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Casamiento por honor... No por amor por serenituegt

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Capítulo 2: Pensamiento

Itachi salió de la habitación, en donde se hallaba su padre. Pero cuál fue su sorpresa, al percatarse, que un joven de piel canela escuchaba atentamente, lo que adentro se decía...

En un segundo descifro que se trataba del heredero de la casa, pero esa falta de privacidad lo tiño un poco. Así que cuando cruzo miradas con el susodicho, este actuó frio y sarcástico.

Negruzco con hiel... Amos jóvenes se examinaron, aunque la miraba obscura barrio a la hiel en un lapso de segundos. Y al percatarse que había sido ignorado, Naruto rechisto con algo de soberbia...

-Oye tu –dijo el rubio desafiante mente- Acaso no te han enseñado, a respetar a los amos

Itachi que había pasado de largo se detuvo y una tímida sonrisa broto de sus mejillas –Creo que los malos modales, se están volviendo una epidemia... Por qué hasta donde sé, escuchar conversaciones ajenas, son de mala educación.

El rostro de Naruto mostro sonrojo, pero rápidamente contesto a la, ladina actitud –Pero quien te crees... Para venir a mí casa, y cuestionar mis actividades. –el moreno se volvió hacia el rubio, aunque en ese momento apareció Gaara. El cual no podía quitarle los ojos de encima, al forastero-

-Naruto –exclamo el peli-rojo, con un tono suave- Mi madre mea enviado, para que atienda a nuestro wesped –de inmediato el rubio frunció el ceño-

-Y tú por qué... Hay muchos sirvientes, que pueden hacerlo –Gaara miro al moreno y su corazón se aceleró, pues se sentía un poco avergonzado, de la actitud de su hermano.

-Todos los sirvientes están ocupados con la fiesta... De la cual escapaste, esporádicamente... Nuestra madre esta como loca buscándote y disculpándose con medio mundo por tu ausencia y la de padre... –El joven rubio rodo los ojos y con una mirada desafiante comenzó a marchar-

-No te quiero cerca de ese sujeto... No creo que sea de fiar –susurro al pasar cerca del peli-rojo, y dirigirse de nueva cuenta a la fiesta-

Una vez que estuvieron solos Gaara se dirigió al moreno, el cual llamaba su atención –Lamento el comportamiento de mi hermano... Él se comporta hacía, porque esta noche ha sido muy larga y cansada.

Itachi no dijo nada, solo miro a la pequeña figura, que se le posaba al frente. Con las mejillas rosadas y una tímida sonrisa. Lo cual capto su atención...

-Por qué están tan nervioso –hablo el moreno, causando un escalofrió en Gaara. El cual, estúpidamente le gustos-

-Aaa... –tartamudeo el doncel- Lo lamento... Es que por lo regular... No me dejan hablar con varones... –Itachi arqueo una ceja-

-Entonces debo entender, que la familia, meda el placer de hablar con su bello tesoro –al escuchar estas palabras Gaara se sonrojo y bajo la mirada, para después decir-

-Usted cree que soy bello... –el doncel, se encontraba sonrojado. Y aunque sus piernas temblaban, lo único que anhelaba, era que aquel varón, le hablara de amor-

-Bueno... eres un hermoso niño... Pero estoy seguro de cuando crezcas, serás aún más bello.

Los ojos de Gaara se abrieron enorme mente, pero no por las palabras de halagadoras –Yo... Yo... –dijo con dezmero y algo de enojo- Yo... Ya no soy un niño... El mes pasado cumplí los catorce...

Itachi sonrió... ya que él, pequeño peli-rojo le causaba gracia y simpatía. –“Vaya que pintoresca respuesta” –aclaro su garganta, dirigiéndose al pequeño, el cual quedó inmóvil, al sentir que el mayor, tomaba su mano... 

Gaara quedo congelado, pero embelesado al sentir un beso en su mano –Mi nombre es Uchiha Itachi –dijo mirando fijamente al doncel- ¡¿Y tu nombre es?!...

-Gaara –tartamudeo en un pequeño susurro.

-Mucho gusto petirrojo... Gaara.

-Petirrojo –repitió el pequeño, con una entonación confusa-

-Así es... Petirrojo, como los pajaritos lindos y pequeños. Tímidos he inocentes, curiosos y alegres...

Gaara sonrió, pero en esta ocasión su sonrisa fue amplia y sin fin. Pues el niño, había decidido... Que aquel hombre, sería su esposo...  

Aunque la intención de Itachi, jamás fue la de seducir al pequeño petirrojo... Sino al contrario, ya que este, veía reflejado a su pequeño otouto.

-¡La habitación ya está lista! –Escucharon los dos aun sirviente, que venía a lo lejos del pasillo-

Gaara he Itachi solo se sonrieron tiernamente. Y el mayor ofreció su brazo –Te gustaría guiarme... –he inmediatamente Gaara acepto, colgándose del brazo del mayor-

 

Pero mientras que en la mansión Uzumaki, el ambiente era cálido y alegre. A las afueras de la ciudad, en las profundidades del bosque... Se hallaba el convento, prisión de Deidara. El cuál era el infierno encarnado, y no por, el hecho de que los pasillos fueran tétricos, fríos, eh húmedos...

