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Casamiento por honor... No por amor por serenituegt

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Capitulo: 5 Mi pequeña excitación...

El manto de la noche se había marchado, para que los ruiseñores pudieran cantar a un nuevo día; mientras los arboles refrescaban con una confortable brisa...

-¡No puedo creer tu comportamiento! –grito Jiraiya en una celda, en donde Naruto había pasado la noche. El joven se encontraba sentado en un catre, mirando el suelo. Pensativo en quien sabe qué-

-“Agrades a Fugaku, por pagar tu fianza”... “Defender la honra de un maldito doncel, sale en una fortuna” –la noche anterior Naruto fue acusado con la guardia. Pero hábil mente los Uchiha intervinieron, alegando que el joven, solo defendía la honra de su hermano. En lo cual tenía todo el derecho, ya que el padre, estaba delicado de salud-

-¿No quieres saber, si ese hombre murió? –el anciano, miraba a su nieto y una incertidumbre lo embriagaba. Ya que su nieto era más calmoso y despreocupado, más en esta ocasión, actuaba como un psicópata-

-En realidad me importa muy poco. Si ese maldito bastardo está muerto... Se atrevió a tocar a mi hermano, enfrente de toda la gente, la cual solo reía sin parar. Si yo pudiera –termino de hablar, con los puños cerrados y los dientes apretados-

-Si tuviera más valor... Quemara a toda su familia viva... para que expertamente el dolor de Gaara –el anciano suspirar, y en realidad no quería prestarle, atención a las palabras de su nieto-

-Dices eso... por qué aun te hierve la sangre, de la importancia. Pero el juez lo dejo claro... si el hombre muere, regresaras a este lugar. Ya que la honra de un doncel, no vale más que un varón.

Un guardia llego para liberar al rubio, el cual se apresuró a salir –Hay que darnos prisa, una carrosa nos espera, en la plaza. El joven Itachi tenía que hacer un encargo, pero no sé cuánto tarde y no quiero hacerlo esperar –el peli-blanco apretó el paso, más en eso el joven hablo-

-¿Qué hay del medicamento de mi padre?... Hay que pasar con los Nara, son los mejores asiendo medicamentos.

 

Entre tanto a las afueras de la ciudad, una monja corría apresuradamente, entre los jardines y luego los pasillos. De un convento frio, húmedo; en donde ni un alma se podía ver.

-¡Madre abadesa!... “Madre abadesa” –gritaba la monja, al mismo tiempo, que corría-

-“Madre abadesa” –dijo respirando con tranquilidad, por último. Entrando a una pequeña capilla, en donde doce monjas rezaban-

Al instante una mujer de ojos rojos y cabello agrisado oscuro, se levantó con el rostro irritado – ¿Por qué esos gritos? –disputo con ahínco, y una pequeña rabia entre los ojos-

La joven reverencio a la mujer –Abadesa –dijo casi en susurro, tratando de recobrar el aliento- En la entraba, hay un joven, que pide ver a un interno...

La susodicha rechino los dientes –Eso está prohibido, y más si la familia no lo autoriza –el desagrado, por la visita, era notable ya que la mujer odiaba a los hombre. Y uno en su territorio era más que repudiado-

-Yo se las normas madre... Y lo hubiera echado de inmediato. Si no fuera, porque el joven dio un donativo de mil monedas de oro –los ojos de la abadesa, se abrieron, mostrando ambición en ellos-

-Y eso no es todo madre... el joven se comprometió, fiel mente, a donar todas las semanas la misma cantidad. Con tal de que no enteremos a la familia del joven...

La susodicha mordió su labio –¿Quién es el joven? –la joven miro a la mayor, y aclaro su garganta--Es el Uzumaki... el joven por el cual, Lord Orochimaru nos paga, para que torturemos cada semana –la superiora examino la situación por un segundo-

-Traigan al joven... Póngale los hábitos de novicio... Mientras yo, averiguo que pasa...

En la celda el día comenzaba y los internos, tenían que realizar sus deberes cotidianos –¡No puedes pararte!, debes descansar –hablada un lindo doncel, de ojos rosa y cabello rojo-

-Gracias por preocuparte por mi Sasori... pero sino hago mis deberes, esas vestías, tendrán motivos para pegarme.

El doncel de ojos rosa suspiro, permaneciendo sentado en la cama del rubio – ¡Yo limpiare tu parte! –se levantó rápido, gritando con energía-

Más de inmediato la mirada de Dei, lo desaprobó –No me mires así Deidara... ¡Estas herido! En toda la noche, no paro tu fiebre!... “¿Acaso quieres morir?” –termino preguntando con angustia y dolor- Si tu mueres... me quedare solo en este mundo –el oji-rosa derramo lágrimas y al ver esto Deidara. Un nudo atravesó su garganta-

-Sasori yo... –no pudo terminar, ya que dos vestías con mirada psicópata, entraron a la celda-

-No sé de qué privilegios gozas –rechino los dientes la mujer- Hay un varón esperando por ti, en la entrada. La abadesa ha pedido que uses los hábitos.

