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Como en la vida real. por InuKidGakupo

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Notas del capitulo:

Esta vez eta cortó, muy corto. Gracias a: Anonimo (que fueron 4 anónimos, jeje, gracias a los 4), Mary y RosaAzul (quienes también me comentaron el anterior, mil gracias) Blanca, Mabel y Luna, gracias por su apoyo, de verdad que me levantaron los ánimos, disfrútenlo!

Se removió entre las sábanas, soltando un quejido frustrado y a disgusto mientras el timbre de su casa era tocado otra vez. Abrió un ojo perezosamente, leyendo la hora en el reloj que había sobre el mueble al lado de su cama. –Las doce…- dijo en voz alta. Posiblemente no era muy tarde, pero estaba demasiado cansada como para algo como eso, gruñendo una tercera vez cuando el timbre sonó insistente una vez más. Salió de entre sus sábanas, abandonando la habitación y andando lentamente por las escaleras hasta el primer piso, cerrándose bien su bata y tallándose un poco los ojos antes de decidirse a abrir.

-Hola – quiso morir cuando lo vio allá afuera, abriendo los ojos y reprochándose a sí misma el haber tardado tanto. Movió más la puerta, parpadeando incrédula, verificando que lo que había frente a sus ojos era real.

-V-Vegeta… ¿Qué haces aquí? – su pregunta estaba por demás, pues sus ojos viajaron hasta las maletas que llevaba a su lado, dos no muy grandes en realidad. -¿Te peleaste con mi hermano? – El joven gruñó, bajando la mirada y borrando esa sonrisa falsa que llevaba sobre el rostro.

-¿Puedo pasar? – Chi se sintió tonta por no haberlo dicho antes, haciéndose a un lado y abriendo en totalidad la entrada. Vegeta tomó sus cosas del suelo, andando con pasos dudosos dentro del lugar. –Vaya, es grande…- comentó para tratar de distraer, fijándose en la hechura extraña del lugar.

-Era de mi primo… pero él murió y ahora es mía…-  quiso reír ante aquello, pero solo una especie de sonrisa asaltó sus labios. Vegeta tragó, arrepintiéndose de su comentario tras aquella respuesta. –Siéntate, dime que pasó… bueno, si quieres contarme…- el muchacho asintió, dejando las cosas a un lado y tomando lugar en uno de los sillones. -¿El muy infeliz te corrió? – trató de adivinar, conociendo bien a Goku eso era una posibilidad. Se sentó a su lado, mirándolo con ese amor y preocupación como sólo ella podía.

-No. Yo decidí salirme… creo que tenían razón, Goku nunca hace actos desinteresados…- dijo, riendo sin chiste, mirando de reojo a la mujer. –Chi, yo… ¿Podría quedarme aquí un tiempo? – la pregunta que ella había deseado escuchar llegó a sus oídos, y fue bastante fuerte para no saltar de alegría en ese instante.

-C-Claro… ¡El tiempo que quieras! – respondió, deseando decir un “No te vayas nunca”.

-Gracias, prometo que me conseguiré un lugar pronto… no quiero representar una carga…- Chi negó, colocando una mano en su hombro con cariño.

-Vamos, es noche, supongo que estás cansado… debemos descansar por que mañana hay mucho trabajo…- esa sonrisa más de una madre que de otra cosa volvió a ella, y el chico solo pudo asentir.

-Puedo quedarme en el sillón si lo prefieres… estaré bien donde sea…- le dijo, pero por la cara sorprendida, casi rozando lo aterrada de Chi, supo que definitivamente eso no sería una opción.

-¡Estas bromeando! ¡Eres mi novio! – Una expresión de angustia apareció y desapareció del rostro de Vegeta, disimulándola en menos de un segundo. Pero es que olvidaba que se suponía que era ella.

-Cierto…- murmuró, deseando no escuchar lo que seguramente ya tenía en mente.

-Podríamos… podríamos… incluso…- su rostro se tornó rojizo, apretándose las mejillas mientras trataba de completar lo que iba a decir. –Podríamos dormir juntos…- Vegeta sintió una gota de sudor resbalarle por la frente, sintiéndose extraño por estar ahí sin más opción, y que la chica sintiera como si ya se estuvieran casando.

-Sí… claro, ¿Por qué no? – trató de reír, pero eso y volar era igualmente imposible.

-Deja las cosas aquí, mañana podremos acomodarlas… saca lo que sea necesario ahora… - Vegeta asintió, sacando de una camiseta que tenía a la mano y su cepillo de dientes, siguiendo a la chica que se movía extrañamente por la casa, parecía que le había dado una parálisis en el cuerpo, estaba bastante nerviosa.

Chi sacó una sábana más, acomodó la otra almohada, y se arregló ella misma la bata mientras Vegeta estaba en el baño, lavándose la cara múltiples veces, y fingiendo que seguía cepillándose la dentadura, no tenía muchas ganas de más actuaciones con la chica. Suspiró, evitando mirarse al espejo, acomodándose la camiseta y dejando sus pantalones y demás ropa en el gancho dentro del baño. Era raro, debía sentirse incómodo, muy incómodo, pero la cercanía que mantenía con Chi-Chi lo hacía sentir bien, tanto que no le importaba mucho dormir a su lado, era su amiga y estaba siendo demasiado amable.

Salió finalmente, encontrándola metida en un lado de la cama, mirándolo con esos ojos y esa mirada que tenía tanto miedo a lastimar. Se pasó al otro lado, apagando la lámpara y algo recio por no saber qué hacer o como zafarse de cualquier cosa o contacto, así que solo se recostó dándole la espalda. Más tardó en cerrar los ojos cuando las manos de Chi lo tocaron, rodeándolo y apretándolo. De nuevo se sintió mal, por muchas cosas, acababa de pasar por mucho y no tenía cabeza para contraatacar nada, para hacer nada. Sólo quería dormir y con suerte, no despertar, cerrar los ojos, creer que lo que había vivido y oído era mentira, un sueño que se volvió pesadilla.

