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L'EAU ET LE FEU por karenka sutcliff

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Notas del capitulo:

Finalmente estamos aquí, en este, el ÚLTIMO capítulo, no me siento orgullosa, extrañamente estoy decepcionada, no fue lo que esperaba, este fic fue reescrito unas cuatro veces y ninguna me gustó, supongo que fue a causa de tantas interrupciones e imprevistos que se atravesaron mientras fue creado, por lo regular me siento orgullosa de todas mis historias, pero honestamente en esta no tanto, eso es muy decepcionante.

 

 

Recuperar el alma de un shinigami… por alguna razón, Sebastian sentía una especie de dejavu, salvar un alma secuestrada de las garras de un demonio, era una tarea difícil, mas no imposible, que curioso y a la vez retorcido era encontrarse de nuevo en esta situación, pero peor aún; contra quien se estaba enfrentando ahora, años atrás, hubiera defendido hasta con su pseudo inmortal vida, a aquel niño, pero ahora, haría lo que fuese necesario para recuperar su libertad el único motivo que los unió en el pasado fue el poder devorar su exquisita alma sin igual, pero, después de lo sucedido con los Trancy, en la actualidad estaba atado a un demonio el cual no lo valoraba, ni siquiera como amante y para ser sinceros, los semidioses también eran una buena elección a la hora de fornicar.

¿Traición?, tal vez  si estaba rompiendo aquel contrato finalmente, pero bueno, entre demonios y en el infierno, la lealtad no existe o ¿tal vez si?.

Ahora, la pregunta era ¿Dónde está Ciel?, por donde tendrían que buscar; el tiempo se terminaba, ya casi se cumplían 24 hrs. De que el alma del pelirrojo había sido hurtada por el joven demonio, ¿Cuánto más podría resistir el cuerpo del semidiós rojo sin su alma?

El infierno, esa sería su primera opción y tal vez la única,  tenían que ser rápidos, el demonio mayor abrió un portal al averno, el piso tembló un poco al abrirse la tierra, Sebastian hizo con su brazo una seña caballerosa para indicarle al shinigami que fuese el primero en pasar, William dio un paso hacia atrás,  ahora más que nunca desconfiaba del demonio.

– ¿Miedo? – se burló Michaelis, ganándose así, una mirada de odio por parte del shinigami obscuro.

– Honestamente –

– ¿Porqué quiere salvarlo?– dijo Sebastian a William, la pregunta salió de la nada; Will simplemente frunció el ceño, no pretendía seguirle el juego al demonio.

Sebastian simplemente sonrió y avanzó; aquel lugar era indescriptible, la imaginación de los humanos era mucha pero no se acercaba ni un poco para describir tal paisaje, un escalofrío recorrió la espalda del ángel de la muerte, el hecho de pensar que Grell podría terminar aquí le desgarraba su semi-muerto corazón, pero se mantuvo sereno, Grell lo necesitaba.

–¿Derramaría lagrimas por su amante? – Sebastian no obtuvo respuesta, por alguna razón se sentía muy intrigado por los sentimientos del shinigami respecto a la situación en curso, ¿los segadores son en verdad tan fríos como se comenta, incapaces de sentir empatía incluso por los suyos?

–Sí el destino de Grell Sutcliff es este…– un prolongado silencio, la garganta del segador se cerró, pero su faz era inmutable.

–Como lo sospeché… incapaces de derramar lagrimas de tristeza–

–Es un imbécil, pero como administrador de las almas, está en mí poder cambiar eso, en todos los casos, él aún es útil y voy a salvarlo­– concluyó el shinigami.

– ¡Ah!... tal vez lagrimas de ¿felicidad? – dijo con algo de asombro el sirviente, William guardó silencio por un momento, ajustó sus gafas y comenzó a caminar.

–Honestamente…– La paciencia de William se había agotado, en verdad nunca fue un hombre paciente, mucho menos cuando se trataba de Grell. El segador de almas dio media vuelta, Sebastian seguía parado en su lugar, con la mano izquierda cubría su boca para ocultar lo que seguramente era una sonrisa burlona. William apretó los puños, respiró hondo pero igual no pudo relajarse ni controlarse, el shinigami se lanzó sobre de Sebastian, tomándolo por el cuello de la camisa azotándolo contra el suelo; por unos instantes su mirada se confundiría con la de un demonio, pero de pronto William soltó al sirviente, se puso de pie y salió velozmente, como si alguien lo llamara; algo desconcertado Sebastian se puso de pie, sacudió sus ropas y se dispuso a seguir al shinigami, no quería que este también pereciera en garras de cualquier otro demonio; si iban a morir, tendría que ser en manos de Michaelis que suficientes corajes y malos ratos ya le habían causado los shinigamis; debió matarlos cuando tuvo la oportunidad.

