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2999 DC por Cucuxumusu

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Notas del capitulo:

Buaaa lo consegui, como prometi aqui esta el domingo, se que he tardado siglos y lo siento, pero ya esta, estoy de vacaciones, y todo a la mierda. 

En fin, por fin llegamos a la parte por la que hice este fic, espero que os guste guapos n_n

 


 


Doflamingo tomó la espada entre sus manos casi reverencialmente, observando la preciosa funda negro azabache con cruces blancas entre sus enormes manos. Algo tan frío e insignificante que iba a acabar con su vida en menos de dos minutos.


 


En el silencio de la habitación desenfundó la pequeña arma viendo al instante su reflejo en la pulida superficie. Se estremeció sin poderlo evitar al ver el afilado metal.


 


Sin embargo no se detuvo, no había motivo para detenerse, si la única persona que merecía la pena, la única había querido, le pedía que se matase, realmente merecía morir. Después de todo haría lo que fuese por Law.


 


Y este ya había sellado su destino.


 


Depositó con cuidado la funda en el suelo delante suyo en un gesto ceremonial. Luego alzó la mano hacia la camisa blanca de su traje y comenzó a desabrochar botón tras botón. Su otra mano mientras tanto seguía sujetando firmemente la espada corta haciendo que sus nudillos se volviesen blancos. Al final no quedo ningún  botón más que desabrochar y con las manos temblando ligeramente, se abrió la camisa y chaleco exponiendo su pálido torso al frío aire del lugar.


 


El rubio soltó entonces el aire que no se había dado cuenta que había estado conteniendo y mando una última mirada al moreno enfrente suyo.


 


Law le devolvió una mirada seria y tremendamente intensa. Pero sin pizca de remordimiento ni duda en sus ojos.


 


Aquel era el fin, se dio cuenta Doflamingo.


 


Y lo aceptó.


 


Aferrando el cuchillo con las dos manos apuntó el arma directamente hacia su estomago. Con la punta afilada prácticamente rozando la piel fina y débil de su estomago. Respiró pesadamente sus últimos momentos. Sintió su cuerpo temblar ligeramente con la adrenalina pulsando en sus venas.


 


Y observo a Law una última vez. Aquella cara morena que le había fascinado desde el principio, aquellos ojos grises tan fríos como el metal, y aquellos labios que juraba que nunca se cansaría de besar.


 


Le sonrió tristemente.


 


Y luego cerró los ojos fuertemente y apretando la espada entre sus manos tensó cada musculo de su cuerpo preparándose para el golpe. Su respiración se detuvo. Su mente se preparó para bloquear el dolor. Y sus manos se echaron hacia atrás para coger impulso. Y luego se echaron hacia delante para infligir la herida.


 


Pero el dolor nunca llego.


 


En cambio sintió como el mundo giraba a su alrededor y algo pesado caía sobre el inmovilizándole los brazos.


 


Abrió los ojos al mismo momento en que unos labios se juntaban con los suyo. Parpadeó sintiendo un nudo en su garganta, y aun ligeramente atontado, rodeó el cuerpo del chico que ahora encima suyo seguía explorando su boca con ansia.


 


El rubio le devolvió el beso mientras apretaba el cuerpo del otro entre sus brazos feliz. No sabía lo que estaba pasando, puede que solamente estuviese ya muerto y aquello fuera el cielo, pero le daba igual, Law le estaba besando y todo lo demás no importaba.


 


Relamió aquellos labios cuando se separaron con un cariño reverencial y sin dudar esta vez fue él el que le besó, prácticamente gruñendo de placer cuando el menor le respondió al beso sin pizca de duda.


 


Aún así las preguntas seguían en su cabeza y necesitaba procesar lo que acababa de pasar. Sin apartar al otro de entre sus brazos giró por el suelo hasta que fue él el que quedo encima del moreno sin dejar de besarle. El ruido metálico de algo cayendo se oyó en algún lugar de la habitación donde debería estar la espada.


 


Pero siguió ignorando todo, con su mente únicamente centrada en el gato entre sus brazos.


 


Separándose de los labios del otro le acaricio la cara, el pelo, le relamió el cuello aspirando su aroma, le apretó contra su cuerpo sintiendo su calor y queriendo que nunca se desvaneciese.