Sonrió agriamente ante aquello, no creyó que de verdad fuese a suceder tan remarcado, tan rápido. No quería pensar, pero era prácticamente imposible, sobre él lo último que había era sueño, la cabeza le daba vueltas preguntándose porque de nuevo había acabado así, porque había creído y caído tan estúpidamente. Que estúpido era. Y era aún más tonto por estar ahí, preocupado, enojado y con un nudo en la garganta imposible de disolver, todo por un sujeto que no valoraba, que no quería, un insensible que vivía para él mismo. ¿Qué caso tenía entonces todo lo que él no durmiera, no sonriera y no disfrutara? Nada en lo absoluto, porque eso era solo cosa de él y de nadie más, a Goku solo le importaba su dinero.

Deseó poder odiarse a sí mismo, odiarse por tomar decisiones erróneas, por precipitarse, por dejarse llevar por algo que Harima le había advertido antes. Pero esa calidez en su espalda, los delgados brazos sobre su cintura lo hicieron desistir de aquello, porque no podía odiarse, porque no lo haría antes de odiarlo a él, porque Vegeta valía mucho más como para dejarse caer ahí mismo. Se preguntó, en la parte rencorosa y afligida parte de su mente, si Goku pensaría en ese momento en él, si lo hacía cuando estaba con quien-sabe cuántas y cuantos más, y si de hecho en ese momento estaría disfrutando con alguien más. Que injusto era que Goku pudiera jugar y hacerlo sin remordimientos, y a él casi se le cavaba el aire con la idea de tener que seguir viviendo.

Seguro que el otro no tardaría nada en continuar, en olvidar, en disfrutar y en “querer” a alguien más. Y reiteró la injusticia cuando se dio cuenta de que a él le costaría mucho trabajo volver a hacerlo, volver a querer y enamorarse. Era tan injusto para él como para la joven mujer que se aferraba a su cuerpo en ese momento, con esa cercanía que él deseaba eliminar por la simple razón de que su estúpido corazón seguía siéndole fiel a Goku, porque sentía que si se metía con ella estaba traicionándolo, traicionando algo que ya no existía, que no había existido nunca.

Apretó los puños, frustrado con esa idea de sentirse tonto y utilizado, débil ante todo, ante él. A su mente vino la idea de que probablemente en desgraciado ese ya había llamado a su dichosa novia, o a cualquier otro en su innumerable lista, y los celos, rabia, impotencia y muchas otras cosas más que nada tenían de lindas ahogaron cada pensamiento. Quería retribución, venganza, un poco del orgullo que había perdido, sentirse menos tonto haciendo un acto posiblemente más tonto.

Se giró, quedando de frente a Chi, a quien comenzó a besar, apretando los ojos y disculpándose con ella mentalmente por usarla de desahogo, de última opción, pero a la vez ilusionado, esperanzado de que un milagro ocurriera y pudiese enamorarse de alguien tan buena como ella, alguien real. Sus manos viajaron por aquel cuerpo femenino, el cual se notó igual de reciprocó, incluso parecía que eso buscaba la mujer. Buscaba la mentira. Vegeta, guiado por la desesperación y despechado completamente, la hizo suya esa noche, realizando el acto sexual con deseos de que lo supiera todo el mundo, de que los supiera él, de que le doliera a él, de qué pensará que no le importaba lo ocurrido. Por muy falso que fuera eso.

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Pateó nuevamente  el sofá, clavando los puños varias veces contra los cojines mientras de su garganta salían gruñidos frustrados, cargados de ira, impotencia y demás cosas y sentimientos encontrados que no podía distinguir. No sabía si debía culpar la necedad de Vegeta, o si debía culparse él mismo por ser un idiota, por dejarse llevar por la mentira que era su vida y no apreciar lo que tenía, por no ser sincero con sus sentimientos. No estaba seguro, probablemente los dos tenían un poco de verdad, un poco de culpa, pero definitivamente ninguno de los dos quería eso, el hoyo, esa brecha inmensa que estaba entre los dos. Al menos él lo detestaba.

Finalmente se dejó caer sobre la superficie del lugar, sosteniendo su cabeza entre sus manos y masajeándose para tratar de calmarse, respirando profundo un par de veces para bajarse el enojo y pensar con la cabeza clara, pero el silencio del entorno no le gustó, la idea de sentirse sólo, abandonado. Azotó sus puños contra sus piernas, ignorando el dolor que se generó, caer de nuevo en la verdad de que Vegeta se había ido, de que lo había dejado a él, ¡A ÉL! Lo llenaba de repugnancia, de unas potentes ganas de parase de su sitio y buscarlo, tomarlo por el cabello y arrastrarlo de regreso a su cama. Pero no podía, y no por que no tuviera ganas, sino porque exactamente no sabía en donde estaba, y era lo suficientemente orgulloso como para no ir tras él, para no rogarle. Al menos no de momento.