Un tacto suave, en medio de la nada, en silencio, oh el hermoso silencio absoluto; no está inconsciente, no del todo, pero que pasó, ¿por qué William permitió que le pasara esto?, el prometió cuidarlo ante todo y de todos; no se sentía tan inseguro desde que era tan sólo un niño, ¿Quién iba a pensar que el grandioso Grell Sutcliff terminaría en el estomago de un demonio?, aunque bueno, quizá esto era mejor que el infierno, ¿Quién sabe cuántas alimañas rastreras no ya hubieran tratado de torturarlo?!.

Frío, de repente la temperatura bajó,  fue tan drástico el cambio de temperatura que Grell podía sentir como sus extremidades se entumían, y un gran y doloroso escalofrío recorría su columna, su cuerpo no podía dejar de tiritar, ¿a caso este ya era su fin?, ¿así es como se sentían los humanos al momento en que sus almas son cosechadas?.

–¿Tienes miedo? – preguntó una voz algo familiar.

–Demonio– murmuró silenciosamente el pelirrojo recostado en posición fetal, suspiró y se reincorporó.

–Estoy muriendo, ¡agonizando! Para ser más exactos, ¿no lo recuerdas? – Grell espetó con extraña calma.

–No, no es así, dejarte morir tan pronto sería muy “humanitario”, te torturaré hasta que pidas morir, así como ese miserable de tu especie– dijo la voz con extrema malicia.

– ¿Cuál era su nombre?... ah sí, Eric. – Ciel cuestionó falsamente.

–William morirá por tu culpa y entonces tú pedirás morir– concluyó el joven demonio.

–¿Por qué, qué sentido tiene? – Grell preguntó tranquilo, esto no le hizo muy feliz a Ciel, él esperaba que el pelirrojo explotara, que le diera batalla; pero no fue así.

–Desde un principio, ustedes, los shinigamis han interferido en mi vida, de las formas más crueles ¡arruinaron mi destino! – gritó el demonio.

–Ustedes deciden el final de todas las vidas, ¿no es así? – Ciel acusó a los shinigamis de sus desgracias.

–Ustedes escriben de qué forma morirán las personas, no sólo si deben vivir o no–

–Nosotros sólo podemos juzgar sus almas– respondió el pelirrojo con algo de esfuerzo, de repente el mantenerse despierto le era casi imposible, sus energías se agotaban, este demonio estaba consumiendo sus pocas energías o ¿a caso su cuerpo finalmente se rendía ante los brazos de la fría muerte?.

–Pero pueden cambiar sus destinos, me refiero al sepulturero y tú eres su amigo ¿no?, o manipular a las personas a su antojo en especial tú Grell Sutcliff, eres una basura cruel y sanguinaria–­ escupió Ciel con rabia recordando a su tía Angelina, el pelirrojo simplemente sonrió y cerró los ojos, la hora había llegado, aunque el demonio quisiera mantenerlo con vida, Undertaker ya había decidido.

–Todo mundo muere, humanos, shinigamis y… “demonios” ¿te da miedo? –susurró entre risitas el peliplata al oído del jengibre.

–Los demonios siempre han sido… inferiores a los dioses, durante toda la historia de la humanidad, tarde o temprano el malo debe pagar, aunque bueno, el héroe debe de sacrificar algo, de lo contrario no podría ser un héroe– Undertaker besó la pálida frente del pelirrojo para acto seguido tomar su pluma roja y comenzar a escribir nuevamente; al parecer los idiotas encomendados a esta misión pronto, en unas pocas horas, cumplirían 12 horas sin resultados y sí él, Undertaker, “El shinigami Legendario” no interfería seguramente Grell no tendría salvación.

Finalmente estaban ahí, era como si supieran exactamente a donde ir, los demonios no fueron un obstáculo para William, gracias a la ayuda de Sebastian, aunque el shinigami tuvo que prometer no mirar a Michaelis mientras se mantenía en su forma verdadera y bueno, no es que al semidiós le interesara mucho saber cuál era la verdadera forma de aquella alimaña.

Ambos hombres siguen de prisa, pero de pronto, los terrenos se vuelven familiares para el demonio cuervo y este se detiene.

–Deja de perder el tiempo, honestamente, jamás debí aceptar ningún trato contigo– murmuró William, Sebastian no le prestó atención y se mantuvo quieto, en el mismo lugar.

–¿Ocurre algo demonio? –  cuestiona William, pero no recibe respuesta, simplemente una mirada, una mirada que le dice todo, “lo encontré”.