Las bestias extendieron al joven la ropa, y cuando el rubio las tuvo en sus manos. Una de ellas lo cacheteó, de una forma, que su rostro se giró.

-“Malditos donceles que se dan a desear”–fue lo último que dijo una vestía antes de irse del lugar-

Sasori en seguida fue en ayuda de su amigo –¿Te encuentras bien? –tratando de tocarlo con suavidad-

-Si no te preocupes, esto no es nada... –la comisura del rubio, tenía un poco de sangre, la cual limpio con la parte de arriba de la mano- Lo que me pregunto... ¿Quién es ese hombre?

El peli-rojo ladeo un puchero –“¿Crees que trabaje para Orochimaru?” –contesto pensativamente-

-No tengo idea... Pero ya tome una decisión –exclamo el oji-azu, quitándose el camisón, que se le pegaba a las heridas abiertas-

-Me dejaras en este lugar –pregunto quedito el oji-rosa-

 

No obstante el la entraba del convento, la madre abadesa, se apresuraba a recibir al misterioso hombre... El cual parecía un príncipe sacado de un libro de habas.

-Buenos días joven –aclaro su garganta la monja, para así llamar la atención del susodicho. El cual simplemente sonrió varonil mente –

-Madre... –reverencio el joven-

-Me informan que solicito, ver a uno de mis internos –la susodicha, compenso a inspeccionar al joven. Que parecía maduro, como elegante- Disculpe... cuál es su nombre –retrocedió la mujer, preguntando con el rostro y agitando la cabeza, en forma denegación

El caballero con una sínica sonrisa dijo –Itachi Uchiha... Mí muy respetada abadesa... Y dejo que mis intenciones son claras y puras... De hecho el joven Uzumaki, no me conoce.

La mujer levanto una ceja... –Y si el joven, no lo conoce, porque tanto interés en el... Itachi volvió a sonreír

-Bueno abadesa... Desde la noche, soy invitado de la familia Uzumaki. Y me he tomado el atrevimiento, de traer noticias al joven, de su hogar. Ya que al parecer la familia se ha encontrado un poco ocupada, como para visitarle...

La mujer no lograba descifrar, las intenciones del apuesto caballero... Y tampoco había oído nada de su apellido. Cosa que le confirmaba, que era un forastero y que solo pretendía una cortesía.

-Bien tiene mi permiso de hablar con el... Pero una madre estará observándolos... Recuerde que este es un centro de pureza y honra.

Itachi acepto con la cabeza, y de la misma forma reverencio a la mujer. Más al levantar el rostro, sus ojos quedaron inertes y petrificados; sobre una figura, que le cortaba el aliento.

La abadesa observo lo ido del joven y de inmediato se giró. Notando la presencia del rubio... –Dei pequeño... Este hombre cortes mente, trae noticias de tu hogar –la monja parecía tragar veneno, con cada palabra de amor- Porque no te acercas, y te presentas, con tan amable joven.

Deidara que tenía el rostro sorprendido, miro al hombre frente al él. Lo examino con recelo y trato de no mirarlo a los ojo. Pero la palabra hogar, en cogió su dulce corazón. Casi rebatándole unas cuantas lagrimas...

-Los dejare a solas –hablo la monja, encaminándose a la capilla. Pero no antes de dejar instrucciones-

-Quiero que escuches todo, lo que estos dos, se digan. Estoy segura que Orochimaru, pagara muy bien por el chisme...

Deidara camino unos cuantos pasos, hacia el joven. El cual lucia algo confundido... ¡ y así era!. Ya que los retratos que bella mente adornaban las paredes de la mansión. No hacían ahínco de la belleza del doncel, el cual estaba tapado hasta el cuello. Pero su rostro era tan angelical, que el gran Itachi Uchiha se encontraba sin aliento

-Mi nombre es Deidara Uzumaki... Y estoy muy ansioso de saber de mi hogar –su voz fue tan melodiosa, que Itachi quedo perplejo y hechizado. Hechizo que lo mantenía sordo y mudo... Hechizo que le había quitado los cinco sentidos, ya que, ni respirar podía...

El rubio observo lo perplejo del moreno. Que a primera vista, no causo ningún impacto en el... –Por favor –musito- Puede decirme algo –termino con algo de desesperación- ¡Pasa algo en mi hogar!...

El silencio que tenía impactado a Itachi, comenzaba a asustar al rubio – ¿Pasa algo malo?... –dijo al fin. Dejando brotar lagrimas-

Lo cual hizo reaccionar al azabache... -¡No espere! –grito con desesperancita, ya que Deidara le había dado la espalda, para poder llorar-

Así que con cautela el moreno, toco el hombro del rubio, para que este lo mirase... –“La mentó el mal entendido”... Pero... –Itachi no pudo terminar de hablar pues un quejido, hizo sollozar al rubio-

El hombro le había dolido, eh Itachi, estaba seguro de no; haberlo tocado con demasiada fuerza – ¡Yo lo lamento! –Se disculpó de inmediato, quedando frente a frente-

Deidara levanto la mirada y esta quedo cruzada con la ónix. Dejando sin aliento al moreno, que comenzaba a tener un cosquilleo en sus partes nobles.