Esto sería muy viable, pero lo que lo hacia el infierno. Eran los gritos de tortura, de los nuevos miembros. Pues las monjas y donceles allegados al oficio. Tenían la tarea de enderezar a los jóvenes descarriados y rebeldes... Ellas aseguraban que con un año de sus lecciones intensivas, cualquier joven se volvería sumiso y obediente. El excito era tal, que hasta los propios esposos, mandaban a sus consortes. Cuando sospechaban de infidelidad, o de rebeldía.

Esa noche habían llegado dos donceles, que negaban, a casarse con sus primos. La bienvenida, o más bien la primera lección, del lugar ¡era!... “Amaras al varón, que tus padres escogieron”

Los llantos se expandían por el lugar, las celdas de los residentes. Se encontraban en tinieblas y ni un soplo se escuchaba... los donceles se mantenían callados. Pero los despiadados gritos de súplica, les destrozaba el corazón.

Deidara que se encontraba en el suelo de su celda, solo tapaba sus oídos. Trataba de no escuchar el martirio, pero aunque el trataba de ser indiferente a lo que sucedía. No podía evitar, derramar una que otra lagrima...

Una luz de vela iluminaba al pasar por las celdas. Algunos curiosos se asomaban por las rendijas. Ya que estos sabían, que las monjas torturarían a alguien. La luz se detuvo frente a una celda muy recurrente. De hecho se podía decir, que era la favorita de algunas monjas.

Deidara que se encontraba en su interior, entre cerro los ojos. Pues la luz molestaba, los zafiros que poseía. El rubio se enrosco en una esquina. Sin entenderé que hacían hay... no era una de las lecciones, ni un castigo.

Al abrirse la puerta, la monja diviso a un joven mugriento, flaco, con un camisón haraposo. De hecho era el mismo, con el que había llegado, hace un año... el rubio escondió su rostro, entre su largo cabello, aunque de vez en vez. Trataba de mirar hacia la puerta, tratando de entender, que hacían hay...

Hasta que sintió una cubetada de agua, la cual era helada... Deidara solo respiro con dificultad, y de inmediato comenzó a temblar... –Jajaja... –reían las verdugo del rubio- Te vez tan patético, que casi me das pena –hablaban con burla y mofo. Mientras que el doncel, las observaba con miedo-

-No hecho nada malo –tartamudeaba de frio, pero las mujeres solo rieron-

-Eres un estúpido, sabemos que no has hecho nada... Pero tu padrino temando saludos... –una de las mujeres saco un látigo, con barias cuerdas de azote. Y con todo el odio y cizaña, que un ser perverso, puede mostrar. Golpeo al joven... el cual solo cubrió su rostro, y se pegó más a la pared. En la cual clavaba sus uñas, ya que los azotes eran desgarradores y punzantes. El aguan que le había arrojado, anterior mente, eran para intensificar el ardor, como el dolor...

Las mujeres seguían riendo, sus carcajadas eran tan tenebrosas, que cualquiera enloquecería, solo de recordarlas... les causaba gracia, ver como el rubio se revolcaba con cada azote. Y solo esperaban el momento, en que alguno de esos latigazos, hiciera orinar al doncel. Ya que lo arrastrarían hasta el palio, y lo dejarían días amarado como perro. Pues solo los perros mian en las habitaciones.

Pero al ver que esto no pasaría, la monja paro los azotes y se dirigió cerca del doncel; tirando de sus cabellos –Eres una mierda... Tuviste la oportunidad de ser amado por un varón, pero preferiste esto... Tu padrino lord Orochimaru. Esta dispuesto a darte otra oportunidad... Si tan solo le pides perdón de rodillas en la plaza de gobierno.

La mujer tiraba tan fuerte del cabello de Deidara, que un puñado, quedo entre sus dedos. El rubio, tenía barrías calvas, las cuales no se podían observar, pues su pelo, estaba todo enmarañado...

-Lord Orochimaru llegara esta noche, a la ciudad... Pues tu miserable familia, está dando una fiesta esta noche. Tu hermano, anda en búsqueda de esposo. Pero en vez de estar ahí, y lucir bonito, prefieres que las palomas te caguen encima.

La susodicha arrojo al joven, y fue tan fácil, a pesar de que estaba en el suelo y cerca de la pared... pues en un año Deidara había perdido casi treinta kilos, dejándolo al borde de la muerte...

¿Pero ahora que haría?... Le pediría perdón a Orochimaru, o se quedaría ahí pudriéndose, hasta que una de esas bestias lo matara. Ya que Dei había perdido la esperanza, de que su familia lo sacara, de ese holocausto.

 

Naruto se dirigió hasta su madre, tenía la mirada seria. Su ojos estaba apagados y los donceles invitados, se encontraban al confundidos... Pues cada presente, tenía la misión de llamar su atención.

