- Tengo que terminar esto... Vamos, déjeme.
- ¿Después vendrás a mi casa?
- Estoy muy cansado jefe, de verdad que no puedo. – insistí. Me deshice de sus brazos que me rodeaban y me alejé de él. Tenía una mirada triste. – J-Jefe... ¿Está bien?
- ¿Tantas ganas tienes de alejarte de mí? – preguntó acercándose a mi.
- N-No es eso...
- ¿¡Entonces qué pasa!? Ya trabajabas en esto antes, y aun así, sigues trabajando en lo mismo. ¿Por qué conmigo quieres irte?
- ¡Me gusta este trabajo!
- ¡Mientes! – gritó. Se abalanzó sobre mí mientras estaba mirando por la ventana. Puso su cara al lado de mi oreja.
- O-Oye... Yo...
- Vamos, dime que me quieres como la primera vez que lo dijiste. Aquel día estabas tan nervioso que a penas salían las palabras de tu boca.
- ¿Qué está diciendo? Quítese de encima, a penas puedo moverme. – Quitó sus manos de alrededor de mí, tiró los papeles de la mesa al suelo y me lanzó a ella. - ¡Jefe!
- Yo no estoy equivocado, tú te acuerdas de todo, ¿por qué no me lo dices ya?
- ¡Que eso no es así! N-No recuerdo nada de eso, yo nunca tuve un lío con un hombre, ¡solo quería alejarme de ti!
- ¿Alejarte de mí? – repitió.
- Así es. – dije esquivando su mirada. – Por esto mismo quería irme, por que está constantemente acosándome, no me deja respirar, hace conmigo lo que le viene en gana y estoy harto... He llegado a mi límite, no puedo más. Usted no para de compararme con un chico de hace ocho años, y de verdad que, estoy cansado de todo... – Sin decir nada, se irguió y me dio la espalda.
- Lo siento. – murmuró. – Realmente pensé que eras él... Nunca pude superarlo y la estoy tomando contigo. Discúlpame Matthew, no volveré a molestarte, buscaré a otro secretario, puedes seguir trabajando junto a Dylan, Marc y los demás.
- Y-Yo tampoco quería...
- No te preocupes, todo lo que has dicho es cierto. Asegúrate de que la puerta está cerrada cuando salgas, buenas noches, Matthew. – Contemplé como la figura desaparecía de mi vista, estiré mi brazo para intentar alcanzarle pero no lo logré. Sabía que había hecho algo mal, pero tenía en mí esos prontos que me hacían soltarlo todo.
- Me he excedido... – me dije a mí mismo. – Él solo estaba confundido de persona..., nada más... Me siento culpable ahora... – Recogí mi mesa y la preparé para el siguiente día, también ordené la de Luca porque estaba algo desordenada y, entre unos papeles, en el cajón del escritorio, encontré una foto de cuando era más joven. - ¿Éste es él? Vaya, me recuerda a alguien, aquí tiene el pelo un poco más claro. Juraría que lo he visto antes... Un momento, ¿¡qué hago curioseando sus fotos!? Será mejor que vuelva a casa, es tarde.
Después de cerrar la puerta como Luca había pedido antes de que se marchara, me dirigí a mi casa, mis próximos destinos eran: la ducha y la cama. Desperté con la mente algo nublada, pero aun así tenía que volver al trabajo. ¿En qué iba a trabajar? Si Luca me había expulsado como su secretario, ¿qué iba a ser de mí? Todo esto me pasaba por no tener la boca cerrada cuando tenía que tenerla. Lo había estropeado todo, y más aún, había destrozado las ilusiones de Luca. Antes de salir de casa, dirigí mi mirada aquella foto que tanto le había gustado a Luca, aquello ya era como la rutina diaria. Seguía con mi manía de que tenía que descubrir quién era aquel chico.
Al llegar al departamento, Marc me comentó el trabajo que Luca nos había encomendado a nosotros. Ellos ya se habían enterado de que yo había sido ‘despedido’ de mi trabajo como secretario del jefe y ahora era un trabajador más, igual que otro.
A penas vi a Luca en ese día, tampoco en la semana. Su trabajo se centraba en la calle, ir de un lado para otro. En esa semana heché de menos los acosos de Luca.
Buscando una encuentra entre los papeles del escritorio de Luca, encontré una foto en la que salía un chico, tendría alrededor de los 18 años. Justo cuando la tenía entre mis manos, oí que alguien entraba, rápidamente metí la foto en uno de mis bolsillos y me hice el dormido. Susurró algo pero no lo escuché bien. Se acercó a mí, acarició mi pelo y besó mi cabeza, era Luca, reconocible por su perfume diario. Su tacto re era familiar, había sentido antes, esa mano cálida paseándose a sus anchas por toda mi cabeza a la vez que un escalofrío se adueñaba de mi espalda. Abrí los ojos y me levanté; intenté hacerme el dormido.
- Perdona, te he despertado, no era mi intención. – se disculpó.
- Oh no, gracias por despertarme, ya es hora de que vuelva a casa, es tarde... ¡Buenas noches! – exclamé saliendo de allí. – Por los pelos he podido escapar si me llega a ver con esta foto va a pensar que soy un cotilla... Oh no, la foto... Me la he traído. ¡Que voy a hacer! A lo mejor está buscando la foto, se dará cuenta de que se la he quitado, ¡soy un ladrón! Esta maldita foto... S-Se parece al chico que aparece en mi foto. ¿¡Quién demonios es este chico!? ¿Tiene que ver algo con Luca? ¿Será su hijo? ¡Pero cómo va a ser su hijo! Esta foto parece algo vieja, no puede ser que tuviera un hijo con 17 años o así... ¡Quiero dormir, no liarme más la cabeza! ¿Y si los dos chicos fueran los mismo? ¡En absoluto, no pueden ser la misma persona! – Y así estuve toda la noche, intentando buscar respuestas a todas mis preguntas. A la mañana siguiente cuando quise dejar la foto en el cajón donde debería de estar, Luca me pilló.
- Matthew, ¿qué está haciendo? – preguntó.
- ¡N-No! Y-Yo... He... ¡N-Nada! Te quería devolver esta foto que me encontré ayer por el suelo. Perdona por no devolvértela antes... – dije entregándole la foto.
- Gracias a Dios... La estuve buscando, pensaba que la había perdido. Es mi más preciado tesoro. Es un recuerdo muy importante, esta foto fue de cuando era más joven, mi mejor año en el instituto. Gracias Matthew, te lo agradezco.
- N-No pasa nada, ¿es que el chico de la foto eres tú? – curioseé.
- Así es, en esta foto tenía alrededor de los 18 años... No estoy seguro...
- Entonces..., el chico de mi foto..., ¿¡eres tú!?
- Claro que soy yo... ¿No te diste cuenta?
- ¡Ahora entiendo por qué te fijaste en esa foto cuando viniste a casa! Soy un idiota... He visto esa foto muchísimas veces, y en ningún momento pensé que podrías ser tú. Me siento como un completo inútil.
- Es increíble. – dijo riendo. – Después de todo este tiempo y no te habías dado cuenta.
- ¡No me había fijado! ¿Y por que tengo una foto contigo a los 18?
- Eso tendrás que averiguarlo tú. – dijo saliendo del departamento.
- ¡Oye no huyas, responde!