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“Por todos lados había una enloquecedora cantidad de frutos en flor: manzanas, ciruelas, peras y fresas. Y a medida que avanzábamos, pude ver cómo la verde hierba bajo los árboles estaba cuajada con pétalos caídos. La carretera entraba y salía entre estas verdes colinas de lo que aquí llaman "Tierra Media", liberándose al barrer alrededor de las curvas, o cerrada por los estrangulantes brazos de los bosques de pino, que aquí y allá corrían colina abajo como lenguas de fuego. El camino era áspero, pero a pesar de ello parecía que volábamos con una prisa excitante. Entonces no podía entender a qué se debía esa prisa, pero evidentemente el conductor no quería perder tiempo antes de llegar al desfiladero de Borgo. Se me dijo que el camino era excelente en verano, pero que todavía no había sido arreglado después de las nieves del invierno. A este respecto era diferente a la mayoría de los caminos de los Cárpatos, pues es una antigua tradición que no deben ser mantenidos en tan buen estado.
Desde la antigüedad los hospadares no podían repararlos, pues entonces los turcos pensaban que se estaban preparando para traer tropas extranjeras, y de esta manera atizar la guerra que siempre estaba verdaderamente a punto de desatarse.
Más allá de las verdes e hinchadas lomas de la Tierra Media se levantaban imponentes colinas de bosques que llegaban hasta las elevadas cumbres de los Cárpatos.
Se levantaban a la izquierda y a la derecha de nosotros, con el sol de la tarde cayendo plenamente sobre ellas y haciendo relucir los gloriosos colores de esta bella cordillera, azul profundo y morado en las sombras de los picos, verde y marrón donde la hierba y las piedras se mezclaban, y una infinita perspectiva de rocas dentadas y puntiagudos riscos, hasta que ellos mismos se perdían en la distancia, donde las cumbres nevadas se alzaban grandiosamente. Aquí y allá parecían descubrirse imponentes grietas en las montañas, a través de las cuales, cuando el sol comenzó a descender, vimos en algunas ocasiones el blanco destello del agua cayendo. Uno de mis compañeros me tocó la mano mientras nos deslizábamos alrededor de la base de una colina y señaló la elevada cima de una montaña cubierta de nieve, que parecía, a medida que avanzábamos en nuestra serpenteante carretera, estar frente a nosotros. “
Sehun cerró el libro y suspiró, las palabras escritas de Bram Stoker producían en él fuertes escalofríos de emoción. Durante un mero segundo deseo estar en la historia pero ese sentimiento se disipó velozmente, pues lo que hacia la historia realmente emocionante era el poder imaginarla sabiendo con seguridad que no sucedería; Sehun temía que Stoker no mintiera, temía que después de tantos años Transilvania continuara siendo un siniestro, y ahora moderno, paraje.
En ese mismo momento no pudo averiguarlo por si mismo, porque todavía faltaban bastantes horas hasta que por fin las suelas de sus zapatos rozaran la tierra transilvana, así que Sehun solo podía valerse de la insuficiente información que le proporcionaba la Wikipedia.
“La región es una meseta elevada totalmente rodeada por los Cárpatos Meridionales (o Alpes de Transilvania), Orientales y los Montes Apuseni, cordilleras de los Montes Cárpatos. Las montañas rodean la región como una pared y en varios lugares avanzan hacia el interior. Los principales ríos (Muresh, Târnava, etc.) son afluentes del Tisza.”
Sinceramente, poco podía imaginar con esa escasa información. Y lo único que su padre se había atrevido a revelarle era que su próximo hogar seria Brasov.
Realmente el resto de…. ¡su vida! se planteaba bastante mal. Estaría encerrado en el instituto hasta los 18 años, es decir, dos años más de su corta vida; cuando terminara el insufrible instituto tendría que ir a la universidad, y era bastante obvio que sus padres no estarían dispuestos a mandarlo a Corea de nuevo para que estudiara. ¡Dios, se quedaría encerrado en Transilvania para los restos!
Sehun frenó en seco, se negaba a subirse al coche para ir al aeropuerto, no quería y punto. No deseaba irse de su hogar, no quería separarse de su familia, no permitiría que lo separaran de sus amigos, no no no y no.
-Hunnie, hunnie ¿estás bien?- preguntó una pequeña niña
-Si tranquila Oniun- respondió Sehun intentando tranquilizar a su hermanita
-Ohhh ¡No me llames así!- replicó la niña muy enfadada- Me llamo Mihun
-Vale vale Mihun, no te enfades- suplicó Sehun mientras acariciaba la mejilla de su hermana pidiendo su perdón
Oh Mihun era su hermana pequeña, a la cual llamaba Oniun (parecido a “onion” cebolla en inglés) para chincharla.
Su hermana era una niñita irritante a la cual Sehun sacaba tres años y varias cabezas; Mihun tenía unos bonitos ojos marrones y bastantes grandes, lo cual hacia que se notará la mezcla entre asiáticos y americanos, su piel era bastante pálida aunque en eso Sehun también le ganaba. Su pelo era largo, liso y castaño, con un brillo impresionante. Su boca era pequeña con los labios muy rosados, y tenía una dentadura perfecta. Ella no tenía el característico seseo de su hermano así que podía hablar perfectamente el inglés, en eso Sehun la envidiaba, pero la voz de la niña era un poco chillona y molesta, aunque como cualquier niña, era capaz de transformarla en algo dulce para obtener lo que quisiera.
*****
El trasero de Sehun estaba realmente dolorido, seguro que estar tantas horas sentado no era bueno, pero no podía levantarse hasta que el avión aterrizara. No es que lo tuviera prohibido o que a él le diera miedo el levantarse, era que su padre le tenía verdadero miedo a los aviones y le daría un ataque si viera que Sehun se atrevía a levantar una ceja siquiera.
Así, muy a su pesar, como todavía quedaba lo suyo Sehun se durmió.
“- ¿Confuz? (¿Confuso?)
Sehun asintió ligeramente, realmente se sentía confuso. Intentó hablar pero no lo consiguió aunque eso ya realmente no le sorprendía, quiso levantarse y caminar pero cuando lo intentó sus rodillas le fallaron y estuvo a punto de chocar con el suelo, y realmente lo habría hecho si la sombra no lo hubiera cogido.
-Încă (quieto)- le susurró aquella voz al oído- Nu încercaţi să ridic (no intentes levantarte)
Sehun parpadeó, se sentía muy mareado y no conseguía ver gran cosa, pero tampoco era que tuviera que ver mucho porque la sombra era una sombra, no tenía ni rasgos ni nada. Es más, Sehun aún se planteaba como podía besarlo, acariciarlo y sujetarlo si técnicamente no exista, no es solo que fuera un sueño, sino que era una sombra.
Lo acostó sobre el suelo ya que no había ni camas ni asientos, ¿dónde estaba? se preguntaba un aturdido Sehun, pero no podía obtener respuesta ya que ni él podía hablar ni podía abrir correctamente los ojos.
-Voi aştepta (te esperaré)
La sombra acarició con dulzura el rostro de Sehun y depositó un sabroso y delicado beso con sabor a…. chocolate, en los labios de Sehun.”