- No es a nosotros a quien ha salvado en una ocasión - comentó seriamente Steve.
Thor sintió un latido en el pecho. No quería hacerse ilusiones, pero era cierto. Aunque lo de su muerte fuera un engaño, y aunque sólo fuera por venganza, le había ayudado. Había vuelto a recuperar la esperanza en él tras la muerte. La única diferencia es que gracias a su tetra ahora podría comprobar si realmente había cambiado, o no. Y en lo más profundo de su ser, deseaba que así fuera.
El dios del trueno se instaló en la Torre Stark e intentó establecer conversaciones a solas con su hermano, pero éste le evitaba a toda costa y siempre que le hablaba se mostraba con un tono borde y seco, queriendo parecer desagradable. Todo aquello complicaba mucho las cosas. Estaba claro que no quería hablar con él, parecía realmente furioso. Y lo cierto es que lo estaba, bastante. Desde que había aparecido Thor, sus vacaciones en la Tierra se habían terminado. Sabía que tarde o temprano lo obligaría a volver a Asgard, a esa maldita cárcel palaciega, y no le apetecía nada. No ahora que todos lo seguirían viendo como un monstruo.
Sentía que había empezado a tener bastante ansiedad. La tranquilidad que había disfrutado entre esas paredes había desaparecido completamente. Su corazón se aceleraba y sentía una opresión en el estómago cada vez que Thor se acercaba a hablar con él, por lo que intentaba tratarlo de forma cruel para que lo dejara en paz cuanto antes. Aún así, el rubio era cabezota a más no poder, y se negaba a dejar de intentar entablar una conversación a la mínima oportunidad que tuviera. Por eso mismo Loki estaba siempre alerta, vigilando los pasos de los inquilinos para intentar evitar a su pesado hermano. Además, tenía dolores de cabeza cada vez que pensaba qué explicación les daría a todos en Asgard. Aunque, ¿qué demonios? Seguramente se alegrarían si realmente estuviera muerto. No podía evitar pensar que la única persona que había lamentado su muerte fuera su estúpido hermano.
Pero el peor de sus males se desarrollaba por las noches. Y es que desde la llegada del rubio dormir se había convertido en un suplicio. No había pasado ni una semana y ya empezaba a tener unas marcadas ojeras. Se pasaba la noche dando vueltas y casi hasta tenía miedo de dormirse, porque habían vuelto las pesadillas. Al desconectar de toda aquella... basura... no las había presenciado en un tiempo, pero ahora estaba incluso peor que cuando tenía que dormir en aquella diminuta celda de Asgard.
Una noche, completamente harto de no poder pararse quieto en la cama y con cero ganas de dormir para que volviera a perseguirle alguno de sus fantasmas en sueños, decidió salir de la habitación e ir al salón. En cuanto llegó allí vio la barra de bar y una idea infantil pasó por su cabeza: si se emborrachaba lo suficiente a lo mejor se quedaba tan K.O. que conseguía descansar al fin.
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Tony seguía dándole vueltas durante esos días al huracán de sentimientos que estaba experimentando y que también le quitaban el sueño. Además, se había puesto a leer un libro para relajarse, y le estaba resultando tan interesante que había conseguido el efecto contrario. Observó el reloj de su muñeca y se sorprendió.
- ¿Las 2 ya? Y yo sin nada de sueño... qué desastre...
Se frotó los ojos porque de mirar tan fijamente las páginas se le habían irritado un poco, y decidió seguir el ejemplo de Bruce y tomar una infusión, a ver si a él le hacía algo. Tal vez sólo el hecho de tomar algo caliente lo adormecía un poco. Dejó el libro sobre la mesita y fue a la cocina para preparar la tetera. Mientras esperaba le pareció escuchar ruido proveniente de la sala.
- ¿Hay alguien aparte de mi despierto a estas horas? - se preguntó, extrañado.
Cogió la taza y bajó las escaleras, encontrándose con Loki en un estado lamentable. Estaba despeinado y con el pijama totalmente alborotado, jugueteando con un vaso vacío mientras apoyaba su cabeza sobre la mesa. Al escuchar pasos se incorporó y Tony pudo observar que tenía la mirada bastante ida. Dirigió la vista hacia la barra de bar y le pareció ver una botella de ron prácticamente vacía.
- ¿Pero qué demonios?