-La mentó haberlo asustado... No fue mi intensión –Itachi limpio la mejilla del doncel, sin dejar de ver los divinos ojos hiel- Mi nombre es Itachi... Uchiha Itachi. Y quiero hacerle el amor inmediatamente –pensó para así lo último, causándole una sonrisa de lado-

La cual cautivo al rubio... –Mucho gusto, señor Uchiha... ¿A que debo su visita? –tartamudeo, alejándose del hombre, ya que un sonrojo escapo de sus mejillas-

 

A las afueras de la ciudad cerca del convento, una carosa que era tirada por cuatro bellos caballos de color negro. Albergaba a un frio y solitario doncel, de quince años, el cual lucía una capa color turquesa y bordados en dorado. La finura del joven, era resaltada por su belleza y su pulcritud. Ya que ni un solo cabello, parecía estar desalineado, pesa al movimiento brusco del carro.

-¿Falta mucho para llegar? –pregunto el joven, que miraba por la ventanilla, sin mostrar interés alguno-

-Estamos cerca –le contesto su acompañante, el cual leía un libro. Del cual aparto la vista al escuchar la voz de su sobrino-

-¿Estas ansioso? –cuestiono el mayor, clavando la mirada en el rostro del menor- “Su pongo que tu padre, ya debe a ver arreglado todo”

-Supongo –exclamo sin fuerza o animo-  En realidad no quiero pensar en eso...

-No tienes curiosidad, por el hombre, con quien te casaras –el doncel voltio el rosto, y sus grandes ojos obscuros reflejada su pesar-

-En realidad me da igual... mientras me case, todo estará bien.

-¡Y crees que ese hombre te acepte! –Sasuke mantuvo el silencio, más su rostro mostraba impaciencia-

-En realidad, estoy esperando que este me acepte...Que mi padre page una fortuna y que por fin pueda descansar... Porque si no yo... –el muchacho silencio y su tío lo miro, con algo de lastima-

-Te arrepientes de lo que hiciste... –dijo tratando de lastimar a doncel- Podrías estar tranquilo en casa, leyendo un buen libro. Mas en cambio hemos cruzado todo el país, para ver si ere aceptado... Como un mendigo, pidiendo limosna...

Sasuke apretó los dientes y su tío siguió hablando –Te has puesto a pensar, que aunque te acepte. El siempre sentirá asco, e indiferencia... Que pasara cuando des a luz a sus hijos...

El doncel se voltio una vez más hacia la ventana, estaba cansado de escuchar a su tío. Y más que nada, trata va de resolver los dilemas que lo aquejaban... esas crepitaciones, que rodearían a su matrimonio.

-Sabes Madara... todo lo que me dices. Tiene un por que... Pero esta vez no dejare que nadie me pisotee, levantare la cara, como todo un Uchiha que soy... Tal vez perdí lo más importante, para un doncel, pero eso seguirá siendo así, hasta que yo lo quiera... Y si ese sujeto no me acepta o respeta. Yo me hare respetar de una u otra manera.

Madara sonrió maliciosamente... –No todos son tu padre, pequeño Sasuke... Él era muy comprensible, con los donceles. Pero desde tu tortuosa revelación, el solo ha albergado odio así tu clase... Y puede que el busque un hombre que te haga sufrir, para toda la vida... Tal vez un viejo asqueroso, rabo verde. Que te torture en lo que más te gusta –dijo con burla y una risita escabrosa. Ganándose una mirada de odio del pequeño- No es por eso, que te convertiste e una p$%&$, porque no controlaste tu lascivia. Si yo fuera tu viejo verde, pensaría que quieres chupármela todo el día, y que te coja sin compasión.

Madara coloco el libro que tenía en sus manos, a un costado y se inclinó hacia el moreno de piel tan blanca como la de un conejo. Tocando su mejilla, de una forma depravada y acorralándolo contra el carro. Susurrándole degenerado –No quieres probar a tu tío...

El joven que mantenía la mirada retadora, desvió la vista –Eres un enfermo... Estoy embarazado y osas proponerme eso, sin contar que ere mi tío.

-El hombre con quien te casaras, no le importara penetrarte. Y golpear el rostro de tu hijo con su pene... el solo tratara de darse placer, como animal en celo.  

Continuara>>>

Notas finales:

Espero que les haya gustado el capítulo. Y Me gustaría aclarar mi tardanza, pues la semana ante pasada viernes. Me mandaron a leer dos libros, de los cuales tenía que hacer un ensayo combinado de mínimo, treinta mil palabras.

Y sinceramente los libros no daban mucho material para escribir, lo cual me tenían estresada, como frustrada... Gracias a dios este viernes entregue el trabajo... Muchas veces este tipo de trabajo, me alejan de mi hobby. Pero ahora que todo pasó... Nos leemos el martes por la noche xoxoxoxoxo :D


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