 


—¿Que…que ha pasado?—preguntó por fin y su voz sonó totalmente incrédula y terriblemente vulnerable después de haber vuelto de la muerte—¿Por qué no me has…?¿por qué has…?—


 


Law le volvió a besar con una sonrisa divertida en la cara, y luego se separó y Doflamingo sintió su mundo detenerse.


 


Por que Law le sonreía de aquella forma que llevaba años sin ver, la de pura felicidad, la amplia y sin pena alguna. Y se la estaba dedicando solo a él. Como cuando había sido un niño y le había estado cuidando las heridas. El rubio sintió sus ojos llenarse de lágrimas. No sabía lo que estaba pasando, no lo entendía, pero el ser capaz de ver al otro sonreír de aquella manera ya era suficiente.


 


Apoyó su frente en el pecho del otro y jadeó con las emociones desbordándose por cada poro de su piel.


 


Aquello era demasiado.


 


—Te pedí que me lo demostrases—explicó el moreno paseando sus dedos entre sus cortas mechas rubias—y te ibas a matar, estaba claro que lo ibas a hacer— y apoyando su mano en una mejilla obligó al rubio a levantar la cabeza y a mirarle a la cara—eso es suficiente para mí—


 


Otro casto beso en su frente y el rubio ya no pudo contenerse más y sintió las lágrimas caer por su cara. Alzándose un poco para estar a la altura del menor, paso sus manos por debajo del otro y la abrazo prácticamente estrangulándole. Law rió y el sonido fue como música para sus oídos. Doflamingo se dio cuenta de que no podía dejar de llorar.


 


—Te quiero—murmuró el mayor en el abrazo— te quiero—


 


Y Law le devolvió el abrazo y siguió repartiendo besos por cada centímetro de piel que conseguía alcanzar. Al final el rubio le dejo moverse y Law volvió a juntar sus bocas felizmente. Doflamingo acunó una de sus mejillas mientras volvía a degustar aquella anhelada boca.


 


Quería al otro, quería sentirle de nuevo bajo él, quería devolverle todo lo que aquel chico hacia por él, quería que fuese feliz, quería darle el mayor placer de su vida.


 


Sin darle muchas vueltas comenzó  a meter las manos por entre los pliegues de la ropa del otro.


 


Sintió al instante al otro volver a poner una de aquellas sonrisas sarcásticas contra su boca, pero aun así le dejó hacer lo que quisiese. Es más, alzándose un poco más de su posición en el suelo, él también comenzó a pasear sus manos por sus pectorales y estómago a través de su camisa aun abierta. Alzando aun más las manos el moreno llegó hasta sus mejillas y con delicadeza retiro sus gafas de sol. El rubio se sintió durante un momento desprotegido pero al instante los labios del otro repartiendo besos por sus aun mojadas pestañas apartaron cualquier rastro de duda de su mente.


 


Sus propias manos habían abierto ya la yukata azul del otro y ansiosas recorrían aquel cuerpo conociendo cada rincón y arrancándole al instante jadeos traicioneros de la tentadora boca.


 


Pero no podía parar con aquello, Doflamingo quería al otro, quería comprobar que realmente aquello estaba pasando de verdad, que realmente Law le estaba correspondiendo por primera vez en su vida después de saberlo todo, que por fin tenía a Law.  Y Law parecía que quería lo mismo. Ya que el moreno paseaba sus manos por sus hombros y espalda quitándole el chaleco y la camisa hasta dejarle con nada más que un viejo collar de cintura para arriba.


 


Doflamingo volvió a besarle y esta vez, echándose hacia atrás y sentándose sobre sus talones, aferró de la cintura al otro sentándole a horcajadas sobre sus muslos.


 


Y por fin le pudo quitar la yukata.


 


Sus manos al instante delineaban los tatuajes de aquel cuerpo moreno mientras Law rodeaba su cuello con sus brazos y se centraba del todo en devorarle a besos. 


 


El rubio le dejo hacer encantado antes de bajar por su mandíbula y relamer el punto débil que tenía el otro en la clavícula. Sus manos bajaron también por la espalda del otro y se introdujeron por el estrecho pantalón del menor con demasiada habilidad. Al instante apretó las suaves nalgas del otro entre sus manos pegando sus cuerpos aun más y sacando otro escalofrío de placer al menor cuando, a conciencia, comenzó a acariciar con sus pulgares la base de su cola.


