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El primer y único amor. por KeikoHikari

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Había estado casi una semana alternando el hospital y mi casa. Luca había estado conmigo en todo momento, según él, se sentía culpable. Al llegar a mi departamento, contemplé la torre de papeles que había encima de mi escritorio y pensé: Café, cuanto tiempo. Sí, a eso me refería, me esperaban largas noches en vela, terminando mis  ‘deberes’, ya que por el día tendría que ser el perrito faldero de Luca.

-         ¡Matt, cuánto tiempo sin verte! – exclamó Marc.

-         Buenos días Matthew, ¿qué te ha pasado? No has venido en una semana, pensamos que lo habías dejado... – interrumpió Dylan.

-         Buenos días a los dos, he estado enfermo, con fiebres tan altas que he tenido que asistir al hospital varias veces... – expliqué. Me miraron sorprendidos.

-         ¿Estás ya mejor? – preguntó Marc.- Si no te encuentras bien deberías irte a tu casa...

-         No, no, ya estoy curado, además tengo que quitarme toda esta montaña de papeles... Como Luca vea todos estos papeles... – murmuré.

-         ¿Qué pasa conmigo? – preguntó Luca entrando por la puerta.

-         ¡N-Nada! – exclamé exaltado. No le había visto entrar.

-         ¿Cómo te encuentras Matt?

-         B-Bien jefe...

-         Muy bien, pues vámonos, tenemos reunión con la librería que hay en la calle principal. Coge tu maletín y tu chaqueta, no sé cuando volveremos. Bueno, chicos os encargo el departamento, regresaremos tarde, que tengan una buena mañana. – dijo dirigiéndose a Dylan y Marc.

-         ¡A la orden, señor! – respondió Marc.

-         Hasta después, chicos. – solté yo.

 

En todo el recorrido hasta la librería no me dijo nada, pero cuando me miraba, sonreía. Desconocía la razón por la cual lo hacía, y por vergüenza y porque no me incumbía, no pregunté. Es cierto que me ponía cada vez más nervioso, pero en el fondo me hacía reía a mí también.

Todo fue como lo planeado anteriormente, reuniones, charlas, discusiones, ajetreo, etc. Debería de estar acostumbrado a todo eso, pero con Luca como jefe, todo se multiplicaba por tres. Por fuera, aparentaba ser un chico sereno, serio y pasota, pero cuando lo conoces de verdad te das cuenta de que no es verdad, que es todo lo contrario. Las jornadas con él, eran agotadoras, llegaba a mi casa que a penas tenía fuerza para abrir la puerta. No sé si anteriormente, a los demás ‘secretarios’ que había tenido, les pasaba lo mismo que a mí; lo mío no era normal. Cuando me llevaba de camino a casa en coche, empezó a hablarme.

-         Oye Matt, ¿realmente te encuentras bien?

-         Que sí, preocúpese de la carretera, no de mí. He tomado medidas, y ya no me dejo el pelo mojado por las noches, ahora me cuido más. – dije riendo.

-         No has cambiado... – murmuró Luca.

-         ¿Eh? ¿Ha dicho algo? – curioseé.

-         No, nada importante.

-         Ah...

-         Realmente quiero volver a besarte y que recuerdes todo... – volvió a murmurar.

-         ¿Has dicho algo? – repetí. – Creo que me estoy quedando un poco sordo con esto de la edad, así que si podrías repetirlo...

-         No he dicho nada. – dijo riendo.

-         No me gusta esa risa, suena... – Recordé, en ese instante, unas palabras que yo mismo dije: No volveré a subirme al coche de Luca.

-         ¿A qué suena?

-         S-Se me ha o-olvidado. – tartamudeé esquivando su mirada.

-         ¿Qué te pasa? Te has puesto nervioso en cuestión de segundos...

-         Recordé algo muy importante, eso es todo.

-         Mira, estamos ya en tu casa. – dijo frenando el coche.

