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Mis 5 guardianes y el destino. por KeikoHikari

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-         ¿Quién eres? – preguntó Aiden con rostro serio.

-         ¿¡Y por qué llevas a Shinji en los brazos!? – interrumpió Takumi dando voces.

-         ¡Responde! – gritó Kaito. Al momento apareció Daiki, que se acercaba desde el bosque.

-         Vaya, vaya, pero si es mi amigo Zeria – dijo con picaría. – Cuando tiempo sin  verte... ¿Qué has estado haciendo? ¿Persiguiendo a tus amiguitos?

-         No son mis amigos. – respondió Zeria con enojo.

-         ¿Zeria? ¿Es amigo tuyo Daiki? – curioseó Takumi.

-         Bájame Zeria, por favor. – pedí.

-         ¿Puedes mantenerte en pié? – preguntó Zeria.

-         Creo que sí... – Intenté mantenerme, pero no pude, tuve que ayudarme de Zeria. Estuve a punto de caer al suelo, pero los chicos me sostuvieron, en el momento en el que Takumi tocó mi brazo, sentí que esa parte me quemaba. Tuve que apartarme de él y refugiarme detrás de Zeria.

-         Shinji... – musitó Takumi.

-         ¡Lo siento! – exclamé.

-         Será mejor que entremos dentro Shinji.

-         Está bien, Zeria. – Me volvió a coger en brazos y me plantó delante de mi abuela.

-         Zeria... ¿Qué haces aquí? – preguntó mi abuela.

-         Me alegro de verla Iria, sigue como siempre, usted no cambia.

-         ¿Os conocéis? – interrumpí.

-         Shinji, ¿qué haces con él? Deberías de estar con los demás. – Se lo conté todo, con pelos y señales, no se me escapó ningún detalle. Ella puso una tremenda mirada de odio en Zeria. - ¡Te dije que te alejaras de los míos! ¿Cómo te encuentras?

-         A-Abuela..., será mejor que no te acerques mucho a mí. Cuando me tocáis, me siento realmente dolorido, así que por eso te pido que no lo hagas...

-         ¡Toda la culpa es tuya! – exclamó lanzándole lo que pareció ser una concentración de energía.

-         ¡Abuela! – me puse delante de Zeria y me llevé el golpe. – N-No lo hagas más... – murmuré desplomándome al suelo.

-         ¡Shinji! ¡Shinji! ¡Abre los ojos! – exclamó Zeria. Fueron las últimas palabras que escuché antes de quedar  inconsciente. Desperté con Zeria sentado en el suelo jugando con Sombra.

-         M-Mi cabeza... D-Duele... – dije cerrando los ojos con fuerza.

-         Al fin despertaste, ¿cómo te encuentras? ¿Por qué te pusiste delante?

-         Quería protegerte...

-         Ese es mi trabajo, no me dio tiempo a apartarte, fuiste tan rápido y tan tonto al hacer eso. Prométeme que no volverás a hacer eso.

-         E-Está bien, lo siento.

-         Así me gusta. Realmente pensé que te había pasado algo más grave, no recordaba que parte de mi poder está en ti, gracias a eso estás vivo, el poder de tu abuela podría haberte matado, ten más cuidado la próxima vez.

-          L-Lo siento – murmuré con la cabeza agachada.

-         Tengo noticias importantes para ti, debería de habértelo dicho antes, pero no encontraba el momento ideal para decírtelo así que creo que este es el oportuno. ¿Recuerdas la leyenda del príncipe y la princesa? Pues esa leyenda, contaba que tuvieron dos hijos, ¿no? Un niño y una niña, que a la vez éstos tuvieron hijos, pues he de decirte que tienes una hermana, se llama Lucero o al menos la llaman así. – informó.

-         Tengo una hermana... – musité. - ¡Tengo una hermana! ¿Cómo sabes tú eso? ¡Qué bien! Siempre pensé que era hijo único, ¡quiero conocerla! – exclamé entusiasmado.

