no se lo perdonaría nunca.

-Sshh- susurra al oído del menor, causando que unas lágrimas se deslicen por sus tiernas mejillas adornadas por esas lindas pecas.

-Nunca me gusto el rojo, pero tú... haces que me guste y mucho- el viejo susurra al otro oído y besa la sien de su sobrino, el pequeño solo cierra apretadamente los ojos y traga saliva.

...

La rabia corre por sus venas el pelirrojo invoca su guadaña y lo parte a la mitad, lo abre en canal como a un carnero, desde la cabeza hasta la entrepierna, siempre le dio asco su tío, lo amaba pero le daba asco; la sangre salpica por todos lados bañándolos a ambos, un placer enfermizo recorre el cuerpo de Grell, llevándolo casi al éxtasis, la parca se retira los guantes, sabe que está rompiendo una regla importante, pero no le importa, sumerge su mano desnuda en el interior del hombre y juega con sus entrañas, sube por el destrozado torso hasta la tráquea y la boca, toma sus tijeras y le corta la lengua, esa sucia lengua que lo insultaba a diario y besaba hipócritamente.

Grell besa los labios aún tibios y lo mira a los ojos, podría jurar que el hombre siguió con vida unos segundos más, para gravarse aquel beso que siempre deseo.

Con aquellas rancias vísceras el pelirrojo pinta las paredes de piedra, Madam Red estaría orgullosa de este trabajo.


Las almas no son recolectadas, por lo menos no hay registro de eso, los cinematic record no son almacenados en la biblioteca tampoco, las heridas de los muertos no son realizados por una death scythe pero no se puede descartar que un shinigami esté involucrado como en otras ocasiones, puede que el segador de almas este aliado con un humano nuevamente; el gerente de Londres se siente frustrado, si su empleado está involucrado nuevamente, ahora si no lo ayudara a salirse con la suya, Sutcliff será severamente castigado, pero... bueno, es fácil decirlo más no hacerlo .

William jamás se imagino teniendo que trabajar en compañía de los policías humanos y la escoria de los Phantomhive, pero no tenia opción, la ausencia de la parca roja estaba mermando su ánimo y salud y aunque los shinigamis no suelen enfermar, por lo menos no de lo mismo que los mortales, William estaba sumergido en una profunda depresión, su rutina perfecta había sido devastada, necesitaba a Grell en su vida, aunque cómo siempre uso el pretexto de la falta de personal, el gerente del despacho no se mostraría débil ante nadie.

En un principio el supervisor tenía planeado visitar al shinigami legendario en busca de ayuda, pero al llegar a la tienda del sepulturero, se topó con la desagradable sorpresa de que en el interior de la tienda de Undertaker se encontraban Sebastian Michaelis junto con su amo y los estúpidos oficiales de Scotland Yard; William de inmediato ataco al mayordomo, con su death Scythe cortó la mejilla pálida del demonio mayor.

Spears pasó al fondo de la tienda y se paró a un lado de su mayor, el shinigami podía percibir el hedor infernal más fuerte que antes, observo al mayordomo y al chico, algo andaba mal con esos dos, ¿a caso Ciel Phantomhive era?… Will se estremeció ante el pensamiento, ¡más demonio no! rogó el gerente en sus pensamientos; físicamente el mocoso no había cambiado nada, por lo menos no a simple vista, pero esa esencia maligna… William hizo a un lado esos pensamientos, lo importante era rescatar a Grell de las garras de estos dos.

-Entrégame a Grell Sutcliff- exigió el segador de alamas.

-También me alegra verlo de nuevo señor Spears- hablo con falsa simpatía el sirviente pero con su sonrisa característica.

-Déjate de juegos, te exijo me entregues a mi empleado en este instante- William espetó firmemente, no se iría sin Grell.

-Creí haberle explicado la situación de Grell san- se encogió de hombros y sin dejar de sonreír, por otro lado Undertaker observaba maravillado, “William podía ser tan apasionado a veces”.