Recargó su cabeza en el respaldo, cubriéndose los ojos con la palma, tratando de sentirse cansado, agotado o con sueño, pero estaba más alterado que otra cosa, sabía que esa noche no dormiría, posiblemente ni esa ni toda la siguiente semana, no a menos que esa cama siguiera estando vacía, y tenía un mal presentimiento de que las cosas permanecerían así por un tiempo indefinido. Era raro, se conocía a sí mismo lo suficiente como para saber que esa actitud de tirarse en debilidad no era propia de él, que debía estar llamando a una zorra, o incluso a la misma Videl, todo para tratar de sentirse superior, menos solo, o simplemente para recordarse a sí mismo que la situación no le importaba, que era indiferente a eso. Y hubiera sido genial que así fuera, poder creerse la mentira, pero por desgracia le importaba, y mucho. La parte increíblemente tonta de su cabeza no quería borrar la sensación de Vegeta de sus manos, ni de su pensamiento.

-------------- (Un mes después) -----------

Miró hacía abajo, perdiéndose entre las cosas sobre el tocador frente a él, dejando ir un suspiro que removió el polvo blanco que maquillaba su cara, importándole poco que éste cayera sobre su vestuario, el cual tenía limpio y preparado para la grabación que sería en menos de media hora. Una figura delgada y alta se paró tras él, y pudo observarlo en el reflejo del mueble, con un rostro intrigado y extrañado. Sintió su mano conciliadora sobre su hombre, y se forzó a sonreír un poco.

-¿Qué pasa? Cada día te veo peor…- Vegeta negó, tratando de estar bien, pero el tiempo que llevaba conviviendo con Juun le había dado desventaja sobre sus actuaciones. –Rayos, me gustaría poder ayudarte, en lo que sea… que confiaras en mi…- agregó, chasqueando, sentándose en la silla de al lado y peinándose su perfecto cabello negro.

-Confió en ti… pero es que nadie puede hacer nada…- Juun dejó en peine en el mueble, prestándole atención, listo para escuchar cualquier cosa. –Cada día soy más infeliz… creo que no puedo seguir así…- se sinceró, sintiendo en el pecho el vacío y el peso de muchas cosas y mucho tiempo.

-¿Por qué? – quiso saber, cruzándose de brazos en desacuerdo. –Tienes un bien trabajo, amigos… una linda novia…- el rostro de Juun se sonrojó, bajando la cabeza para que no se le notara, pero el otro chico estaba demasiado distraído.

-Ahí va el problema en realidad – el más alto arqueó una ceja, sin entender a que venía eso. –Chi-Chi es demasiado buena, pero… no puedo amarla…- Juun se alteró, poniéndose de pie agresivamente, azotando las manos en la mesa mientras miraba con ojos incrédulos a Vegeta.

-¡¿De qué rayos estás hablando?! ¡¿Cómo puedes decir eso?! – Vegeta se desconcentró, encontrándose con el rostro indignado y amenazante del chico, levantando las manos para tratar de calmarlo.

-Yo… lo siento pero no puedo…- Juun se dejó caer sin ganas ni fuerzas sobre su lugar, cubriéndose la cabeza y tomándose el pelo en exasperación.

-¿Cómo es posible? Chi es tan buena, tan linda… amable… dulce… tierna… romántica…- enlistó, perdido en sus pensamientos, pero la risa de Vegeta lo sacó de su trance. -¡No! ¡Bueno, quiero decir, no es lo que tú crees! – esta vez fue él quien alzó las manos en defensa, pero la expresión del otro era tranquila, más relajado y divertido que otra cosa.

-Tranquilo… de hecho te entiendo, no soy ciego para no notar que es perfecta… - recargó los brazos al frente, mirando su reflejo con decisión. –Lo que sucede es que… no puede gustarme…- Esa declaración fue un impacto mayor para el joven, que quiso romper el espejo en exasperación.

-¿Cómo es posible? ¿Seguro que no eres ciego? – Juun le pasó la mano frente a su cara para comprobar su vista, pero Vegeta lo detuvo, bajándosela.

-No, no soy ciego, veo tan bien que me he dado cuenta que a ti te gusta Chi… ¿Verdad? – esta vez Juun sí tiró su silla al levantarse, negando y agitando los brazos desesperadamente, tratando de articular una palabra pero estaba demasiado nervioso como para decir algo coherente. –Tranquilo, no hace falta que lo niegues, me di cuenta desde el primer momento…-

-Yo… no… tu… Ustedes son novios, yo no podría…- admitió a medias, y Vegeta soltó otro suspiro.

-Veo que aparte de ciego eres sordo, Juun-Kun…- se burló, y Juun torció los labios, soplándose un poco la cara para eliminar el rubor. –No quiero a Chi, no como ella quiere, no puedo y no creo poder nunca… ni de ella ni de ninguna…- aclaró ese punto, pero Juun no pareció entender, tomando su lugar de nuevo, levantando la silla y colocándose muy cerca del otro.

-¿A qué te refieres? – Vegeta resopló cansado, preguntándose si el joven modelo tenía alguna clase de retraso  definitivamente era muy mal observador. Le indicó con una mano que se acercara, cosa que Juun hizo de inmediato, seguro de que le contaría un secreto. Vegeta colocó una palma en su oído, pegándose mucho para poder susurrar.

-Soy Gay…- esta vez el salto que hizo Juun superaba los límites de la naturaleza humana, incluso pudo haber roto un record mundial si alguien lo hubiese grabado y comprobado. Vegeta comenzó a reír, mirando su expresión que se tornó azulosa, usando sus manos al frente en una especie de escudo. -Tranquilo, no me gustas, tampoco es como si te fuera a violar – se miró al espejo de nuevo, y después de un suspiro el chico finalmente bajó los brazos, caminando aun dubitativo al otro.