 


—Doffy…—jadeó el otro contra su oreja mientras realizaba provocativos lametazos desesperados por su cuello. Llamándole con aquel tono perdido y débil que hacían al rubio querer abrazarle y hacerle el amor durante el resto de su vida.


 


—Law—le llamo él en contestación mientras sus dientes seguían masticando aquel punto débil y sensible en la clavícula ajena.


 


Sus dedos seguían delineando con cuidado la entrada del otro entre sus pantalones sintiendo como una tortura como el otro movía sus caderas sobre sus muslos invitándole silenciosamente a provarla.


 


Doflamingo jadeaba ante todo aquello, tenia tanto calor, tenía tantas emociones dentro, nunca se había sentido así.


 


—Law yo…—


 


Pero simplemente no había palabras para expresar aquello.


 


Aun así, de repente, se escucharon pasos desde fuera de la habitación. Rápidos, corriendo hacia ellos, directamente. El rubio se separó momentáneamente de la tentación que tenía delante y se dio cuenta entonces de que en el fondo seguían en el medio de una guerra, en medio del frente de batalla. Por mucho que quisiese hacer aquello, antes debía llevar a Law a un lugar seguro, pensó el rubio con el instinto protector surgiendo en él de nuevo.


 


Porque sabía que nunca se perdonaría perder al chico o simplemente morirse él cuando había conseguido por fin lo que llevaba tanto tiempo deseando.


 


Dándose la vuelta y encarando la puerta con el otro medio desnudo pero aun protectoramente cubierto entre sus brazos, esperó a que su atacante llegara. Aunque la concentración prácticamente se evaporó cuando Law ajeno a todo siguió mordisqueándole una oreja y murmurando palabras ahogadas por jadeos.


 


Por fin los pasos se detuvieron delante de la puerta y esta se abrió de golpe deslizándose por la junta del suelo hacia la derecha.


 


El silencio al instante llenó la habitación mientras el atacante y el atacado se miraban fijamente con la sorpresa pintada en su cara.


 


Por una parte Doflamingo definitivamente no se esperaba que Eustass Kidd, el chico salvaje del que todos hablaban apareciese en aquel lugar y en aquel momento. Conocía al chaval, por supuesto, le había visto de lejos varias veces en reuniones o cruzando la calle, pero definitivamente no estaba en las mejores condiciones ni era el mejor momento como para enfrentarse con el chico que estaba parado en el marco de la puerta con un color de piel demasiado pálido.


 


Por otra parte Kidd miraba la escena que tenía delante  con la confusión en su cara. Cuando había ido a ayudar a Law se había esperado sangre, llantos y gritos, no ha su querida mascota medio desnuda en las manos de un rubio imbécil que le miraba con cara de sorpresa, como sorprendido de que les hubiese pillado.


 


—¿Que cojones le estás haciendo bastardo?—grito enfadado.


 


Con la furia y la rabia en cada célula del cuerpo avanzó por la habitación con pasos firmes hasta llegar a donde la parejita. Luego agachándose y dándole un puñetazo al rubio que seguía mirándole atontado, arrancó a Law de las manos del otro y abrazándole protectoramente contra su pecho les alejó del hombre.


 


—No le toques imbécil—le rugió al otro como advertencia.


 


El otro solo le miró confuso mientras se llevaba inconscientemente una mano a donde le había golpeado el pelirrojo.


 


Pero entonces, ante la sorpresa de todos, fue Law el que habló mientras pasaba sus manos por el cuello del menor que seguía aferrándole posesivamente entre sus manos.


 


—¿Mm?…¿qué haces aquí Eustass-ya?—su voz era más empalagosa que un caramelo y Kidd sintió sus piernas temblar mientras el menor se pegaba aun más a él y por fin el pelirrojo se deba cuenta de lo excitado que estaba el moreno entre sus brazos—¿Has venido a unirte a lo divertido?—y sin más realizó otro lametazo por el cuello del chico al igual que hacia momentos antes había hecho sobre el del rubio.


 


La expresión de Kidd fue entonces un poema. Mientras su cara se ponía de un precioso color rojo y sentía a cada momento que pasaba un ligero calor surgir en su entrepierna ante Law que seguía restregándose contra él sin tener en cuenta a su invitado, el pelirrojo seguía intentando procesar lo que el moreno intentaba decir.