La tención podía sentirse en el ambiente, esos dos hombres estaban dispuestos a matarse en ese instante, el peliplata tomo a William por los hombros y lo alejo un poco, el viejo no quería que destruyeran su tienda, mientras tanto Ciel sonrió victorioso al ver la molestia de William y salió de la tienda llamando a su mayordomo para que lo siguiera, pero no sin antes despedirse de William.

-Shinigami...- llamo el joven demonio.

-Grell debe ser castigado, si no lo haces tú, seré yo quien se encargue de eso- Ciel salió de la tienda junto con su sirviente.


-Parece que algo le preocupa señor gerente - dice sonriente Undertaker, una vez que se han marchado los demás.

-No, es solo que...- William piensa mucho.

-Se trata de ese pelirrojo ¿no es así?- dice entre risas, de verdad le fascina como aquel hombre puede descolocar de tal manera a su hijo.

-El es…- guarda silencio William.

-¿Indefenso?, él es una maquina de masacre ambulante Will- el peliplata busca dar algo de tranquilidad al gerente.

-Ese es el problema, si él es culpable, lo van a ejecutar también, los ancianos ya no están siendo considerados- William dice con lastima.

-Ya no puedo controlarlo-el shinigami habla con voz entrecortada, perder a Grell sería lo peor que la puede pasar, su mundo se vendría a abajo y tal vez, el se mataría nuevamente, el no tener el control sobre cada aspecto en su vida lo saca de quicio, y el pelirrojo es parte fundamental de su mundo equilibrado y perfecto.

-Bueno, no debes preocuparte...- Undertaker está a punto de hablar pero es interrumpido.

-Grell es el asesino y lo sabes ¿cierto?- Will espeto rápido desconcertando a su superior.

-Esa alimaña, tiene pruebas en contra de Sutcliff- Undertaker solo guardo silencio.

-Ese idiota promiscuo lo hizo de nuevo- William se lamentaba, enterró el rostro en el pecho del peligris y se aferro a su sotana negra.

-Se fue con Michaelis- murmura con amargura William.

-El no es Christina, William- Ante la mención de la difunta prometida de Will, el shinigami apretó los puños fuertemente, la odiaba, la odiaba con todo su ser y no quería odiar también a Grell.

-El siempre ha estado contigo y siempre encuentra el modo de librarse de problemas, deberías de ser menos desconfiado… ¿galleta?- el sepulturero se encoje de hombros y ofrece una galleta a su hijo, William la rechaza, se despide de su superior y sale del lugar.


Se encontraba sumergido en un plácido sueño, como hace mucho no lo estaba, pero su descanso se vio interrumpido, las cortinas fueron abiertas permitiendo la entrada de la luz del sol que calo sus pálidos parpados, la parca frunció el ceño y se tapo la cabeza con las mantas.

-Grell san, es hora de despertar- la suave voz hizo que un escalofrío recorriera la columna vertebral de Grell, ahora lo recordaba, se había ido con Sebastian y el mocoso Ciel; ¿por qué?, bueno, ni el mismo lo sabe, solo no pudo resistirse, sabe que Will se enojara mucho con él; pobre Ronald sería castigado de seguro.

Grell se levanto finalmente de la cama, está cansado como si hubiera trabajado toda la noche, aunque no puede evitar sentirse feliz; su camisón en contra de sus gusto "blanco", cayó cubriendo hasta sus rodillas, el hubiera preferido una de sus pijamas femeninas y rojas, pero todo fue muy rápido. Grell se estiro y tallo sus ojos, se coloco de nuevo sus gafas y cuando todo fue claro, frente a él había un carrito con el desayuno, una deliciosa tarta de frutos rojos y un delicioso té, rojo también.

-S.. Se.. Sebastian, ¿por qué haces esto?- pregunta algo dudoso.

-¿Hacer qué?-cuestiona con falsa inocencia el sirviente.

-Bueno… ser gentil, no es que me moleste, me agrada, pero no es muy típico de ti a menos que quieras algo de mí-

-¿Tan mala impresión tiene de mí Grell san?- el mayordomo ofreció una de sus sonrisas calidad que derriten hasta al más frío glaciar, Grell se sonrojo y negó con la cabeza.