Ripiadamente ambos corren en la misma dirección, finalmente entre algunos escombros y piedras pueden divisar su objetivo.

El joven demonio no se percató de que tenía compañía, pensó que sería fácil, devorar a Grell y seguir su camino, era obvio que seguía siendo un niño mimado, después de todo  Sebastian nunca dejó de ser su sirviente y aún cómo demonios, el cuervo seguía haciendo todo por él.

La brisa sopla, un repentino silbido de aire, pero no, en este infierno no se cuela el viento, tan rápido como un pestañeo, las tijeras de poda se alargan infinitamente alcanzando al demonio y contando unos pocos cabellos azulados, cerca de la nuca, los ojos de Ciel se abren por la sorpresa y sus pupilas se contraen, un momento inesperado, pero cree que puede manejarlo.

–¡Alimaña Phantomhive! – William habló sereno pero con voz fuerte, a su lado venía Sebastian, Ciel no pudo evitar sentir una extraña sensación en el estomago y no, no se trataba del shinigami al cual había devorado, fue extraño, se había olvidado de su sirviente, simplemente pensó que podría desecharlo así, como si nada ¿y tan fácilmente?.

William estaba dispuesto a todo, quien mejor que el shinigami más frío y aparentemente un hombre sin sentimientos para reconocer las emociones de los demás, después de todo, desde su examen, en ese momento el aprendió lo que era el valor de la vida, tal parecía que Ciel, el joven demonio, estaba roto, algo muy dentro de él se había roto; ¿su corazón?, ¿podía ser eso posible?.

Aprovechando este momento de debilidad William se dispuso a atacar, sus piernas temblaban, pero se mantendría fuerte, todo por el orgullo de los dioses de la muerte, todo por su dignidad, todo por Grell. William, con ayuda de su death scythe y en un solo movimiento, se encontraba frente a frente al pequeño demonio, lo mataría con sus propias manos.

–¡Sebastian…– gritó Ciel, la desesperación lo atrapó, pero no fue lo suficientemente rápido para dar la orden. El shinigami obscuro ya sabía lo que estaba a punto de ocurrir y adelantándose a la desgracia, en un ataque rápido, el ojo donde la marca del contrato se mantenía fue extirpado, con las pinzas de la guadaña.

Sebastian estuvo a punto de actuar, sabía que su deber era matar al shinigami, pudo leerlo en la mente de su amo, pero… si no escuchaba “es una orden” el no actuaria, no se movería ni un centímetro, ni un solo cabello se movió de su lugar, ya sin la marca del contrato, Ciel estaba a merced de Spears, el joven demonio era aún muy inexperto cómo para luchar contra un shinigami longevo y a Sebastian sólo le quedo observar cómo el cuerpo de su antiguo amo era mancillado, William golpeo con fuerza la cabeza de Ciel, noqueándolo y así derribándolo, Ciel trató de ponerse en pie, en ese momento Spears lo apuñaló, no una sino varias veces en los brazos y piernas, para después clavar guadaña en el hombro del diablo, clavándolo e inmovilizándolo así en el suelo.

En un acto grotesco y nauseabundo incluso para William, el segador introdujo su mano por la boca de Ciel hasta su estómago, Phantomhive se atragantaba, trató de alejar al shinigami con sus brazos, pero le fue imposible. Para William, no era la primera vez que realizaba esta maniobra, en más de una ocasión tuvo que recuperar almas con este método, pero ahora, era diferente, se divertiría con Ciel. Will extrajo su brazo para acto seguido, cortar el vientre de Ciel para así, liberar finalmente el alma de Grell, recolectándola como si de la de cualquier humano se tratase. El frío shinigami estaba dispuesto a concluir bien su trabajo, sólo requería de cortar la cabeza de Ciel y al fin serían libres.

En el momento en que la death scythe vuela directo al cuelo del joven demonio ya inerte en el suelo, una fuerza mayor la arroja a un lado.

–Pero que…– dice William sorprendido, al alzar la mirada, Sebastian lleva en brazos al antiguo conde.

–Tienes lo que querías, he cumplido mi parte, ahora… lárguense los dos… no pienso salvarlos de ningún otro demonio– espetó Sebastian sin apartar la mirada de su  amo.

William frunció el ceño, estuvo a punto de replicar, pero no había tiempo.

–Alimañas– fue lo último que se le escucho decir al segador, para después desaparecer.

–Jejejejej, pensé que no lo lograrías – se burló Undertaker, el viejo enterrador tomó los recuerdos y el alma de Sutcliff, tal y como lo hacía con sus amadas muñecas bizarras y con mucho cuidado y casi amor, lo introdujo en el corazón del pelirrojo.