-Lo… lo siento… está bien si lo eres… - bajó la cabeza un tanto avergonzado, reprochándose el hecho de haber actuado de esa manera. –Ahora entiendo… por eso no puedes quererla…- Vegeta no dijo nada, pero su silencio respondió aquello. -Eso es… ¡Genial! – exclamó, levantando por segunda vez su silla para volver a tomar asiento. -¡Si no te importa entonces tengo una oportunidad! – colocó sus manos en los hombros del otro, comenzando a agitarlo. -¡¿Qué rayos esperas para terminarla?! –

-Oye… tranquilo… no es tan fácil como crees…- apartó sus manos de su persona, pasándose una mano por el rostro para aclarar sus ideas. –Soy un imbécil, he cometido muchos errores, no es como si pudiera ir y terminarla como si nada, la lastimaría, la defraudaría después de todas las ilusiones que le he hecho… cree en mi… y la estimo demasiado como para romperle el corazón, y tampoco quiero que me odie…- Junn volvió a bajar la cabeza, asintiendo y apretando los labios. –Estamos viviendo juntos… ¿sabes? – Los ojos azules del muchacho se fueron de nuevo a su persona, asustados y sorprendidos.

-¿Hablas en serio? ¿Desde cuándo? Creí que tú estabas con…- Vegeta levantó una mano para frenar sus palabras, simplemente no quería oírlo.

-Lo sé, pero hace ya más de un mes que vivo con ella… fue realmente por que no tuve opción, era eso o la calle…- sonrió agriamente para sí mismo. –Ahora mismo ya tengo una posibilidad de conseguir un sitio… pero no sé cómo decirle que me iré…- Los dos guardaron silencio unos momentos, pensativos respecto al tema. Vegeta se giró levemente en su lugar, mirando al chico con un gramo de felicidad en la mirada. –Creo que tengo una idea…-

-No, definitivamente no bailaré en un bar gay…- El rostro del bajito se deformó ante eso un momento, apretando los puños y golpeándolo dolorosamente en el brazo.

-¡¿Y quién demonios está hablando de eso?! – Juun se sobó, ocultando una sonrisa divertida. –Lo que yo iba a decirte es que se me ocurre una solución… - comenzó, y de nuevo los dos se pusieron serios. –Yo no quiero lastimarla, pero a ella no le importaría si deja de quererme… - Levantó la mano, señalándolo con un dedo. –Y tú la quieres… posiblemente podrías enamorarla… así todos seríamos felices…- Juun sonrió, asintiendo, mirándose unos momentos en complicidad, pero el chico de cabello lacio notó algo, la idea y razones eran buenas, pero la última parte del asunto no cuadraba para Vegeta. Aunque él se llevara a Chi, aunque ella fuera feliz, con eso Vegeta no estaría completo, había algo que le faltaba a él, se notaba, pero no dijo nada, si no lo decía, era porque probablemente no era el momento para hablar de ello.

------------- (Al siguiente día) ------------

Secó el sudor de su frente, por mucho que los efectos se encargaran de muchas cosas, los combates contra sus compañeros si eran bastante cansados, tenía que tener muy bien puestos sus movimientos, tratar de no golpear y tener bien aprendidos sus movimientos evasivos, todo resultaba en una cadena bastante bien elaborada, y Cell, por muy imperfecto que fuera tenía que verse increíblemente real y le complicaba mucho las cosas. Avanzó fuera del set deseando poder encontrar un lugar donde sentarse, y su camerino era la mejor opción para eso. Avanzó en esa dirección, pero al notar a lo lejos a Goku decidió tomar otro camino, avanzando rápido para adentrarse a la cafetería.

Tenía el cabello dorado, los ojos azules y la incomodidad del traje, pero le importaba muy poco que se le quedaran viendo ente extrañados y asombrados, así que se adentró. No quería comer, ni nada, de hecho debía volver después del mínimo descanso que habían dado, y estaría con Juun o Chi, pero uno seguía en escena y la otra no tenía ni idea de donde estaba. Iba a tomar lugar en la primera mesa, pero sus ojos se toparon con una figura a dos mesas, con una taza de algo al frente y con su traje llamativo también, la utilería completa, y se sorprendió de no haberlo notado antes con lo llamativo que era. Dudó unos instantes, pero verlo solo, siempre serio y distante lo hizo tener consideración, una extraña sensación de compañerismo, lejos de la lastima, se sentía conectado con él de alguna manera.

-¿Puedo sentarme? – la pregunta desconcertó a Juuro, quien se mantenía pensativo en su lugar.

-Claro, adelante…- su voz gruesa sonó, y Vegeta obedeció de inmediato. El gran hombre se sintió afortunado, había estado creando espacios donde pudiera estar con él, pero las cosas no se movían y Juun parecía pegársele y alejarlo de su mano a propósito, cosa que no pasaría por alto, sin embargo ahora le llegaba una oportunidad, y sin siquiera haberlo planeado, debía jugar bien sus cartas si quería ganar el juego. -¿Dónde dejaste a la pequeña Chi? – preguntó, y el bajito suspiró profundo, moviendo sus falsos ojos claros por el lugar, como si pudiera encontrarla ahí mismo.

-No lo sé, debería estar por ahí…- respondió sin ánimos, y Juuro aprovechó eso para sacar a flote todas sus sospechas, además, claro, de sacar su propio provecho.

-Ya veo… pero lo dices como si en realidad no quisieras encontrarla…- los ojos de Vegeta se fueron contra él, mostrando en ellos duda antes de apretar la frente un poco.

-Claro que si… ella es mi novia después de todo…- a pesar de que tenía un plan con Juun, no podía darse el lujo de ir demostrando que no le importara en lo absoluto su relación.

Oh, cierto… a veces lo olvido…- se recargó en el respaldo, mirando al bajito con unos ojos indescifrables, mostrando una sonrisa extraña. –Ya sabes, creí que eras de mi lado – se aseguró de incluirse bien, y aunque en realidad le apetecían más las chicas que los chicos, ese Vegeta tenía algo especial, y debía manipularlo lo suficiente, hacerlo creer que tenían más de lo que parecían.