-         ¿Hace tiempo no estuvo una chica aquí llamada Michi? Si no recuerdo mal esa chica, es una de las guardianas de tu hermana.

-         Sí, ya la recuerdo, esa chica está enamorada de uno de mis guardianes. Oye Zeria, ¿por qué nos separaron a mi hermana y a mí? – curioseé. Realmente quería saber más sobre nosotros.

-         Según tengo entendido, tu hermana ya nació con los poderes desarrollados, así que enviaron a Lucero al cuidado de tu abuela. A los 12 años tu hermana dejó esta casa para poner en práctica sus poderes.

-         Así que mi hermana es mayor que yo...

-         Exacto, por dos años. Tu madre nunca superó el hecho de dejar ir a su hija recién nacida y te tuvo a ti. El día de tu nacimiento, se negó a renunciar a ti y te crió a escondidas. Cuando tu abuela supo de que el niño varón ansiado había nacido quiso de inmediato hacerse contigo, tu madre no se lo pensó dos veces y huyó contigo.

-         Mamá... ¿Hizo todo eso por mí? De repente me han dado unas ganas enormes de ir a verla...

-         Te entiendo por el momento iremos a ver a tu hermana, ¿qué te parece?

-         ¡Genial! – Me tomó en brazos y salió de un salto por el balcón.

 

Aparte de ser extremadamente alto, su perfecta estructura era muy fuerte, a penas tenía nada de grasa. Admiraba a Zeria en todos los aspectos, era muy inteligente y sabía acerca de todo, incluso sabía más de mi vida que yo. Sin permiso de mi abuela había salido de casa, era como una especie de castigo por ocultarme la verdad. Llegamos a un templo aparentemente abandonado, me hizo un gesto que me indicaba que pasase primero pero tenía miedo, así que él fue delante. Abrió las puertas, un aire con olor a flores salía de allí. Por dentro tenía un aspecto muy diferente, estaba más nuevo, más cuidado. De pronto unas chicas aparecieron de la nada, entre ellas estaba Michi, la cual no parecía muy contenta de verme. Todas las chicas, excepto Michi, acudieron a Zeria, enseguida lo rodearon, estaban muy contentas de verlo.

-         ¡Zeria!

-         Sigues igual de guapo... – añadió una de las chicas.

-         ¡Cuánto tiempo sin verte! – exclamó otra chica.

-         Quédate con nosotras esta noche.

-         ¡Eso, eso! Llevábamos mucho tiempo sin saber de ti.

-         ¿Qué has hecho todo este tiempo?

-         Vamos, chicas, perdonarme, he estado muy ocupado, ahora quiero ver a...

-         Chicas, ¿a qué viene todo este barullo? – interrumpía otra de las chicas que aparecía por el fondo. - ¡Zeria, qué alegría de verte! – Era una chica con un pelo largo y rubio, con los ojos de color verde como la esmeralda.

-         E-Ella es...

-         Oh, ¿quién eres tú? – dijo mirándome con una sonrisa en la boca. - ¿A quién me has traído hoy? Me eres familiar...

-         Lucero, él es Shinji, Kiray Shinji, tu hermano menor, aquel que nunca conociste. – anunció Zeria.

-         H-Hermano... Eres mi hermano... Pequeño... – murmuró casi llorando. – Cuanto he deseado conocerte.

-         Hermana... – dije abalanzándome sobre ella, le di el mejor y más caluroso de mis abrazos. Todas las chicas que habían allí nos aplaudieron.

-         Hueles a casa. Cuantos recuerdos... Estoy tan contenta de que al fin estemos juntos... ¿Cómo están papá y mamá? – preguntó interesada.

-         La verdad es que hace casi un año que no los veo, pero antes de venir a casa de la abuela, estaban estupendamente. En las llamadas que nos hacemos entre semana me dan buenas noticias.

-         ¡Qué bien! Vente vamos a seguir hablando, sígueme. – Me cogió del brazo y me sacó de allí.

Notas finales:

¡No os olvidéis del REVIEW!

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