-¿Preferiría estar encadenado en una celda obscura, sin alimentos ni higiene?-

-¡No!, por supuesto que no- la parca se alarmo, aunque le gustaba el demonio, no dejaba de desconfiar de él, claro, todo era por su instinto de supervivencia.

Sebastian sonríe y se sube a horcajadas sobre Grell, tomándolo apretadamente por el mentón la parca se sonroja un poco pero tiene miedo, puede sentir la energía demoníaca salir del mayordomo.

-Ahora Grell san, compórtese adecuadamente, es nuestro invitado y como mayordomo de los Phantomhive, es mi deber hacerlo sentir cómo en casa- el mayordomo aprieta su agarre lastimando al pelirrojo.

-Sebas-chan  me duele- gime y trata de soltarse, se hace hacia atrás para alejarse pero el diablo no se lo permite.

-Eres sospechoso de aquellas muertes, y mientras no se demuestre lo contrario estas bajo mi cuidado, se lo advertí a tu jefe y no le importo, estoy seguro de que me agradecerá si te mato- Sebastian le oculto al afeminado hombre que su jefe lo estaba buscando. Grell comenzó a temblar ante tales palabras “¿de verdad su Sebas-chan sería capaz de matarlo?”

-Puedo ser gentil con usted o puedo torturarlo, usted decide, mi amo me ha dado libre albedrío sobre tu existencia, así que no me hagas enojar shinigami- la última amenaza y el sirviente se retira, Grell acaricio su rostro tratando de consolarse y una lágrima corrió por su mejilla “¿Cuándo llegara William por él?”.


-Bocchan, es hora de despertar, para hoy prepare té Erl Gray y tarta de frambuesa- Sebastian cumple con su rutina diaria.

-¿El shinigami?- pregunta soñoliento y con el ceño fruncido

-Oh, ya despertó, no se preocupe, no causara problemas-

-Bien-

-¡Sebastian san!- los tres empleados gritan al unísono y como un eco se escucha el "HO - HO - HO" de Tanaka.

-Disculpe bochan, yo me encargo- Sebastian sale de la habitación de Ciel para llevarse una no muy grata sorpresa, dos shinigamis yacen dentro de la casa.

-Spears, no es de buena educación entrar a una casa sin ser invitado- dice con el ceño fruncido pero con una sonrisa en su rostro, una sonrisa burlona.

-Tampoco es de buena educación secuestrar a un dios de la muerte- dice serio mientras se ajusta la gafas.

-oh, Grell san vino por su propio pie y puede irse cuando él lo desee… siempre y cuando se compruebe su inocencia, creí habérselo explicado la vez que lo visité- Sebastian aclara yWilliam frunce el ceño.

-¿Estas retando a un shinigami, demonio despreciable?- escupió con molestia el shinigami.

-Knox... termina con él, yo iré por Grell Sutcliff- ordena William y Ronald obedece, enciende su guadaña mientras que el shinigami obscuro se dirige a las escaleras.

-Eres un demonio tonto si crees que puedes quedarte con Sutcliff senpai- se burla el joven y ataca primero.

-¿Qué rayos pasa aquí?- el joven conde se hace presente.

-Bocchan!- exclama a lo lejos Sebastian, de verdad no quería importunar a su amo.

-Tú, quiero a mi empleado en este instante!- exigió la parca mayor.

-Te atreves a exigirme ¿a mí?- Ciel solo sonríe y niega con la cabeza.

-Si se lo ordeno a Sebastian, los matara a los tres en un abrir y cerrar de ojos, a ti y a los de tu raza, no juegues conmigo shinigami creo que Sebastian ya te explico la situación de esa cosa roja que tanto te gusta- dice entre risas burlonas y engreídas.

-Esa cosa no saldrá de aquí, hasta que pruebes su inocencia o a menos de que Sebastian la mate- William se paralizo ante la amenaza, pero se mantuvo firme.

-En ese caso no me iré sin él, Knox, regresa a la sede y notifica de la situación a los superiores, no volveré sin Grell Sutcliff.- Ronald dudó un poco, no considero prudente dejar a su sensei bajo el mismo techo que estos demonios, pero sin más que hacer el rubio obedeció, sus superiores no estarán felices con esto, Grell causando problemas de nuevo no dejara nada bueno.