 


¿Unirse?¿Como que unirse?¿Es que el rubio no le había estado forzando?¿No necesitaba que le rescatasen?¿Que estaba pasando? La preguntas se agolpaban en la cabeza del menor, pero al final lo único que pudo pronunciar fue un simple:


 


—¿Qué?—


 


Doflamingo no pudo reprimir más la risotada divertida que surgió en su garganta al ver al pelirrojo mirando a Law con los ojos como platos y más rojos que un tomate.


 


Al instante siguiente el pelirrojo le fulminaba con la mirada.


 


—¿De qué te ríes bastardo?—gruñó el pelirrojo, aunque el final de la frase sonó más bien a un ligero gemido cuando Law mordió el lóbulo de una oreja del pelirrojo mientras hablaba.


 


Doflamingo se contemplo durante un momento sin poder apartar los ojos de la cara del chico pelirrojo. Con los ojos cerrados fuertemente ante lo que Law le estaba haciendo y con el sonrojo aun presente se veía ligeramente…violable.


 


Se golpeó mentalmente. Aunque aun así siguió sin apartar su ojos de los otros dos. ¿Si se quedaba calladito podría ver a los otros dos haciéndolo? Porque aquello seguramente sería digno de ver. Pagaría incluso por verlo.


 


Pero en el fondo sabia que aquello no podía seguir así.


 


—Law—llamó al moreno.


 


Pero la única contestación fue un gruñido enfadado y ver como el moreno se pegaba más al pelirrojo y este al final tenía que acabar retrocediendo un paso soltando uno de aquellos excitantes gemidos.


 


Doflamingo se relamió apreciando por primera vez el buen gusto que tenia Law.


 


—Law—volvió a llamar esta vez más insistente el rubio.


 


Porque si aquello seguía así, no sabía muy bien si se iba a poder acabar conteniendo. Y no lo podían hacer allí así sin más. Seguían en zona de guerra, y por lo que sabía, el pelirrojo necesitaría una explicación.


 


Por fin el moreno se separó del pelirrojo que soltó un suspiro de alivio, y se volvió a mirarle con el cabreó en su cara y una sonrisa retorcida que el rubio conocía muy bien.


 


—¿Que pasa Donquixote-ya? No me digas que te estás poniendo celoso a estas alturas—


 


Doflamingo chasqueó la lengua mientras un ligero tic se adueñaba de su ojo.


 


—Para nada, por mi podéis hacerlo aquí mismo, es más, no me importaría unirme si queréis...—comentó mirando al pelirrojo en una clara indirecta a la que Law levantó una ceja interesado repentinamente con aquello.


 


Y Doflamingo se arrepintió al instante de haber dicho nada cuando la sonrisa se expandió por la cara del moreno.


 


Tosió mirando hacia cualquier otra parte que no fuese a la parejita mientras el pelirrojo por su parte miraba con el ceño fruncido a uno y al otro sin entender aquel jueguecito de miradas.


 


—...Pero creo que tu amigo necesitaría una explicación y que deberíamos irnos además a un lugar más seguro—continuó el mayor explicando.


 


Law rió mientras volvía a morder al chico entre sus brazos sacándole otro suspiro sobresaltado. 


 


—Nos podemos defender perfectamente Donquixote—anunció mientras seguía torturando al pobre chico entre sus brazos con una sonrisa depredadora—pero creo que tienes razón— suspiró al fin.


 


Separándose entonces del pelirrojo le tomó de la mano y le condujo delante del rubio aun sentado en el suelo también medio desnudo y con un ligero moratón empezando a aparecerle en una parte de su cara.


 


Sentándose el moreno también en un extraño circulo recogió su yukata y la camisa del rubio. Ambos se vistieron en silencio mientras el pelirrojo seguía fulminándoles a ambos con la mirada exigiendo una explicación.


 


Por fin ambos se sentaron vestidos y Law comenzó a explicarse.


 


—Eustass-ya te presento a Donquixote Doflamingo— empezó el moreno—Donquixote-ya te presento a Eustass Kidd—


 


Kidd fulminó al hombre enfrente suyo mientras el rubio solo le dedicaba una mirada impenetrable y seria sin revelarle nada.


 


—Ya lo sé—comentó el pelirrojo con cara de fastidio—mi pregunta es ¿por qué sigue vivo?— preguntó señalándole despectivamente.


 


Law sonrió inocentemente.


