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Mis 5 guardianes y el destino. por KeikoHikari

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Unos rayos de sol que entraban por la ventana me despertaron, ya era de día, el sol lucía en lo más alto del cielo. Había vuelto a soñar con el mismo chico de ojos plateados, y aquella mujer que pedía mi ayuda, pero estaba solo, no había nadie en mi habitación; Sombra había vuelto a escaparse, la ventana estaba abierta. Me levanté y me asomé por ella bostezando. A lo lejos vi a Sombra correr en círculos a la sombra de uno de los árboles, había alguien apoyado en el árbol observando a Sombra, me pareció que era el hombre de la noche anterior.

Me vestí y desayuné rápido, quería conocer a aquella persona, pero cuando fui a salir, ya no estaba. Me senté en una silla, inconscientemente clavé mi mirada en mi mano y me vino a la mente aquella visión de un camino que no me acordaba a dónde conducía. Recordaba el principio y por curiosidad decidí seguirlo, pero nada más poner un pié en el bosque, Aiden me cortó el paso.

-         ¡A-Aiden! ¿Q-Qué estás haciendo aquí? – pregunté asustado.

-         Eso debería de preguntártelo yo... – dijo con tono serio.

-         Quería dar una vuelta por los alrededores para despejarme un poco la cabeza...

-         ¿Sin nosotros? – Yo agaché la cabeza. – Te hemos dicho miles de veces que no salgas solo, ya viste lo que ocurrió la última vez... – dijo mirando los orificios de los colmillos del Oni que me atacó, en mi muñeca. Yo lo tapé con la mano izquierda.

-         No te preocupes, puedes venir conmigo si quieres... – ofrecí. No quería que viniera pero aun así le pregunté.

-         No puedo ir, Idaína me está esperando para entrenar. Pídele a Takumi o a Kaito que te acompañen, recuerda que no puedes ir solo, ya conoces las consecuencias.

-         Sí, sí, lo sé... Está bien, le preguntaré a alguno de ellos... Puedes irte. – Él afirmó con la cabeza y se fue. Yo respiré tranquilo y seguí mi camino solo.

 

Al continuar no hubo problema, al tiempo apareció Sombra, el cual apareció de entre unos arbustos. Después de frotarse contra mis piernas continuó hacia delante. Yo por curiosidad lo seguí. Me llevó a la orilla de un río, ya no veía a Sombra, me agaché a beber agua, estaba fresca, mojé mi cara y descansé un poco sentado, pero sin querer me dormí. Sombra me despertó lamiéndome la mejilla y ronroneando. Cuando le acaricié y me erguí, se quitó de encima y se fue por detrás de mí. Estaba atardeciendo, ¿cuánto había dormido? Me costó levantarme por el mareo, pero logré ponerme en pié y seguir. Al darme la vuelta había un hombre vestido de negro y ojos plateado mirándome, apoyado en un árbol. Tenía a Sombra entre los brazos acariciándolo.

-         Al fin despertaste... – dijo aquel hombre.

-         ¿T-Te conozco? – respondí yo. – Te he visto antes... Estoy seguro.

-         Me llamo Zeria, y éste de aquí es...

-         Sombra – le interrumpí. – Ups, perdón, ese el nombre que yo le puse, ¿es tu mascota? Un amigo me dijo que estaba a mi lado cuando..., un..., animal, sí, eso, me atacó. Creo que me protegió, o al menos lo intentó.

-         ¿Cómo sabes su nombre? No fue un animal, fue un Oni, y sí, estaba a tu lado porque yo le mandé protegerte. Puede transformarse en un tigre adulto, o incluso en un humano, pero gasta mucha energía en ello, así que no suele hacerlo. – explicó Zeria.

-         Ayer en la noche, eras tú la persona que había bajo mi ventana, ¿verdad?

-         Así es, siempre te he observado, mi deber como persona es protegerte. Y cuando yo no puedo, Sombra lo hace por mí, por eso le caes bien y odia a cualquiera que se te acerque. Ya no volverá a pasar el incidente de ese demonio de Clase B. Llegué tarde, no hay día que no lo recuerde... – murmuró.

-         Eso último no lo he oído... Bueno da igual, tengo que volver a casa, se estarán preocupando por mi. – solté. Pero Zeria me agarró por la cadera y me impulsó hacia su pecho.

-         Tranquilo, desde ahora estaré junto a ti para protegerte. – dijo acariciando mi pelo. – Ven conmigo, quiero que veas algo.

 

Sin dejarme decir nada, una luz negra que salía del suelo nos envolvió. Yo estaba asustado, temía que Zeria fuera de los malos y que me fuera a matar. Comencé a temblar; Zeria se percató y me abrazó fuertemente contra él. Estaba cálido, me sentía seguro entre sus brazos. Pronto llegamos a una casa, estaba rodeada de árboles y se oían ruidos que provenían de dentro de dicha casa. De ella salió una chica que tendría sobre los 24 años, con el pelo negro muy largo y ojos violetas. Zeria me explicó que era una curandera, que me ayudaría a sacarme de dentro el poder negro que aquel Oni de Clase B me transmitió.

-         Oh, el chico sagrado, Kiray, ¿verdad? – dijo la mujer. – Yo soy Minna, supongo que ya te ha dicho Zeria, quien soy.

-         Sí, aun que me llaman Shinji, Kirey es mi primer nombre. ¿Me vas a curar?

-         Así es pequeño, pero he de explicarte, para quitar ese poder oscuro necesitas un poder más fuerte que ese para que de alguna manera se lo ‘coma’. Como el Oni que te mordió fue de Clase B, necesitas a uno de Clase A...  Los Oni de Clase A, son los líderes, los más poderosos, aquellos que pueden dominar el mundo si quieren...– explicó Minna.

-         ¿Y dónde voy a encontrar a uno de ellos? – pregunté confuso.

-         No tienes que buscarlo, lo tienes más cerca de lo que crees... – Minna miró a Zeria sonriendo.

-         ¿Z-Zeria? ¿T-Tú eres un Oni?

-         Mi madre fue un Oni de Clase A, pero mi padre era un mortal, de esa unión salí yo... Heredé los poderes de mi madre, pero yo renuncié a seguir su línea como sucesor. Combato a los Oni de niveles bajos que atormentan a la ciudad. – interrumpió Zeria.

-         Tienes que dejar que Zeria te muerda, pero he de advertirte que cuando te muerda, puede que aquellos que antes te rodeaban con poderes sagrados, como tu abuela o los guardianes asignados, te duela el pecho con solo estar a su lado, porque  tendrás poderes oscuros dentro de ti. – expuso Minna. Al principio dudé, no estaba seguro de que si tenía que fiarme de ellos, pero sentía mucha confianza por parte de Zeria, como si lo conociera desde siempre, me sentía seguro de que estuviera a mi lado.

-         Está bien, acepto.

-         ¿Estás seguro? No te sientas obligado a hacerlo... Yo...

-         ¡Quiero hacerlo! – interrumpí. Acerqué mi cuello a su boca. – Vamos, hazlo. – Agarró mi cabeza y mordió mi cuello. Sentí arder mi pecho, perdí fuerza y caí al por dolor.

-         Shinji... – dijo Zeria agarrándome para evitar darme con el suelo.

-         A-Arde... – dije agarrándome el cuello.

-         Aguanta un poco. – Cada vez ardía más, y yo tenía que aguantarlo, pero al tiempo empezó a disminuir, cansado y sin fuerza, Zeria me tomó en brazos y me llevó a casa de mi abuela. Ahora tendría que explicárselo todo a ella.

Notas finales:

Espero que les haya gustado ^^

~Keiko


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