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El primer y único amor. por KeikoHikari

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Notas del capitulo:

Aquí tenéis lo prometido.

Cuando conseguí salir de mi casa, duchado y arreglado, me dirigí a la casa de Marc. Toqué varias veces el timbre y al final me abrió. Tenía cara de sueño, y efectivamente, acababa de levantarse.

-         B-Buenos días Matt. – tartamudeó. - ¿Qué haces aquí tan temprano?

-         ¿Qué pasó anoche? – pregunté desesperado.

-         ¿C-Cómo que qué pasó? Ambos ligamos. – dijo entre risas. Yo le enseñé mi teléfono.

-         ¿Quién es esta chica?

-         Ah, ella era... Ya lo recuerdo, Érica se llamaba, si no recuerdo mal...

-         Ella es mi amiga – dijo una chica que aparecía por detrás de Marc. Enseguida miré a Marc, como queriendo preguntarle sobre ella, a lo que me respondió con una risa.

-         ¿En serio que no te acuerdas de nada? Pasa, y hablamos más tranquilamente. – Yo obedecí. – Me sorprende que siendo tú Matt, se te haya olvidado completamente todo lo que pasó ayer.

-         ¡Son los efectos del alcohol! Llevaba mucho tiempo sin beber... – De repente sonó un móvil, era de aquella chica que estaba en casa de Marc. Salió fuera y atendió la llamada. – Eh, ¿quién es ella? – dije entre susurros.

-         Ella es la amiga de Érica, se llama Tamara. Yo me acosté esa noche con ella, y tú con Érica. Después de eso, estabas muy ebrio para volver a casa solo, así que te llevé yo y cuando te dejé en tu casa, caíste rendido.

-         Eso explica porqué estaba durmiendo en el suelo. Pero... Yo me acosté con Érica..., ¿estás seguro?

-         Por supuesto. Tamara te lo puede asegurar, hasta os disteis los teléfonos. Le gustaste a esa chica, aprovecha, olvida a esa tal Lorena.

-         Pero el caso es que a mí no me gusta Érica, y yo no puedo olvidar a Lorena, es parte de mi vida, está como grabada en mí.

-         Mirad quién está aquí. – interrumpió Tamara.

-         ¡É-Erica! – exclamé alarmado ante su inesperada aparición.

-         ¡Matty! ¡Matty! Te he echado de menos, no me contestabas las llamadas, no sabía nada de ti, pensaba que te habías olvidado de mí; gracias a Dios... – dijo abalanzándose a mi cuello.

-         E-Es que me he despertado tarde y no he podido responderte, lo siento... -  ¿Y qué hacía yo ahora con ella? Parecía ilusionada con la idea de habernos acostado sin conocernos. Necesitaba salir de aquella situación así que me despedí y salí de la casa de Marc. Ella me siguió.

-         ¿D-Dónde vas Matty? – preguntaba sin cesar.

-         A mi casa. – No me gustaba que me dijera Matty, es mas, lo odiaba, solo me llamaba así, Luca cuando era adolescente. – Tengo trabajo.

-         ¿No me vas a preguntar nada sobre anoche? ¿Tú que eres, otro de esos chicos que se acuestan con una chica por una noche? ¿Piensas dejarme en la calle? ¡Matthew! He venido por ti, para verte, porque me gustaste desde el momento que te vi, ¿y así me lo pagas? – dijo entre sollozos hasta que de repente se calló. Me giré y me di cuenta de que se había caído. Tenía las manos tapando su rostro y lloraba desconsolada. No podía dejarla allí llorando, no iba a hacer lo mismo que un día me hicieron a mí, sabía perfectamente el sufrimiento que conllevaba. Me acerqué a ella y le acaricié el pelo, me miró, sus ojos estaban rojos, la tomé en brazos y comencé a andar. - ¿M-Matthew?

-         Tranquila, te llevo a mi casa. Siento haberte hecho todo esto. No mereces llorar por un tonto como yo.