-Bocchan, creo que nos será de utilidad mantener cerca a este shinigami también, nunca se sabe, los de su raza puede que den mucho a cambio de su seguridad- susurro al oído de su amo el demonio.

-Haz lo que quieras, pero no quiero que intervengan con tu trabajo- dice el conde con fastidio.

-Si te aburres... juega con tus nuevos juguetes, diviértete "Es una orden"- una idea malvada se maquina en el cerebro del joven demonio, finalmente después de años una sonrisa sincera se dibuja en su rostro.

-Yes My Lord- el mayordomo hace una reverencia y sus ojos se tornan rosados brillantes, de verdad va a disfrutar esto.

-Señor Spears, sígame, le mostrare su habitación- el mayordomo comienza a caminar rumbo a las habitaciones de invitados, William le sigue muy molesto.

-Honestamente, tener que vivir bajo el mismo techo...- masculla entre dientes y aprieta los puños deseando matar a Grell por su ineptitud.

-¡Will!- Grell se encuentra en el pasillo, no pudo mantenerse mucho tiempo encerrado, era aburrido; mientras caminaba por el pasillo divisó a lo lejos a su jefe, el pelirrojo corrió hacia William para abrazarlo, pero solo se gana un puñetazo en la nariz.

-¿Por qué William?- las lágrimas brotan de sus ojos.

-Grell san, yo no le autoricé salir de su recamara, ¿a caso me está retando?- cuestiona sombríamente el mayordomo del infierno. Grell negó temeroso y se levanto del suelo para correr a su recamara y encerrarse, se tiro a la cama y comenzó a llorar, no merecía que lo trataran de tal forma, el no había hecho nada malo.

-Disfrute su estancia shinigami- Sebastian le muestra su habitación a William, la cual se encuentra hasta el fondo y bastante lejos a la de Grell; el demonio mayordomo se marcha con una sonrisa.

-Ah! casi lo olvido, no pueden salir sin mi permiso, no quiero que molesten a mi Bocchan- se va y William suspira con fastidio, se sienta en la cama con algo de asco y comienza a llenar papeles.

           

Hace ya cinco días de que William y Grell yacen como rehenes de los Phantomhive, el gerente del despacho no ha perdido contacto con su reino, se comunica con sus empleados por medio de sus palomas; sus jefes no están nada contentos con la situación, "rescatar " a Sutcliff no se considera como una misión de suma importancia, William será sancionado al volver al despacho.

El supervisor de la sede de Londres se siente impaciente e infeliz, su amado trabajo, su amada oficina, todo por lo que lucho y trabajo sin descanso durante tantos años, su vida se desmoronaba lenta y dolorosamente, “¿Quién se estaba haciendo cargo de la sede shinigami en la actualidad?”

William espera la respuesta de sus superiores respecto al caso, ha solicitado refuerzos para eliminar al mayordomo y salir de ahí, pero su paloma no ha vuelto con una respuesta, la parca obscura está desesperada, desde que llego ha permanecido encerrado en esa habitación y siendo atendido por Michaelis, no ha consumido ningún alimento por su paranoia de ser envenenado y esta algo débil, Sutcliff no es un caso diferente, su ánimo ha decaído bastante, jefe y empleado no se han visto en todo ese tiempo.

...

Se escucha el arrullo de una paloma en el jardín la pequeña ave se posa en la ventana de la habitación de su amo, golpetea el vidrio, William se alegra al verla, sonríe y camina veloz para darle la bienvenida pero de la nada, el pichón desaparece, ¿por qué?, bueno… William se asoma por la ventana y puede ver a un gato negro que capturó a su paloma, la sangre de la parca hierve en ira profunda, ese sucio gato del demonio tuvo la osadía de atacar a un ser tan útil para la sociedad, un soldado valiente y más a un, a la mascota del gerente “IMPERDONABLE”, William invoco su death scythe y se dispuso a cortar en mil pedazos al felino, pero antes de que la guadaña llegara a su objetivo una mano enguantada detuvo el polo de poda que se extiende infinitamente y lo jalo hacia él, trayendo consigo al dueño de la guadaña, William cayó por la ventana estrellándose en el suelo, pero la rabia y la adrenalina lo hicieron levantarse de inmediato, aunque con algunos huesos rotos seguramente, Spears corrió hacia su amada paloma y la tomo en brazos, realmente no estaba herida, solo fue el susto de convertirse en el juguete del minino consentido, Sebastian cargo a su gato y lo beso en la cabeza como a un niño pequeño, William solo miro la escena con asco y se dispuso a volver a su alcoba pero fue detenido.