-         ¡Qué bien! B-Bueno ya... – Antes de que acabara de hablar, me cogió del brazo y me lanzó contra él. Noté su perfume muy cerca de mí, escuchaba en ruido de mis intentos por separar mis labios de los suyos. Al final, me dejé llevar, sobretodo porque me gustaba, por mucho que me costara admitirlo, esa era la verdad. – Jef... Nh... P-Pare... P-Por... A-Ah... N-No debo... ¡Detente! – grité alejándolo de mí.

-         Matt... Yo...

-         ¡Deje de jugar conmigo! – exclamé abriendo la puerta del coche. Al abrirla con tanta fuerza y rapidez, no me di cuenta de que estaba cerca de una de las farolas de la acera, así que la puerta se llevó el golpe. Cuando me fui a dar cuenta, había abollado la puerta y un arañazo le había quitado la pintura. – Oh, no... La puerta...

-         Vas a tener que pagarme el arreglo... – dijo con una risa pícara.

-         Yo... Yo... P-Por supuesto... Te pagaré el arreglo de la puerta... L-Lo siento muchísimo...

-         Puedes pagármelo de otra forma... – soltó guiñándome un ojo.

-         ¡Eres un idiota! – dije cerrando la puerta con fuerza. Después corrí hacia la puerta de mi departamento, al llegar a ella, entré a casa y me tiré en el sofá.

-         ¿Cómo voy a poder mirar mañana a la cara a Luca, después de haberle llamado idiota? Esto es ridículo... ¿Qué estoy haciendo con mi vida? ¿Y si me cambió de editorial? Sería la tercera en un mes, pero Luca... A ese al que llamo jefe, se aprovecha de mí como quiere y le viene en gana... ¡Ah, que rabia! ¡Ese idiota! – Estuve hablando solo un rato hasta que me duché. Al pasearme por el comedor, mientras acicalaba mi pelo con una toalla, me percaté en la foto en la que se había fijado Luca cuando vino a mi casa el día que caí enfermo. En ella salíamos yo y un amigo en bachiller. – Me acuerdo de esta foto... Pero él... ¿Cuál era su nombre? ¿Daniel? No, ese no era. No lo recuerdo... Bueno eso no es lo importante ahora... ¿Por qué se fijó en esta foto? No hay nada de especial en esta foto, es mas, no creo que fuera un momento muy importante de mi vida, ya que no recuerdo nada de lo que pasó en ese año... Me gustaría recordar algo sobre este tipo, aquí salgo sonriendo, pero él, por lo que veo, es muy serio, no está sonriendo. ¿Y por qué mi brazo rodea su cuello? ¡Que mareo por una foto! – exclamé dejando la foto en su sitio. En ese momento mi móvil sonó, era Luca, así que no lo cogí. Sorprendentemente no volvió a llamar, supongo que entendería que no quería hablar con él.

 

Al entrar al departamento, como era obvio, no estaba Luca, siempre entraba un poco más tarde porque siempre tenía algo que hacer.

Noté que quería hablarme sobre lo del beso, pero yo evitaba la pregunta a toda costa. No quería hablar de ello, no quería que volviera a suceder. Cada vez me planteaba más el cambiarme de departamento. Comprendí que no quería seguir siendo acosado con Luca y hablé con el director acerca de un posible traspaso. Me comentó que no había problema, que me pasaría un papel si de verdad estaba interesado en el cambio.

Al volver al departamento, Dylan y Marc ya habían oído sobre lo del traspaso porque una chica me había llevado los papeles a mi escritorio. Ellos me dejaron en claro que no querían que me fuese, no lo entendían, tan solo les dije que estaba a punto de volver a mi antigua editorial, cosa que era mentira. Tan solo quería quitarme a Luca de encima.

Me quedé solo en el departamento, todos había vuelto a casa, y yo estaba a punto de irme también a la mía, pero todavía tenía que ordenarme todas las últimas encuestas para analizar que me habían dado. Noté que alguien me abrazaba por detrás y apoyaba su cabeza contra la mía, su perfume le delató.

-         J-Jefe...

-         No te vayas... Cada vez que te encuentro despareces, esta vez no voy a dejarte escapar.

-         ¿Qué está diciendo? Suélteme, quiero irme a casa. – pedí.

-         Ven a mi casa... Tengo que explicártelo todo...

Notas finales:

No os olvidéis del review!


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