Se acercó rápidamente a tomar la botella y, efectivamente, no sabía cuánto tiempo llevaría ahí pero se la había bebido casi entera. Volvió a observar al asgardiano, sorprendiéndose porque aún pudiera mantenerse sentado tan tranquilo. Loki seguía jugueteando con el vaso totalmente ido, hasta que salió del trance soltando una ligera risilla.
- Hehe... creo que me he pasado un poco... - intentó fijar la mirada sobre el humano, aunque le costaba horrores. - ¿Tú tampoco puedes dormir? Espero que esto ayude...
El genio entendió perfectamente la estúpida conclusión a la que había llegado el moreno. Desesperado por el insomnio había recurrido a aquel depresor del sistema nervioso central llamado alcohol. Él también había pasado por aquello en tantas ocasiones... Pero no era momento para compadecerse de él, esa era la oportunidad que habían estado buscando. Ahora que su voluntad era débil, tal vez podía sacarle alguna información sobre lo que le había ocurrido con los extraterrestres, y si seguían siendo una amenaza o si había alguna mayor. Se acercó un poco a él para intentar interrogarlo con total sutileza.
- Sí, maldito insomnio.
- Ojalá sólo fuera eso... - comentó con pesadez mientras se frotaba los ojos.
Tony de repente recordó cómo se había despertado cuando durmió en su habitación.
- ¿Pesadillas tal vez? - preguntó, mirándolo fijamente.
Loki se giró sin decir una palabra, completamente serio. Su nerviosismo le delataba y el humano siguió con su plan.
- Yo las tuve durante mucho tiempo tras lo acontecido con los Chitauri. Seguro que hasta tú sueñas con ellos.
- No, esos seres no ocupan mis pensamientos... - respondió cansado, sintiendo cómo le dolía la cabeza. El ingeniero era consciente de su estado y siguió excavando más.
- ¿Tal vez quien está detrás de ellos? - preguntó, tirándose un farol.
- Pff... hace tiempo que dejé de... temer... Si quiere encontrarme lo hará... igualmente... - cogió el vaso y lo llenó otro poco.
Tony se quedó atónito con esa revelación. ¿Temía a alguien? ¿Realmente había algo detrás de todo aquello? Sintió cómo un escalofrío recorría todo su cuerpo y se le erizaba el pelo. Loki, por otro lado, aún en su estado, de pronto se dio cuenta de que acababa de meter bien la pata. Abrió bastante los ojos, sorprendido, mientras entreabría la boca y tensaba todo su cuerpo. Ese humano... lo que estaba intentando hacer... oh, ya lo veía claro, no iba a volver a pillarle desprevenido.
En cuanto pudo reaccionar, se levantó rápidamente de la silla, conteniendo el equilibrio de forma impresionante, y agarró al genio del cuello de la camiseta. Comenzó a mirarlo con tal ira que sintió que se le congelaba el alma.
- Oh sí, me estás reteniendo aquí porque quieres sacarme información. Por eso has llamado a mi hermano, ¿verdad? Porque no tienes el valor de intentar persuadirme a no ser que esté ebrio. ¿Pensabas que podrías engañarme? ¿A mí? - lo apoyó sobre la mesa mientras seguía intimidándolo, acercándose más a él. - ¡Que sepas que estoy así por tu maldita culpa! Despreciable humano... - subió una de sus manos hacia su cuello, apretándolo un poco. - Debería violarte aquí mismo para que no olvides que no se traiciona a un dios...
Tony sintió de pronto una llama de lascivia en su mirada que lo dejó de piedra. Comenzó a ponerse muy nervioso porque realmente sabía que podría hacerlo.
Loki lo agarró y lo subió a la mesa para colocarse él encima mientras le rompía la camiseta y comenzaba a morder y magullar su cuerpo con total descontrol. El genio intentaba soltarse para escapar, pero como la otra vez, su fuerza era insuficiente ante un asgardiano, aunque éste estuviera completamente borracho. Es más, parecía que en ese estado controlaba muy mal su fuerza y le estaba haciendo bastante daño.
- ¡Loki! ¡Para por favor! No sabíamos en qué condiciones estabais, podría haber...
- ¡Cállate! - le cortó secamente con una profunda y fuerte voz que hizo que se le quitaran las ganas de seguir hablando.
Por si intentaba volver a molestarlo con palabras, se abalanzó sobre su boca para besarlo con furia, mordiendo sus labios mientras escuchaba sus quejas ahogadas.
Los ruidos de los forcejeos se oían bastante desde el piso de arriba, y no tardó en aparecer alguien más, atraído por los mismos.