-Escuche señor, creo que es de muy mala educación atacar a sus anfitriones- dice el mayordomo arrinconando al shinigami contra un muro, William presiona protectoramente a su paloma contra su pecho.

-Bocchan está tomando el almuerzo en el jardín, tiene invitados, no quiero que lo molesten, tenga en cuenta que si esto vuelve a ocurrir, yo mismo le arrancare la cabeza a ese pajarraco y se la serviré cómo cena- después de dicha amenaza el diablo soltó al semidiós dejándolo libre, William no mostró ni el más mínimo rastro de temor, mantuvo su máscara perfecta de indiferencia y entro de nuevo a la mansión, siendo escoltado por la sirvienta.

William se encerró en su cuarto, reviso a su amada ave y se dispuso a leer la respuesta de sus superiores; la cara del gerente se puso pálida y su semblante decayó, "denegado", no se le brindara apoyo para esa tonta misión autoimpuesta. El hombre arrugo la carta en sus manos y la tiro al suelo, “¿qué haría ahora para salir de ahí?”, lo único que puede hacer es aliarse con esta alimaña y demostrar que Grell es inocente, “pero ¿Cómo hacerlo si Sutcliff en verdad es el acecino?”.


Está noche Ciel quería divertirse un poco y que mejor que hacerlo con sus invitados, el demonio pidió la compañía de los shinigamis para esta ocasión, no le caería mal conversar con alguien.

Sebastian pasó personalmente a las habitaciones de los segadores y les informo que comerían en el comedor con el Conde; William rechazo la invitación, pero esto no era a su elección.

-Como mayordomo de la familia Phantomhive es mi deber que todos los invitados disfruten de su estancia en la mansión, sería de muy mala educación que usted rechazara groseramente la hospitalidad de mi amo, además no puedo confiar en un extraño para que ronde por la casa sin supervisión- Sebastian se subió a horcajadas sobre él y junto su rostro con el de la parca; para ser la mismísima muerte, su cuerpo era muy cálido eso le gusto al diablo, este sonrió y tomo el mentón de William presionándolo lastimosamente.

-Ahora, sea tan gentil de arreglarse y acompañarnos, le permitiré sentarse junto a su amante; créame, no le gustara hacerme enojar- el mayordomo soltó su agarre y se dirigió a la habitación de Grell.

-No es mi amante- murmuro ya en soledad William.

...

William se hizo presente en el gran comedor, en el ya se encontraban Ciel, Grell también estaba presente, aunque su habitual alegría se había esfumado, pues al ver a William no corrió a abrazarlo como siempre.

-Sutcliff- William saludo y se sentó a lado de su subordinado, trato de iniciar una conversación, cuando Grell estuvo a punto de responder, algo lo hizo callar de inmediato, los penetrantes ojos escarlata le ordenaron guardar silencio, la parca carmesí solo agacho la cabeza, al notar esto William se molesto mucho, que clase de cosas le habrá hecho el mayordomo a su empleado para cambiarlo tanto.

Maylene junto con Sebastian sirvieron los alimentos, William intento no consumir nada de alimentos, pero su cuerpo le exigía comida, estaba hambriento y no resistiría mucho tiempo más; corto un pedazo pequeño de filete y lo llevo a su boca, lo mastico lentamente disfrutando del sabor y la textura, no podía negar que era una comida exquisita;  el conde no probó absolutamente nada, eso en un principio le hizo sospechar a William, la comida seguramente tenía algo malo, pero la parca recordó que ahora el mocoso era un demonio, la comida humana era como tierra en su boca, Will maldijo la situación, ahora existía un nuevo engendro roba almas del cual debían tener cuidado. La cena paso algo aburrida.