 

En todo el tiempo que estuvo en casa no le dije que me había olvidado de ella, no quería que me odiara más. La verdad era que no quería nada con ella, era una chica muy simpática, pero yo no veía nada más que eso, mientras que ella pensaba todo lo contrario. Al caer la noche, volvió a su casa y yo pude respirar tranquilo. Ella iba a volver, yo lo sabía, pero tenía que trabajar, y me tocaba jornada intensiva por trabajos que tenia que terminar.

Luca no dijo nada más allá de lo que tenía que hacer. Intentaba entablar conversaciones con él, pero me esquivaba y evitaba el más mínimo contacto conmigo. Cerca de las cinco de la tarde se acercó a mí.

-         Matthew, esta chica pregunta por ti. – soltó. Aquella chica era Érica, no podía ser otra. Luca nos dejó a solas.

-         ¡Érica, ¿qué haces aquí?! Estoy trabajando, no puedes estar aquí. Vete, por favor, te llamo luego.

-         ¡O-Oye, Matty! – Luca pasó por allí justo cuando Érica pronunció esas palabras, al oírlas, se paró en seco, vi como agachó la cabeza y siguió caminando.

-         L-Luca... – susurré. – No te preocupes Érica, nos vemos después. – dije acariciando su rostro. Ella obedeció y se fue. Me preocupaba aquel gesto que había hecho al oír las palabras de Érica. – Disculpa Luca, ¿tienes un minuto? – Él asimiló.

-         ¿Qué es lo que no entiendes, Onedra? – preguntó.

-         No es sobre el trabajo... – corregí. – Es sobre...

-         Veo que tienes una novia. – interrumpió. – Parece una buena mujer...

-         De hecho lo es, pero no era eso lo que quería comentarte. Cuando Érica me ha dicho Matty, he visto que te has parado en seco mientras ibas caminando.

-         Ah, eso. En es momento me he acordado de algo y por eso me he parado, no es nada más lejos de eso. Y si me disculpas...

-         ¡No! – exclamé cogiéndole de la muñeca. – Ambos sabemos que no es por eso. Tú me llamabas Matty cuando estábamos en nuestro último año de instituto, ¿recuerdas?

-         Eso ya no es importante ahora. – dijo soltando mi mano de su brazo.

-         ¿Qué quieres decir?

-         Es pasado Matthew, algún día tendré que pasar página.

-         ¿Quieres olvidarlo? ¿Olvidar todo lo que pasamos en aquel tiempo? Olvidarme a mí...

-         El hecho de que tengas novia quiere decir que entre nosotros ya no hay nada fuera de la relación jefe y subordinado.

-         ¿Y qué pasa con todos esos besos que me has dado? El hecho de que te preocupes tanto por mí... ¿Estás diciendo que haces eso porque trabajo para ti? – Él se giró y se acercó a mí. Yo esperaba que se acercara a mí, me cogiera de los brazos, me pusiera contra la pared y me besara como solía hacer, pero..., no hizo nada, simplemente me dio dos palmadas en el hombro y sonrió falsamente antes de apartarse de mi lado. – Este es el final... Me niego a dejarlo así. Yo no sufrí por él, para que ahora me vuelva a dejar así. – me dije a mí mismo. – Eh..., ¿te crees que me puedes dejar así a mí? ¿Al que tanto ha sufrido por ti? Esto no va a acabar así. No quiero dejarlo así, para mí aquel tiempo que estuve contigo fue realmente especial, de verdad que te quería, lo nuestro era ideal, y ahora me vienes con estas... ¡Eres un imbécil! – exclamé dándole un guantazo. Estaba atónito, no parecía creerse lo que acababa de decir y yo empezaba a arrepentirme de mis palabras. Iba a disculparme por pegarle cuando me cogió de la cintura, me acercó a su cuerpo y me besó con pasión, dejando caer los papeles que llevaba en la mano al suelo.

Notas finales:

Dentro de poco el siguiente. ¿Qué os parece?


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