-¿De… tu lado? – la pregunta del chico se contestó en cuando comprendió la sonrisa ladina del gigante, abochornándose y bajando la mirada a la mesa. –Yo… bueno… - quería negarlo, pero era algo muy complicado en ese momento.

-No te preocupes, no tienes por qué explicarme nada de todos modos… - se recargó en la mesa, dejando ir un muy bien actuado suspiro. –Y… ¿Sabes? te comprendo, tal vez yo debería hacer lo mismo… con saberlo… las personas simplemente se alejan…- el menor lo sabía, conocía ese rechazo de sobra, una de las principales razones para abandonar el pueblo, para mantener una relación heterosexual a pesar de sus gustos, para alejarse de su padre antes de que sus sospechas lo llevaran a la verdad y terminara por arrancarle la cabeza.

Que los hombres le gustaran, siendo un hombre, era la cosa más difícil de sobre llevar, y a pesar de todo y de muchos años, era un cobarde y le costaba horrores admitirlo, y tenía miedo. Mucho miedo. De acabar solo, de que lo hirieran, tanto física como emocionalmente, del rechazo, insultos… en fin, había tantas cosas y tantas etiquetas en el mundo a las que tenía miedo. Y ahí estaba, la viva imagen de lo que él sería si no mantuviera oculta su preferencia sexual, alguien solo, alguien alejado por voluntad propia, antes de que los demás te alejen a ti. Y la simpatía volvió a invadirlo, incluso para alguien que se veía tan fuerte como él era una agonía. Quería darle un consejo, ayudarlo, ¿Pero que podía decirle cuando las cosas estaban como estaban para él? No podía ni con su vida. Sonrió, encontrando con ese último pensamiento la respuesta, su inútil ejemplo de vida.

-No lo hagas, vivir en una mentira es lo peor que pueda existir…- Juuro le miró sorprendido, admirando sus sabías y no aplicadas palabras. –Cuando finges, cuando mientes, cuando aparentas… tu vida se vuelve de papel… y al final ya nada es cierto…- apretó sus manos enguantadas, sin el valor necesario para alzar la mirada.

-Y con esta vida… con la verdad… ¿Qué gano? – la pregunta eta dura, y la respuesta podía reducirse a un simple “Nada” pero sentía que podía haber algo más.

-Al menos eres realmente feliz con lo que tienes…- quiso sonreír, pero la negativa de Juuro lo distrajo.

-¿Y qué tengo? No gano nada, estoy solo, siempre terminan yéndose… se alejan antes que nada – los ojos de Vegeta se alzaron rápido, y con la determinación que había en sus ojos, Juuro supo que había logrado su objetivo.

-Bueno, entonces… yo no me alejaré – el alto quiso reír ante eso, era gratificante, admirable y digno de reconocer su empeño, su buen corazón, pero eso implicaba ingenuidad y su fácil manipulación. Lo estaba ganando con una sencillez impresionante. –También he sufrido la soledad por lo mismo, pero no todas las personas son así… he tenido buenos amigos que me aceptan como soy… sin importar nada – pausó, ante la atenta mirada del otro. –Y a mí no me importa, podrías ya no estar más solo si así lo quieres… déjame demostrártelo... - Juuro sonrió, extasiado con aquella propuesta, que si bien no se iba a lo indecoroso como quisiera, era un gran paso en sus planes. El tiempo estaba por terminársele.

-Cuento contigo… aunque algo me dice que después querrás salir corriendo…- bromeó y no, pero para Vegeta solo sonó la broma y no detectó la doble cuchilla que había allí.

-No creo, pero igual, gracias por la advertencia…- rió, ambos lo hicieron, sin saber cuan cerca estaba eso de la verdad.

---------------- (Siguiente día) --------------------

Lo miró por el pasillo, acercándose con su traje de saiyajin, acompañado por Juun, quien sería absorbido por Cell finalmente. Movió con nerviosismo su pie, golpeando con el tacón de su bota el suelo pulcro del lugar. Ya no aguantaba, estaba completamente desesperado, nervioso, no dormía adecuadamente en las noches, pasaba las horas dando de vuelta en su cama, sintiendo el vacío a su lado, levantando su mano y palpando la almohada contigua vacía, sintiendo el abrumador frío de las noches, esa sensación que había sentido por años, esa que no le había afectado en lo absoluto, pero que ahora que había probado el calor, el fuego que emana un cuerpo, la calidez de las palabras dichas con amor, ahora resentía ese frío, lo golpeaba como nada, congelándolo hasta los huesos.

Lo necesitaba.

No lo necesitaba ni siquiera de manera levemente cercana, no deseaba tampoco su bien si no era a su lado, no quería verlo sonreír si no era por él, incluso deseaba su mal y su infelicidad con tal de que volviera a su lado. Era egoísta, sí, y probablemente muchos denominarían más su “amor” como una obsesión enfermiza, pero lo único cierto es que sin Vegeta su vida se reducía a un montón de cosas desafortunadas, a un montón de desgracias sin sentido, lo hacía sentir en el hoyo, en el pozo en el que había vivido por años, y definitivamente no quería volver ahí. Lo necesitaba, para él, sin nada de mentiras, miedos, barreras, todas esas cosas que había formado para no perderlo y había logrado exactamente todo lo contrario. Sin él no era nadie.