Ciel finalmente se dispuso a hablar de negocios, mañana por la mañana visitarían al sepulturero para más información acerca de los asesinatos que han disminuido considerablemente aunque no se han detenido, eso no es muy bueno porque implica que las parcas están involucradas. El ver a Undertaker fue un gran alivio para el gerente, podría ver a su superior y pedir auxilio.

Al terminar la cena, todos se dirigieron a sus respectivas habitaciones, eso le dio algo de libertad a los shinigamis, mientras el diablo arropaba a su amo y hacia los preparativos para mañana, William deambulo un poco por los pasillos, Grell no le acompañó.

William permaneció un rato en el jardín, apreció las flores hermosas que crecían fuera hasta que el mayordomo apareció y lo escoltó a su recamara; se dispuso a dormir, aunque no tuvo un descanso agradable, le preocupaba un poco Grell, aunque no quería admitirlo, la parca roja se veía muy desmejorada.

...

Hacía tres horas que Grell se había ido a dormir pero simplemente no lo consiguió en otras ocasiones, tener un sueño carmesí sería la gloria; sangre por todas partes, el llanto de los miserables como música de fondo, cuerpos destazados y el beso de su príncipe como toque final, pero en esta ocasión sus sueños no estaban siendo agradables, por alguna razón, se hacían de cierta forma "realidad" o más bien, “¿estaba matando a la gente desde sus sueños?”, o se estaba volviendo loco.

No había querido tocar el tema con su patrón, lo considero como una coincidencia absurda, La sangre, las masacres y el sexo eran algo común en sus sueños pero no estaba siendo excitante como en otras ocasiones.

Grell se vio rodeado por esos muñecos que tanto le gusta hacer, estaba su Sebastian y Madam Red, los dos mocosos Trancy y Phantomhive, pero era distinto, cada muñeco lo hacía sentirse mal consigo mismo,

"Un alma a cambio de otra", "un muñeco por cada alma pura y muerte injustificada", Sutcliff sentía que su alma estaba más que condenada al infierno y por primera vez se sintió culpable de sus actos.

Grell se despertó en medio de la obscuridad, podía sentir las lagrimas correr por sus mejillas, solo quería un abrazo en ese momento. El pánico lo invadió, no podía mostrarse débil sabe que está siendo vigilado y al más mínimo descuido su cabeza será cortada; esos ojos que tanto le gustaban ahora le causan pavor, los ojos rosados brillan en su alcoba, el pelirrojo sale de su habitación despavoridamente, lo único que quiere es ser libre y huir de esa casa, pero al abrir la puerta se vio rodeado por la nada, por más que corriera solo caminaba en círculos, era desesperante.

...

William sabe que Grell no está bien, algo malo le pasa, el supervisor se levanta de su cama y sale de su recamara, sabe que el demonio se molestara pero no le importa, necesita ver a su amigo.

Spears llega hasta la alcoba de Grell y trata de entrar pero esta, está bien cerrada por dentro, eso es malo, William no espera más y rompe el picaporte, al entrar puede ver al mayordomo sobre el pelirrojo, está sentado sobre el sujetándolo por las muñecas, Grell lucha en sus sueños por liberarse mientras solloza desesperado, Sebastian tiene una sonrisa en su rostro, la cual se borra de inmediato al verse interrumpido por William.

El shinigami mayor ataca al mayordomo pero este simplemente desaparece antes de ser atravesado, Grell finalmente despierta y al ver a su compañero se suelta a llorar, William corre a consolarlo, aunque no le gusta el contacto físico, sabe que Grell necesita un abrazo, ahora más que nunca sabe que debe sacar a Grell de esa maldita mansión.


Después del mal rato que Michaelis le hizo pasar a William, el estoico hombre tomo a su empleado en brazos y lo llevo a su propia habitación.

-Honestamente- mascullo entre dientes, no solo tenía que cuidar del carmín en el día, sino también en sus sueños.