William miró escéptico y algo asombrado, en verdad toda su fe estaba depositada en el enterrador, unos segundos que se volvieron minutos eternos y no pasaba nada, William frunció el ceño, estaba a punto de despotricar en contra de su superior, pero se detuvo, ¿a caso había sido su culpa?, ¿demoró demasiado?. Undertaker no dijo nada, simplemente se mantuvo expectante, su corazón latía rápido y excitado.

El corazón de William se rompió, tanto esfuerzo, tantos años para esto, para perder así al único ser que le amó sinceramente.

–Grell–, murmuró con tristeza el segador, muy cerca de los labios del pelirrojo, con su mano izquierda cepilló los rizos rojos, tenía un nudo en la garganta, pero no lloró, de pronto ese silencio desolador se vio interrumpido.

–¡Maldito! – Grell abrió los ojos, estaba algo aturdido, pero al parecer su mente despertó en su último recuerdo, mataría a William y a Sebastian por su traición; el pelirrojo se fue encima de su amante y aunque pensaríamos que estaría débil, este golpeo a William en el rostro. Grell se detuvo de repente, Will, su Will estaba ¿llorando?.

Las lagrimas rodaban por las pálidas mejillas de William.

–¿Will? – dijo en un susurro el carmín, pero a caso no era esto lo que quería Grell, quería lastimar a William, hacerlo pagar por su traición, pero ciertamente, esta no era la reacción que se esperaba.

–Grell, ¡Grell! – gritó con emoción el obscuro shinigami y abrazó a su amado pelirrojo, no derramaría lagrimas de tristeza, pero sí de alegría y felicidad sincera.

Grell estaba muy cansado como para procesar tanta información y simplemente se recostó en el pecho de Will, donde el latido de su corazón lo arrulló con la paz que tanto necesitaba. William se reincorporó y tomó a Grell en sus brazos, para finalmente regresar a su mundo, ambos necesitaban unas vacaciones y tal vez… sólo tal vez, una luna de miel.

Necesitaba tiempo para recuperarse, después de todo, esta batalla lo había consumido demasiado, era joven e inexperto, pero al fin y al cabo, inmortal.

–¡Bocchan! – gritaron con emoción los tres sirvientes, Ciel abrió los ojos con asombro, pero de nuevo los cerró, respiró profundo y los abrió nuevamente pero ya con calma, ahora, no fueron los tres inútiles lo que vio, ahora frente a él estaba Sebastian, algo borroso al principio, pero pronto se volvió nítido.

–¿Por qué? – Preguntó el peliazul, el sirviente del infierno sólo sonrió.

–Ya no hay contrato– Ciel volvió a hablar.

–¿A caso eso importa? – cuestiono Sebastian mientras acariciaba la mejilla Ciel causando que este se ruborizara un poco. Antes de que William extirpara el ojo del joven demonio, Ciel ya le había ordenado a Sebastian permanecer siempre a su lado, y eso, eso era algo que Michaelis cumpliría a toda costa.

­–¿Permanecerás a mi lado? – susurro Ciel.

–Yes my Lord– ante esta frase Sebastian entrelazó sus dedos con los de Ciel apretando su mano suavemente.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

….

¿Fue un asco?

Finalmente los dioses de la muerte iluminaron mi mente y henos aquí, creo que debo animarme, puesto que el final si me agradó, bueno, no fue el gran final que esperaba, sí, lo sé, tiene muchas fallas y espacios y lagunas sobre como rayos llegaron con Ciel, donde mierda es que está Grell, ¿en verdad está en el estomago de Ciel?, ¿Dónde diablos está Ciel? y otras cosas que seguro ustedes me cuestionan, pero vamos, mi cerebro no da más para esta historia, fuera de eso… AMÉ el final que he conseguido. En un principio, cuando quería terminar la historia, hace como un mes atrás, no tenía bien clara la escena, estuve dispuesta a matar a Grell sin ningún sentido, pero…¿Qué pasaría con Will? después contemplé la idea de que Sebastian le permitiera a los shinigamis matar al pobre Ciel sin ninguna consideración, ¿pero que haría con Sebas después de eso?  Nada  era suficientemente bueno, yo misma me hubiese odiado, en especial porque odio y maldigo a todas esas historias inconclusas o con finales truncos, después de todo, un FanFic es como un hijo, hay que amarlo y verlo crecer para que se convierta en algo de lo que nos sintamos orgullosos al final.

Gracias a tod@s mis lectores y seguidores, MIL MILLONES DE GRACIAS por su paciencia y apoyo.

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Mi nuevo facebook por si quieren agregarme, el face anterior ya es obsoleto, para publicaciones YAOI, ya saben… las mamás y sus prohibiciones XD

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