 


 Y Kidd sintió un aura demoniaca comenzar a rodearle. Doflamingo tuvo que girar la cabeza hacia un lado para que no se viese la sonrisa divertida que resurgía en su cara ante los jueguecitos de Law.


 


—Veras, al parecer fue todo un malentendido…—dijo Law felizmente.


 


Kidd le fulminó con la mirada incrédulo.


 


—Y una mierda—


 


—…Donquixote lleva todos estos años ayudándome y apoyándome—siguió Law comentando.


 


La mirada del pelirrojo podía matar a gente en aquellos momentos pero Law seguía sonriendo felizmente como si no le afectase en lo más mínimo.


 


—¿Que estás diciendo?¿Te ha lavado el cerebro? ¿Te escuchas a ti mismo?—cuestionó el otro incrédulo.


 


Llevó una hora explicarle al pelirrojo lo que había pasado, incluyendo el intento de suicidio, y que este lo entendiese y se calmase.


 


Durante todo el proceso Doflamingo solamente se quedó callado dejándole a Law decir todo. Curiosamente se sentía más relajado que nunca, como si se hubiese quitado un peso de encima que llevaba matándole durante muchos años, y se descubrió sonriendo y riendo ante las interacciones de los otros dos. Recibiendo miradas de molestia del pelirrojo y sonrisas cómplices del moreno.


 


Al final todo pareció estar resuelto y Doflamingo se preparó para marcharse con los otros del lugar mientras Law explicaba las ultimas partes. Fuera había comenzado a llover de nuevo, y era noche cerrada, aun así los gritos y bombas seguían escuchándose en la lejanía cada vez más cerca. Con un poco de suerte, las bombas caerían lejos de allí y seguirían conservando aquella casa después de los altercados, aunque en el fondo Doflamingo la daba ya por perdida como muchas otras que tenía por el lugar.


 


—Bueno, y con todo solucionado creo que es hora de que te disculpas con Donquixote—anuncio de repente Law ante un pelirrojo que seguía enfurruñado y no del todo convencido con las explicaciones.


 


—¿Qué?—preguntaron entonces los otros dos al unisonó al escucharle.


 


Law sonrió feliz mirándoles divertido.


 


—Le distes un puñetazo a Donquixote, Kidd, creo que es justo que te disculpes con él después de todo—explico—…humm…¿Que tal un beso?—


 


Y los otros dos le miraron con los ojos como platos al oírle.


 


—¿Qué?—volvió a preguntar Kidd rezando por que solamente hubiese oído mal.


 


—No digas tonterías enano—respondió el mayor sabiendo lo que estaba intentando Law y enrojeciendo ligeramente al darse cuenta de a lo que podía llegar.


 


Ahora más que nunca se arrepentía de haber abierto la boca. Estúpido niño y su inteligencia. No lo había dicho en serio, era un comentario como otro cualquiera, pero como siempre Law lo aprovechaba para lo que fuera y en este caso se lo estaba haciendo pagar con creces.


 


Kidd río nerviosamente mirando de un lado a otro inquieto sin poder mirar a la cara ni al uno ni al otro..


 


—Ves ni él quiere...no hay porque…—


 


—Kidd—le hizo callar Law con un tono serio—o besas a Donquixote y le pides disculpas o no te vuelvo a dirigir la palabra—


 


Doflamingo, divisó la mirada divertida del otro tras la fachada seria con lo que estaba intentando intimidar al otro. Que hijo de puta, seguramente estaría disfrutando con esto. Sin embargo observó con sorpresa como el color desaparecía de la cara del pelirrojo y como este se giraba a mirarle con una mirada entre enfada y determinada.


 


Oh no, ¿En serio lo iba a hacer?


 


—No hace falta que…—


 


Pero el otro ya estaba gateando en su dirección y Doflamingo se echó hacia atrás mientras sentía su boca secarse al instante. Joder. El otro se detuvo enfrente suyo y aferrándole de la camisa le miró serio casi con un aire amenazador.


 


Doflamingo observó la mirada nerviosa del chico y observó también las mejillas igual de rojas seguramente que las suyas. ¿Por qué narices estaba tan nervioso? Si, el otro era un rey, alguien poderoso y que realmente nunca se había esperado encontrar en aquella situación, pero llagar a aquel extremo…y encima Law no les quitaba los ojos de encima.


 


Sintió al otro empujarle hacia abajo para salvar la diferencia de altura y sellar al fin sus labios. No fue un beso casto y rápido como se había esperado, sino que el menor profundizó al instante el contacto mordiéndole con afilados dientes y obligándole a abrir la boca.