William recostó al pelirrojo en su cama, durmieron espalda con espalda, pero no paso mucho cuando Grell comenzó a quejarse y llorar de nuevo en su sueño, William despertó molesto dispuesto a marcharse pero al escuchar cierto nombre, "Brendan"; el moreno sintió un profundo vacío en su estomago, rodó sobre su espalda y abrazo a su compañero, la parca roja se acurruco cerca del pecho de William pero aun así las lagrimas y el miedo no abandonaron su cuerpo. Su pecho convulsiona en un llanto amargo, William trata de despertarlo, pero Grell parece no reaccionar, está muy sumergido en esa pesadilla.

-Yo voy a cuidar de ti- Caricias suaves y besos tiernos en la cabeza es lo que William le brinda al pelirrojo, no conoce otra forma para darle consuelo a Grell, jamás lo había visto de tal forma, tan "vulnerable".


No fue una buena noche para ninguno, el sol comienza a salir y William apenas esta conciliando el sueño ya que paso la noche en vela a espera de que el demonio apareciera de nuevo; en otras circunstancias el gerente se levantaría de inmediato para alistarse e ir a trabajar, pero ahora no, aunque quisiera no puede salir de esa horrible mansión y después de todo sus jefes le dieron la espalda, no valoraron su devoción al trabajo, así que, “¿qué importa ya?”, William se envuelve más en las mantas sin soltar a Grell, mantiene un abrazo firme sobre el delgado cuerpo, el calor que irradian sus cuerpos juntos es muy agradable, una pequeña sonrisa se dibuja en el rostro de Spears y este entierra su cara muy cerca de la del pelirrojo, puede oler el perfume de la parca, es dulce y algo atrevido.

Los parpados del segador de cabellos obscuros se sienten pesados, está cayendo en las garras de Morfeo nuevamente, pero de repente y sin previo aviso la puerta de su habitación se abre de golpe, un hombre entra con un carrito de alimentos, se abre camino hasta la ventana y abre las cortinas y ventanas permitiendo la correcta ventilación del cuarto, Sebastian sonríe ante los gemidos de queja de sus invitados forzosos.

-No pensé que el señor Spears fuese tan holgazán- Sebastian se burla mientras arrebata las sabanas y deja al descubierto los dos cuerpos tibios que se abrazan mutuamente para darse algo de calor y seguridad; William finalmente se sienta en la cama, se coloca los lentes y despierta a Grell ambos tienen ojeras y sus rostros se ven demacrados y enfermos, los ojos del pelirrojo están algo hinchados; de inmediato y ya más consiente, Grell sale corriendo, a pesar de todo es una dama y no puede permitirse que la vean en tal estado deplorable, la parca se encierra en el cuarto de baño de su alcoba.

-¿Es esta la forma en que tratan a sus invitados?- espeta con molestia el segador.

-Bueno, ustedes no se han comportado correctamente- el mayordomo habla con indiferencia y se encoje de hombros mientras sirve algo de té para William.

-¿Que tramas alimaña?- escupe con rencor el shinigami de cabello obscuro; Grell finalmente vuelve a la recamara y se sienta en la cama, su aspecto no mejoro pero su cabello ya esta prolijo.

-Sera mejor que se apresuren, una nueva muerte se llevo a cabo anoche, mi Bocchan y yo saldremos en unos minutos y obviamente no pienso dejarlos solos aquí- Sebastian termina y se marcha de la alcoba, aun debe prepara a su amo.


La carroza es conducida por Tanaka, Sebastian y Ciel viajan juntos dentro, yacen sentados frente a los shinigamis, el viaje transcurrió en silencio, Grell se ha vuelto muy introvertido en estos días, el auto se detiene, han llegado a la funeraria, William se siente aliviado, los 4 entran en la tienda y dentro ya los esperaba Undertaker, William y Grell de inmediato toman lugar con el shinigami legendario; el peliplata como siempre, se encuentra alegre y su emoción crece al ver a sus couhais desaparecidos.