Pasaron a su lado, sin dedicar la más mínima mirada, con una indiferencia que se veía incluso ensayada, y sintió su propio cuerpo fragmentarse ante aquel acto, ante aquella distancia que lo congelaba. Y simplemente un hombre no aguanta tanto, no puede albergar tanto dentro de un corazón que sólo había conocido la desgracia y ahora su poca luz le era arrebatada... ¡No!, Él mismo la había alejado, y ahora no había otro pensamiento en su cabeza que no fuera recuperarlo, arrebatárselo al mundo, encerrarlo para él, guardarlo en el centro de su pecho para su congelado corazón.

-¡Vegeta! – lo llamó, despegándose de la pared y parándose a mitad del pasillo. El mencionado frenó su paso, mirando por arriba de su hombro hacia atrás, mandándole una mirada molesta.

-¿Qué quieres? – la voz sonaba sin interés, con prisa y fastidio.

-¿Podemos hablar? – preguntó, aunque más bien sonaba a una exigencia. Juun miró a Vegeta, mandándole una mirada entre desconfiada e intrigada, como si le dijera que era peligroso y no tuviera que arriesgarse a hablar con él.

-No tenemos de que hablar – respondió, haciendo un poco de caso a su amigo, y otro poco de caso a su propia mente decepcionada y por ende, indecisa.

Goku frunció el ceño molesto con eso, apretando la quijada mientras sus ojos negros se tornaban amenazantes, clavándose en Juun, transmitiendo en ellos el más puro deseo asesino, y no sólo porque hubiese intervenido en la decisión de Vegeta, sino porque de verdad quería matarlo, por estar situado tan cerca de su propiedad, por consumirlo como si fuera suyo, por su simple acercamiento. Estaba celoso, muy, muy celoso, y de verdad que los celos y la impotencia se mezclaban dejándolo quieto en su lugar, como una bestia a punto de atacar a su presa.

Los ojos de Vegeta cambiaron de él a su amigo, midiendo las consecuencias. –Está bien, te veo en un momento…- Juun se disgustó, sin decir nada pero expresando su preocupación. Vegeta colocó una mano sobre su hombro para calmarlo, dando un asentimiento. Goku gruñó ante eso, enfureciéndose más, sintiendo el choque de miradas cuando Juun le advirtió con un gesto la estabilidad de su amigo, dándose la vuelta para marcharse de ahí.

-¿Estás con él? – esa fue la primer cosa que abandonó la boca del mayor, y el más bajo bufó, mostrando los dientes, furioso.

– ¿Para eso me llamaste? Que estupidez, no me hagas perder el tiempo…- Goku avanzó dos grandes pasos, quedando de frente al otro, tocando a penas su brazo para detener su segura huida.

-No, no es eso… quiero hablar contigo – trató de calmarse, bajando las manos y suspirando un poco para dejar ir sus ideas.

-¿Es sobre tus mentiras? Mira, sólo quiero olvidar, así que hazme el favor de hacer lo mismo…- el rostro del alto se veía desesperado, demasiado estresado, recurriendo a morderse el labio para no estallar en ese mismo instante.

-No, no quiero hablar sobre las cosas que oíste… quiero hablarte, explicarte todo… desde el principio… desde hace muchos años. Quiero que sepas la verdad – Vegeta amplió un momento los ojos, pero trató de disimular su interés.

-No hace falta, eso no cambiará nada…- se obligó a decir a pesar de las ganas de oír la historia que tanto quería escuchar.

-Sí, eso lo cambia todo – le aseguró, pegándose un poco más, ansioso por poder sentirlo.

-Nada de lo que digas, nada de lo que te haya sucedido ayer, hace un mes, hace un año o más… nada va a cambiar lo que pienso ahora – los dientes de Goku chocaron en un arranque de frustración, moviendo sus ojos de un lado a otro mientras se disponía a hablar.

-Sí… estoy seguro… sólo déjame decírtelo, por favor – Vegeta notó la desesperación, y aunque no arreglara nada entre ellos, probablemente no estaría mal dejar que el otro se desahogara.

-Habla – los ojos del más alto brillaron en emoción, concentrándose, quebrando casi su rostro de tanta seriedad. –Quería estafarte – admitió, y solo pareció golpear más duro. –Lo había hecho antes, varias veces… - el menor no daba crédito a lo que oía. –Lo peor es que lo he logrado con cada uno. Claro, menos contigo… hubo algo diferente…- los puños del bajito se tensaron, temblando en ira.

-Claro, la diferencia era que yo no tenía dinero…- masculló entre dientes, tratando de contenerse.

-Eso no importaba, lo habría hecho, te habría dejado más que en la calle… - su sinceridad asustaba, no sabía que era peor, teniéndolo como buena persona llena de mentiras o como un extraño ladrón, de lo peor. Las expectativas que aún tenía de él se fueron contra el piso, más allá de este, se sepultaron a kilómetros bajo tierra, rozaron el mismo infierno.

-¿Qué… qué cosas dices? ¿Cómo podrías…? – trató de preguntar, pero su boca se trabó a la mitad.

-Tengo gente especial trabajando en eso… pude hacerlo, tenía que hacerlo… pero no lo hice… porque no quería… porque te quería…- sonaba horrible que lo metiera en medio de tanta basura, que fuera la extraña cosa rara en medio.

-No digas estupideces, ¿Cómo puedes decir algo así cuando haces cosas como esas? ¡Eres un monstruo! ¡No tienes consideración ni sentimientos! – le echó en cara, golpeándolo dura y dolorosamente en el interior.

-¡Lo hago porque lo es! ¡Es verdad! Yo ya no quiero hacer esto…- trató de tocarlo, pero el otro, asustado, retrocedió.