 


El rubio estaba echado hacia atrás apoyando su peso en las palmas de las manos en el suelo, mientras que el pelirrojo se inclinaba hacia él, aun a gatas, prácticamente sentándose sobre sus piernas cruzadas.


 


Y devorándole la boca como un animal.


 


Doflamingo nunca había recibido un beso tan salvaje. El otro mordía lamia y sometía desde el primer momento. Tan agresivo y dominante como la gente decía que era. Doflamingo comenzó a excitarse ante tanta intensidad, y cerrando los ojos decidió responderle al instante y disfrutar un poco del chico de pelo rojo.


 


Pese a la intensidad del chico Doflamingo le superaba en experiencia y no tardó en domar a la bestia y en hacerla bailar a su ritmo. Un baile mucho más lento, mas retorcido y excitante. Engañando al chico, provocándole y dejándole pensar que estaba ganando para, en el último momento, hacer un último movimiento y dejarle más indefenso que un niño. Jugando con él a placer y divirtiéndose con los intentos de escapar del otro pero enredándole hasta que a él le diese la gana soltarle.


 


Cuando se separaron ambos jadeaban pesadamente sin aire. Doflamingo miraba al chico intensamente con una mirada depredadora y Kidd aferraba la camisa del otro entre sus manos intentando que su cabeza dejase de dar vueltas.


 


—Kidd—dijo Law mirando al pelirrojo con la misma mirada depredadora que Doflamingo le estaba dedicando—aun no te has disculpado—


 


El pelirrojo cerró los ojos torturado. Doflamingo seguía sin quitarle los ojos de encima. Separándose del mayor ligeramente, ya totalmente sentado sobre sus piernas, Kidd alzó la cabeza y le miró de reojo incapaz de mirarle a la cara.


 


—...Yo…lo siento..—susurró tan bajo que apenas podía oírse.


 


Doflamingo abrió los ojos como platos. El chico totalmente rojo no le podía ni mirar a la cara, prácticamente parecía a punto de ponerse a temblar, sin embargo aun seguía con el ceño fruncido y las manos apretadas en puños, obedeciendo sumiso, pero a regañadientes.


 


Doflamingo quiso pasar sus dedos por el pelo rojo del chico y volver a besarle y dejarle sin aire. Quiso volver a meterse con él, volver a hacerle enrojecer y verle poner aquellas expresiones tan divertidas, sin embargo el chico ya había cumplido su cometido y sin más se levantó de encima suyo y con pasos demasiado rápidos salió por la puerta.


 


—Vámonos—escuchó Doflamingo desde lejos.


 


Law a su lado se levantó con una enorme sonrisa en su cara. Luego se acercó al rubio y le tendió una mano.


 


—¿Pasa algo Donquixote-ya?—murmuró divertido al ver al rubio parado sin moverse.


 


—Eres un cabrón—le respondió el otro tomándole de la mano y levantándose del suelo.


 


—Di lo que quieras pero te ha gustado...—respondió Law señalando a su evidente erección entre los pantalones mientras caminaban hacia la puerta.


 


—No sé de qué estás hablando…—gruñó el rubio siguiéndole a paso ligero e ignorando el bulto en su pantalón a propósito.


 


—…además parecías tan desesperado cuando lo hacías conmigo que no pude resistir darte una compensación—siguió Law suspirando dramáticamente y metiéndose con él.


 


—… y como siempre tienes una imaginación desbordante enano—siguió negando Doflamingo cualquier indicio de excitación pero sintiendo de nuevo su cara enrojecer.


 


Se alegraba de haber arreglado todo con Law, se alegraba de que por fin confiase en él y bromeasen de aquella forma…pero por primera vez empezó a dudar de si le gustaba el nuevo giró que había tomado aquella relación y de las confianzas que se tomaba el menor.


 


Si aquello seguía así, podría acabar muy mal.


 


 

Notas finales:

Muajaja por ya esta señores jeje adoro la mente psicopata de Law y lo timidin que pude ser Kidd en algunas situaciones XD

En fin, el proximo cap ya es el ultimo, espero que os haya gustado la historia n_n

Dejen reviews a la pobre autora que acaba de acabar los examenes y necesita motivation para seguir los fics plis.

Un besaco y grache por leer gente 


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