-Undertaker!- el joven conde llama la atención del sepulturero, el niño no está de humor hoy, sabe lo que su mayordomo tramaba anoche y aunque no es la primera vez que el demonio fornica con extraños, en especial con Grell, Ciel no permitiría que eso ocurra de nuevo bajo su propio techo.

...

Todos pasan a la tras tienda, en una mesa de autopsias yace un cuerpo cubierto por una manta grisácea, el olor a sangre seca y liquido para embalsamar inunda el lugar, la peste a muerte es insoportable, el estomago de Grell se revuelve un poco pero se mantiene fuerte; Undertaker camina hasta el cuerpo y lo devela, es una imagen impactante, el cadáver esta hinchado del rostro, los ojos desorbitados, se pueden ver sus sesos y entrañas destazadas, aunque Undertaker ya lo ha limpiado y ha comenzado a coserlo para unirlo nuevamente en una sola pieza, la imagen es terrorífica Ciel pierde un poco el equilibrio al hacerse hacia atrás, pero es sujetado por su fiel mayordomo.

El sepulturero solo sonríe y juega con la carne desprendida del rostro del occiso, sus largas y negras uñas rozan la amoratada piel.

-Este fue un trabajo excelente señor Grell- dice entre risas el mayor; todas las miradas se lanzan sobre el pelirrojo que entra en pánico.

-Cuando fui a recoger el cuerpo, hehehe, había un pequeño niño en la cama, estaba en shock nadie pudo moverlo de ahí, cada que alguien se acercaba el pequeño gritaba como loco, pobre, el presencio toda la escena, ¿sabes? se parecía mucho a ti cuando eras pequeño Grell hehehe- concluye el anciano sonriendo.

-Así que hay testigos...- murmura Ciel.

-...Sebastian, nos vamos- ordenó el conde y salieron del lugar, aunque William y Grell se demoran un poco con Undertaker.


Al llegar a la escena del crimen, todo sigue igual, lleno de sangre pero el niño ya no está en la habitación, Sebastian y Ciel hablan con los padres del menor, quieren hablar con él, pero después de una hora, el niño no dice nada, simplemente solloza, Ciel se rinde con el menor y junto a su mayordomo comienza recopila cualquier pista sobre el asesino.

William y Grell observan a no muchos metros de distancia, el pelirrojo mira al niño y sonríe, es un dulce pequeño, se ve tan  tierno aferrado a la falda de su madre; el otro hombre se percata de la mirada tierna de su compañero y suspira, “¿en verdad la parca roja desea tanto poder parir un hijo propio?”.

Los cuatro varones, shinigamis y demonios suben a la carrosa para volver a su mansión, pero antes de que esta se ponga en marcha el pequeño se despide de Grell, desde que llegaron el niño no aparto la mirada del shinigami rojo.

-Gracias señora- grito el pequeño, el corazón de Grell se hinchó de alegría aunque no entendía porque le daban las gracias.

De regreso a la mansión y sin ninguna prueba útil, el conde se encierra en su oficina y los shinigamis vuelven a su hacinamiento.

William lleva una bitácora muy detallada sobre su encierro y prácticamente todos los días recibe noticias del despacho por medio de sus amadas palomas, esta tarde recibió una nota de Slingby, no muy respetuosa por cierto, aunque cómica.

Spears, ¿dónde diablos están?, ¿cuando piensas volver?, Ronald no deja de llorar por su papi y mami, los viejos están muy molestos contigo y no es por nada pero el despacho se viene abajo, se extraña tu cara amargada y el trasero de Sutcliff por acá.

Tal vez deba ir y darle una lección a esa alimaña petulante de "Sebas-chan".

Se podía leer el sarcasmo en la nota pero también la nostalgia, William no pudo evitar sonreír, el gerente guardo la nota en su bolsillo y volteo a ver a Sutcliff que estaba sentado en la cama, acariciando a su paloma que arrullaba placenteramente.

El shinigami más viejo suspiro y tomo asiento junto a Grell, los dos se miraron y sonrieron, ya era muy tarde, ambos estaban cansados y necesitaban dormir, solo Dios sabía cuánto tiempo más pasarían ahí.


 

 


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