- ¿Qué ocurre aquí?
Ambos pudieron advertir esa grave voz que provenía de las escaleras. Tony se volteó hacia allí cuando Loki separó sus labios de él y se sintió aliviado. Era Thor.
El rubio visualizó la escena bastante descolocado. ¿Qué hacía su hermano encima de aquel humano? No veía muy bien por la escasa iluminación que había, pero pensó que a lo mejor le estaba atacándolo. Se acercó apresuradamente y tiró con fuerza del brazo del moreno, observando que no estaba armado y que olía a alcohol.
- ¿Pero qué...
Giró la cabeza y vio cómo Tony se apartaba mientras se agarraba la camiseta hecha trizas. Tenía la respiración acelerada y pudo visualizar alguna marca en su cuello. Ambos tenían sangre en los labios, y no era capaz de distinguir de la herida de cuál de los dos provenía. Loki se soltó con ira mientras se tambaleaba un poco.
- Disculpa... hermano... pero nos gustaría intimar a solas... - comentó mientras sonreía malévolamente a Tony.
- ¿Intimar? - observó la cara de pánico del humano, que se estaba bajando de la mesa para alejarse, y miró a su hermano enfadado.
- ¿Qué pasa? ¿También me vas a prohibir tener sexo con humanos? Porque no tendría sentido... - le tocó el pecho con el índice mientras intentaba mantener la compostura.- Tú ya lo has hecho, ¿o no?
Soltó una carcajada que definitivamente terminó de sacar de sus casillas a Thor. Lo agarró del brazo y tiro de él, viendo que guardaba muy mal el equilibrio. Estaba bastante peor de lo que parecía. No estaba dispuesto a llevarlo a rastras por el pasillo, así que lo cargó en brazos para sacarlo de allí. El moreno empezó a actuar de forma teatrera en cuanto vio que lo estaban llevando.
- Oooh... como una princesaaa, haha.
Parecía divertirse, pero Thor estaba realmente avergonzado. No sabía si había sido por el alcohol o porque ya tuviera esos intereses, pero atacar a un humano de esa forma... no estaba bien, nada bien. Lo llevó hasta su habitación para evitar que volviera a armar otro numerito, dispuesto a regañarle por su nefasto comportamiento, pero en cuanto lo dejó en la cama no tardó demasiado en dejar de moverse.
- ¿Loki?
El jotun comenzó a balbucear mientras agarraba la almohada y se hacía un ovillo.
- ¿Por qué... tienes que ser... mi hermano? Yo quería ser... hijo único... - comentó mientras se mordisqueaba el pulgar.
Thor lo miró con lástima y decidió meterse con él en la cama. Lo tapó con la sábana y observó por un momento su rostro. Mantenía los ojos cerrados, parecía cansado y no tenía muy buen aspecto. Parecía más pálido de lo habitual y tenía unas marcadas ojeras bajo sus ojos. Le recolocó el pelo mientras lo seguía observando con preocupación. Al sentir el tacto, Loki escondió la cabeza en la almohada y siguió balbuceando, presa de los efectos del alcohol. Sentía que todo le daba vueltas y su cuerpo flotaba. Habló tan bajo que el rubio vagamente podía oírle.
- Yo no sería... un monstruo...
Únicamente reconoció bien esa última palabra, pero no tardó en intuir qué había dicho cuando le pareció ver un brillo deslizarse por su nariz hacia la otra mitad de su rostro.
Abrió los ojos de par en par, sorprendido. Comenzó a notar una opresión en su pecho y se puso tan nervioso que en un momento casi estaba entrado en pánico. Levantó sus brazos, mientras no le quitaba el ojo de encima, sin saber muy bien qué hacer. ¿En serio estaba llorando? Al final terminó reaccionando tras ese momento de shock y no pudo evitar acercarse a él para abrazarlo fuertemente. Por un momento sintió que el tiempo iba hacia atrás y volvían a ser dos niños que dormían juntos en la misma cama cuando Loki tenía pesadillas. Ese sentimiento de nostalgia hizo que le doliera el pecho y deseó con todas sus fuerzas que pudieran volver a recuperar el vínculo que los unía en aquel entonces.
- Espero poder ayudarte algún día, hermano...
Acomodó la cabeza de Loki contra su pecho mientras le acariciaba el pelo instintivamente como hacía tantos años, y poco a poco una calidez familiar que creía olvidada le abrió las puertas al mundo de Morfeo.