-Qué casualidad… ¿Qué me asegura que no sólo lo dices para ganarte mi confianza de nuevo y luego hacer lo mismo? – Goku se odiaba por tanta falsedad, por tantas cosas que ahora lo hacían imposible de creer.

-¡Lo juro! Esta vez es en serio… por eso te estoy diciendo la verdad… esto está mal…- se exteriorizó, pero cada palabra parecía arruinar las cosas un poco más.

-¿Esto está mal? ¿Por qué no pensaste eso antes? Hace años, cuando estafaste a todas esas otras personas…- le reprochó, y lo único real es que si lo había pensado, había estado igual de arrepentido de cómo lo estaba ahora.

-Lo sabía entonces, pero no tenía opción… en aquel tiempo en realidad necesitaba el dinero…- iba a continuar, pero esta vez fueron las manos de Vegeta las que se apretaron sobre el cuello de su Gi naranja de vestuario.

-¡Hay mejores formas de conseguir dinero, cabrón! – le dijo con un siseo, mostrando sus dientes y la amenaza implícita en sus ojos y en sus palabras. En realidad fue bastante intimidante. Goku ni parpadeó, sintiendo al tope aquello, siendo liberado con violencia, sin poder detenerlo y explicarle el resto, Vegeta se marchó con prisa.

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Trató de calmarse, bajando las escaleras mientras que las confesiones de Goku seguían vigentes en su cabeza, a pesar de que habían pasado ya largas horas de haberlas escuchado. Se encontró con la mesa puesta, el delicioso olor de la comida casera y esa linda chica esperándolo para cenar, tan sonriente y servicial como todas las noches. Le sonrió, aparentando tranquilidad y tratando de disimular el fuerte dolor de cabeza que lo acongojaba en ese momento, sentándose a la mesa justo frente a ella, quien le dijo o preguntó algo, a lo que él solo respondió con un asentimiento, cansado y sin mucho interés.

Comenzaron a comer, pero las cosas resultaban difíciles de entender, y mientras más vueltas le daba, menos tenía sentido. Se suponía que Goku era famoso y rico, pero si necesitaba estafar gente eso solo descartaba aquella segunda descripción, lo que no tenía sentido considerando lo primero. Era raro, y se volvía un agujero vacío y sin sentido, solo caía sin encontrarle pies o cabeza a la situación. Tenía una casa en el campo, un departamento en la ciudad, un auto increíble y muchas cosas, ¿Acaso eso era producto del dinero ajeno? Sonaba casi imposible, ¿Qué había hecho con el suyo propio entonces?

Miró a Chi, quien incluso ganaba menos que Goku y tenía una casa grande, auto y… Una idea saltó a su mente, haciéndolo dejar la cuchara a un lado y mirar a la mujer frente a él. –Oye Chi, este departamento era de tu primo… ¿no? – la morena se extrañó por eso, parpadeando un par de veces antes de bajar sus palillos a su lado.

-Sí, lo era… me la dejó cuando murió… ya te lo había dicho… - Vegeta asintió, cruzando sus manos al frente.

-¿No le dejó nada a Goku? – la pregunta pareció dolerle a la mujer, pero en lugar de preguntarle a que iba eso o simplemente evitarlo, contestó con sinceridad.

-En realidad todo se lo dejó a él, pero por alguna razón no lo quiso, así que tramitó todo para renunciar a la propiedad…- Vegeta entendía ahora menos, ¿Por qué renunciar a eso si necesitaba dinero?

-¿De qué murió tu primo? – otra difícil pregunta con otra complicada respuesta.

-Lo asesinaron… no sabemos quién o porque…- el muchacho tragó duro ante eso, tratando de no dejarse llevar por las suposiciones de su cabeza.

-Y… Goku, ¿sufrió mucho? – se aventuró, mirando una incomodidad, como si Chi quisiera mentirle, luchando al mismo tiempo por decir la verdad.

-Bueno, en realidad fue bastante extraño… él se había ido de la casa poco antes de que eso ocurriera, habían pelado duramente… y cuando él murió, Goku se echaba la culpa… decía que había sido porque él se había ido, a pesar de que yo y un amigo tratamos de persuadirlo de aquello… era solo un chico, no tenía sentido, sintió arrepentimiento de haberse ido y se culpaba por no haber estado ahí… supongo…- eso último no lo dijo con seguridad, y al hombre las cosas le parecían a cada momento más extrañas. –Tengo una foto de él por aquí, espera…- se levantó, avanzando a la sala, en donde sacó un álbum, buscando en él y extendiéndoselo al muchacho cuando encontró lo que buscaba.

-¿Es él? – señaló a un muchacho alto de cabello plata, parado muy feliz al lado de una sonriente y pequeña Chi y un muy enfadado mini Goku.

-Sí, se llamaba Irie… Goku estaba muy molesto ese día… no soportaba a Irie, incluso parecía que lo odiaba…- Vegeta movió las hojas, adelantando bastantes hasta que encontró una de las últimas, donde Goku se notaba mucho mayor.

-Pues aquí se ven bastante cercanos…- murmuró, centrándose en la imagen, parecía una fiesta de navidad, en donde Irie portaba un suéter igual al de Goku, ambos sonreían y se abrazaban, y por muy buena experiencia, Vegeta notó algo en los ojos de Goku de aquel entonces, se veían felices, llenos, plenos, brillantes… como cuando lo miraba a él hacía tan poco. ¿Acaso él…? No, era su primo.

-Lo sé, ellos se volvieron muy unidos después de unos años, eran inseparables… se querían mucho…- el tono de la voz con decir lo último no ayudaba en nada, era como si Chi se estuviese ahogando en un muy amargo recuerdo.

-No se parecía en nada a ustedes…- agregó, y Chi negó, calmándose un poco.