-Por qué, has mandado a mi hermano, a servir... Él no es el criado de nadie... –Kushina que se encontraba revisando las mesas de los bocadillos. Observo el disgusto de su primogénito, y tan solo puso una mueca de descontento-

-Tu hermano debe ganar experiencia, en cómo llevar una casa, como atender a los invitados y más... Y yo creo, que no tienes derecho a meterte, en como educo a tu hermano. –las miradas chocaron, y la tensión se podía cortar con un cuchillo-

-Gaara siempre tendrá sirviente... Así que no veo la necesidad de tanta pantomima –el kitsune miro con rencor a su madre, mientras se marchaba con brusquedad-

-Adonde crees que vas... Esta es tu fiesta, y no has... –Naruto se giró y Kushina dejo de hablar- Tu padre y tu abuelo no te han dicho nada... Pero es mejor que sepas, y dejes de comportarte, como un niño mimado. Estamos en quiebra.

Los ojos de Naruto lo dijeron todo, la expresión de su rostro. Se desalineo y su cuerpo parresia paralizado –Esta fiesta es una inversión... La boda siempre es pagada por los padres del doncel o la novia. Así que no tenemos por qué preocuparnos. Lo que realmente queremos es la dote, con el cual invertiremos, en un ambicioso proyecto.

Naruto no encontraba las palabras... No podía decir nada, pues últimamente, se la pasaba derrochando el dinero en burdeles, alcohol y uno que otro capricho, con sus amigos de parra...

-No... No... –trato de articular, pero su mente se encontraba tan revuelta, que no lograba, encontrar las palabras- No pienso casarme... si estas son las circunstancias... Me sentiría tan humillado, y sobajado. No soportaría, que mi esposo me echara en cara, que nos está manteniendo.

Pese a todo, Naruto era un varón el cual era el dominante. Y aunque no pensaba igual que su abuelo, él también tenía algo de macho en su sangre. Aunque Kushina, que seguía frente al rubio, ladeo una sonrisa.

-No es una opción... Te casaras quieras o no. Pues tú eres el varón, que debe velar por el bien de esta familia. –la peli-roja se deslizo cerca de su hijo y susurro- En este instante, tienes el mismo valor, que un doncel, que es vendido, al mejor postor...

Naruto sintió rabia ante las palabras de la mayor, así que frunció el ceño y gruño... –Quien casara a su hijo, con un don nadie –grito más que enojado. Pero en ese preciso momento, Jiraiya entro, antes de que los invitados cedieran cuenta del escandaloso secreto-

-¡Que está pasando aquí! –grito el anciano, mientras que Naruto mantenía el rostro enfadado. Aunque cuando Jiraiya miro a su nieto, pudo darse cuenta, por donde iba el asunto. Logrando que el peli-blanco, mirase con reproche a la mujer-

-No tenías derecho a decirle nada... –reclamo, pero Kushina solo rodo los ojos-

-Es mejor que sepa, en qué condiciones estamos. Y se comience a comportar como un hombre... Él tiene la obligación de cuidar de mí, y de sus hermanos.

El joven seguía confundido y más que eso enojado... como era posible, que su padre. No manejara bien las finanzas de la familia. Y que ahora el seria el cordero a sacrificar.

-Tu solo estás pensando en ti. ¿No es así madre? –la peli-roja sonrió-

-Yo no pienso trabajar... Yo nací, para ser una reina, y es por eso que me case con Minato... Y si tengo que casar a mi hijo varón, por dinero, así lo hare. –la mujer salió de la habitación, perfumando a los dos, con su estela de veneno-

-Yo sé que mi madre, no exagera, al decir que estamos en quiebra. Pero me gustaría saber, que tan mal estamos.

Jiraiya miro a su nieto y no pudo contestar. Ya que el hombre se sentía muy avergonzado

–Adeudamos tanto dinero, que Minato puede ir a la cárcel. Y es que desafortunadamente, le pedimos a gente de bajos escrúpulos.

La respiración de Naruto se estremeció, la preocupación empezaba a carcomerlo...-¿A quién le debemos?

 

-Deidara... –escucho el rubio su nombre. Sabiendo que era su amigo, en la otra celda-

-Escuchaste lo que vinieron a decirme... –susurro con una pequeña vocecita. Permaneciendo en el piso, mojado, con las heridas punzándole la piel-

-Que es lo que piensas hacer. –Dei estaba agotado, y escuchaba muy lejana la voz de su amigo-

-Estoy metido en este lugar, por culpa de ese viejo rabo verde... Y ya eh soportado demasiado, como para rendirme, y darle el gusto, de verme flaquear.

El rubio estaba quedándose dormido, pero la voz de su amigo, lo exalto –“¡No seas estúpido”!... “Pídele perdón, para poder escapar, de este maldito infierno”

Continuara>>>

Notas finales:

Quiero agradecer los Rew. No tengo mucho tiempo para contestar, pero cuando los leo, me motivan a seguir escribiendo

Nos leemos en el próximo capítulo...


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