-Era un primo segundo en realidad, básicamente ya no compartíamos un vínculo…- explicó, y el otro asintió. –Era un buen hombre, no entiendo quién pudo quererlo muerto… - expresó con melancolía.

Vegeta se quedó unos momentos más mirando la imagen. Qué extraña sensación sentía con ver a ese hombre, era raro, abrumador y escalofriante, como si supiera algo, como si lo conectara algo. Y tenía miedo, porque la única cosa que le corría por la cabeza era una posibilidad escalofriante e imposible. Lo habían asesinado, y debía ser alguien quien lo odiara mucho, justo con las mismas ganas y fuerzas que Goku parecía quererlo… y la culpa… y las cosas del fraude… todo lo conducía a una conclusión. Era malo y mentiroso, pero… ¿Un asesino?

---------------- (Siguiente día) -----------------

-Hermano, cada día te ves peor…- Vegeta salió de su escondite en medio de sus brazos, levantando la cabeza del mueble donde pretendía descansar.

-No pude dormir, había demasiadas cosas dentro de mi cabeza…- respondió, volviendo a dejarse caer con brusquedad.

-¿Demasiado en que pensar? – Juun se recargó en la pared, tratando de pensar él mismo en algo. – ¿Fue por lo que hablaste ayer con ese hombre? – Gracias a una fuerza divina el chico omitió el nombre, ese que el bajito no quería escuchar.

-No… bueno, no sé… un poco…- admitió, ladeando la cabeza para poder verlo.

-No lo entiendo, ¿Qué te dijo para ponerte así? – aunque la pregunta no iba con intenciones de ser contestada, Vegeta gruñó en protesta. –Ese hombre no me gusta – aceptó finalmente en voz alta, llamando la atención del otro.

-¿Por qué no? ¿Acaso te hizo algo? – cuestionó, pensando en que tal vez era su arrogancia y su despotismo.

-Tiene algo, en su mirada, en su sonrisa… me recuerda a alguien… está mintiendo, en todo… yo lo sé…- la mejilla del otro se separó de la madera, impresionado y sin poder ocultar aquello. –No me equivoco, ¿Verdad? – sonrió satisfecho con su suposición, cruzándose de brazos aún más pensativo. –Debes tener cuidado, no confíes en él… por más que te jure que estás a salvo… siempre mienten, te atrapará en su telaraña si no huyes a tiempo – Vegeta no entiendo la metáfora obviamente, pero Juun lo decía con mucha experiencia.

-Ya lo hizo, me mintió… mucho, pero lo descubrí a tiempo… ahora dice que me hablaba con la verdad…- Juun asintió, despegándose de la pared y mirándolo con fuerza.

-Ya veo, con que eso era… Goku era tu “pareja”… ¿No? – el otro bajó la cabeza, pero su silencio fue su confirmación. –Suelen hacerlo seguido, es obvio que quería utilizarte, seguramente por dinero… - Los ojos de Vegeta parpadearon impresionados, podría jurar que Juun sabía más de lo que creía. -¿Por eso vivías con él? – un suspiro vino de los labios del mayor, y Juun rió, sentándose a su lado.

-No tenía opción, me acosaban en mi departamento y no tenía dinero…- trató de justificarse, pero el otro chico negó, muy seguro de que eso no era todo.

-Claro que tenías opción, Chi me contó esa parte de la historia… pudiste irte con tus padres… lo sabes, ¿verdad? – esta vez fue Vegeta quien sonrió, algo divertido por ser descubierto.

-De acuerdo… tenía opción, pero quería quedarme con él…- admitió, sin poder evitar un rostro iluso y melancólico.

-Que mal… pero te hace bien hablarlo… - colocó una mano en su hombro, sonriéndole.

-Tienes razón, ya no puedo con todo esto… - torció los labios a un lado, imposibilitado de otra expresión.

-Confía en mi… - dijo, y en ese momento el sonido del celular de Vegeta sonó, asustando brevemente en a ambos. El chico lo sacó, leyéndolo y sonriendo un poco. –Vaya, por esa mirada intuyo que ya tienes a alguien más… ¿cierto? – lo palmeó, motivándolo.

-Bueno, algo así… parece que yo le intereso… y no parece mala persona…- Juun cambió de nuevo al chico infantil, pegándosele a su amigo.

-¿Quién es? ¿Lo conozco? – preguntó, y en las mejillas del bajito apareció un rubor.

-Bueno, dices que puedo confiar en ti… prométeme que no te enojarás…- la sonrisa del joven se disipó ante eso, sintiendo un mal presentimiento.

-No lo haré… - dijo casi susurrando.

-Es tu hermano – Juun parecía tener algo en contra de las sillas, pues de nuevo la mando a volar por la impresión al levantarse.

-¡No! ¡Imposible! – exclamó, y el mayor se impresionó, encogiéndose en su silla. –Vegeta… ¿confías en mí? ¿Puedo confiar en ti? – preguntó, recibiendo un asentimiento. – ¿Crees lo suficiente en que te estoy diciendo la verdad cuando hablo? – otro asentamiento por parte del otro, quien solo se preocupaba más. –Entonces pon atención, porque lo que te voy a decir debes creerlo, todo… pero también, debes guardarlo en secreto…-

Notas finales:

El siguiente será más corto, eso creo… por qué es lo último antes de llegar a la recta final. Ojala y les haya gustado, obvio las cosas no se quedan así, hice este cap para ver la evolución de los personajes! Besos y saludos a todos, nos vemos la siguiente semana!

PD: perdón si no contesto a todos los Reviews, pero no tengo internet, así que luego me lleva tiempo… se los agradezco infinitamente de todos modos, besos!


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